Lucha progresista contra el pernicioso individualismo capitalista
03/10/2014
Entrevista
con Angela Davis
El
feminismo negro, la importancia de lo colectivo, de Palestina, del complejo
industrial de prisiones
En
esta entrevista, Angela Davis, activista, profesora, escritora e icono del
movimiento Black Power, habla de los vínculos existentes entre las luchas
globales. Retomando los temas del feminismo negro, de la importancia de lo
colectivo, de Palestina, del complejo industrial de prisiones, la Profesora
Davis expone el papel que los pueblos pueden y deben jugar.
-Frank
Barat (FB): A menudo hablas del poder de lo colectivo y haces hincapié en la importancia
de los movimientos populares. ¿Cómo podemos conseguir ese poder en una sociedad
que fomenta el egoísmo y el individualismo?
-Angela
Davis (AD): Desde
el ascenso del capitalismo global y las ideologías relacionadas con el
neoliberalismo, es cada vez más importante identificar los peligros del
individualismo. Las luchas progresistas –centradas sólo en el racismo, la represión, la
pobreza u otras cuestiones- están destinadas al fracaso si al mismo tiempo no
intentan desarrollar la conciencia acerca de la insidiosa promoción del
individualismo capitalista. Aunque Nelson Mandela insistía siempre en
que sus logros eran logros colectivos conseguidos por hombres y mujeres, sus
camaradas, los medios trataron de santificarle como individuo heroico. Un
proceso parecido se llevó a cabo para disociar al Dr. Martin Luther King, Jr,
del inmenso número de mujeres y hombres que constituyeron el corazón mismo del
movimiento estadounidense por la libertad de mediados del siglo XX. Es
esencial resistirse a describir la historia como la obra de individuos heroicos
para que la gente reconozca hoy su potencial como parte de una comunidad de
lucha cada vez más amplia.
-FB:
¿Qué queda hoy del movimiento del Black Power?
-AD: Pienso en el movimiento
del Black Power –o a lo que nos referíamos en su momento como movimiento de
liberación de los negros- como un momento especial en el desarrollo de la
búsqueda de la libertad de los negros. Fue, en muchos sentidos, una respuesta a
lo que se percibía como límites del movimiento por los derechos civiles: no
sólo necesitábamos proclamar derechos legales dentro de la sociedad existente,
sino también exigir derechos sustantivos –puestos de trabajo, vivienda,
atención sanitaria, educación, etc.- y desafiar la estructura misma de la
sociedad. Esas demandas –también contra los encarcelamientos racistas, la
violencia de la policía y la explotación capitalista- se sumaron al programa de diez puntos del
Partido de las Panteras Negras (PPN).
Aunque
las personas negras han entrado en las jerarquías económicas, sociales y
políticas (el ejemplo más espectacular fue la elección de Barack Obama en
2008), hay un abrumador número de ellas sometidas al racismo económico,
educativo y carcelario a un nivel mucho mayor que durante la era anterior a los
derechos civiles. En muchos aspectos, las demandas del programa de diez puntos
del PPN son ahora tan importantes –o quizá incluso más importantes- como
durante la década de los sesenta, que fue cuando se formularon por vez primera.
-FB:
La elección de Barack Obama fue celebrada por muchos como una victoria contra
el racismo. ¿Crees que fue una falacia? ¿Piensas que realmente ha estado
paralizando durante mucho tiempo a la izquierda, así como a los afroamericanos
implicados en la lucha por un mundo más justo?
-AD: Muchos de los supuestos
respecto a la importancia de la elección de Obama están totalmente equivocados,
especialmente los que describen que un hombre negro en la presidencia de EEUU
simboliza la desaparición de la última barrera del racismo. Pero creo que la
elección en sí fue importante, sobre todo porque la mayor parte de la gente
–incluyendo la mayoría de la gente negra- no creía al principio que fuera
posible elegir a una persona negra para la presidencia. Efectivamente, los
jóvenes crearon un movimiento –aunque debería calificarse diciendo que era un
cibermovimiento- que consiguió lo que parecía ser imposible.
