Historia, verdad,
humildad
Tortilla Con Sal
Enviado
por tortilla en Sáb, 23/11/2013 - 15:46
tortilla
con sal, 22 de noviembre 2013
El
ataque de la OTAN contra la Jamahiriya libia en 2011 confirmó lo poco que le
importan a los medios occidentales, sean ellos corporativos o alternativos, los
principios fundamentales de la evidencia histórica o las pruebas periodísticas.
2011 fue un año de variedades añejas de la atrofia moral e intelectual que
caracterizan los debates sobre las políticas públicas en Occidente. Con
respecto a Libia o Venezuela, Siria o Zimbabwe, Costa Marfil o Nicaragua, la
producción intelectual occidental confirmó su categórica metamorfosis en una
infinita guerra psicológica demencial.
Vale
la pena recordar que los acontecimientos, y las evidencias que los sustentan,
pueden ser determinados, aun cuando nuestro saber con respecto a ellos sea
incompleto. Más allá de ese tópico, una valoración justa de los hechos depende
de nuestra capacidad de plantear las preguntas relevantes y apropiadas que
faciliten la verdadera comprensión de los procesos de los que esos hechos
forman parte. Las premisas de esa comprensión generan hipótesis y argumentos
que, en caso de ser equivocados, pueden ser desmentidos por nuevas evidencias.
En
el Bloque Occidental de los países de la OTAN y sus aliados del Pacífico, esa
clase de preguntas y argumentos se perdieron en el reino de la nostalgia
durante la brutal e insensata euforia capitalista de la década de los 1990s.
Después del 2001, el proceso se aceleró, impulsado por la mendacidad de las
élites corporativas, tanto en el ámbito de la política doméstica como en la
política externa. Las poblaciones occidentales aceptaron las criminales
agresiones de sus gobiernos en ultramar, y cedieron importantes derechos
sociales y económicos, ganados a duras penas durante dos siglos, en beneficio a
las grandes corporaciones financieras transnacionales.
Fuera
de Occidente, la gente percibe la cada vez más profunda debacle moral e
intelectual del imperio como íntimamente unida a su relativo declive económico
y militar. En cierto sentido, las falsedades sin fin vendidas en Occidente por
los medios corporativos y alternativos, están llegando a ser progresivamente
más y más irrelevantes. Sin embargo, sigue vigente el riesgo de otra bárbara
campaña de agresión militar más de parte de un Occidente viejo, enfermo,
psicótico, acompañado por aliados cada vez más nerviosos como Israel o Arabia
Saudita. Igualmente desesperados están los aliados occidentales en América Latina
entre las oligarquías fascistas latentes de la región.
Los
países principales de la Alianza Bolivariana de las Américas (ALBA) - Bolivia,
Cuba, Ecuador, Nicaragua y Venezuela – son blancos constantes de los gobiernos
occidentales, apoyados por sus medios corporativos y alternativos. Estos medios
reciclan sin cesar falsedades ya desmentidas desde hace mucho tiempo a la vez
que omiten las evidencias contrarias. En el caso de Nicaragua, los medios
occidentales en todo el espectro político han hecho el ridículo frente al
incuestionable éxito de las políticas del gobierno Sandinista, a pesar de que
éste se encuentra limitado dentro de un marco internacional político y
económico hostil, totalmente al servicio del poder transnacional corporativo.
Aparte
de sus variedades derechistas, desacreditados desde hace mucho tiempo, entre
las falsedades ocupadas por la pseudo-izquierda para atacar al Presidente
Daniel Ortega y el gobierno Sandinista, está la vieja mentira que el FSLN apoyó
la legislación para ratificar el Tratado de Libre Comercio de América Central
al final de 2005. De hecho, los diputados del FSLN votaron como un solo bloque
en contra de ese tratado. Otra mentira parecida es que el gobierno del
Presidente Ortega le quitó al Movimiento Renovador Sandinista (MRS) su
personería jurídica antes de las elecciones municipales del 2008.
De
hecho, fue el aliado opositor del MRS, el Partido Liberal Constitucionalista
(PLC), el que solicitó una revisión de la personería jurídica del MRS por la
independiente autoridad electoral. El MRS decidió no cumplir con los criterios
relevantes para satisfacer esa revisión, porque quería asegurarse una votación
unida de la oposición en la elección de la Alcaldía de Managua. En esa
contienda electoral, los dirigentes del MRS hicieron campaña abiertamente a
favor del candidato de la extrema derecha Eduardo Montealegre, en una cínica
alianza con el mismo PLC que había solicitado la revisión de la personería
jurídica del MRS.
La
constante repetición de viejas falsedades funciona en todos los países del ALBA
como una especie de música de fondo de las chicharras opositoras a la espera de
su próxima derrota electoral. En Nicaragua, los partidos de oposición en su
conjunto tienen menos de 10% de apoyo popular. Los socialdemócratas del MRS
tienen menos del 1%. Las microscópicas agrupaciones de la pseudo-izquierda
tienen todavía menos apoyo en el país. Pero la cobertura internacional de los
medios corporativos y alternativos de información tiende a encubrir esta
realidad porque sus prejuicios neocoloniales les impiden enfrentar los hechos
como son.
Eso
es igualmente cierto, tanto en el caso de supuestamente prestigiosos medios de
derecha como la revista The Economist como en el de los aparentemente
influyentes medios de izquierda como el sitio de internet Rebelión. Ninguno
tiene la humildad intelectual de reconocer errores claramente evidentes con una
mirada rápida a las fuentes de información disponibles. Es por ese motivo que
la gente en Norte América o en Europa interesada en América Latina y el Caribe
se encuentra constantemente confundida por los acontecimientos en Nicaragua. El
Frente Sandinista de Liberación Nacional y el pueblo de Nicaragua han dejado en
el camino los fracasados modelos políticos y económicos que siguen pudriéndose
aun con vida en Occidente y no van a mirar hacia atrás.
Ver versión en inglés en este vínculo:
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