24/08/2014
Se
confirma lo que ya se sabía: Salvador Allende no se suicidó
Histórica
revelación de sobrino del general que dirigió asalto a La Moneda: “Mi tío el
general Palacios nos contó que él le dio un tiro de gracia a Salvador Allende”
Dagoberto Palacios González
En entrevista con
este corresponsal, Dagoberto Palacios González (55) reveló que su tío Javier Palacios
Ruhmann confesó -en una cena de febrero de 1977- que él remató al presidente
Salvador Allende. Esta información es coincidente con otro testimonio entregado
a contramano por este general, el que fue publicado en libro Allende: “Yo no me rendiré”. La investigación histórica y forense que
descarta el suicidio (Ceibo, 2013). Allí se detallan las precisas
circunstancias en las que se había producido la muerte del Presidente Allende.
“En la Universidad me di cuenta de muchas cosas… compañeros
que desaparecían. No me gustaban las formas del régimen militar. Ahí me
izquierdicé, lo que me significó muchos conflictos con mi familia, hasta que mi
padre me echó de la casa porque fui al entierro del cura André Jarlan, que fue
asesinado por militares en la Población La Victoria (el 4 de septiembre de
1984). No aguantó… como él trabajaba con generales…”.
Dagoberto
recuerda que a fines 1976 o a principios de 1977 su padre comenzó a trabajar en
el edificio Diego Portales, que era sede de la Junta Militar de Gobierno. Allí
lo llevó el general Carlos Forestier. Dagoberto estima que su progenitor laboró
allí hasta 1981, año en que comenzó a trabajar con el fabricante de armas
Carlos Cardoen Cornejo. Forestier también se integraría a este equipo.
La
confesión
Dagoberto
Palacios recuerda que cuando tenía 14 ó 15 años su papá comenzó a llevarlo como
acompañante a algunas de sus actividades. En su círculo de amigos destacaban el
entonces coronel Sergio Badiola, el general Forestier y su primo el general
Javier Palacios.
Ellos
gustaban de ver partidos de fútbol en el Estadio Nacional y, tras estos, ir a
cenar. Uno de sus restoranes predilectos era uno ubicado en calle Cuevas
(Santiago Centro) que era propiedad de Omar Palacios, hermano de Fernando. El
18 de febrero de 1977, tras un partido entre la selección de Chile y Flamengo
(de Brasil), fueron a comer a ese restorán. Estaban los generales
Palacios, Forestier y Badiola; su Papá y él.
“Antes que trajeran la comida, mientras se servían un
par de copas de vino, alguien le preguntó a mi tío el general Palacios ‘¿qué
pasó con Allende el día del golpe en La Moneda?’. Entonces mi tío nos contó que
él le dio un tiro de gracia a Salvador Allende”, reveló Dagoberto Palacios.
Expresa
Dagoberto que ese comentario resultó sorpresivo: “Los otros se miraron con cara
de decir: ‘Y éste, ¿qué está diciendo?… Se está condenando sólo’”. Dagoberto
recuerda que luego llegaron los platos y la conversación quedó hasta allí.
Nadie preguntó más, ni Palacios volvió al tema.
El
sobrino del general Palacios prosiguió con su relato: “después que llegamos a casa mi
padre me hizo rejurar de por vida que no iba a contar lo que había escuchado. Me
dijo: ‘esto queda guardado, porque tú tienes que cuidar el interés de la
familia’. Hay que entender que en esos tiempos importaba mucho el apellido, la
familia. Pero después yo entré a la Universidad y me di cuenta que las cosas
eran totalmente diferentes”.
Dagoberto
Palacios afirma que a mucha gente le contó esto, pero que muchos no creyeron o
no pudieron hacer nada. “Pero bueno, hay cosas que se creen y otras que no se
creen”, expresó.
