El más acá, la falsa felicidad y el quimérico yo exaltado
Revista Libre Pensamiento
Lo urgente es el más acá...
Qué por ahora no nos preocupe el
más allá, sino el más acá. El primero ya se encargará de mostrarse tal como es.
Ocupémonos, pues, de lo nuestro en el planeta, de cómo somos, cómo actuamos y
nos relacionamos con los demás.
No busquemos la santería, pero tampoco
adoptemos caminos que nos alejen de nuestra condición humana. Ser imperfectos,
con la relatividad que el concepto posee, no es de perversos, sino de humanos.
Cometemos todo tipo de errores,
en efecto. Podemos, advertida o inadvertidamente, ser más o menos competitivos,
individualistas, egocéntricos, pero ello no nos vuelve despreciables, mucho
menos, inhumanos. Distinto, por completo, es cometer genocidio, saqueo,
dedicarse a la trata de blancas, traficar con el humanismo, ser violadores,
etc.
Estas malas vivencias encierran
una condición que ya no es humana, sino inhumana, de bestias malignas; sin que
quepa, por lo regular, la reversibilidad, el retorno a la humanidad.
No hagamos de la felicidad una quimera
La felicidad no existe sin
infelicidad
Nos aferramos a la pureza, a la
perfección; soñamos, ilusos, con lo imposible. No vemos la realidad en
movimiento, sino fotografiada, pintada o descrita en un momento dado. Negamos
admitir que ella es de conjunto incapturable, dado que, sometida a contradicciones
que le son inherentes, sigue su curso indetenible.
Desconociendo este hecho
ineluctable, fantaseamos, y nos aferramos a esquemas, dogmas, creencias
cerradas que no admiten modificación de ningún tipo, ni conducen a parte
alguna. Sobre este marco, juramos que podemos hacer de nuestras vidas lo que
nos plazca, como si todo dependiera de modo exclusivo de acciones volitivas.
Hacemos de cuenta y caso que la realidad objetiva fuese un conjunto vacío o
inexistente.
Y por más que haya quienes desean
vivir en las nubes, lo cierto es que si la dicha dependiera de una simple
decisión, no cabría nadie desdichado sobre la Tierra. Así las cosas, la tan
ansiada felicidad cohabita siempre con la infelicidad, son correlativas.
Una felicidad invariable se
volvería indeseable, intolerable. Sin superar obstáculos, de uno u otro tipo,
nadie puede experimentarla.
No deja de tener alguna certeza
esta frase de Baltasar Gracián: “Todos los mortales andan en busca de la
felicidad, señal de que ninguno la tiene”.
La mentira del Yo exaltado
La exaltación del yo es sólo un espejismo. El sistema opresor presenta al sujeto moviéndose de acuerdo a su propio interés, cuando en verdad se supedita a causas externas que lo sobrepasan. No es su propio yo al que responde, sino al “yo social”, equivalente al rol que se espera que él ejerza; una suerte de “disfraz subjetivo de la función social objetiva” que el Capital le asigna a cada individuo.” De esta suerte, lejos de la reafirmación del yo, lo que se produce “es un debilitamiento de la personalidad total y se la reduce solo a determinadas facultades.”
En verdad no somos perfectos porque somos humanos, la perfección del hombre no existe hasta que esta muerto, solo DIOS es perfecto y como hijos de DIOS Y DE SU CREACION EL UNIVERSO, no somos perfectos aunque lo intentemos a veces hacemos un bien pero a consecuencia de un mal, Pienso que los mas importante para el hombre no es buscar la perfección porque no somos DIOS, nuestra labor en este mundo como humanos es tratar de no hacernos daño como seres humanos cuantas vece deseamos s, sin embargo la codicia, la envidia, la perdida de valores, y el desperdiciar la vida un otro ser humano a consecuencias de la ambición, nos hace ser despreciables, cuantas veces deseamos la muerte de un ser despreciable, eso nos lleva a convertirnos en seres imperfectos. en fin la felicidad no existe, si no dañas a otra personas.
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