NI EL TRABAJADOR ES EMPRESARIO, NI ÉSTE ES TRABAJADOR, SINO EXPLOTADOR
Revista Libre Pensamiento
La pequeña producción mercantil simple se basó en el trabajo no explotado de artesanos y campesinos. En ella el productor directo era el propietario de los medios de producción, de los que dispuso utilizando su propia fuerza de trabajo para producir; en la gran producción mercantil capitalista, por el contrario, el productor, el obrero, dejó de ser propietario de los medios de producción que, ahora, se pusieron en función productiva por y para el capitalista, explotando, eso sí, la mano de obra ajena: la del obrero.
Si enredamos las cosas, llamaremos empresarios a los trabajadores por cuenta propia, a los barrenderos, vende raspados; a los campesinos, a los obreros. Ellos son productores directos, proletarios, no empresarios. Proletario es el que vende su fuerza de trabajo al propietario de dinero, el empresario. Empresario es el que explota la mano de obra ajena, óigase bien, aun cuando pague “bien” por ella.
Pagar más o pagar menos no es, pues, lo que define el grado de explotación de la mano de obra, sino el valor adicional que el trabajador genera sin que le sea de ningún modo remunerado. Si el trabajador, póngase por caso, por contrato debe trabajar ocho horas diarias, y en sólo cuatro horas genera su propio valor como mercancía, significa que, en las cuatro horas restantes, a fuerza, según el contrato, debe proseguir su labor, creando la plusvalía que constituye ese valor adicional del cual el empresario se apropia por entero.
Lo expuesto deviene del hecho que con la acumulación originaria por parte de los capitalistas, el trabajador se transformó en un ser doblemente libre: libre en el sentido personal y libre de todo medio de subsistencia.
Marx lo expone así: los trabajadores “...no figuran directamente entre los medios de producción, como los esclavos, los siervos, etc., ni cuentan tampoco con medios de producción de su propiedad como el labrador que trabaja su propia tierra, etc.” Se les liberó y se les desheredó.
Y sigue: “...el proceso que engendra el capitalismo sólo puede ser uno: el proceso de disociación entre el obrero y la propiedad de las condiciones de su trabajo, proceso que, de una parte, convierte en capital los medios sociales de vida y de producción, mientras que, de otra parte, convierte a los productores directos en obreros asalariados. La llamada acumulación originaria no es, pues, más que el proceso histórico de disociación entre el productor y los medios de producción. Se la llama «originaria» porque forma la prehistoria del capital y del modo capitalista de producción.”
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