Las revoluciones las hacen los pueblos. En defensa de los logros del campo socialista
Por André Abeledo Fernández*
Existe el peligro de que la “nueva izquierda” venda y llegue a creerse que es posible hacer una revolución entre las cuatro paredes de un Parlamento, compartiendo en Twitter, Facebook, Wasap, Telegram, etc, sus excelentes, rebeldes e incendiarias intervenciones parlamentarias, existe el peligro de llegar a pensar que es posible hacer la revolución desde las instituciones burguesas, o que algunos lleguen a auto convencerte que tu intervención en el Parlamento le importa a alguien más allá de tus seguidores en las redes sociales.
No podemos ni debemos olvidar que las revoluciones las hacen los pueblos en las calles, que ese cuento del capitalismo de cara amable es una gran mentira, que las revoluciones las hacen las trabajadoras y trabajadores organizados y con conciencia de clase, el resto de herramientas tienen una utilidad muy limitada.
Desde la “izquierda” algunas voces vuelven a hablar, como si no lo hubiesen hecho antes otros y ahora hubiesen descubierto la pólvora, del nuevo momento histórico que lo cambia todo, de un supuesto nuevo contexto que obliga a cambiar de estrategia, porque eso de la clase obrera y el comunismo es cosa del pasado, curiosamente las mismas voces que proclaman que el comunismo está anticuado vienen ahora con las consignas de la revolución francesa, una revolución burguesa que dio la espalda a la clase trabajadora y que está ya totalmente superada.
Son también los mismos que hablan de fracaso del campo socialista y ponen como ejemplo en colapso de la URSS, se olvidan apropósito o por desconocimiento, de que los derechos laborales y sociales de los que disfrutamos los trabajadores en occidente hasta ahora se consiguieron gracias a la existencia del campo socialista y del miedo que infundía en las oligarquías a nivel mundial, pero sobre todo a nivel europeo.
Nuestros ahora menguados derechos y avances sociales se consiguieron gracias a esos hombres y mujeres que lucharon por el ideal socialista, ellos que lo dieron todo, hasta la vida por el ideal socialista fueron quienes sembraron y cosecharon dignidad para la clase obrera.
Gracias a estos valientes camaradas pudimos disfrutar durante un tiempo de algunos derechos y mantener nuestra dignidad, derechos y dignidad que ahora nos roban, nos la roban porque después de la caída del campo socialista la oligarquía ya no tiene miedo y por lo tanto no siente la necesidad de tenernos “contentos”, saben que ya no recordamos como se consiguen y como se defienden los avances sociales.
Para ser justos en lo que se refiere a la URSS y al campo socialista y en contraposición a esos pseudo historiadores y mamporreros del poder, que más que escribir la historia la prostituyen, es necesario que hablemos claro y digamos la verdad.
Que les pregunten hoy a los ciudadanos ex soviéticos que ganaron y que perdieron tras la caída de la URSS, que les ha traído el capitalismo más que desigualdad, hambre, crimen organizado, prostitución, abuso de menores, además de la caída en picado de la calidad educativa y sanitaria.
La URSS con todos sus errores consiguió el gigantesco logro de ser el primer país en el mundo capaz de garantizar a todos sus ciudadanos, una vivienda, un trabajo, una educación y una sanidad universal y de calidad, una jubilación adecuada al tipo de trabajo realizado, vacaciones pagadas, derecho a baja remunerada con el 100% del salario, igualdad salarial entre mujeres y hombres, en la URSS ningún anciano moría de frío por falta de combustible, ningún niño dormía en la calle esnifando pegamento, ninguna niña era prostituida, que les pregunten a los ciudadanos ex soviéticos lo que han ganado con la llegada del capitalismo y lo que han perdido con la caída del comunismo.
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**“Según las encuestas, más del 50% de los rusos lamentan la desintegración del anterior Estado. Una encuesta del Centro Levada en abril mostró que esta opinión era compartida por el 56% de los encuestados.
Una investigación de otro centro de análisis, el público VTsIOM, afirma que el 64% de los rusos votarían actualmente para conservar la URSS si se realizase un referéndum análogo al del 17 de marzo de 1991, cuando los ciudadanos de la Unión respondieron si consideraban necesario conservar el país en su forma anterior.
Tradicionalmente, el porcentaje de nostálgicos de la URSS es mayor entre las personas mayores de 55 años y los habitantes de zonas rurales, es decir, las categorías de población con una menor protección social, según señala la socióloga de Levada Karina Pipia. Pero tampoco es infrecuente que entre los nostálgicos de la URSS se encuentre jóvenes en una buena posición social, totalmente integradas en la sociedad moderna y que no vivieron en la Unión Soviética.
Según Mijaíl Mamónov, esta tendencia muestra que la principal causa de la nostalgia hacia la URSS es la económica. El año 2000 supuso el punto máximo de empobrecimiento de la población, y lo que más echaban en falta los rusos era la estabilidad de los tiempos soviéticos, según explica el experto. A lo largo de la década siguiente, los ingresos de los rusos crecieron junto con la economía, y empezaron a añorar menos el pasado. Pero al comenzar la crisis económica, la nostalgia volvió a aumentar.”
Los militantes comunistas debemos esforzarnos en recuperar el prestigio de los comunistas entre las trabajadoras y trabajadores y debemos defender los éxitos del campo socialista, lo que no significa que no reconozcamos errores y horrores cometidos por el camino, significa poner todo en su justa medida y en su justo contexto.
El capitalismo ha demostrado y sigue demostrando que es un sistema bárbaro basado en la desigualdad, la explotación, el abuso y el expolio, un sistema depredador que pone al ser humano y al mismo planeta Tierra al servicio de la economía llevándonos hacia el colapso y la destrucción.
Aquellos que desde la “izquierda” defienden la posibilidad de humanizar el capitalismo, que dicen que es posible un capitalismo bueno y de cara amable, los que dicen poder conseguir ese capitalismo benévolo solamente utilizando los cauces y los límites que pone a su “servicio” la democracia burguesa, mienten descaradamente, venden humo, son cómplices del sistema y no pretenden nada más que pisar moqueta y colocarse en un sillón del Parlamento para poder asegurar su propio presente y su futuro tanto a nivel laboral como económico.
Para la izquierda que realmente quiere transformar la sociedad y combatir al capitalismo, esa izquierda que sabe que el enemigo es el sistema y la corrupción es tan solo un efecto secundario inevitable derivado del sistema capitalista, para la verdadera izquierda es necesario recuperar el discurso de clase, es necesario conseguir que las trabajadoras y trabajadores recuperen la conciencia de ser clase obrera para poder enfrentarnos al sistema, porque sin organización no habrá movilización y sin movilización y toma de conciencia de las trabajadoras y los trabajadores nada se puede cambiar.
¡Proletarios del mundo uníos!
*Concejal de Esquerda Unida de Narón, militante del PCG, y sindicalista organizado en la CIG.
**Cubadebate
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