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domingo, 19 de enero de 2014

La instrumentalización de Chávez por la extrema derecha


La instrumentalización de Chávez por la extrema derecha
Por: Bernard Tornare

Martes, 12/11/2013 06:42 AM  

Título original de este articulo: 

L'instrumentalisation de Chavez par l'extrême-droite (2)

Con agradecimiento a Alberto Ruano, analista internacional y escritor, por su inestimable ayuda en la preparación de este post.

Desde hace algunos años una parte importante de la extrema derecha en los países de habla francesa se embarcó en un nuevo plan estratégico y electoral: Reunir en una misma corriente a los sectores tradicionales de la "derecha de los valores" (ultraconservadores católicos, monárquicos nostálgicos, antisemitas de toda especie, etc.) con los sectores, por una parte, de la izquierda revolucionaria (decepcionados por las dirigencias de la izquierda tradicional, PS, PCF y, en cierta medida, el FG) y, por otra parte, aunque pueda parecer paradójico, atrayendo sectores de la inmigración, gracias a una política muy audaz de denuncias a propósito de las campañas neo-coloniales en Irak, Afganistán, Libia, Siria, etc. y el accionar del estado de Israel en los territorios ocupados de Palestina.

No se puede negar, si hacemos abstracción del origen ideológico de estas denuncias, que los derechistas no se equivocan al poner en evidencia las enormes contradicciones en el discurso de una izquierda desorientada en el tema de los principios y valores del comunismo, de la solidaridad del proletariado internacional y que se alía, sin complejos, a los intereses del sionismo y del imperio de Estados Unidos, en cada caso concreto en donde se pronuncie.

Esta situación es muy peligrosa, justamente porque ellos – los nuevos teóricos derechistas del nacional-socialismo – son eficaces cuando se trata de retomar las banderas del socialismo que otros han dejado caer y arrastrar en el barro.

A nivel ideológico y en relación con América Latina y Venezuela, en particular, la nueva estrategia de la extrema derecha se sostiene, todo lo hace suponer, tratando de recuperar dos grandes temas que ellos toman del chavismo y la Revolución bolivariana: el patriotismo o nacionalismo, y la fe religiosa cristiana. Ellos intentan traspasar, de forma casi mecánica, estas dos posturas propias de la realidad venezolana y latinoamericana, a la realidad francesa, sin ninguna especie de sentido crítico. Dadas las diferencias que existen entre ambas realidades esta asimilación resulta, por supuesto, absurda.

En realidad existen dos tipos de nacionalismo y de "amor a la patria." En Venezuela, como en las otras repúblicas de América Latina – todos ellas naciones en construcción, con enormes problemas de identidad y sometidas históricamente a la voluntad de las potencias imperiales - la idea de Nación soberana y de patriotismo es, obviamente, una idea revolucionaria que sólo puede conducir a la emancipación de los pueblos y a la revolución social contra las oligarquías que sostienen la dominación del Imperio.

Para esa razón, el comandante Chávez consolidó un movimiento de recuperación de la memoria histórica en torno a la independencia de Venezuela como nación, en el momento más glorioso de todos los pueblos latinoamericanos, y alrededor de Simón Bolívar, como un símbolo en esta lucha por la libertad y la autodeterminación.

Por el contrario, el nacionalismo en Francia, sólo puede adoptar un significado completamente diferente. Como potencialidad política, el nacionalismo en los países desarrollados y antiguas metrópolis imperiales, sólo puede significar la nostalgia por la supremacía perdida, la resistencia a una decadencia acaso inevitable, y un retorno forzado a los escenarios geopolíticos internacionales, evocando siempre un pasado que puede parecer esplendoroso.

Mussolini evocaba al gran Imperio Romano; Hitler, al Sacro Imperio Romano- germánico; los estadounidenses de hoy (cuya memoria histórica es mucho más corta), el desembarco en Europa y su liberación concluyendo la Segunda Guerra Mundial. En todos los casos, el "nacionalismo" tomará un sentido reaccionario, como vehículo de la conducción política.

Es por esta razón que el nacionalismo y el amor a la patria que evoca la Revolución Bolivariana no se puede sencillamente trasplantar a los países desarrollados y potencias mundiales, sin traicionar su esencia emancipadora.

El otro tema es el papel de la religión en política. Y es de creer Jean-Luc Mélenchon, del Frente de Izquierda, se equivoca bastante cuando niega ese papel. Lenin había dado una respuesta muy inteligente, en una entrevista, a la pregunta: "- ¿Qué piensa usted de alguien que cree que el socialismo es una religión?" Lenin respondió: "- Pienso que, si se trata de un intelectual de clase media, se está alejando del socialismo para acercarse a la religión; pero, si se trata de un obrero, se está distanciando de la religión para acercarse al socialismo". Esta respuesta es esclarecedora del papel de la religión en política.

Obviamente, este papel puede adoptar muy diferentes significados, dependiendo de las condiciones de vida y la situación socio-cultural de los pueblos interesados. En Venezuela, como en la mayoría de los países latinoamericanos, la fe religiosa católica (y últimamente cristiana) tiene una gran influencia entre las masas y los sacerdotes tienen un peso significativo como "guías" de la opinión de muchas personas. También se presenta, frecuentemente, una fuerte división entre las jerarquías de la Iglesia y los sacerdotes que están en contacto directo con las necesidades de las personas más desfavorecidas.

No es por casualidad que sea en América Latina donde se originó la Teología de la Liberación y la Iglesia del Tercer Mundo, tendencias del catolicismo popular que son perfectamente compatibles con los objetivos del socialismo y la revolución.

A ese respecto, Chávez supo asimilar la experiencia de Perón, en la Argentina de los años 40 y probablemente valoró la importancia de la religión en las revoluciones que se sucedieron en el mundo musulmán en las últimas tres décadas. Está claro que no es posible ejercer una conducción política, al menos en Venezuela, pasando por alto los recursos ofrecidos por la fe religiosa para alcanzar una verdadera unidad nacional. De ahí, las constantes invocaciones a Cristo para consolidar y soldar una relación muy sólida, en el corazón y en la mente, con las masas populares.

Pero en Francia, ese "cristianismo" sólo puede tener un sentido reaccionario y anti-Islam y /o anti-semita. En las naciones desarrolladas y potencias mundiales decir, durante este período de expansión neo-colonial, la adhesión al catolicismo coincide bastante bien con el "choque de civilizaciones" de Samuel Huntinton. Dada la presencia masiva de la población musulmana en países como Francia, la religión como vehículo político de unidad nacional - a diferencia de Venezuela - sólo puede conducir a políticas discriminatorias y situaciones de confrontación.

Por lo tanto, estos teóricos de la extrema derecha, no deberían sorprenderse de que se les considere fascistas, incluso si creen que llamándose “chavistas” y transcribiendo los principios del discurso y las consignas que son revolucionarios de otras latitudes.

Las fronteras ideológicas se vuelven confusas y borrosas, deliberadamente, cuando se practican estrategias político-electorales como las analizadas aquí. No debemos ceder a los "cantos de sirena" de una ultra derecha en busca de popularidad, que pueden ser fascinantes, como en la Odisea de Ulises, pero que nos llevarán rápidamente a los peores desastres.

Hugo Chávez dijo: "La conciencia es el resultado del conocimiento A esto hay que estudiar, leer y analizar una gran cantidad.".

Hoy en día, es más necesario que nunca.

beca.tornare@bluewin.ch

Bernard Tornare


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