SE ABORREGA AL SER HUMANO Y SE LE HACE ASUMIR LA CULPA DE SUS DESGRACIAS
Manuel Moncada Fonseca
El concepto educación se presta, como muchos,
a distintas interpretaciones, entre otras, las que lo vinculan con las
instituciones que forman profesionales en distintos campos y con las escuelas
técnicas diversas. El problema que hay en esta visión consiste en que soslaya que,
por doquier, está presente eso que llamamos educación. Incluso en las
experiencias personales de los que pasan por las aulas, así como la de los que
laboran en ellas.
Sin embargo, contemplarla como función
específica de instituciones determinadas, nos parece francamente un desatino.
Las personas nos educamos en multiplicidad de ambientes, que nos impactan de
forma individual e interiorizamos de idéntica manera. De ahí que Pablo Freire
acote: “Nadie educa a nadie —nadie se educa a sí
mismo—, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo” [1] Por
lo demás, no debe contemplarse como tal aquello que deforma a los seres
humanos. Estar contra la humanidad es aberrante. En este particular, el autor expresa:
“La educación es un acto de amor, por tanto, un acto de valor; no puede huir de
la discusión creadora, bajo pena de ser una farsa.” [2] En la misma línea, Tomás Ankara apunta: “Nuestra tarea consiste en descolonizar
nuestra mentalidad…”[3]
Quimeras educativas
Existen muchas quimeras que desdibujan,
intencionadamente, una autentica formación humanista. A manera de ejemplo,
traemos a colación esta “perla” inspirada por la Fundación Santillana, muy dada
a defender los valores occidentales, como lo demuestra este titular por
completo engañoso: “Entrega de diplomas de la sexta promoción del Máster en
Gobernanza y Derechos Humanos”. [4] Con franqueza, nos hartan los eufemismos.
Esta otra es de idéntica procedencia y
sentido, nos detenemos a examinarla un poco: “No sabemos muy bien adónde vamos
o a dónde queremos ir. Ese déficit de sentido corre el riesgo de ser cubierto
por el individualismo asocial o el fundamentalismo autoritario. La alternativa
a estos dos fundamentalismos exige que provoquemos una fuerte adhesión al
objetivo de construir sociedades más justas. El siglo XXI puede (y debe) ser el
siglo de la justicia social. En este escenario, la educación juega un papel fundamental
porque en la sociedad de la información y del conocimiento, la condición
necesaria para la inclusión social es una educación de calidad.” [5]
Entre otras trampas sutiles, desentrañamos
acá la defensa del individualismo que, por más que se le haga acompañar del
adjetivo “asocial”, sigue siendo eso, una plaga para la sociedad en su conjunto
que equivale, cuando menos, a egolatría. Pero defendemos la individualidad por
ser base de nuestra identidad; la que nos convierte en personas plenas cuando
no se asume su aspecto negativo ya acusado.
Sigamos. La construcción de sociedades más
justas no debe atarse a una mera declaración hecha desde la escuela o la
academia. No les compete a estas instituciones ocuparse de la justicia social
como parte consustancial de su quehacer y, por si fuera poco, con patente de
corso. La justicia social sólo puede ser corolario de la lucha social más
amplia, de la que emancipa al ser humano de las ataduras de la sociedad
moderna, de la explotación del hombre por el hombre y de la moral amoral que
acusa Sandino.
Por último, “la sociedad de la información y
del conocimiento”, es mera fantasía neoliberal, jamás servirá al objetivo de
“una educación de calidad”; ni tampoco a la inclusión social, salvo como mera
declaración que acá equivale a anzuelo para aparentar preocupación por los
marginados. Se trata sólo de una “concesión” destinada a detener las
convulsiones sociales contra el sistema; de una suerte de “Alianza para el
Progreso” que, desde la escuela, contribuya a impedir revoluciones sociales
como la cubana en la época de Kennedy.
