Mensajes, imágenes y
realidades aviesa o inocentemente
metamorfoseadas
FORMAS ENGAÑOSAS DE
EXALTAR EL YO EGÓLATRA Y EL AUTOENGAÑO
Revista Libre Pensamiento
SEGUNDA PARTE
¿Cómo se exalta el Yo
ególatra, el autoengaño y la ductilidad del ser humano?
Divorcio inducido entre lo
individual y lo social
Amén
de la excesiva exaltación del Yo, aparecen en los media occidentales mensajes,
imágenes, fotografías y videos que dan la apariencia de transmitir altruismo,
abnegación, sensibilidad humana, esperanza, amor y mucho más, engañosamente
alejados del pregonado Yo ególatra, cuando en verdad apuntan a su reforzamiento
con mensajes más sutiles… Se trata de asuntos que tocan las fibras de la
sensibilidad humana, pudiendo con pasmosa facilidad hacernos caer en la
tentación de verlos de buen grado sin mayor esfuerzo interpretativo; como si
encerraran, a fuerza, aspectos positivos e inocuos de la realidad. Mas,
superada la tentación que puede agarrarnos fuera de base, viene el debido
rechazo a la intención que lleva su difusión, convencidos de que no hay en ello
ni pizca de impulso educativo.
Se
puede ver, por ejemplo, a un hombre ayudando a una anciana a cruzar la calle; a
un niño desprendiéndose con generosidad de su juguete para obsequiárselo a otro
que no posee ninguno; a una mujer amamantando al niño de otra, o incluso a la
cría recién nacida de un animal; al conductor del camión recolector de basura
obsequiando una réplica en juguete del
mismo a un niño autista que se asoma para verlo pasar. Y todo esto se estima
conjunto de acciones ejemplares. Y ciertamente lo es, mientras no se tenga el
propósito de valerse de ello para contraponerlo a la sociedad en su conjunto,
al ser humano en general; ni a las acciones justas que ellos emprendan para beneficio
mutuo o en contra de lo que les provoque daño.
El
asunto de fondo es entonces otro; a saber, que estamos ante lo individual
divorciado de lo social, como si las personas no tuvieran, del todo, vida
social o ésta fuese muy limitada. O como si el destino de los seres humanos en
su totalidad en cada hemisferio, continente, región y país pudiera obnubilarse,
esfumarse, para dejar tan sólo lo que hacen personas ejemplares que, muy
probablemente sin desearlo, son utilizadas para enaltecer el Yo, el Sólo Yo
Existo. Menuda manera de llevarnos a la variante más acabada de solipsismo.
Google,
Facebook y abundantes medios, de indiscutible catadura occidental, lanzan a los
cuatro vientos grandes cantidades de situaciones semejantes. La pregunta es por
qué no abordan la vida en sociedad; la de los pueblos; la de los trabajadores;
la de los campesinos, la de los obreros; en fin, la de quienes nos brindan con
su auténtico, real y productivo esfuerzo laboral, alimentos, calzado,
vestimenta, vivienda, medicinas, servicios básicos diversos...
Protestas
masivas reales contra la guerra, se silencian, no son cubiertas; igual pasa con
la lucha multitudinaria contra los desahucios y la ley del bozal en España; la
exigencia que hoy moviliza a los argentinos en pro de la aparición con vida de
Samuel Maldonado; las masivas movilizaciones de los venezolanos en contra de
las amenazas de intervención yanqui para aplastar a la Revolución Bolivariana y
apropiarse de sus riquezas; las protestas en diversas ciudades de EEUU contra las
deportaciones de emigrantes ordenadas por el inquilino de la Casa Blanca; el
rechazo a las constantes acciones genocidas de la OTAN y sus hermanas de
sangre, incluyendo acá al Estado Islámico en sus más variadas versiones; la
profunda crisis interna que vive el régimen sionista de Israel; las protestas
en Corea del Sur contra la instalación del THAAD, etc.
La imagen se ha convertido
en un monstruoso cazabobos
Y
aunque determinadas acciones del brazo armado de Occidente se muestren, se
recurre a libretos adulterados que las embellecen y las transforman, por
ejemplo, en “guerras humanitarias” contra el terrorismo. Las dantescas muertes
de civiles en Siria, Yemen y otros rincones sometidos a bombardeos por la OTAN
y sus terroristas “moderados”, se vuelven efectos colaterales de la guerra
contra el “terrorismo”.