El problema es que la gente que se asociaba a sí misma con
ese movimiento no prosiguió ejerciendo ese poder colectivo como presión, lo que
hubiera podido obligar a Obama a moverse en direcciones más progresistas (por
ejemplo, contra un incremento militar en Afganistán, por un rápido
desmantelamiento de Guantánamo, por un plan más completo de atención
sanitaria). Creo que es importante destacar, incluso cuando nos
mostramos críticos con Obama, que no habríamos estado mejor con Romney en la Casa
Blanca. De lo que hemos carecido en estos últimos cinco años no es del
presidente adecuado, sino más bien de movimientos de masas bien organizados.
-FB:
¿Cómo definirías el “feminismo negro”? ¿Y qué papel podría jugar en las
sociedades actuales?
-AD: El feminismo negro
surgió como un esfuerzo teórico y práctico para demostrar que la raza, el
género y la clase son inseparables en los mundos sociales que habitamos. En el
momento de su aparición, a las mujeres negras se les pedía con frecuencia que
eligieran qué era lo más importante para ellas, el movimiento negro o el
movimiento de las mujeres. La respuesta era que esa era una pregunta
equivocada. La pregunta más apropiada era cómo entender las intersecciones e
interconexiones entre los dos movimientos. Todavía estamos enfrentándonos al desafío de
entender las complejas vías por las que se entrelazan la raza, la clase, el
género, la sexualidad, la nación y las capacidades, pero también al reto de
cómo avanzar más allá de estas categorías para entender las interrelaciones de
ideas y los procesos que parecen estar separados y sin vínculos entre ellos.
Insistir en las conexiones entre las luchas y el racismo en EEUU y las luchas
contra la represión israelí de los palestinos es, en ese sentido, un proceso
feminista.
-FB:
¿Piensas que ha llegado ya el momento de que la gente se desenganche de los
principales partidos políticos y de ese concepto que nuestros “dirigentes”
denominan democracia representativa? El hecho de involucrarnos en un sistema
tan corrupto y podrido, gobernado sólo por el dinero y la avaricia, le da
legitimidad, ¿no es verdad? ¿Cómo detener esta charada, dejar de votar y
empezar a crear algo nuevo y orgánico de arriba abajo?
-AD: Ciertamente, no creo que
los partidos políticos existentes puedan constituir nuestros ámbitos
fundamentales de lucha, pero el ámbito electoral puede utilizarse como terreno
sobre el que organizarse. En EEUU, hemos necesitado durante mucho
tiempo de un partido político independiente, un partido de los trabajadores
antirracista y feminista. Creo también que tienes toda la razón al
identificar el activismo de base como el ingrediente más importante para la
construcción de movimientos radicales.
-FB:
El mundo árabe ha pasado por cambios tremendos en los últimos años, con revoluciones
en curso en muchos países. ¿Qué importancia tiene que en Occidente la gente
comprenda la complicidad de nuestros propios gobiernos en el mantenimiento de
las dictaduras árabes?
-AD: Creo que es
completamente pertinente que los pueblos del mundo árabe exijan que nosotros,
en Occidente, impidamos que nuestros gobiernos apoyen a regímenes
dictatoriales, y especialmente a Israel. La llamada “guerra contra el
terror” ha hecho un daño inestimable al mundo, incluyendo la intensificación
del racismo antimusulmán en EEUU, Europa y Australia. Como progresistas del
Norte global, no hemos reconocido realmente nuestras importantes responsabilidades en
la prosecución de los ataques ideológicos y militares contra los pueblos del
mundo árabe.
-FB:
Hace poco diste en Londres una charla sobre Palestina, el G4S (Grupo 4 de
Seguridad), que es el grupo de seguridad privada mayor del mundo, y el complejo
industrial de prisiones. ¿Puedes explicarnos como están vinculados?