Al respecto, coincidimos con Renán Vega
Cantor. Para él, la “sociedad del conocimiento” se orienta a preparar “recursos
humanos” adecuados para el capitalismo transnacional; es decir, “una fuerza de
trabajo diestra técnicamente, poco costosa, que no piense y absolutamente
despolitizada.” Su “recurso humano” idóneo es, así, aquel que se ve privado de “los
contenidos universales de lo que se enseña”, en una academia cuya función se
reduce “a impartir unos conocimientos técnicos especializados en concordancia
con las necesidades del mercado, y no con la de los seres humanos.” [6]
La observación del comportamiento de una
mayoría de los que salen graduados de las universidades y escuelas técnicas, es
muestra palmaria de lo alejado que ella está de los problemas que agobian a las
naciones. En este sentido, rescatamos el sentido crítico de las siguientes
palabras, expresadas en un ensayo solicitado por Marx al autor. Hablamos de Max
Stirner, quien acusa:
“No es realmente un mérito de la escuela el
que no compartamos con ella el afán egoísta. Todos los tipos de envidia, todas
las clases de usura, la avidez de puestos, la servidumbre mecánica, el espíritu
mediador, todo ello se remonta tanto al saber difundido cuanto a la elegante
formación clásica (…). Y ello por la sola razón de que la educación se lleva a
cabo únicamente en lo formal o lo material, cuando no en ambos a la vez, en
lugar de buscarse en la verdad, en la educación del verdadero hombre.” / “La
“educación para la vida práctica” no forma más que personas de principios [no se
refiere a los éticos], incapaces de pensar y actuar sino en función de máximas,
pero no forma hombres principales. Tan sólo forja Espíritus legales, pero no
libres.” [7]
No asombra que, dado el nivel de alienación
que hoy infecta al globo, determinada izquierda ha empujado las cosas, en lo
que atañe a la formación universitaria, hacia la otra acera, la de los enemigos
de la humanidad; es la “que ha dejado de lado a su clase, (…) cuando, en lugar
de defender la instrucción, la impartición de contenidos, pone por encima de la
misma la inclusión contemplativa y afectiva de las diferencias sociales,
adjudicando a la escuela la labor de resolverlas en lugar de armar al alumnado
con los conocimientos, con la preparación que, al convertirse en ciudadanos, le
permitirían combatir esas diferencias sociales que no van a dejar de existir
por mucho que nos creamos el discurso del emprendimiento individual, de que
todos podemos llegar a ser clase media, a base de ser “empresarios de sí
mismos”.” [8]
De educación no se hable a la ligera
A menudo, se habla sin propiedad alguna de
educación, lo que, por sí mismo, es un gran problema. Se la confunde o reduce meramente
a la instrucción técnica o profesional, brindada por escuelas y universidades,
lo cual constituye una distorsión mayúscula del asunto. Porque, de esa forma,
la alejamos de la vida; de las experiencias que ésta nos brinda en el hogar, el vecindario, el barrio, la ciudad, el campo,
en los viajes, en las conversaciones
informales con familiares, amistades, conocidos; ya no digamos, en marchas y
resistencias diversas contra las brutalidades del Capital.
Nuestra referencia es a esas experiencias que
nos vinculan con auténticos valores humanos; que nos empujan a la solidaridad,
a la cooperación franca y a la hermandad; en síntesis, a amar al ser humano, al
prójimo, al lejano y al planeta con todas sus criaturas. A esas que, lejos de
apartarnos de la lucha por la justicia social, nos invitan a ser parte de ella.
Rechazando de raíz, todo lo que perjudique,
avasalle, despoje, enajene y destruya a los pueblos. Por eso, descartamos
como educación lo que atente contra el bienestar y la vida del ser humano y de
sus hermanos en la naturaleza.
Educar es esencialmente bañarse, empaparse,
sumergirse de lleno en la sensibilidad más profunda; sensibilidad que no debe
confundirse con sensiblería novelesca que inocula la cultura occidental hasta
el hartazgo.