Y
mientras Occidente adorna hasta el hartazgo sus acciones contra los pueblos
disfrazándolas de benévolas, se
metamorfosea por completo lo que ocurre en países como Siria, definido como un
país gobernado por un tirano monstruoso que utiliza armas de destrucción masiva
contra sus propios connacionales, aunque en realidad las cosas sean por
completo al revés: las agrupaciones terroristas creadas por EEUU son las que
asesinan a muchos miles de sirios, en acciones combinadas con los aviones de la
coalición que lidera esa nación imperial contra quienes se vuelven luego
víctimas “colaterales”. Y lo que de hecho es una agresión foránea contra esta
nación de Oriente Medio, usándose lo mediático, se convierte en “guerra
civil”.
De
Corea del Norte se dice que es patrimonio dinástico de un demente dispuesto a
desencadenar una guerra termonuclear contra EEUU y el mundo entero; mientras se
oculta que se trata en verdad de una nación constantemente amenazada de
intervención por parte de EEUU y Corea del Sur, realizando sostenidas maniobras
militares en su contra, en las que todas las opciones, incluida la atómica, se
incluyen; asunto que cuenta con la complicidad del Japón.
Israel
¿es acaso una pobre e inocente criatura amenazada por los árabes y
particularmente por los palestinos? No. De la mano de Occidente, de estado
agresor, terrorista, geofágico e inventor de historietas perversas, como el
supuesto holocausto al que pretendidamente se vio sometido, en realidad ha sido
él mismo, el que se lo ha impuesto a los palestinos, despojándolos de su propio
territorio, de sus casas y de su libertad. Pero los medios occidentales cuentan
la historia en sentido opuesto.
El
cuento de que una imagen vale más que mil palabras, pretende convertirse en un
formidable cazabobos que haga creer en las falsas bondades de algunos y en las
montadas maldades de otros, que no gozan para nada de la venia de Occidente.
Dichosamente, la relatividad de las cosas no nos lleva al relativismo, al
subjetivismo, a jugar caprichosamente con la realidad. Por el contrario, acá
sólo tiene cabida la dialéctica bien entendida, un formidable instrumento para
comprender el mundo y no un instrumento caprichoso con el que los adeptos del
sistema quieren jugar.
El anzuelo del
coaching
El
Capital busca perpetuarse por todos los medios a su alcance y lo declara.[1]
A lo inmediato se vale de las necesidades, la ignorancia, el desconocimiento,
la ingenuidad y el sometimiento de las personas a jornadas laborales cada vez
más prolongadas, mismas que las alejan de la posibilidad de reflexionar y
discutir entre sí los problemas que las aquejan.
Amén
de la fuerza bélica, también recurre a mecanismos pervertidos que le facilitan
realizar sus afanes de dominio total. El Coaching (entrenamiento) se cuenta
entre ellos. De arranque leamos esto que muestra su quimérico objetivo:
“Coaching es un proceso por el cual el Coachee va transformando, con
el acompañamiento del Coach, su sueño en un deseo y éste último en una
meta alcanzable, a través de la fijación de un plan de acción, la
confrontación con sus miedos y limitaciones y la búsqueda del
verdadero ser. El fin último del Coaching es ayudar al Coachee a que
experimente su mejor versión, hacerle brillar, con el fin de que cumpla
sus sueños.”[2]
(Tradúzcanse Coach como entrenador y Coachee como entrenado).
¿Hacerle
brillar”? ¿Quién puede obrar esa maravilla en una persona? ¿Quién puede operar
el milagro de conducir a una persona a
la realización de sus sueños y a que encuentre su verdadero ser? Para no
dejarnos embobar por las tonterías en torno a esta temática, conozcamos parte
de la alusión que hacen del coaching un par de psicólogos profesionales:
“El
eclecticismo ha hecho ya mucho daño a la psicología como disciplina científica (…).
¿Qué pensarías de un traumatólogo que, dependiendo de la parte del cuerpo que
se te hubiera roto, te aplicara un antiinflamatorio, homeopatía o te hiciera la
danza de la lluvia? ¿Creerías que es un profesional serio que domina un campo?
