Túrelio (CC)
Sábado
9 marzo 2013 | 12:46 · Actualizado: 13:01
Autor
británico había advertido en 2003 sobre el fraude de la Madre Teresa de Calcuta
Tras
la polémica levantada por el estudio de las Universidades de Montreal y Ottawa
cuyos investigadores, tras revisar 502 documentos, concluyeron que la Madre
Teresa de Calcutaestaba
muy alejada de llevar una vida que mereciera la santidad, nuevos
antecedentes se suman las críticas contra su orden supuestamente caritativa.
Uno
de los más importantes es el trabajo del autor británico y escéptico,
Christopher Hitchens, quien ya en 2003, días después de su beatificación,
escribió una encendida columna donde exponía las críticas que habían sido
acalladas hasta entonces sobre el trabajo de la religiosa albanesa.
En
BioBioChile traducimos el trabajo de Hutchins, publicado originalmente el 20 de
octubre de 2003 en la revista Slate,
para contribuir al debate sobre el tema.
LA
FANÁTICA Y FRAUDULENTA MADRE TERESA
Creo
que fue Macaulay quien dijo que la Iglesia Católica merecía gran crédito -y le
debía su longevidad- a su capacidad para manejar y contener el fanatismo. Este
halago bastante torcido pertenece en realidad a una época más seria. Lo que
resulta más chocante sobre la “beatificación” de la mujer que se hizo llamar a
sí misma “Madre” Teresa es la abyecta rendición por parte de la Iglesia a las
fuerzas del espectáculo, la superstición y el populismo.
Es
la falta de sutileza lo primero que salta a la vista. Tiempo atrás, una persona
no podía ser ni siquiera nominada para su “beatificación”, el primer paso hacia
la “santidad”, hasta que transcurrieran 5 años desde su muerte. Esto se hacía
para evitar que los entusiasmos locales o populares influyeran en la promoción
de personajes cuestionables.
El
papa Juan Pablo II nominó a la Madre Teresa apenas un año después de su muerte,
en 1997. Hasta hace un tiempo, existía también un procedimiento que incluía el
escrutinio de un advocatus diaboli o “abogado del diablo”, que
sometía a prueba cualquier afirmación de hechos extraordinarios. El Papa
terminó con esta práctica y consagró a más santos instantáneos que todos sus
predecesores juntos hasta el siglo XVI.
Respecto
del milagro que se le atribuye… ¿qué podemos decir? De seguro cualquier
católico que se respete se crispa de vergüenza ante la obviedad de esta farsa:
Una mujer bengalí llamada Monica Besra aseguró que un rayo de luz salió desde
una foto de la Madre Teresa que tenía en su hogar y la curó de un tumor
canceroso.
Sucede
que su médico, el doctor Ranjan Mustafi, asegura que en primer lugar la mujer nunca
tuvo un tumor canceroso sino un quiste, y que éste fue curado gracias a los
medicamentos que se le prescribieron. ¿Fue entrevistado el médico por los
investigadores del Vaticano? No. (Curiosamente yo mismo fui entrevistado para
el caso, aunque sólo en la forma más ligera. El proceso aún requiere una serie
de consultas con escépticos y en este caso, una serie de consultas fue todo lo
que hubo).
De
acuerdo a un reporte del diario italiano L’Eco di Bergamo que
no ha sido desmentido, el Secretario de Estado Vaticano envió una carta a los
cardenales más antiguos en junio, pidiéndoles en nombre del Papa que
permitieran santificar de inmediato a la Madre Teresa. La clara intención del
pontífice era agilizar el proceso para poder realizar la ceremonia durante su
vida. La respuesta de los prelados fue negativa según el padre Brian
Kolodiejchuk, sacerdote canadiense que actuó como defensor de la “canonización”,
sin embargo el daño a la integridad del proceso ya estaba hecho.
Durante
las deliberaciones del Concilio Vaticano Segundo, bajo la conducción del Papa
Juan XXIII, la Madre Teresa participó en el foro oponiéndose a todas las
propuestas de reforma. Según su punto de vista, lo que se requería era más
trabajo y más fe, no una revisión doctrinal. Su postura era fundamentalista y
ultra reaccionaria, incluso en términos del catolicismo ortodoxo.