Desde luego, sería deseable que las escuelas
y universidades fueran por doquier parte manifiesta de la sensibilidad humana a
la que hacemos referencia, sin que tuvieran que apartarse de cuajo de sus
funciones regulares. No obstante, eso les demandaría que dejaran de ser, como
pasa con una mayoría aplastante de las mismas, instrumentos del actual sistema
de esclavitud que reina en el globo y se avinieran a ser parte del esfuerzo de
combatirlo. Asunto nada sencillo, puesto que las inversiones en “educación”,
por parte del FMI, del Banco Mundial, de la AID y similares, hacen algo más que
conspirar para impedirlo.
¿Y la UNESCO? Baste decir que es, después de
los medios de difusión, la principal correa de transmisión de los valores
occidentales en el orbe, aunque en su seno haya fuerzas que pugnan por
transformarla de forma radical. [9] Mas examinemos lo que expresa un autor por
ella promovido: “La razón de ser de las ciencias, en cualquiera de sus campos,
es aportar nuevos conocimientos sobre la realidad, explicar las causas y la
naturaleza del movimiento (…), aportar (…) propuestas fundamentadas acerca de
cómo influir sobre el curso de la realidad para acercarla a los intereses más
legítimos de la sociedad y del ser humano.” [10] No
vemos en estas palabras sino un
supuesto, en lo esencial, falso.
En el orbe los problemas no se resuelven
sobre la base de propuestas de ninguna índole, ni siquiera científicas. Si así
fuera las lacras sociales que pululan en todas sus latitudes ya se habrían
superado. Las guerras están a la orden del día, el genocidio y el riesgo de
guerra nuclear están en el ambiente. Sí resultan ciertas para un grupo pequeño
de países, sobre todo, Cuba y Corea, donde la naturaleza del estado responde por entero a los interés
de los pobladores; aunque en menor grado, ello también es observable en los
países del ALBA.
Coincidimos con los planteos del psiquiatra
chileno Claudio Naranjo en torno a la temática que nos ocupa: “La educación no
nos enseña a ser libres. Actualmente se enseña a ser como los computadores,
pero sin estar a la altura. Nos convierte en fantasmas intelectuales, porque no
se enseña qué es la vida, por eso parto diciendo que la educación es perversa.
No somos lo que podríamos ser. En un momento nos proclamamos como homo sapiens,
pero nos terminamos convirtiendo en homo demens”. Y sigue: “vivimos en una
sociedad que no sabe que está enferma.” Para él, la educación predominante es el socio
invisible del complejo financiero militar industrial que la utiliza para sus
fines. [11]
El poder mundial de siempre, concentrado
básicamente en el Pentágono, Wall Street
y Silicon Valley, está induciendo a la gente a no pensar, a no
conectarse con otros, a no dialogar con nadie, salvo por medio del “chat”. Y de
libros nada tampoco, la quiere entretenida a una pantalla de televisión que la
aleje de lo que en verdad ocurre. [12] Así
las cosas: ¿qué de extraño tiene que las universidades y escuelas tiendan a
idealizar la tecnología contemplándola cual si fuese una diosa y no instrumento
del que puedan valerse para mejorar su quehacer, no para supeditársele, sobre
todo cuando se aplica una que ha sido diseñada con fines sombríos