Médico
Forense Luis Ravanal
Suicidio
imposible
El
testimonio de Dagoberto Palacios no ahonda en detalles que fijen el contexto en
que se produjo la muerte de Salvador Allende. Pero es una pieza clave del
puzzle en que se ha convertido el Caso Allende, el que fue cerrado
'definitivamente' por la Justicia de Chile en enero de este año, luego que la
Corte Suprema ratificara la sentencia del ministro [juez] Mario Carroza (de
septiembre de 2012) quien determinó que Allende se suicidó, tras rendirse.
El fallo de la Corte Suprema contó con el voto de minoría del
ministro Hugo Dolmestch –considerado el mejor penalista del máximo tribunal-
quien en su fundamentación hizo ver que el cráneo de Allende tenía dos disparos
hechos con dos armas distintas, manifestando que ese antecedentes hace
inverosímil el suicidio.
Según
resolución de la Corte Suprema –número 5778-13–, Dolmetsch argumentó que la
investigación sumarial de la causa no logró “resolver la discordancia que surge
del análisis de los informes periciales realizados”.
Explicó:
“Los
hallazgos descritos en el Protocolo de Autopsia número 2449-73 establecieron la
existencia de un orificio de salida en la zona posterior de la bóveda craneana
del expresidente, incompatible con la destrucción causada por el impacto
supuestamente autoinferido con un fusil de guerra, lo que refuerza la tesis de
la ocurrencia de a lo menos dos impactos de bala penetrantes en el cráneo, uno
provocado presuntamente por un arma de mediana o baja velocidad y otro de
fuente distinta, pudiendo corresponder a proyectiles y armas diferentes, circunstancia
que no descarta la intervención de terceros”.
El
ministro Dolmestch cerró su razonamiento expresando que “no resulta aconsejable
cerrar para siempre el proceso, desde que tal vez a futuro bien podrían
aparecer nuevos antecedentes que despejen sus actuales dudas”.
Es
altamente valioso el hecho que este juez mencionara el orificio de salida de
bala presente en la parte posterior derecha de la bóveda craneana del
presidente Allende, que fuera descrito en la autopsia de 1973, el que
claramente tuvo un origen distinto al disparo de fusil que provocó estallido de
cráneo.
Tanto
o más significativo es el hecho que Dolmetsch validara el Informe Químico N°
261 realizado, en mayo de 2011, por el perito Leonel Liberona Tobar. Este
informaba que la zona periorbitaria del ojo izquierdo de Allende tenía claras
evidencias de haber recibido un disparo.
Esta
herida de entrada de bala –que dadas sus características tuvo que ser provocada
con arma corta y a corta distancia- fue revelada en el libro Allende:
“Yo no me rendiré. La investigación histórica y forense que descarta el
suicidio, que coescribimos con el médico forense Luis Ravanal.
En
sus conclusiones el Informe Químico de Liberona Tobar, señala: “En
la muestra No. 3 (situada en la zona de la frente) se constató la presencia de
plomo, bario y antimonio, cuyas concentraciones son compatibles con un orificio
de entrada de proyectil balístico generado a corta distancia”. El
peritaje fue realizado el 27 de mayo de 2011, cuatro días después de que se
exhumaran los restos del mandatario socialista por orden del juez Mario
Carroza, quien instruye el caso Allende.
Como
evidenciamos en el citado libro y en reportes de prensa publicados en
'Proceso' (México) y en 'El Ciudadano' -en 2013- el perito Liberona fue
convocado por el director del Servicio Médico Legal (SML) Patricio Bustos a una
reunión que se celebró el 15 de julio de 2011, a la cual asistió Carroza.
Bustos –que no es médico forense- le planteó a Liberona que la muestra por él
examinada no correspondía a la zona periorbitaria del ojo izquierdo sino a una
región interna del cráneo. Esto, pese a que él mismo Liberona había recolectado
la muestra del cráneo de Allende, por lo que perfectamente sabía a qué zona
correspondía. Afortunadamente Liberona dejó constancia de esta reunión y
anexó su primer reporte en un nuevo informe que elaboró, todo lo cual
quedó adosado al expediente, donde fue encontrado por el Dr. Ravanal. Ni
Carroza ni Bustos han negado la existencia de este informe de Liberona, que,
como vimos, fue completamente validado por el juez Dolmestch.
