Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

miércoles, 11 de diciembre de 2013

Irán su programa nuclear y las lecciones de Corea del Norte

Irán su programa nuclear y las lecciones de Corea del Norte
Manuel S. Espinoza J.

Hemos dicho que en la estructura de balanza de poder en una zona del planeta no es lo moral lo que importa, sino lo geoestratégico. En la visión de dominio global estadounidense, si  tiene de aliado a la potencia de una región “X” 0 grupo de estados similares donde se manifiesta dicho equilibrio de poder, domina toda la región. Se entiende que, entre los parámetros característicos de una potencia, no deben faltar la suficiencia económica ni la militar.

Corea del Norte, al igual que Irán, se encuentra en otra zona que también se configura bajo los términos de Balanza de poder. Aun que Corea del Norte tiene relaciones “estables” con Japón, su pesadilla proviene de Corea del Sur (una  economía desarrollada) y su alianza con EE.UU, país que mantiene bases militares en ese país con capacidad de destruir convencionalmente al ejército norcoreano.  Otro caso es el de Japón, que tiene un pasado de guerra con los coreanos y chinos, lo cual hace necesaria su alianza militar con Washington, a pesar de su triste historia con éste al finalizar la Segunda Guerra Mundial. Hoy, más que nunca, en la situación de hostilidad bélica entre China y Japón, su relación con Estados Unidos se explica por sí sóla.

Corea del Norte no tiene suficiencia económica, mucho menos, el estatus de potencia. Sí cuenta con China como aliada, lo que le ha garantizado, hasta ahora, su sobrevivencia económica (por algo será). En dos décadas, ha alcanzado la capacidad de fabricar cohetes tácticos nucleares capaces de alcanzar a los principales aliados de EE.UU en la región, lo que le asestaría un golpe mortal al poderío económico del capitalismo a niveles aún no calculados. En todo caso, Corea del Norte no representa un peso en la economía mundial, capaz de debilitar a modelo alguno. Ambas Coreas están claras de ese juego de suma cero.

Corea del Norte tuvo una política muy clara en  lo concerniente a las intenciones destructivas de EE.UU. Y jamás dejó de avanzar en sus capacidades nucleares como un disuasivo dirigido a frenar cualquier aventura maquiavélica estadounidense en la península. Eso se llama visión realista de los juegos geopolíticos en la geoestratégica. Por mucho que se eleve la tensión en la península, la situación terminará en la mesa de discusión política con extensiones y concesiones a favor de Corea del Norte. Hasta ahora, nadie la puede sacar del concierto de naciones que posee armamento atómico. La estabilidad, por lo menos, se mantiene aún en su relatividad sui generis.

A ese logro de estabilidad regional, que evita una mayor confrontación  entre partes  armadas nuclearmente (aquí no se habla en términos de cantidad sino de capacidad de uso y nivel de destrucción), se refería, en su artículo “Por qué Irán debe tener la bomba”, Kenneth Waltz, padre del neorrealismo en las teorías de las Relaciones Internacionales

Con la capacidad de defenderse nuclearmente, Irán podría estar a salvo de la impunidad israelí que ha atacado a países como Siria e Iraq destruyéndoles la infraestructura que los llevaría primeramente a crear programas de energía atómica con fines de suficiencia económica y sin recibir golpes de respuesta por su “arrogancia”. De hecho, Israel al poseer armamento nuclear, ha creado un temor generalizado en el mundo árabe. Subráyese que ninguna agencia de corte internacional, ni EE.UU, ni tampoco sus aliados occidentales, lo han sancionado u obligado a renunciar y destruir sus programas o capacidades nucleares.

EE.UU y sus aliados occidentales han visto cómo en Irán el modelo exportado de “revoluciones de color” o “primavera” no resultó, como tampoco han resultado, de modo suficientemente contundente, las sanciones económicas contra Irán. La actitud de apoyo directo  al gobierno sirio de Bashar al Asad, ha sido de gran efectividad, al grado que está marcando un posible punto de retorno o reconfiguración del esquema trazado en la política estadounidense de configuración del poder en el Medio Oriente.

Irán ha entrado en una dinámica de negociaciones sobre su programa nuclear con occidente y con la Casa Blanca a la cabeza. ¿Podrán detener entonces el avance de las capacidades de que alcance un poder su disuasivo al igual que lo logró Corea del Norte? ¿Le sirven las amargas experiencias en este campo, que sufrieron Iraq y Libia? ¿Qué tanto se cumplirá y durará este primer acuerdo? ¿Será Israel entonces el único Estado en poseer armamento nuclear o despertará en países ricos como Arabia Saudita y otros, el interés por ingresar al club atómico? ¿Esta sólo Irán contra occidente?

Hasta ahora, el hecho que occidente reconozca el derecho de Irán a tener su propio programa de enriquecimiento  con fines pacíficos es un principio. Un principio ganado por Irán en el campo de la batalla interna y regional propiciada por los mismos factores exógenos con los que acaba de negociar, incluyendo, tras bastidores, a Israel. Podría hasta decirse que hay tercer round para Irán. Pero hay que preguntarse ¿a cuántos round está pactada la pelea?

Msc. Manuel S. Espinoza J.

Presidente del Centro Regional de Estudios Internacionales.

1 comentario:

Seguidores

Vistas de página en total