Maduro golpea a la burguesía
vendepatria
Cuba Debate
14 NOVIEMBRE 2013
¿Se ha vuelto loco el presidente de Venezuela Nicolás Maduro
al ordenar la drástica rebaja de los precios de infinidad de productos,
intervenir cadenas de tiendas, detener gerentes especuladores y asignar a la
guardias popular la misión de cuidar el orden de esta operación? Recordemos que
Maduro prometió mano dura contra la guerra económica (véanse mis artículos del
3, 10 y 17 de octubre en este diario) y vaya si lo está haciendo que ha
levantado la moral combativa del chavismo, evidenciado que la inflación es
artificial y puesto a la burguesía en la picota. Pero esa no es la idea que
transmiten los ponzoñosos contenidos de CNN y de la maquinaria mediática
imperial, impresa o electrónica, que las reproduce país por país.
No, esta adopta un tono de burla ante los dichos y los
hechos del gobierno venezolano al que achacan mendazmente la responsabilidad
por el supuesto casos, desorden y ruina del país. La economía venezolana es
sólida, más que la de países que presumen de competitivos por su entreguismo y
los salarios de hambre que pagan a sus trabajadores, como demuestra este
trabajo (http://www.aporrea.org/actualidad/a176371.html)
Reitero, la batalla que se libra desde el año pasado en
Venezuela es un nuevo capítulo de una antigua disputa: quién controla la pletórica
renta petrolera y su distribución. Si es el pueblo y, por consiguiente, el
Estado venezolano encabezado por su gobierno popular, a quien corresponde según la Constitución
aprobada por amplia mayoría en 1999, o si es el imperialismo yanqui y sus aliados
parásitos de la oligarquía local.
Esos nunca han aceptado el orden jurídico y político
independiente y soberano que se dio en histórico referendo la nación venezolana
en esa fecha y desde entonces pretenden derribarlo apelando al camino de la
desestabilización y del golpe de Estado. Su único objetivo es restaurar en la
patria de Bolívar un régimen corrupto, proyanqui, capaz de tomar las más
antipopulares medidas y reprimir sin piedad las protestas como era costumbre
hasta la elección de Hugo Chávez a la presidencia en diciembre de 1998. ¿O es
que vamos a permitir que las hienas mediáticas metan bajo la alfombra el
caracazo (1989)?, ese vigoroso
levantamiento popular contra un cruel paquetazo neoliberal. ¿O la rebelión
encabezada por esa misma razón en 1992 por el entonces teniente coronel Hugo
Chávez?
La contrarrevolución venezolana dirigida por Washington, ha
visto cómo sus proyectos subversivos contra la Revolución Bolivariana han sido
derrotados uno tras otro y su cabecilla Henrique Capriles no es más que un
mequetrefe multimillonario manufacturado
como líder en un gabinete de guerra sicológica yanqui. Pero el repertorio de
acciones desestabilizadoras de la CIA es casi infinito por lo que adoptó una
nueva táctica desde antes de las elecciones de octubre del año pasado en que resultó reelecto el
comandante Hugo Chávez, enormemente intensificada previamente y después de los
comicios de abril de este año ganados por el candidato de la Revolución Nicolás
Maduro.
El nuevo modelo golpista es muy semejante al aplicado por la
central de inteligencia gringa en Chile contra el gobierno constitucional de Salvador Allende, hace
ahora cuarenta años. Consiste en crear el desabastecimiento artificial mediante
el acaparamiento de productos, el aumento astronómico de los precios por las
grandes empresas privadas importadoras y distribuidoras, la organización de
motines callejeros y, en el caso venezolano, el jineteo descarado de las
divisas del pueblo por los bancos privados, que llegó a provocar la fuga de
sumas millonarias de dólares. Todo hay que decirlo, para ello han contado con
la complicidad de funcionarios gubernamentales, muchos ya sometidos a proceso
después de una total reestructuración del sistema de asignación de divisas del
Estado.
Venezuela no es Chile aunque existan semejanzas. La fuerza
armada venezolana es patriota y constitucionalista, tiene generales y
almirantes revolucionarios y cientos de oficiales jóvenes muy radicales; la
situación de América Latina y del mundo es mucho más favorable para la Venezuela
chavista que lo que era para el Chile de Allende; en Venezuela hay una
población revolucionaria con experiencia de poder popular que sabe actuar y movilizarse autónomamente sin
esperar orientaciones de “arriba” y hay miles de hombres y mujeres del pueblo
listos para el combate. Eso sí Venezuela, como nunca, necesita nuestra
solidaridad.
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