En Japón, por ejemplo, está planteado excluir las Humanidades del mundo académico oficial y dejar solo ingenierías, que permitan generar nuevas tecnologías, lo que equivale a la adopción de una posición ideológica, puesto que “las nuevas tecnologías nos recolonizan, nos alienan y son adictivas, además que cada vez nos aíslan más del otro”. [13], [14] El primer ministro japonés, Shinzo Abe, aduce que se trata de propiciar “una vocación educativa más práctica que anticipe las necesidades de la sociedad”. (Entrecomíllese el concepto “sociedad”). Algo similar se observa en España, Inglaterra y EEUU. [15]
En Japón, por ejemplo, está planteado excluir las Humanidades del mundo académico oficial y dejar solo ingenierías, que permitan generar nuevas tecnologías, lo que equivale a la adopción de una posición ideológica, puesto que “las nuevas tecnologías nos recolonizan, nos alienan y son adictivas, además que cada vez nos aíslan más del otro”. [13], [14] El primer ministro japonés, Shinzo Abe, aduce que se trata de propiciar “una vocación educativa más práctica que anticipe las necesidades de la sociedad”. (Entrecomíllese el concepto “sociedad”). Algo similar se observa en España, Inglaterra y EEUU. [15]
No asombra, entonces, que “Hoy por hoy, la
máquina que sirve al ser humano, pasó a ser (…) más importante que el humano
mismo, más importante y apreciada que aquello para lo que nos ayuda”. [16]Tampoco
que la academia haga oído sordo de la advertencia severa proveniente de Ígor Dilevski,
vicejefe de la Dirección de Operaciones del Estado Mayor ruso, al plantear:
“Las tecnologías de la información podrían convertirse en un detonador para
incluso desencadenar un conflicto militar a nivel internacional”, añadiendo que
dichas tecnologías se usan en las
“revoluciones de colores”, siendo el recurso para organizar protestas
destinadas a derrocar al gobierno de un país dado. Finaliza expresando que no
existe país que tenga protección frente a estas armas. [17]
Las instituciones académicas, aferradas a
esquemas occidentales, al parecer, no se han preocupado en verdad de estudiar el
severísimo problema medio ambiental que enfrentamos. No se les ve reaccionar
ante el mito transnacional que sostiene que la agricultura industrial alimenta al
mundo, cuando se sabe que, lejos de eso, apenas produce un 20% de los alimentos,
contra un 80 % que genera la agricultura familiar; acapara la mayor parte de la
tierra en monocultivos intensivos, un 75 %; usa la mitad de los recursos y es
dueña del agua, las semillas, la ciencia y la tecnología. [18]
Pero si lo expuesto hasta ahora no preocupa a
mucha gente, al menos debiera preocuparle de forma seria la posibilidad del
holocausto nuclear: según los físicos nucleares de EEUU, “el programa nuclear
en marcha ha implementado nuevas tecnologías revolucionarias que aumentarán
enormemente la capacidad letal del arsenal nuclear. Estas nuevas tecnologías
triplican la potencia letal global de los actuales misiles balísticos de EEUU”.
Se busca someter a China y Rusia a un sorpresivo ataque nuclear. [19]
Somos de la convicción que Nuestra América
requiere de verdaderos educadores e interiorizar de lleno que Bolívar, Martí,
Sandino, El Che, Camilo, Chávez y Fidel, entre muchos otros, son los más
grandes que ha tenido y tiene; sin negar a otra pléyade interminable de
educadores de las diversas latitudes a los que también se hace imprescindible
seguir...
[1] Radio la Primerísima. Paulo Freire, a 19
años de su partida. http://www.radiolaprimerisima.com/articulos/6444
[2] Paulo Freire. La Educación como Práctica
de la Libertad. Siglo veintiuno
editores. Cuadragésima edición, 1997. p. 92.
