Ayotzinapa en la Red En
Defensa de la Humanidad
Por: Angel Guerra Cabrera
18
diciembre 2014
Volamos
hacia Venezuela desde La Habana en la nave que utilizara Hugo Chávez durante su
primer periodo presidencial. El camastrón, así bautizado por el comandante, es
un Boeing de pasajeros 737-200 sin más lujo que un modesto espacio privado.
Viajar
en él es tocar con las manos un lugar donde se hizo historia con mayúscula y
sentir el alma inundarse de emoción porque trae al recuerdo los intensos
desplazamientos de Chávez por el mundo, impulsores de fundamentales
acontecimientos que en quince años cambiaron, por el camino bolivariano y
martiano, el destino de Nuestra América y la geopolítica del mundo. Me limito a
mencionar la resurrección de la OPEP (1999-2000), el surgimiento del Alba
(2004) hasta llegar a la Celac pasando por Unasur, el entierro del ALCA en Mar
del Plata (2005) y el establecimiento de las alianzas estratégicas de Caracas
con Moscú, Pekín y Teherán, hechos inconcebibles sin el liderazgo de Chávez,
que marcaron a fuego el siglo XXI.
El
camastrón penetra raudo los bancos de nubes que se erigen entre sus pasajeros y
la capital de Venezuela. Es parte de una flotilla de aviones dispuestos por el
gobierno venezolano en varios puntos del planeta para eludir el bloqueo aéreo,
una de las armas de la inmisericorde guerra económica contra la Revolución
Bolivariana, y conduce a mexicanos, cubanos y a un vasco- boliviano al
Encuentro por el Décimo Aniversario de la Instalación de la Red En Defensa de
la Humanidad.
Los
objetivos de los 130 intelectuales de 35 países que deliberamos durante tres
días son hacer un balance de los logros y deficiencias de la Red en la década,
renovar nuestras formas de trabajo y adaptarlas a la nueva coyuntura
internacional de violencia e ilegalidad imperialista sin límites, tránsito de
la hegemonía estadunidense a la pluripolaridad y aparición de nuevas
tecnologías de la comunicación, útiles en la lucha por las ideas democráticas
pese a los fines bélicos y consumistas con que fueron concebidas y se abusa de
ellas.
Pero,
ante todo, definimos como prioritarios el apego a las ideas de Fidel y Chávez
que nos dieron origen en una pionera reunión de mexicanos y cubanos, la
solidaridad con los gobiernos antineoliberales y movimientos populares de
nuestra región, en particular con el gobierno chavista, y el apoyo irrestricto
al presidente Nicolás Maduro y su dificilísimo pero fructífero esfuerzo por
ponerse a la altura del reto que significa la desaparición física de Chávez.
El
éxito de Maduro ante la feroz arremetida mediático-subversiva-financiera que
sufre el pueblo venezolano es trabajar sin descanso por las ideas y objetivos
del fundador del chavismo pero sin pretender sustituirlo sino multiplicarlo en
el pueblo venezolano con una radicalización de la democracia participativa.
El
encuentro de Caracas recuerda las palabras de Chávez hace diez años en la
instalación de la Red con la proyección de fragmentos de su discurso de
entonces, que conmueven a todos y en los que el comandante pormenoriza su
concepto de humanidad y en qué consiste su defensa en una época en que está en
grave peligro la vida sobre la tierra a consecuencia del cambio climático y del
peligro de una conflagración nuclear que pondrían fin a nuestra especie.
Chávez
enfatiza que la defensa de la humanidad debe partir de una estrategia ofensiva.
Constatamos
en la discusión que aunque la Red se ha anotado éxitos importantes en la
solidaridad con los pueblos, en la defensa de Cuba y Venezuela y otros procesos
de cambio latino-caribeños o de luchas heroicas como la de Palestina, han
respondido más a una táctica defensiva que a una actitud ofensiva.
Decidimos
pasar a la ofensiva con estructuras horizontales, trasversales y un mínimo de
centralidad indispensable, distribuyendo el trabajo de experimentados expertos
en temas como guerra económica, comunicación, militarización, integración y otros.
Ratificamos
nuestra voluntad de enfrentar y derrotar la ofensiva del capital contra los
pueblos capitaneada por Washington y apreciamos que es nuestro deber evitarle a
la humanidad los horrores con que el imperio desangra y se traga a México.
Expresamos
en la Declaración
Política: “Ayotzinapa sintetiza los agravios cometidos por el imperio y la
oligarquía local contra México, y es también el modelo de dominación impuesto
por el neoliberalismo que no queremos para la humanidad. La voz del pueblo se
alzó en las calles y se escuchó un grito acusador: ¡fue el Estado!”.
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