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En marcha la revolución de colores contra Trump
Vicky Peláez
21:00 16.11.2016(actualizada a las 21:23 16.11.2016)
Desde el momento que el candidato republicano Donald Trump
fue proclamado ganador de las elecciones presidenciales, se puso en marcha un
plan de golpe de Estado en Norteamérica por medio de una revolución de colores.
La reforma provoca
siempre la rabia de la parte de aquellos que se benefician del viejo orden
(Arthur M. Schlesinger, 1917-2007)
A partir de 9 de noviembre, las violentas manifestaciones,
bien organizadas, han irrumpido en más de 30 ciudades de EEUU. En todas las
localidades los manifestantes han estado portando carteles con las mismas
consignas que decían: 'Not My President', 'Las Vidas Negras Cuentan', 'Judíos
contra el Odio', 'No a un Estados Unidos Fascista'. También aparecieron miles
de invocaciones en Twitter para 'matar a Trump'.
Muy pronto se descubrió que las protestas han sido instigadas,
convocadas y financiadas por la ONG MoveOn, perteneciente a uno de los
personajes más siniestros del nuestro planeta desde el final del siglo XX,
George Soros, quien supera de lejos al mismo Henry Kissinger. Para
entender cómo los medios de comunicación globalizados perciben a Soros, vale la
pena reproducir un obituario que publicó accidentalmente la agencia Reuters en
el 2013, pues Soros sigue hoy muy vivo, coleando y trabajando contra Trump.
A George Soros, nacido en 1930 en Hungría en una familia
judía, le pusieron el nombre de Schwartz György. Siempre le ha gustado
presentarse como un mesiánico, filántropo, filósofo independiente que no tiene
nada que ver con todos los complejos de poder en EEUU. A la vez, la prensa
globalizada lo considera como un marxista radical que quiere construir una
sociedad libre sin fronteras y con un gobierno único para todo el mundo. En
realidad, ni una ni otra de estas características son adecuadas para este
magnate financiero, cuyo capital es de 24.900 millones de dólares. Su consigna
es instalar una 'Sociedad Abierta' para él mismo y en el mundo entero. Lo que
está promoviendo este especulador financiero, llamado 'Rey Midas', la
destrucción de las sociedades actuales para ganar dinero. Pues el dinero para
este mesiánico es todo, es su Dios.
En una entrevista a The Guardian el 19 de diciembre de 1992,
este 'filántropo mesiánico' declaró: "Estoy seguro que mis actividades
especulativas han tenido algunas consecuencias negativas, pero eso no tiene
cabida alguna en mi forma de pensar. No puede. Si me abstuviera de hacer
ciertas cosas por recelos morales, entonces dejaría de ser un especulador
eficiente. No tengo ni un asomo de remordimiento por lucrar. Solo lo hice para
hacer dinero".
Soros es conocido por ser "el hombre que provocó la
quiebra del Banco de Inglaterra en 1992, donde obtuvo unos 1.000 millones de
ganancia. Malasia acusó a Soros de ser responsable de la crisis financiera en
Asia en 1997. La lista de sus víctimas es interminable, pero a lo que más se
dedicó el supuesto 'marxista radical' es precisamente a destruir el sistema
socialista.
George Soros fue inspirado en su anticomunismo mientras
cursaba estudios en la English School of Economics por su maestro, el filósofo
austríaco de origen judío Karl Popper, que hablaba de la necesidad de crear
Sociedades Abiertas frente a los sistemas totalitarios, tales como el comunismo
y nacionalsocialismo. George, teniendo la mentalidad de un especulador
financiero, incorporó la idea de la Sociedad Abierta como una oportunidad para
hacer dinero. En 1984, Soros empezó a buscar ganancia en la Europa socialista
cuando abrió en Budapest, su nativa Hungría, la Soros Foundation, a través de
la cual empezó a mandar lo que se llama 'koster cash' para financiar a grupos
anticomunistas, como Solidaridad, en Polonia (tres millones de dólares), o
Charter 77, en Checoslovaquia (cinco millones de dólares). Incluso organizó,
según un informe desclasificado de la CIA y revelado por el periodista
norteamericano Ronald L. Ray, las explosiones de bombas en Praga, la capital de
Checoslovaquia. También dio su apoyo al científico y disidente soviético Andréi
Sájarov.
Después siguió la República Federal Yugoslava, donde Soros
auspició el movimiento Otpor con unos 20 millones de dólares, iniciando el
ciclo de las 'revoluciones de colores' en el mundo entero. Pero las ganancias
del 'marxista filántropo' Soros también seguían incrementándose. El ejemplo más
claro es Kosovo, por cuya separación de Serbia luchó el financista porque sabía
lo que hacía. En recompensa a sus 'esfuerzos' de promover una 'sociedad más
justa' en Kosovo, se convirtió en el accionista principal de las minas de oro y
plata más grandes de Europa, el complejo minero Trepka. Invirtió 50 millones de
dólares y adquirió el acceso y el control de 5.000 millones de dólares, que es
el valor real de las minas. Así es el negocio.