¿Confiarías siquiera que la medicina es una ciencia si cambia su marco teórico
en función del criterio de quien la aplica? La psicología lleva décadas
investigando, experimentando y reuniendo evidencia empírica para explicar
cualquier tipo de problema con los mismos principios psicofisiológicos del
aprendizaje.”
Dice,
además, que a una madre, por ejemplo, aunque no haya estudiado cocina, se le
puede preguntar cómo preparar un guiso, pero al contratar servicios, se exige profesionalidad
para garantizar determinados principios éticos y metodológicos. Señala también que no hay nada
peor que pagar por algo infuncional. Concluye así: “El coaching nace del
fracaso de la psicología a la hora de explicar qué hacemos los psicólogos en
terapia. Hemos banalizado tanto nuestro trabajo que la gente no es capaz de ver
que tras cada pauta dada existe una disciplina científica detrás.”[3]
Un
humorista, también psicólogo, basándose en la información oficial relativa al
tema, señala que para que alguien se vuelva coach basta con que realice un
curso de 60 horas para formarse en Coaching, aceptar la lectura del código
ético y los estatutos ICF (International Coach Federation España) y, no faltaba
más, pagar 306€ por ello.[4]
Pero
¿cuál es de fondo el papel del Coaching? Los cursos de coaching y liderazgo
enrumban su proa a servirle al sistema en su propósito nada loable de enajenar
fácilmente al ser humano. Se lleva al punto de hacerle creer al ego del destinatario
que, siendo especial, “ha nacido para grandes cosas” con lo que se le empieza a
destruir con un narcisismo que lo conducirá al endiosamiento de sí mismo. Y lo más
dañino resulta el “discurso del éxito, del triunfo, de “tú no eres un
perdedor”.” Poner a competir entre sí a las personas, empujándolas a que se den
codazos; a pisotearse unos a otros sin ninguna consideración; verlas convertidas
en bestias, es el propósito del sistema para lograr someterlas por completo.[5]
En
un escrito demoledor, Marcos Roitman se refiere con mucho tino a las bagatelas
individualistas que hoy pululan por doquier, enrumbadas todas a conjugar el yo
elevado a la enésima potencia, pero ese yo que cae en el más grande autoengaño
de todos los tiempos: “Los problemas no son sociales, sino individuales, y sólo
yo tengo la culpa de vivirlos. El problema es de actitud. (…) Usted tiene la
llave para triunfar, ser millonario, conseguir la fama y superar obstáculos.
Sólo debe tener una actitud positiva. Autoexplotarse, convencerse de un sonoro “sí
se puede”. Repita varias veces al día yo, yo, yo, yo y sólo yo soy capaz de
enfrentarme a todo cuanto me pase y ser triunfador. Soy positivo…”[6]
En
un rumbo muy semejante al del Coaching, para el proyecto Tuning, que opera más
específicamente en el mundo universitario, lo útil no es la adquisición de
conocimientos, sino las destrezas, competencias y habilidades. El norte de su
filosofía es el adiestramiento del alumnado para hacerlo dúctil al mercado
laboral, poniendo el acento en el aprendizaje de competencias de carácter instrumental en Medicina, Pedagogía, Enfermería, Antropología y
Filosofía, carreras en las que del todo no caben. Su eje central es atender las
demandas de empleadores, interesados en “conocer fehacientemente lo que significa
en la práctica una capacitación o una titulación determinadas”. Se espera que
esto se logre “añadiendo indicadores que puedan ser medidos con detalle”. [7]
La
exaltación del yo es sólo un espejismo. El
sistema opresor presenta al sujeto moviéndose de acuerdo a su propio interés,
cuando en verdad se supedita a causas externas que lo sobrepasan. No es su
propio yo al que responde, sino al “yo social”, equivalente al rol que se
espera que él ejerza; una suerte de “disfraz subjetivo de la función social
objetiva” que el Capital le asigna a cada individuo.” De esta suerte, lejos de
la reafirmación del yo, lo que se produce “es un debilitamiento de la
personalidad total y se la reduce solo a determinadas facultades.” [8]
Tras la colonización de opiniones,
actitudes y comportamientos colectivos
No
es inocua la promoción acrítica e indiferenciada de una tecnología que coloca
al ser humano detrás de un monitor, de un celular o de cualquier otro
instrumento para hacerlo pasar mucho tiempo incomunicado. De hecho, se está
detrás de una tecnología que reduce las capacidades intelectuales y reflexivas
de las personas al sujetarlas a una silla en la que permanecen por mucho tiempo
enajenándose, mucho más que informándose, instruyéndose y, ya no se diga,
educándose. Sea una computadora, una consola de videojuegos o el hecho de
disponer una conexión a internet, cuando se acapara nuestra atención, se bloquean
“todas nuestras conductas básicas racionales”.[9]
Pese
a lo que pregona el sistema, la comunicación no deriva de experiencias comunes,
ni de valores y normas transmitidos gracias a la tradición y a la ética; por el
contrario, por su medio, se busca superar artificialmente los antagonismos, vía
la “reconciliación humana” y las TIC, instrumentos diseñados para diluir la
subjetividad y la comunidad, volviéndolas parte de las relaciones
intersistémicas propias de la sociedad cibercultural. Se somete todo a patrones
únicos en lo que concierne al uso y comprensión de la tecnología.