Versión
coincidente
En
el señalado libro dimos a conocer otro testimonio que señala al general
Palacios como autor de un tiro de gracia a Allende. El relato fue brindado
a este corresponsal por el chileno residente en Milán, Julio Araya Toro, el 16
de agosto de 2013, mediante videoconferencia.
Araya
Toro (46 años) es hijo de Jorge Araya Gómez -ya fallecido- quien fue amigo
desde la niñez del general Palacios. Ambos vivían en el mismo sector
residencial aristocrático del antiguo centro de Santiago. Estudiaron en el
colegio Padres Franceses; asistieron a la misma iglesia y jugaron en el mismo
lugar: el Parque Cousiño (ahora llamado O’Higgins). “Ya mayores tomaron
diferentes caminos. Mi padre siguió la vida civil y el general Palacios ingresó
a la Escuela Militar en 1941, pero continuaron frecuentándose durante toda la
vida”, expresó Julio Araya.
Este reveló que
la historia sobre la muerte de Allende se la contó su padre luego que, en
febrero de 1992, ambos se encontraran con Palacios en el centro de Viña del
Mar: Según recordó Julio Araya, Palacios hizo tal confesión a su padre cuando
lo visitó en su casa, en la santiaguina comuna de Maipú, en marzo de 1974.
El
general le dijo que su misión “el once” [de septiembre] era rodear con tanques
y tomar La Moneda por tierra, pues comandaba el regimiento Blindados N° 2. Le
contó que ingresó a La Moneda por la puerta de la calle Morandé con soldados de
infantería en el mismo instante en que bajaban por las escaleras quienes estaban
con Allende y a los cuales éste les había pedido salir. Los militares los
empezaron a empujar hacia abajo por los peldaños mientras ellos subían.
“El
ambiente era un infierno pues La Moneda ardía por el bombardeo y no se podía
respirar por los gases lacrimógenos. En el segundo piso Palacios fue recibido
con ráfagas de metralleta de Allende y algunos de sus hombres que estaban en el
Salón Rojo. En ese momento Palacios gritó a los miembros del GAP (escolta del
presidente) que se rindieran. Allende respondió gritando: ‘¡Soy el presidente
de Chile y si te crees muy valiente ven a buscarme, conchetumaire!’.
Inmediatamente los GAP y Allende comenzaron a disparar y una bala de Allende
hirió en la mano derecha a Palacios.
“Los
hombres de Palacios avanzaron disparando contra los miembros del GAP. Éstos
fueron cayendo por las balas de los militares, mientras Palacios era asistido
por Armando Fernández Larios, que le pasó su pañuelo para detener la sangre de
la mano herida.
“Entretanto
seguía la balacera más adentro, pues los GAP se fueron replegando. Dos
militares, los cuales iban disparando, hirieron en el estómago o el pecho a un
civil que portaba una metralleta, un casco y una máscara antigases. El civil se
plegó y cayó al suelo. A Palacios (…) le llamó la atención este civil.
Se
fijó que portaba un reloj fino. Al quitarle la máscara antigases y el casco
reconoció al presidente Allende. En ese momento sacó su pistola de ordenanza y
disparó a quemarropa en su cabeza. “Eran las 14:00 horas. Palacios y sus
hombres trasladaron el cuerpo del presidente Allende al Salón Independencia.
Comenzaron entonces a preparar el montaje para decir que el presidente Allende
se había suicidado.”
Cabe
señalar que al cierre de este reportaje el equipo de abogados querellantes en
el caso Allende –conformado por los abogados Roberto Celedón y Matías Coll-
preparaban la presentación de una demanda contra el Estado de Chile por
denegación de justicia en el caso Allende, la que será presentada ante la
Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH).
semanario-alternativas.info.
Extractado por La Haine
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