En 2003, la Fundación Soros invirtió 42 millones de dólares
para sacar del poder al presidente legítimamente elegido de Georgia, Eduard
Shevardnadze, y poner al cargo del país a su marioneta, Mijaíl Saakashvili. Así
puso en marcha la 'revolución de Rosas', usando el movimiento opositor armado
Khmara. En 2004, empezó la Revolución Naranja en Ucrania, pero fracasó aquella
vez. En 2005 la organización Birge, auspiciada por el Fondo Soros lanzó la
'revolución de Tulipanes'. Posteriormente, la revolución de colores hizo
desestabilizar a Kazajistán, Egipto, Siria, Irak y otra vez retornó a Ucrania
en 2014, esta vez exitosamente para Soros, quien fue condecorado por el
presidente Petró Poroshenko con la orden Svoboda (Libertad), y desastrosamente
para el pueblo ucraniano. Debido a todas estas 'hazañas', George Soros suele
decir que se siente orgulloso de poder lograr 'americanizar' Europa Oriental y
de paso casi todo el mundo.
La idea de que Soros es el único responsable en la
destrucción de las sociedades tradicionales en todo el mundo es completamente
equivocada. Detrás de su Open Society Institute, que está administrando 198 ONG
en 38 países, está también la USAid, la CIA, la NED, El International
Republican Institute (IRI), el National Democratic Institute (NDI), el Centre
for International Private Enterprise (CIPE), el American Center for
International Labor Solidarity, la Freedom House, la Albert Einstein
Institution. Tampoco hay que olvidar que el 'marxista radical' George Soros es
un miembro activo del grupo Bilderberg, la Comisión Trilateral, el Consejo de
Relaciones Exteriores y quién sabe de cuántas más organizaciones secretas del
1% de los más ricos y poderosos norteamericanos y europeos.
Para esta élite, el triunfo del populista conservador y
multimillonario Donald Trump representa un peligro que podría detener por un
tiempo la expansión norteamericana desmedida, que trae el empobrecimiento a la
clase media y a los pobres norteamericanos, pero aumenta las riquezas de los
más ricos y poderosos que dirigen un 'Gobierno de sombra' que realmente
controla al país. No hace mucho tiempo, el exsenador y candidato presidencial
Ron Paul advirtió al pueblo norteamericano de que, "además del presidente,
aquí están otras fuerzas al referirnos a un 'Gobierno de sombra'.
Entonces, en vísperas del ascenso de Donald Trump a la
Presidencia, este Gobierno de sombra decidió lanzar una revolución de colores
en su propia Norteamérica. Los Clinton ya han elegido el color cuando
aparecieron los dos ante la reunión demócrata vestidos de púrpura, lo que, en
la interpretación de Hillary Clinton, significa la fusión del color azul, que
representa a los demócratas, con el rojo de los republicanos. Sin duda alguna,
Soros es el más indicado para poner en marcha esta revolución, debido a su
experiencia en diferentes países del mundo, incluyendo América Latina. Ya en
2006, George declaró: "El obstáculo principal para un nuevo Orden Mundial
justo y estable es EEUU… llegó la hora de hacer serios ajustes".
El magnate financiero sabe cómo hacerlo, empezando por
Trump. Desde el 13 de noviembre hasta el 15, los ricos liberales que pertenecen
al Democracy Alliance Donor Club (DA) se reunieron a puerta cerrada para
discutir cómo tumbar a Donald Trump. Precisamente este club ayuda a Soros a
financiar a sus 198 ONG y unas 1.200 organizaciones de 'izquierda' en todo el
mundo. Precisamente son los que en América Latina se han pronunciado contra la
reelección de Evo Morales moviendo a los movimientos indígenas, contra Rafael
Correa en Ecuador, los que ayudaron a la derrota de Cristina Fernández en
Argentina y facilitaron la destitución de Dilma Rousseff en Brasil.
