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sábado, 6 de octubre de 2018

La resistencia de Benjamín Zeledón contra el invasor yanqui

La resistencia de Benjamín Zeledón contra el invasor yanqui*
Revista Libre Pensamiento

La gesta de Zeledón se constituyó en antecedente colosal de la que Sandino, al frente del pueblo, protagonizó entre 1927-1934. Éste tenía 17 años cuando fue testigo presencial del destace de nicaragüenses en Masaya y en otros puntos de Nicaragua, por parte de los interventores. Personalmente, vio el cadáver de Zeledón, cuya muerte heroica le dio la clave de la “situación nacional frente al filibusterismo norteamericano”. Por esta razón, la guerra libertaria de 1927-1934 en que se vio involucrado, la estimó “una continuación de aquélla”; desatada anteriormente, justamente en contra del mismo enemigo. Como señala Selser, Sandino con relación a Zeledón, plantea algo doblemente importante: primero, porque da su propia visión del héroe antiimperialista de 1912, llamándolo general “invicto y glorioso”; segundo, porque establece el vínculo entre la lucha de Zeledón y la que a él le tocó encabezar directamente.


Benjamín Zeledón nació en La Concordia, Jinotega, el 4 de octubre de 1879. Hizo su secundaria en Tegucigalpa, Honduras. Se graduó de abogado en 1903. En 1905, se casó con Esther Ramírez Jerez, hija de Jerónimo Ramírez, prominente miembro del Partido Conservador. Durante el Gobierno de Zelaya, fungió, por poco tiempo, como ministro de Guerra. Promovió leyes que beneficiaron a la naciente clase obrera, en cuyo seno ganó simpatías.

En 1907, peleó en Namasigüe, Honduras. Ello le valió, en agosto de ese año, su ascenso a coronel. Más tarde, Zelaya lo nombró juez ante la Corte de Justicia Centroamericana, con sede en Cartago, Costa Rica. Fue militante del Partido Liberal. En 1909, participó en la guerra civil desencadenada a raíz del alzamiento del general Juan José Estrada en el Atlántico. Luchando contra éste, durante la presidencia de Madriz, se destacó en la batalla de Tisma (Selser, 1980: 11-12, 14; Selser, 2001: 241).

Aunque el Zelayismo fue desplazado del poder, el Liberalismo continuó expresándose como fuerza de oposición, aprovechando las disensiones entre los conservadores. En este marco, se produjo el levantamiento conjunto de Luis Mena y Benjamín Zeledón. El primero aspiraba a la presidencia que Díaz le impedía. El segundo soñaba con recuperar la legalidad de su partido y conque, una vez en el poder, éste pudiera funcionar en pie de igualdad con el Conservador, tal como Mena prometiera. El alzamiento de las fuerzas coligadas se inició el 29 de julio de 1912.

La Asamblea Nacional, que aún respondía a Mena, desconoció a Díaz y nombró al primero en su lugar. Los liberales se alzaron en León y se tomaron la ciudad. Zeledón se hizo cargo de Masaya y, con los pobres medios con que contaba, fortificó El Coyotepe y La Barranca. De Granada se responsabilizó Daniel Mena, hijo de Luis. Sólo Managua quedó en poder de Díaz, quien, con sus ministros, se dirigió a la legación estadounidense para instalar allí provisoriamente la sede de su gobierno.

A pesar de ser un militar experimentado y de tener todo en su favor, Mena en vez de atacar, se mostró inactivo. Pero, lo que él no hizo, sí lo hizo Zeledón, sometiendo a la capital a bombardeo de artillería, desde el 11 al 14 de agosto; lo que combinó con ataques de infantería de civiles. Careciendo del apoyo de los Mena, y sin posibilidades de tomar la capital, Zeledón puso fin al sitio que había impuesto en ella y regresó a Masaya. De este modo, los jefes militares conservadores, Barberena y Chamorro, ganaron tiempo, energía y, desde luego, apoyo de los interventores. El 14 de agosto, día en que Zeledón regresaba a Masaya, los interventores, en Managua y en otros puntos del país, ya sumaban 600 efectivos.

