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miércoles, 28 de febrero de 2018

Al juzgar lo acaecido en el mundo subdesarrollado, estúdiese antes el actuar del Sistema Global

Al juzgar lo acaecido en el mundo subdesarrollado, estúdiese antes el actuar del Sistema Global
Revista Libre Pensamiento



Pablo Antonio Cuadra conversando con Luis Mena (el del levantamiento antimperialista de 1912 junto con el general Benjamín Zeledón) le expresó que su padre, Carlos Cuadra Pasos, le había hablado de la Guerra de Mena, a lo que su interlocutor respondió: “Dile a tu padre que cuente la historia real. No hubo Guerra de Mena sino contra Mena”, hecho cierto más allá de las inconsecuencias de éste en dicho levantamiento, que Zeledón prosiguió de modo consecuente hasta el final.

Lo arriba dicho sirve de base para señalar que el capitalismo global se maneja con eufemismos para ocultar sus peores fechorías. Dice, por ejemplo, la guerra en Siria y no la guerra contra Siria; la de Libia y no la desatada contra Libia; la de Afganistán, Yemen, Yugoslavia, Vietnam, Corea etc.; etc. O dice bombas de Uranio empobrecido para ocultar que se trata, en realidad, de bombas atómicas, con todos los estragos radiactivos sobre el medio ambiente y los seres vivos en general, particularmente, sobre el ser humano…

De este modo, el capitalismo con el inmenso poder material, político, ideológico, mediático y cultural que posee, está empujando al ser humano a centrar la atención en casos de injusticia, crueldad, despojo y crimen que ocurren por separado en distintos rincones del mundo, sin que se les refiera, casi para nada, con los que globalmente se generan por las metrópolis globales y repercuten en el resto de las naciones. 

De esta forma, alimenta una sensibilidad que deviene fácilmente sensiblería. El asunto es que llevándonos a lo particular o regional, logra que se pierdan de perspectiva los múltiples nexos entre objetos, fenómenos y procesos de la realidad objetiva que demuestran, con creces, que la Civilización Occidental es la generadora del empobrecimiento de una cantidad cada vez mayor de naciones, ya no sólo de Asia, África y América Latina y Caribeña, sino también en las metrópolis occidentales; de las guerras desatadas en todo el orbe, toda vez que eso le reporta el sustento necesario para preservar su existencia y facilitar el envenenamiento entre tribus, etnias, pueblos y lo que, erróneamente, se denominan razas, así como entre países, torpedeando todo esfuerzo de integración que entre ellos se despliegue. 

Dentro de este juego pervertido, entran también el narcotráfico, la trata de blancas, la prostitución, la pornografía y cuanto sirva para terminar de someter a su dominio total al ser humano. 

Así se comprende que el sistema permita que, dentro de su propio marco, se conozcan y divulguen, lo mayormente posible, hechos indiscutiblemente rechazables como el casamiento de musulmanes enriquecidos con niñas; o la oblación del clítoris de las mujeres africanas como requisito para casarse y ser aceptadas familiar y socialmente.  

Significamos con lo expuesto que los fenómenos mencionados, no siendo contrastados con fenómenos incomparablemente de mayor envergadura, presentados eso sí eufemísticamente, ocultan o reducen los pavorosos efectos de la acción de Occidente en el orbe.

Destacamos, entonces, que la mano de la CIA sirve sobre todo, “para impedir la prosperidad de África” y oponerse a cuanto movimiento o gobierno que en el mundo le otorgue “derechos y posibilidades a los más necesitados.” Sin negar los hechos negativos que se desarrollan en el mundo proletarizado, no se debe negar que ello deriva de esas acciones que Occidente y la CIA desatan para dominar el mundo y mantener la mirada hacia las cuitas del “Tercer Mundo”.

Léase el mensaje que aparece a continuación:

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