De
hecho, a los creyentes se les anima a repudiar el aborto, pero no se les exigen
afirmaciones como que el aborto es “la gran fuerza destructora de la paz”, como
la Madre Teresa aseguró fantásticamente a una audiencia idiotizada mientras
recibía el Premio Nobel de la Paz. De igual forma, a los creyentes se les anima
a repudiar el divorcio, pero no se les pide que insistan en que la prohibición
del divorcio y las segundas nupcias sean parte de la Constitución del Estado,
como demandaba la Madre Teresa durante el referendum de Irlanda (que ella
perdió por estrecho margen) en 1996.
Poco
después, en el mismo año, la Madre Teresa le dijo al Ladies Home Journal que
estaba complacida por el divorcio de su amiga la Princesa Diana, porque su
matrimonio había sido tan evidentemente infeliz…
Esto
nos trae el recuerdo de la corrupción medieval de la Iglesia, que vendía
indulgencias a los ricos mientras predicaba la abstención y los castigos del
infiero para los pobres. La Madre Teresa no era amiga de los pobres: era amiga
de la pobreza, afirmando que el sufrimiento era un regalo de Dios. Pasó su vida
entera oponiéndose a la única cura conocida para la pobreza: el empoderamiento
y emancipación de la mujer de un rol restringido únicamente a asegurar la
reproducción.
Y
por cierto, ella era amiga de algunos de los peores ricos, recibiendo el dinero
mal habido de la repulsiva familia Duvalier en
Haití (cuyo régimen ella halagaba en recompensa) y de Charles Keating,
protagonista del escándalo de corrupción de Lincoln
Savings and Loan. ¿Dónde fueron a parar ese dinero y las otras donaciones?
El rústico hospital de Calcuta estaba tan arruinado cuando ella murió como
siempre lo estuvo -y consignemos que cuando ella se enfermaba, prefería ir a
las clínicas de California- y que su orden siempre rechazó publicar cualquier
auditoría de gastos.
Eso
sí, tenemos su propia versión de que había logrado abrir 500 conventos en más
de un centenar de países, todos a nombre de su orden. Discúlpenme, ¿esto es
modestia y humildad?
El
mundo rico tiene una conciencia pobre, y mucha gente buscaba aliviar sus
propias culpas enviando dinero a una mujer que parecía ser una activista en
favor de “los más pobres entre los pobres”. A la gente no le gusta admitir que
fue engañada, permitiendo que el mito se alzara con mayor fuerza, sin mencionar
la dejación de los medios, que nunca se molestaron en indagar un poco más allá.
Muchos
voluntarios que acudían a Calcuta volvieron abruptamente decepcionados de la
estricta ideología y la práctica de amar la pobreza de las “Misioneras de la
Caridad”, pero nunca tuvieron audiencia para sus historias. La advertencia de
George Orwell en su ensayo sobre Gandhi -respecto de que los santos siempre
deben presumirse culpables hasta que se pruebe su inocencia- fue ahogada en una
cascada de propaganda dulzona, tonta y sin preguntas.
Una
de las maldiciones de la India, al igual que de otros países pobres, es la
creencia en aquel médico brujo, que engatusa al que sufre ofreciéndole curas
milagrosas. El domingo fue un gran día para estos parásitos, quienes vieron sus
sucios métodos respaldados por la santidad de la Madre Teresa, junto a una
especie de viaje gratis alrededor de la prensa internacional.
Se
olvidaron las reglas de la lógica: que afirmaciones extraordinarias requieren
evidencias extraordinarias y que lo que se afirma sin evidencias también puede
ser rechazado sin evidencias. Más aún, asistimos a la elevación y consagración
del dogmatismo extremo, de la fe irracional, y del culto a una personalidad
humana mediocre.
Mucha
más gente está pobre y enferma debido a la vida de la Madre Teresa. Aún más lo
estarán si se sigue su ejemplo. Ella fue una fanática, una fundamentalista y un
fraude. Y una Iglesia que oficialmente protege a aquellos que abusan de los
inocentes nos ha dado otra clara señal de dónde prefiere ubicarse cuando se
trata de cuestionamientos éticos y morales.
Ver otros materiales relativos a lo mismo:
Tomado de:
No hay comentarios:
Publicar un comentario