Con
las TIC se desea garantizar al máximo la
flexibilización profesional del futuro trabajador, de modo que se siga formando
toda su vida, actualizándose siempre, por su propia cuenta, en función de que
renueve sus destrezas y habilidades para beneficio del empresariado. En lo que atañe al papel asignado a las
universidades, dado que las decisiones académicas se adoptan en función de
motivaciones económicas, lo que está en juego es el control, la apropiación y
la distribución del conocimiento generado en función del éxito en la
competencia global.
Modelos
de identidad y comunidad devenidos de la tradición cultural, se ven disueltos
gradualmente por modelos híbridos tecnologizados que actúan como actualísimos
modelos “de identidad individual y colectiva”. Se busca colonizar opiniones,
actitudes y comportamientos colectivos. [10]
[1] Al respecto de cómo la
política en Europa se deslinda por completo de la soberanía popular leemos:
“Según el presidente
Macron, Francia debe ser capaz de adaptarse a los cambios que se han producido
en el mundo desde 1989: caída del muro de Berlín, disolución de la Unión
Soviética y triunfo de la globalización estadounidense. Estima que para
reconstruir el país sería absurdo volver al antiguo concepto de soberanía
nacional. Al contrario, hay que avanzar utilizando los medios disponibles. Es
por eso que hoy «Nuestra soberanía es Europa».” Thierry Meyssan. Según el presidente francés Macron, la época
de la soberanía popular ha quedado atrás. http://www.voltairenet.org/article197742.html
[2] EL PAPEL DEL COACH EN EL
PROCESO DE COACHING.
http://www.dreamandcoaching.com/2015/01/22/el-papel-del-coach-en-el-proceso-de-coaching/
[3] David Pulido ¿Por qué
debemos desconfiar del “coaching” como forma de terapia? https://www.elconfidencial.com/alma-corazon-vida/2015-06-08/por-que-debemos-desconfiar-del-coaching-como-forma-de-terapia_870815/
[5] Mariano Mendoza. LA
ALEGRIA DE SER NADIE http://mariomendozaescritorcolombiano.blogspot.mx/2013/11/la-alegria-de-ser-nadie.html
[6] Marcos Roitman Rosenmann.
Las enfermedades del yo. http://www.jornada.unam.mx/2016/02/28/opinion/018a1mun
[7] Manuel Moncada Fonseca.
Reingeniería académica a gusto del capital.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=117693
[8] José María Fernández
Paniagua. LA ENAJENACIÓN EN LA SOCIEDAD CAPITALISTA. UNA APROXIMACIÓN A LAS TESIS
DE ERICH FROMM. http://acracia.org/la-enajenacion-en-la-sociedad-capitalista-una-aproximacion-a-las-tesis-de-erich-fromm/
[9] Aragonensestecnológicos
ENAJENACIÓN TECNOLÓGICA. https://aragonensestecnologicos.wordpress.com/2012/11/20/enajenacion-tecnologica/
[10] Manuel Moncada Fonseca. Ob.
cit.
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