TESTIMONIO: Entre el Exilio de los años 50 y la Poesía de la Generación del 70
Rosina Valcárcel Carnero
PUBLICADO: 2015-02-24
El destierro, en sus variantes de exilio forzado y expatriación, es una práctica de control político y cultural que todos los Estados latinoamericanos adoptaron a lo largo de 200 años de vida independiente. Recientes avances en el análisis de esta práctica política han revelado el carácter generalizado y recurrente de este mecanismo de exclusión institucionalizada y su impacto como un factor transnacional, persistente aunque variable, en la historia de América Latina. (dixit Luis Roniger[1] Destierro y exilio en América Latina: Un campo de estudio transnacional e histórico en expansión).
Los exilios políticos durante la década del 50, del s. XX, en Perú fueron una suerte de crimen “específicamente aciago” cometido por “el dictador”, Manuel A. Odría. Sabían que Gustavo Valcárcel, nuestro padre, sí tenía militancia política, entonces era aprista, pero aunque la tuviera me parece que el procedimiento para juzgar conductas impropias por parte de la ley no era la prisión ni el destierro. Ese suceso signó la vida de los cuatro hijos. VALLEJO, tempranamente nos invadió
En lo repentino de la infancia, Vallejo siempre estaba allí con sus ojos vivaces y su perfil nostálgico, en México, Guatemala, Perú, Lima, pues papá en voz alta leía poemas, daba charlas, escribía artículos y debatía acerca de la vida y obra del poeta de Santiago de Chuco. A la vuelta del destierro, dos años después, en 1959, mi padre editó 50 000 ejemplares de la colección titulada Festival César Vallejo. Y después publica César Vallejo, vida y obra, de Luis Monguió. Esta insólita aventura pionera, irradió nuestro hogar y me llenó de emoción compartirla.
Poemas humanos me perturbó en la adolescencia, el poema «Palmas y guitarras», por ejemplo:
¿Qué te importan a ti las balas,
¿Qué te importan a ti las balas,
si el fusil está humeando ya en tu dolor? / Hoy mismo pesaremos
en los brazos de un ciego nuestra estrella / y, una vez que me cantes, lloraremos…
Pongo de relieve el papel de promotor, divulgador y difusor de la obra poética de Vallejo que efectuó Gustavo Valcárcel en nuestro Continente desde los años 50. Los ideales, la experiencia de la prisión, el humanismo, la solidaridad, la belleza, los valores éticos, la bohemia, el viaje como experiencia existencial, las tareas propagandistas y el internacionalismo proletario están presentes en la concepción estética de nuestros escritores. Valcárcel estuvo consciente de la importancia y trascendencia de Vallejo.
La poesía era una suerte de magia. Los autores no se parecían los unos a los otros, cada uno armaba su propio paisaje, aunque sí había algo que los hermanaba el objeto llamado libro, la forma, el tamaño, las tapas, el color, pero el olor casi siempre era el mismo a imprenta. El 15 de mayo de 1963, ya en Lima, en 5to de Secundaria cuando supe que un autor había muerto me dieron tanta tristeza todos los libros que se murieron con él. Esos libros se llevan su corazón, su ser. Desde entonces me preocupa ser alguien en la palabra. Nosotros éramos muy jóvenes pero en el camino nos encontramos nosotros y con los otros. Primero con los poetas de Piélago. Luego con los poetas insulares Armando Rojas y Ricardo Silva Santisteban. Después con los de Estación Reunida, y, finalmente, con los de Hora Zero… etc. Vendría el tiempo para conjurarnos de ciertas ilusiones vanas que nos hicieron creer que éramos héroes de barrio o heroínas de cine al ritmo de boleros de Pedrito Otiniano, la Sonora Matancera, los valses de Juan Gonzalo Rose y Tania Libertad o canciones francesas, música clásica, canciones latinoamericanas.... Vimos filmes como Jules et Jim (1962), drama-romance, director François Truffaut con la actriz Jeanne Moreau…
Viajera por las circunstancias tuve como destino México
Rememorar mis poemarios
El tiempo, la historia nos transforman, soy otra persona. Decisivamente, cada libro ocupó un espacio existencial. El primero, cuando tuve 19 años: Sendas del bosque, 1966. En aquel tiempo, en Nueva York se estrenó Black and White Ball, llamada El partido del siglo, de Truman Capote. El otro espacio, gozó los 28 años con Navíos, 1975. Para entonces nuestra patria tuvo reformas y el mundo era otro: se celebró el Año Internacional de la Mujer, por la Organización de las Naciones Unidas (ONU); el 30 de abril, con la caída de Saigón, finaliza la Guerra de Vietnam.
Viajera por las circunstancias tuve como destino México y como acompañante de viaje, a mi familia. En mi retorno, la Universidad Nacional Mayor de San Marcos me abrió cien ventanas, lo que significó los primeros pasos en la literatura, principalmente en la poesía.