Según la presidenta de la Democracy Alliance (DA), Gara
LaMarche, todos los miembros que donan no menos de 30.000 dólares a la DA al
año están en un estado de shock y en especial Hillary Clinton, porque "no
se pierden las elecciones que usted supuestamente estaba seguro de ganar con
tanto envuelto en el juego". Los demócratas liberales reunidos han
preparado un plan de guerra total contra Trump, que posteriormente se
convertiría en una 'revolución Púrpura'. Pero no saben sus promotores que esta
revolución podría salir de su control. De acuerdo al modelo estadístico del profesor
Peter Turchin, esta revolución debía empezar en el 2020 cuando se cumplirían
tres condiciones: primero, la élite llegaría a su mayor tamaño; segundo, el
incremento significativo de empobrecimiento de la mayoría de la población; y
tercero, la deuda del Gobierno llegará a un extremo exuberante. (La deuda
pública para el 2020 alcanzará unos 27 billones de dólares, según la proyección
de la Reserva Federal de EEUU).
Mientras tanto, los partidarios de Hillary Clinton han
lanzado actos de protesta, en los cuales están participando profesionales, que
constituyen un 10% de los descontentos. Por supuesto, los medios de
comunicación al servicio de la élite lo niegan, pero los hechos hablan por sí
solos. El portal virtual craiglist.org ofreció 1.500 dólares a la semana a cada
participante en las acciones bajo el lema 'Stop Trump' (Parar a Trump). En New
York se bromea que por esta cantidad saldrán a protestar inclusive los que
votaron a Trump. En Miami, los demócratas han movilizado a brujos y videntes
para que hagan ceremonias y no permitir que Trump entre a la Casa Blanca. Todos
ellos han vaticinado en los medios que el republicano "morirá en un
accidente". Incluso hay uno que lo ha ligado a las predicciones de
Nostradamus en la destrucción del mundo.
El titiritero George Soros está exhortando a los
norteamericanos a "resistir el canto de sirena de Donald Trump",
porque "los terroristas y demagogos quieren asustarnos. No tenemos que
rendirnos". Una de las muchas organizaciones auspiciadas por Soros,
Change.org, está recolectando firmas para la petición de no permitir a Trump
asumir la Presidencia de Estados Unidos. Los supuestos manifestantes
espontáneos a los que entrevistan los medios de comunicación afines a Clinton,
como por ejemplo Yong Jung Cho, resultan ser parte del entorno de Soros. Yong
Jung Cho, según un email del famoso jefe electoral de Hillary, John Podesta, es
el coordinador del 350 Action Campaign de los demócratas. Hay también
fotografías y vídeos de columnas de buses que transportan a los 'espontáneos'
manifestantes.
Bajo el lema lanzado por Soros de 'retomar el poder', los
partidarios de Clinton, que representan el Gobierno de sombra, ya están
preparando la "protesta política más grande en la historia de Estados
Unidos" para el día de la investidura de Trump, el 20 de enero próximo. Un
portal está convocando una "fuerte manifestación contra la investidura de
Donald Trump". El hashtag #DisruptJ20 llama a los norteamericanos a lanzar
una huelga general ese mismo día. Para el día 21 de enero, los portales
auspiciados por Soros invitan también a millones de mujeres a ir a Washington
para oponerse al Gobierno de Trump.
Tan desesperadas están las élites y la propia Hillary
Clinton que no se dan cuenta de que están empezando a soplar, aunque
suavemente, vientos diferentes. Por de pronto, el Senado rechazó la aprobación
del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), tan anhelado por los
demócratas. El presidente de Francia, François Hollande, no sabe qué hacer
después de declarar no hace mucho tiempo que solamente "escuchar el nombre
de Trump le produce náuseas". Los de la OTAN están desesperados después de
una amistosa conversación telefónica de Vladímir Putin con Donald Trump. Los
partidarios de la contención de China están furiosos después del 'boom' de
simpatía que se produjo en China al salir en YouTube la hija de Ivanka Trump,
de cuatro años, recitando los poemas en mandarín de la Dinastía Tang (618-907).
Era en realidad un mensaje de Donald Trump a China.
A la vez, hay cambios también en Europa. En Moldavia y
Bulgaria, el pueblo eligió a los presidentes partidarios de acercarse a Rusia.
En el otro extremo del mundo, en Perú, su presidente incondicionalmente
pronorteamericano, Pedro Pablo Kuczynski, ya se pronunció por diversificar los
acuerdos comerciales con Rusia y China, dándose cuenta de los cambios que se
aproximan a Norteamérica. Realmente nadie sabe lo que pasará y si Trump
sobreviviría física o moralmente la guerra declarada contra su figura por el
'Gobierno de sombra', cuyos partícipes activos son Bill y Hillary Clinton,
además de George Soros.
Nadie en realidad espera milagros de Trump, solamente un
poco de paz y estabilidad económica pues la misma población norteamericana
empieza a sentirse cansada de 223 años de guerra durante 240 años de existencia
de Norteamérica.
Esto es realmente lo que está sucediendo en Venezuela, unos agitadores y unos medios financiados por EEUU
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