Harvey Oswald al momento de ser asesinado frente a las cámaras de televisión por Jack Ruby
23/11/2013
Kennedy y el cuento de
la "bala mágica"
x José Steinsleger
Asesinado por una conspiración de la CIA, la FBI, la mafia,
los cubanos anticastristas, los proveedores de armas y el presidente Johnson
En
el vertiginoso y largo documental [con actores] 'JFK' (1991), el cineasta Oliver Stone muestra que el
asesinato del presidente con más glamour de la historia estadounidense fue el
resultado de una conspiración de la CIA, la FBI, la mafia, los cubanos
anticastristas, los proveedores de armas interesados en atizar la guerra en
Vietnam, y el presidente Lyndon B. Johnson, quien actuó como encubridor.
El
filme coincidió con lo manifestado hace medio siglo por Fidel Castro, el
establishment "progre" occidental y las conclusiones del "Comité
Selecto de la Cámara de Representantes sobre asesinatos" (1979). Negando
implícitamente la tesis del "asesino solitario" de la Comisión Warren
(1964), el comité se adhirió (sin pormenorizar) a la hipótesis de una
conspiración.
Recordemos
los hechos acaecidos en Dallas (Texas). El 22 de noviembre de 1963, a las 12.30
pm, el cerebro del presidente Kennedy estalló en mil pedazos. Horas más tarde,
un oscuro personaje llamado Harvey
Oswald (ex miembro del cuerpo de marines), fue detenido como principal
sospechoso del magnicidio. Oswald estaba casado con una rusa, y era
amigo íntimo de Carlos Marcello, jefe de la mafia de Nueva Orleáns.
En
el interrogatorio de la FBI, Oswald negó rotundamente su culpabilidad. No
obstante, sus declaraciones no fueron grabadas ni transcritas en su totalidad.
Dos días después, mientras era conducido de una prisión a otra por 70 policías, fue
asesinado frente a las cámaras de televisión por Jack Ruby. Los policías no
movieron un dedo para impedir el crimen.
Dueño
de varios clubes nocturnos en Texas, Ruby había estado días antes del
magnicidio con Marcello, el jefe de la mafia de Florida, Santo Trafficante, y
el líder del poderoso sindicato de camioneros Jimmy Hoffa, asediado en aquellos
años por el procurador Robert Kennedy, hermano de John.
Al
año de la muerte de JFK, el presidente Johnson
estableció al más alto nivel la llamada Comisión
Warren. Entre sus miembros figuraban el ex jefe de la CIA Allen Dulles (1953-61), y el futuro
presidente Gerald Ford. La comisión
ofreció un informe desconcertante sobre el asesinato.
En
efecto, Oswald habría sido un "desequilibrado solitario" que desde el
sexto piso de un depósito de libros, disparó tres veces contra la limusina que
transportaba al presidente y su esposa Jackie. Del informe se deduce que un
solo proyectil, uno solo, habría recorrido la trayectoria en zig-zag (sic),
atravesando [el hombro y] la garganta del presidente, [el brazo,] el pecho y la
muñeca [y la rodilla] del gobernador John Conally, quien estaba en el vehículo
de la comitiva.
Ruby murió en prisión de un cáncer vertiginoso en 1967, y
nunca pudo ser entrevistado por la prensa. Y luego, empezó una increíble cadena
de asesinatos, desapariciones y suicidios de aproximadamente un centenar de
personas vinculadas al caso. Entre estas Marcelo, y el propio Robert Kennedy.
A
finales de los años 60, el abogado y fiscal del distrito de Nueva Orleáns Jim
Garrison reabrió el caso. Sin embargo, no consiguió reunir todas las pruebas
exigidas por el jurado para que el fallo de conspiración le fuera favorable. En
todo caso, Garrison realizó una investigación exhaustiva, y su libro En la
pista de los asesinos sirvió de base para el filme de Stone.
Garrison terminó convencido de que la razón más importante
del asesinato de Kennedy habría sido su deseo de terminar con la escalada
militar del imperio en el sudeste asiático. De hecho, una semana después, los
secuaces de la CIA en Saigón asesinaron al presidente Ngo Din Diem, quien al
parecer andaba negociando con el Frente de Liberación Nacional de Vietnam.
En
las primeras semanas de exhibición, el discurso de barricada y sin sutilezas de
Stone conmovió a 15 millones de espectadores. Pero dejó impávido al sistema
político yanqui. Sólo el New York Times encontró lugar para publicar una
veintena de artículos adversos a la película, y un columnista del Chicago
Tribune acusó a Stone de "amenaza a la historia nacional".
Para
el cineasta, “…la Comisión Warren nunca descubrió los lazos de los asesinos con la
mafia porque la mayoría de los miembros de esta comisión estaba involucrada en
el complot de la CIA para asesinar a Fidel Castro… El asesinato fue el primer
golpe de Estado en Estados Unidos, y funcionó porque nunca supimos qué había
ocurrido” ('Página 12', Buenos Aires, 5/9/92).
La
interpretación de los hechos en torno a lo que realmente ocurrió hace 50 años
en Dallas continúa creciendo en forma exponencial. Miguel Marín Bosch, por ejemplo, apuntó en días pasados que la
bibliografía sobre John F. Kennedy asciende a "unos 40 mil libros"
("JFK+50", La Jornada, 31/10/13). Un dato que lleva a imaginar que si
cada una de esas obras contara con 300 páginas promedio, se necesitaría, a
razón de 2 mil páginas por investigador, un equipo de 6 mil personas…
¿Tiene
sentido seguir conjeturando acerca del asesinato de JFK? ¿O sus causas
profundas estaban ya configuradas en la distópica novela futurista 'Un mundo
feliz' (1932), de Aldous Huxley, fallecido también en aquel fatídico 22 de
noviembre de 1963?
La
Jornada
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