El 9 de julio de 1991, a mis 44 años, ya no estuve sujeta a la vida académica ni a horarios: se amplió mi panorama. Me sentí libre y, en retrospectiva, vi el túnel que llevaba en mis alforjas para una luz futura; y Una mujer canta en medio del caos fue el inicio de dicha luz. En 1995, gozaba entonces 48 años; y sentí con dolor lo que el Perú padecía; entonces, Loca como las aves confronta la realidad y rompe mis interiores. Posteriormente, el 6 de septiembre de 2001, Colmillo Blanco publica Paseo de sonámbula, cuando tenía 54; bordeo sendas y estilos que mi proceso me brinda. Una década después, el año 2011, selecciono poemas dispersos y armo un nuevo trabajo:Naturaleza viva. Esta obra fue editada el 2011 por Hipocampo dentro de la Colección Premio Libro de Poesía Breve 2010, tenía 64 años. Renací y elevé mis cualidades y ansias poéticas. Desde entonces la pluma se desliza en una constancia imparable para mi sorpresa que, en el año 2013, el Fondo Editorial Cultura Peruana edita Contradanza, contaba con 66 años. Y de modo lúdico le hago una gracia a mi nieta con una plaqueta que lleva su nombre: Luana. El año 2014, nace mi obra Poesía reunida por iniciativa aquel Fondo de Cultura Peruana. Y me sentí complacida del eclipse lunar de «Luna Roja» enlazada a mi Poesía reunida.
La poesía, el proceso creativo y “las enfermedades mentales” parecen estar íntimamente enlazadas…
La depresión y la llamada locura son temas recurrentes a lo largo de la historia de la literatura. Dicen que los poetas tienen veinte veces más posibilidades de acabar en un asilo que el resto de la población. Eso dicen. A Keats, el amor obsesivo lo llevó al paroxismo; a Sylvia Plath la llevó al suicidio; a Kleist (1777-1811), la incomprensión de su época terminó con su vida de un disparo. Páginas interminables de escritores y artistas sin definir esta situación. Edgar Allan Poe selló que aún no se había comprobado si «la locura era o no la más excelsa inteligencia». Como escritora, en muchos momentos he padecido tormentos propios de artista incomprendida e impotente ante la sociedad, ante la injusticia, ante la intolerancia. El libro Naturaleza viva es una prueba de mi existencia de lo dicho.
La problemática familiar, el hábitat más íntimo, aparecen en los últimos libros
Porque la mujer de ahora, madura, no veía la fuerza que conlleva una familia. Mi infancia dista mucho con la edad actual; en ese entonces, no advertía que fui desarraigada y partí con mi familia a México por la dictadura de Odría. En la actualidad, como hija y madre, brota de mis adentros la necesidad de ofrendar lo que sé hacer: poesía. Por tal razón, están presentes mis padres, mis hijas y mi familia en general. Sí, la familia está más en Naturaleza Viva y en Contradanza desde un enfoque singular. Sí, el trama de fondo, el que sí me capta es el tema padre-hija; quizás con cierto origen kafkiano. Ese sí acorrala, es un tema sugerente; tal vez por la autoridad paterna, quizás porque he sido madre después. La relación madre-hija no es fácil en la sociedad-cultura occidental. Pero ahí vamos.
Las lecturas de infancia son las que nos sellan
Por cierto, porque tierno no solo lees, fabulas, haces fantasías, creas mitos, y modos de vivir, creas una noción de pasado. Vives inventando un montón de formas, por eso puedes vivir de ellas después. Por ejemplo, La vuelta al mundo en ochenta días o las 20 mil leguas de viaje submarino, de Julio Verne, que leímos cuando teníamos doce años no se terminan jamás. El conocimiento y la inteligencia de la persona mayor es saber ir puliendo para advertir qué hay detrás de los primeros libros, de aquellas lecturas. ¿Qué evocamos? Hace alrededor de un siglo, ¿qué avión surcaba el cielo? Los barcos de vapor eran la primicia. Fue en aquel momento surgió en el mar un monstruo, que era el pánico de los marineros. Para agarrarlo, se preparó la embarcación “Abraham Lincoln”... En mi caso, antes de los diez años leí diversos cuentos rusos valiosos como Chuk y Gek, La Manopla. Sin embargo, el filme mudo de 1925: El acorazado Potemkin, dirigido por el soviético Serguéi M. Eisenstein dejó honda huella en mí. La película representa el motín sucedido en el acorazado Potemkin en 1905, cuando la tripulación se rebeló contra los oficiales del régimen zarista.
Es muy difícil definir la poesía
Es muy complejo. Un ente es poesía si, cuando lo lees, dices "esta soy yo". Y lo que te expresa a veces te sorprende. Una innovadora poesía necesita un buen lector. Es cierto que la poesía la pueden leer todos, pero solicita más energía que la lectura de un periódico. Aquí no se concede: si pretendes sacarle más partido, has de hacer más esfuerzo. Acaso la poesía sea un destino.
Notas
Destierro y exilio en América Latina: Un campo de estudio transnacional e histórico en expansión http://t.co/Ng6FmSYQJ3 vía @Pacarinadelsur}
PLÁTICA IMAGINARIA: Entre Ros y R.L.C.
Texto base para el evento Testimonio y poesía, Poesía escrita por mujeres, organizado por la Academia Peruana de la Lengua y realizado del 24 al 27 de febrero de 2015 en el Instituto Raúl Porras Barrenechea.
http://t.co/vyJYtvaSHl
vía @elcomercio
Mi reconocimiento a la Revista Libre Pensamiento por la labor de difusión de ideas y creaciones nuestras. La foto la tomó el gran artista Carlos "Chino" Domínguez. En ella están los
ResponderEliminargrandes poetas Leoncio Bueno y Pablo Guevara de la Generación del 50. José Rosas Ribeyro, Tulio Mora, el pintor "Zambo Tang", poetas Jorge Pimentel, Juan Ramírez Ruiz,
Rosina Valcárcel, el amigo "Carancho", un hijo de Leoncio Bueno. Estamos en el Taller de Breña del dirigente del Círculo 1° de Mayo.