03/02/2017
Reseña del primer capítulo de "El Comandante"
La telenovela de Sony sobre Hugo Chávez fue escrita específicamente para gustarle al público de Miami y de Bogotá
Vi a través de una página web el primer capítulo de la serie de televisión “El Comandante”, creada por Sony y estrenada este lunes por el canal colombiano RCN. Mucho más decepcionante de lo que hubiera podido imaginar. Un Andrés Parra que imitaba muy mal el acento llanero de Chávez y terminaba pareciéndose más al actor cómico Emilio Lovera, cuando lo imitaba en Radio Rochela.
Les confieso que yo pensaba que Sony intentaría ser más inteligente e imparcial. Total, es una empresa cuyo fin principal es el lucro. Pensé que iba a intentar captar público de ambos lados, presentando un producto de alta calidad, lo más apegado posible a la realidad. Creí que iban a hacer que hasta los chavistas se engancharan con el guión, para luego, en capítulos posteriores, meterle su veneno.
Por fortuna, los guionistas fueron torpes y llenaron el primer capítulo de intentos obvios y ultraforzados para hacer parecer a Chávez como un hombre cobarde, inseguro e incapaz. Cosas que ningún venezolano que vivió este proceso, ni siquiera los más antichavistas, podrán tomar en serio. El producto fue escrito específicamente para gustarle al público de Miami y de Bogotá. No es una historia que pueda calificarse de universal, ni que vaya a ser recordada por generaciones, sobre todo con la avalancha de producciones sobre Chávez que vendrán en el futuro.
El primer capítulo trató puramente sobre la insurrección del 4 de Febrero, llena de errores históricos. Supongo que habrá otro capítulo sobre el 11 de Abril, y los otros 58 capítulos serán puro culebrón.
Los guionistas usaron recursos muy obvios para intentar desprestigiar a Chávez; se nota a leguas que ese era su fin principal, más que el de intentar contar una buena historia.
Les cuento una de las escenas más obvias, para ahorrarles el ver ese bodrío: Un joven soldado es llevado por “Chávez” (uso las comillas porque, obviamente, ese no es y nunca será Chávez) a un supuesto ejercicio; el soldado le confiesa que su esposa está embarazada y próxima a dar a luz.
El ejercicio, en realidad, se trata de la insurrección del 4 de Febrero de 1992; el guión hace ver que los soldados fueron llevados bajo engaño para dar el golpe. Asustado al ver de qué trata, el soldado duda en ir a atacar Miraflores, pero “Chávez” lo regaña y lo envía, clamando que ellos son soldados del Ejército de Bolívar y que el Libertador no los dejará solos. El joven fallece abaleado en el enfrentamiento contra los soldados de CAP; mientras agoniza ensangrentado en el suelo, grita frases como: “¿Dónde está Bolívar? ¿Dónde coño está Chávez?”, luego de que “Chávez” se negara a dejar el Museo Histórico Militar para ir a apoyarlo, como le sugerían sus subordinados.
Al mismo tiempo, la esposa del joven soldado daba a luz en el hospital y lloraba al no poder contactar a su esposo. El director hizo esfuerzos forzados, con música orquestal y demás recursos noveleros, para lograr ecos visuales entre la muerte del joven soldado, su esposa dando a luz y la cara de culpable de “Chávez”. Y un subordinado le reclama a “Chávez”, una vez fracasada la insurrección, que el joven soldado murió por su culpa, por no querer ir a defenderlo. Un cuadro barato y puramente emocional, que busca hacer ver a Chávez como un “incapaz”, “cobarde” y “lento” para tomar decisiones.
Recursos como esos se ven varias veces en el capítulo, con el fin obvio de desprestigiar al Comandante Chávez y tratar de quitarnos los recuerdos heroicos que todos tenemos de él; recuerden que nadie nos contó esta revolución; nosotros la vivimos. Con nosotros esto no funcionará.
Se gastaron sus buenos reales en las escenas de acción, aunque los actores que personificaban a soldados cometían errores terriblemente obvios hasta para mí, que no tengo formación militar. No está a la altura de ninguna película de acción hollywoodense, y ni por eso vale la pena verse. Otro error: los periodistas supuestamente transmitían en vivo el golpe de Estado, y eso no fue así: las primeras imágenes del golpe, captadas desde un hotel adyacente a Miraflores, se transmitieron horas después pues los periodistas no tenían forma de transmitir en vivo.
Muy desagradables ciertos fragmentos en los que es tiroteado un cuadro de Bolívar, escena que pareció ser escrita por el espíritu de Santander en persona.
El capítulo terminó con cancioncitas de Fonseca, que hicieron más telenovelero el final.
No creo que hubiera sido necesario ordenar el bloqueo de la serie a través de los canales de cable. Sólo reforzará la matriz de que en Venezuela hay censura… aunque la verdad es que todo el que quiera ver El Comandante podrá hacerlo por Internet o cuando salga en quemaítos.
Lo bueno es que esta agresión de parte de Sony nos obligará a sacar películas y series sobre Chávez que, de otra manera, hubieran tardado mucho más en hacerse. De nosotros depende que esta terrible imagen que Sony creó del Comandante Chávez no sea la que quede en el imaginario de las nuevas generaciones y de aquellos pueblos que no vivieron lo que nosotros sí.
Texto completo en:
http://www.lahaine.org/resena-del-primer-capitulo-de
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