-AD: Con el pretexto de la
seguridad y el Estado de seguridad, el G4S se ha introducido en las vidas de la
gente por todo el mundo, especialmente en Gran Bretaña, EEUU y Palestina. Esta
compañía es la tercera corporación más grande del mundo después de Walmart y
Foxcomm, y es el mayor empleador privado en el continente de África. Han
aprendido a aprovechar el racismo, las prácticas antiinmigratorias y las
tecnologías de castigo en Israel y en todo el mundo. El G4S es directamente
responsable de las experiencias de reclusión política de los palestinos, así como
de todo lo relativo al muro del apartheid levantado allí, del encarcelamiento
en Sudáfrica, de las escuelas-prisión en EEUU y del muro a lo largo de la
frontera entre México y EEUU. Sorprendentemente, durante la reunión de Londres
nos enteramos que el personal del G4S es responsable de ataques sexuales contra
las mujeres en determinados centros de detención en Gran Bretaña.
-FB:
¿Cómo es de rentable el complejo industrial de prisiones? Has dicho a menudo
que es el equivalente a la “esclavitud moderna”.
-AD: El complejo industrial
global de prisiones está continuamente expandiéndose, como se puede ver en el
ejemplo del G4S. Por tanto, una puede asumir que su rentabilidad está en alza.
Ha llegado a abarcar no sólo prisiones públicas y privadas (y las prisiones
públicas están más privatizadas de lo que uno podría pensar y cada vez más
sujetas a las demandas del beneficio) pero también las instalaciones para
jóvenes, las prisiones militares y los centros de interrogatorio. Además, el
sector más lucrativo del negocio de las prisiones privadas es el de los centros
de detención de inmigrantes. Puede por tanto entenderse por qué la legislación
antiinmigrante más represiva en los EEUU fue redactada por las compañías de las
prisiones privadas en un intento manifiesto de maximizar sus beneficios.
-FB:
Una sociedad libre de cárceles-prisiones ¿es, en tu opinión, posible o es una
utopía? ¿Cómo podría funcionar?
-AD: Pienso que una sociedad
sin prisiones es una posibilidad realista en el futuro, pero en una sociedad
transformada, una sociedad en la que las necesidades de la gente, y no el
lucro, constituya la fuerza motriz. Al mismo tiempo, la abolición de las prisiones
parece una idea utópica precisamente porque la prisión y las ideologías que la
refuerzan están muy profundamente enraizadas en nuestro mundo contemporáneo. Hay
cifras enormes de gente tras las rejas en EEUU –alrededor de dos millones y
medio- y cada vez se utiliza más el encarcelamiento como estrategia de
desviación de los problemas sociales subyacentes: racismo, pobreza, desempleo,
falta de educación, etc. Estas cuestiones no se abordan nunca de forma
seria. Sólo es una cuestión de tiempo que la gente empiece a darse cuenta de
que la prisión es una solución falsa. La defensa del abolicionismo puede y
debería producirse en relación con las demandas de una educación de calidad, de
estrategias laborales antirracistas, de atención sanitaria gratuita y todo ello
dentro de otros movimientos progresistas. Puede ayudar a promover una crítica
anticapitalista y movimientos por el socialismo.
-FB:
¿Qué es lo que el boom del complejo industrial de prisiones está indicando
sobre nuestra sociedad?
-AD: Las elevadas cifras de
gente tras las rejas por todo el mundo y la creciente rentabilidad de los
medios para mantenerlos cautivos son uno de los ejemplos más impresionantes del
capitalismo global. Pero los obscenos beneficios que se obtienen del
encarcelamiento masivo están vinculados a los beneficios de la industria
sanitaria y de la educación y otros servicios humanos comercializados que
deberían realmente estar a libre disposición de todos.
-FB:
Hay una escena en “The
Black Power mixtape”, un documental sobre el movimiento de las Panteras
Negras/Poder Negro que apareció hace un par de años, donde el periodista te
pregunta si apruebas la violencia. Tu respuesta fue: “¡Qué pregunta, ¿que si
apruebo la violencia?! No tiene sentido”. ¿Podrías elaborarla?
