Por WINSTON ORRILLO
“El colorado decía que una porción de ciudad
se reconstruye en cada silencio
y en cada recuerdo, que se colectivizan y se
alteran en el relato de sus
protagonistas.
Y el negro Wilder agregaba que
las cosas son como son, compadre, nada más”.
D.C.
El
epígrafe revela dos características evidentes de este nuevo libro de Dante
Castro: su vena poética, y, asimismo, el coloquialismo que hace, de su
literatura, fácilmente inteligible, fácilmente
asimilable.
Por
otra parte, la onomástica del volumen: “Gordas
al amanecer”(Editorial San Marcos, 2014), ofrece una madurez en su autor
como para haber hallado un nombre marquetero para su más reciente producción,
pues, en realidad, si hablamos de gordas, solo el relato que da título a la
colección, y “La gorda que vino de Europa”, contienen este atractivo adicional
del volumen femenino. Pues los otros cuentos abordan una serie de situaciones,
siempre expectantes, y de raigambre variada: encuentros amorosos de alto
voltaje, arquetipos de crueldad –donde puede hallarse la huella de un Clemente
Palma, v.gr. en “Amor filial”-, manejo de un contexto político en el que el
autor siempre discurre con pleno conocimiento de causa y habilidad estilística,
que se transparentan en una prosa de singular penetración, y, sobre todo, en el
tratamiento del suspenso, presente, en especial, en “Peste rosa”, así como su
habilidad para los “remates”, lo que nos entrega a un autor con alto dominio
del oficio.
Otro
aspecto que nos conduce a la madurez del estilo de Dante Castro, es la
inserción de un lenguaje figurado que complementa, cabalmente, la fuerza de sus
descripciones. V.gr.:
“Pero
ahora que lo meditaba, el sujeto que vio en el juzgado lo devolvía a un ambiente sórdido que podía desempolvar de
las telarañas del olvido…” “El pastor rió mirándolo con ojos ofídicos…” “Entonces, rió. Su risa se hizo
patéticamente larga, irrefrenable, contagiosa, demencial. El negro también
reía, descontrolado. Y se abrazaron en
medio de carcajadas, como si ambos hubieran descubierto un yacimiento de
minerales preciosos. Era una alegría veraniega que conspiraba contra el cielo
invernal color cemento.”
Un
punto polémico es la forma como Dante aborda el mundo de la mujer. Imagino la
cimitarra de alguna feminista ante expresiones como las siguientes, pero
perfectamente inteligibles en el contexto de su narración:
“Las poses eran del dominio de
todas, incluso de las que decían no haberlas practicado o que un nunca vieron pornografía. Todas eran
pornógrafas, fornicarias, erotómanas. El resto es hipocresía, Gordon. Hoy en
día ninguna es santa. Por eso Domínguez sabía llegar a la pose adecuada, ella
en posición de bestia cuadrúpeda y él
gozando de su vagina totalmente expuesta”.
Un
lenguaje desenfadado, coloquial, le da el particular encanto a estos relatos de
un neorrealismo urbano y, aun, de un cierto naturalismo. Veamos más ejemplos:
“-Somos barrio, negro. Le
sacamos la mierda… Pero somos barrio, un solo corazón. ¡Vamos Boys!, gritó
alguien…-Manuel Vicente Nolasco, ya no me reconoces por lo viejo que estoy… Soy
Marco Landa, tu causa de Letras…¿te acuerdas?... Kanebo no laboraba con
chatarra”.
Y
he aquí una de las estupendas descripciones, en las que Dante combina el
lenguaje figurado con el realismo más audaz:
“-Manolo, he venido a proponerte mis
esfuerzos. ¿Sirvo de profesor aquí?//El quelonio parecía tragarse todo el aire
de la habitación en un suspiro interminable. Sus ojillos de animal de sangre
fría merodearon por los diplomas, por los trofeos y por las estanterías de los
libros, hasta que se serenó de pronto”.
Opinamos
que este libro que, por las noticias, está obteniendo merecida resonancia,
revela la plena madurez de su autor quien, por así decirlo, se desenvuelve en
una temática plural: el relato político, el de incursión en el ambiente de
barrio –especialmente su bienamado Callao-, la deliciosa visita a la relación
de pareja –aunque sea casi siempre dispareja- y el análisis de los resultados
de la incursión –dilacerada- en la temática social, la cual se ve en el que, a
juicio del suscrito, es el mejor relato del libro: “Libertad restringida”.
Obra
para gozar y pensar, texto que nos conduce, a pesar de aparentes incursiones en
desaforadas situaciones, al centro de la aventura humana, especialmente de ese
ser que somos y que padecemos.
Dante
Castro Arrasco (Callao, 1959), nombre completo del autor, es un escritor con
formación universitaria sanmarquina y de la PUC, así como de la Universidad de
La Habana. Si nos ponemos a enumerar su dilatado curriculum, empleamos demasiado espacio: basta señalar que es
ganador del más importante Premio Literario en Español, el de la Casa de las
Américas, de la Patria de Martí y de innúmeros certámenes nacionales de cuento.
Es autor de seis volúmenes de relatos y su obra Cuentero de Monte Adentro
forma parte del Plan Lector para estudiantes de secundaria del Perú, así
como dos títulos más: Demonio de monte
y Libertad restringida.
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