[3] Hugo Montero. Thomas Sankara, el Che
negro. http://www.tercerainformacion.es/opinion/opinion/2017/01/05/thomas-sankara-el-che-negro
[4] Fundación Santillana. Entrega de diplomas
de la sexta promoción del Máster en Gobernanza y Derechos Humanos. http://www.fundacionsantillana.com/fundacionsantillana/2017/03/06/entrega-de-diplomas-de-la-quinta-promocion-del-master-en-gobernanza-y-derechos-humanos-2/
[5] Juan Carlos Tedesco. Educación para la
justicia social. http://elpais.com/diario/2010/11/19/sociedad/1290121205_850215.html
[6] Renán Vega Cantor. La "sociedad del
conocimiento": una falacia comercial del capitalismo contemporáneo. http://www.herramienta.com.ar/revista-herra
mienta-n-35/la-sociedad-del-conocimiento-una-falacia-comercial-del-capitalismo-contempo
[7] Max Stirner. EL FALSO PRINCIPIO DE NUESTRA
EDUCACIÓN. http://www.theyliewedie.org/ressources/biblio/es/Stirner_-_El_Falso_principio_de_nuestra_educacion.html
[8] Salvador López Arnal. “La pretensión de
convertir la escuela en una fábrica de mano de obra es una barbarie”. https://dedona.wordpress.com/2017/04/28/la-pretension-de-convertir-la-escuela-en-una-fabrica-de-mano-de-obra-es-una-barbarie-salvador-lopez-arnal/
[9] Una muestra de las contradicciones
apuntadas es esta: “El Comité Ejecutivo de la Organización de Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura (…) aprobó una resolución crítica
con la actuación de Israel en Gaza y especialmente en el este de Jerusalén (…).
/ ". / Entre los países miembros del comité, 22 votaron a favor —incluidos
Rusia y Suecia—, diez lo hicieron en contra —con EEUU, Alemania, Reino Unido y
Holanda a la cabeza— y 23 se abstuvieron, entre ellos España y Francia”.
[10] Julio Carranza Valdés. El compromiso de la
ciencia y la ciencia del compromiso. En: América Latina y el Caribe. Globalización
y Conocimiento. Repensar las Ciencias Sociales. UNESCO 2011. http://www.unesco.org.uy/shs/fileadmin/templates/shs/archivos/RepensarLAC-Volumen_1.pdf
[11] El Mostrador.cl. Claudio Naranjo en el
Congreso Futuro: “La educación es una estafa, le roba la vida a los jóvenes,
una cárcel”. http://www.elmostrador.cl/cultura/2017/01/10/claudio-naranjo-en-el-congreso-futuro-la-educacion-es-una-estafa-le-roba-la-vida-a-los-jovenes-una-carcel/
[12] Norma Estela Ferreyra. ¿En qué no están
transformando? Fuente: http://www.gracus.com.ar/2016/04/27... Tomado de Tercera Información
[13] Alfredo César Dachary Educación y
alienación: dos caras de una nueva realidad. http://alfredocesardachary.com/educacion-y-alienacion-dos-caras-de-una-nueva-realidad/
[14] POLÉMICA MEDIDA DEL MINISTERIO DE
EDUCACIÓN JAPONÉS BUSCA ELIMINAR CIENCIAS SOCIALES Y HUMANIDADES PARA RESPONDER
A NECESIDADES PUNTUALES DE LA SOCIEDAD. http://pijamasurf.com/2016/03/gobierno-de-japon-decreta-abolir-carreras-de-humanidades-de-las-universidades/
[15] ¿Por qué Japón quiere abolir las carreras
de letras (en contra de lo que piensan en Silicon Valley)? https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/por-que-las-empresas-de-ciencias-estan-contratando-a-titulados-en-letras-pero-japon-quiere-abolirlas
[17] ElComunista. Rusia alerta que las
tecnologías de la información podrían usarse para provocar conflictos. https://elcomunista.net/2017/04/26/rusia-alerta-que-las-tecnologias-de-la-informacion-podrian-usarse-para-provocar-conflictos/
[18] Biodiversidad en América Latina y El
Caribe. Video - ¿Quién nos alimenta? http://www.biodiversidadla.org/Principal/Recursos_graficos_y_multimedia/Video/Video_-_Quien_nos_alimenta
[19] James Petras. La provocación de EEUU en
Corea del Norte: un pretexto para la guerra con China. https://librepenicmoncjose.blogspot.com/2017/05/la-provocacion-de-eeuu-en-corea-del.html
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