-AD: Intentaba señalar que
las preguntas acerca de la validez de la violencia deberían dirigirse a esas
instituciones que mantienen y continúan manteniendo el monopolio de la
violencia: la policía, las prisiones, el ejército. Expliqué que crecí en el sur
de EEUU en un momento en el que los gobiernos permitían que el Ku Klux Klan
perpetrara ataques terroristas contra las comunidades negras. En aquella época
me metieron en la cárcel, tras acusarme falsamente de asesinato, secuestro y
conspiración y me convirtieron en un objetivo de la violencia institucional, y
van y me preguntan si estoy de acuerdo con la violencia. Fue grotesco. También
estaba tratando de señalar que la promoción de la transformación
revolucionaria no tiene como primer punto a la violencia, sino a cuestiones
sustantivas como mejores condiciones de vida para la gente pobre y la gente de
color.
-FB:
Mucha gente piensa actualmente que formaste parte de las Panteras Negras, y
algunos incluso piensan que fuiste uno de los miembros fundadores. ¿Puedes
explicar cuál fue tu papel exactamente, tus afiliaciones en aquel momento?
-AD: No fui miembro fundador
del Partido de las Panteras Negras. En 1966, el año en el que se fundó el PPN,
me encontraba estudiando en Europa. Después, en 1968, me uní al Partido
Comunista y también me convertí en miembro del PPN y trabajé con una rama de la
organización en Los Ángeles, donde me encargaba de la educación política. Sin
embargo, en un determinado momento, el liderazgo decidió que los miembros del
PPN no podían afiliarse a otros partidos, por lo que decidí conservar mi
afiliación al Partido Comunista. Sin embargo, seguí apoyando y trabajando con
el PPN. Cuando me metieron en la cárcel, el PPN fue la principal fuerza que
defendió mi libertad.
-FB:
Volviendo a tu respuesta sobre la violencia, cuando escuché lo que decías en el
documental, pensé en Palestina. La comunidad internacional y los medios
occidentales están pidiendo siempre, como condición previa, que los palestinos
renuncien a la violencia. ¿Cómo puedes explicar la popularidad de esta
narrativa de que los oprimidos tengan que garantizar la seguridad de los
opresores?
-AD: El hecho de poner
la cuestión de la violencia en primer plano sirve casi inevitablemente para
tapar los problemas que están en el centro de las luchas por la justicia.
Así sucedió en Sudáfrica durante la lucha contra el Apartheid. Fíjate que a
Nelson Mandela –al que han santificado como el defensor más importante de la
paz de nuestro tiempo- le mantuvieron en la lista estadounidense de terroristas
hasta 2008. Los aspectos más importantes de la lucha palestina por la libertad y
autodeterminación se minimizan y se vuelven invisibles ante quienes intentan
equiparar la resistencia palestina ante el apartheid israelí con el terrorismo.
-FB:
¿Cuándo fue la última vez que estuviste en Palestina? ¿Qué impresión dejó en ti
esa visita?
-AD: Viajé a Palestina en
junio de 2011 con una delegación de activistas/académicas feministas indígenas
y de color. La delegación incluía mujeres que habían crecido bajo el Apartheid
sudafricano, bajo las leyes Jim Crow del Sur y en las reservas indias. Aunque
todas habíamos estado anteriormente implicadas en el activismo solidario
palestino, todas nosotras nos quedamos terriblemente impactados por lo que vimos
y decidimos animar a nuestros distritos a que se unieran al Movimiento del BDS (siglas en
inglés de Boicot, Desinversión y Sanciones) y ayudar a intensificar la campaña
por la libertad de Palestina. Más recientemente, alguna de nosotras nos
implicamos en conseguir que se aprobara una resolución que instaba a participar
en el Boicot Académico y
Cultural de la American Studies Association. Las componentes de la delegación
se involucraron en la aprobación de una resolución de la Modern Language
Association censurando a Israel por rechazar la entrada de académicos
estadounidenses en Cisjordania que iban a enseñar e investigar en las
universidades palestinas.