Zeledón alzó su voz en contra de la intervención y rechazó la mediación de Butler. Argumentó que el arreglo de los asuntos internos sólo podía ser competencia de los nicaragüenses. En un bando del 10 de agosto, expuso las motivaciones de su lucha:

“La anciana encorvada por la miseria, el niño pálido por la escasez serán redimidos. El pobre humillado, escarnecido por una insolente oligarquía, tendrá pan para sus bocas hambrientas y lienzos para cubrir sus ateridos cuerpos desnudos […] el artesano, fuerza fecunda, propulsora de las naciones, podrá trabajar con entera independencia […] Nuestros hijos, nuestros hermanos, tendrán escuelas, y la instrucción pública [será] difundida por todas partes…”. (Selser, 1980: 17-19).

Los Mena se rindieron ante Smedley Butler, entre el 24 y 25 de septiembre, sin haber disparado un sólo tiro; prevenido a Zeledón de que procederían de esa forma o proporcionarle sus armas y municiones. Él héroe antiimperialista, pese a todo, prosiguió sólo su lucha contra el interventor. Sobre él hubo presión. Resultó vana. A Southerland -que le envió una exhortación- le manifestó su disposición para discutir con él lo atinente a la violación de la soberanía del país por el desembarco en su territorio; la toma de sus puertos y las amenazas proferidas de parte de sus subalternos, añadiéndole que ello era un proceder extraño, viniendo de cualquier país civilizado.

Fracasada la intentona de los interventores de doblegar a Zeledón, Chamorro emprendió otra, utilizando al doctor Jerónimo Ramírez, suegro del primero. De la entrevista entre ellos, resultó una carta testamento del 12 de octubre, que Zeledón dirigió a su esposa y a sus hijos. Decía, en parte, que Chamorro estúpidamente lo creía igual a él. Refiriéndose a su esposa e hijos, los llamaba “esos pedazos de mi corazón para quienes quiero una Nicaragua libre y soberana”. Explicaba que, al rebelarse, no pensó más en su familia, sino en la causa libertaria. Y sin hacerse ilusión alguna, anotaba que “al rechazar las humillantes ofertas de oro y honores” que le hicieron, había firmado su “sentencia de muerte”. Manifestaba que jamás podría tolerar ni acostumbrarse “a la humillación y la vergüenza de un interventor”.

El mismo día de la entrevista entre suegro y yerno, el coronel Pendlenton conminó a Zeledón a rendirse, dándole de plazo final el 3 de octubre, sopena de atacarlo en sus posiciones con artillería para desalojarlo de allí. Zeledón respondió:

“Por la igualdad, por la libertad y por la autonomía nacional luchamos. Queremos que el pueblo no se muera de hambre, que desaparezcan los explotadores, los hombres que envilecen […] que haya verdadero bienestar para todos los hombres, para los del montón, para los anónimos, a quienes la oligarquía llama despectivamente ‘carne de cañón’…”.

Expirado el plazo dado a Zeledón, las fortalezas de El Coyotepe y La Barranca -que estaban aún en su poder- fueron atacadas. En pocas horas, cayeron en manos de los interventores. Los muertos y heridos del lado de los patriotas se contaron por centenas; los de los atacantes, sumaban dos docenas. Masaya fue víctima de un saqueo generalizado por parte de los conservadores, hecho reconocido por Cuadra Pasos (Cuadra, 1976: 428). Zeledón y un grupo pequeño de los suyos, se dirigieron a Jinotepe, donde esperaban proseguir la resistencia, desconociendo que dicha ciudad se encontraba ya en poder de tropas gubernamentales.

En la marcha, se toparon con las fuerzas de caballería del gobierno que los intimó a la rendición. Prefirieron combatir. Zeledón y el general Vega fueron heridos gravemente y luego capturados. Lo que vino después no es conocido con certeza (Selser, 1980: pp. 21-23, 27-28). Según Richard Millett, Zeledón fue capturado por las tropas de Díaz al momento en que “huía de la batalla”. Pero, al día siguiente, el gobierno que éste presidía informó que había muerto en ella (Millett, 1979: 43-48).

Después de Zeledón, sostenía el Partido Renovador Autonomista en 1932, la lucha ulterior se redujo “a una pugna de conservadores y liberales igualmente traidores por hacerse preferir dentro de la servidumbre de la plutocracia de Estados Unidos”. (Véase referencia en bibliografía). Así fueron las cosas hasta que, en el escenario de la política nacional, apareció Sandino.

* Extracto del artículo: Imposición del dominio yanqui en Nicaragua y Resistencia Sandinista. https://librepenicmoncjose.blogspot.com/2010/07/imposicion-del-dominio-yanqui-en.html

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