-FB:
Hay varios medios de resistencia de los que pueden disponer los pueblos
oprimidos por regímenes racistas o coloniales o por ocupaciones extranjeras (i.e.,
Protocolo Adicional I del Convenio de Ginebra), incluyendo el uso de de la
fuerza armada. En la actualidad, el movimiento de solidaridad palestino se ha
comprometido con la vía de la resistencia no violenta. ¿Piensas que con sólo
esto se pondrá fin al apartheid israelí?
-AD: Desde luego, los
movimientos de solidaridad son por su propia naturaleza no violentos. En
Sudáfrica, incluso cuando se estaba organizando un movimiento de solidaridad
internacional, el CNA (Congreso Nacional Africano) y el PCSA (el Partido
Comunista de Sudáfrica) llegaron a la conclusión de que su movimiento
necesitaba de un ala armada: Umkonto We Siswe. Tenían todo el derecho a tomar
esa decisión. Del mismo modo, le corresponde al pueblo palestino utilizar los
métodos que estime más convenientes para tener éxito en su lucha. Al mismo
tiempo, está claro que si Israel está aislado política y económicamente, como
la campaña del BDS intenta, no podrá seguir adelante con sus prácticas de
apartheid. Si, por ejemplo, nosotros, en EEUU, obligamos a la administración
Obama a interrumpir sus ocho millones de dólares al día de apoyo a Israel, se
iniciaría un largo camino de presiones a Israel para que pusiera fin a la
ocupación.
-FB:
Formas parte de un comité para
la liberación del preso político palestino Marwan Barghouti y de todos los
presos políticos. ¿Qué importancia tiene, para que prevalezca la justicia, que
todos ellos sean liberados?
-AD: Es fundamental que se
libere a Marwan Barghouti y a todos los prisioneros políticos que se hallan en
las cárceles israelíes. Barghouti lleva dos décadas tras las rejas. Su terrible
situación refleja el hecho de que la mayor parte de las familias palestinas han
tenido o tienen al menos a un miembro encarcelado por las autoridades
israelíes. Actualmente hay alrededor de 5.000 presos palestinos y sabemos que
desde 1967, Israel ha enviado a prisión a 800.000 palestinos (el 40% de la
población masculina). La demanda de liberar a todos los presos políticos
palestinos es un ingrediente fundamental de la exigencia de acabar con la
ocupación.
-FB:
Durante una charla en la Universidad
Birbeck de Londres, dijiste que la cuestión palestina tiene que
convertirse en una cuestión global, una cuestión social que debería llevar en
su programa o agenda todo movimiento que luche por la justicia. ¿Qué quisiste
decir con esto?
-AD: Que al igual que la
lucha contra el apartheid sudafricano fue una causa abrazada por los pueblos de
todo el mundo e incorporada a muchas agendas de justicia social, las
organizaciones y movimientos involucrados en causas progresistas por todo el planeta
deben involucrarse de igual modo en la solidaridad con Palestina. Se ha tendido
a considerar a Palestina como una cuestión aparte –y, lamentablemente,
demasiado a menudo, marginal-. Este es precisamente el momento de animar a
todos los que creen en la igualdad y en la justicia para que se unan al
llamamiento por una Palestina libre.
-FB:
La lucha es interminable, ¿verdad?
-AD: Yo diría que nuestras
luchas maduran, producen nuevas ideas, nuevos planteamientos y nuevos terrenos
con los que comprometernos en la búsqueda de la libertad. Como Nelson Mandela,
debemos estar dispuestos a abrazar el largo camino hacia la libertad.
Frank
Barat es un activista por los derechos humanos, vive en Londres. Es asimismo
coordinador del Tribunal Russell sobre Palestina.
Jadaliyya.com.
Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández. Revisado por La Haine
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