¡Dejad
que los cristianos vivan en el Oriente!
por André
Chamy
Ante la
persecución desatada contra los cristianos en la ciudad iraquí de Mosul,
Francia propone acogerlos en su territorio, renunciando así a defenderlos
y uniéndose de hecho al proyecto de Estados Unidos e Israel contra
los cristianos del Oriente. Se mantiene así una tendencia histórica.
Los cristianos del Oriente nunca han podido contar con la ayuda de
sus correligionarios de Occidente, quienes en cambio trataron de
ocupar sus países en tiempos de las Cruzadas y durante
la colonización. André Chamy hace un recuento de los planes
occidentales tendientes, ya desde el siglo XX, a expulsar a los
cristianos del Oriente para convertir la región en teatro de un enfrentamiento
entre judíos y árabes.
RED
VOLTAIRE | PARIS (FRANCIA) | 10 DE AGOSTO DE 2014
Los
cristianos de Irak, una de las comunidades cristianas más antiguas del Levante,
representan casi el 2% de la población del país. En 1980, todavía eran un
millón de personas pero en este momento la supervivencia de esa comunidad corre
grave peligro.
Después
de recibir un ultimátum de los yihadistas del Estado Islámico [ex EIIL]
intimándolos a convertirse al islam o a pagar el impuesto implantado para
los no musulmanes [1],
la comunidad cristiana de Mosul tuvo que huir al Kurdistán iraquí.
En este
momento es difícil saber con precisión cuántos cristianos se han quedado en
Irak. Pero existen algunas cifras, dadas a conocer por las propias comunidades
religiosas: eran todavía un millón en el momento de la primera guerra del Golfo
–en 1991– y en el momento de la invasión estadounidense –en 2003–
eran unos 800 000 mil. Desde hace 11 años, un millar de cristianos
han resultado muertos y se estima en alrededor de 400 000 el número
de los que abandonaron el país. Actualmente quedarían en Irak 400 000 cristianos,
incluyendo la importante comunidad cristiana de Bagdad, que cuenta entre
100 y 150 000 personas.
Ante
esa situación, Francia –por boca de sus ministros de Relaciones Exteriores y del
Interior– se declara dispuesta a «favorecer
la acogida» de los cristianos que huyen de Irak. De hecho, en un
supuesto gesto de generosidad, con el pretexto de proteger a los cristianos del
Oriente, Francia… los invita a abandonar su país.
¡Extraño
gesto! porque ninguno de esos cristianos ha pedido renunciar a su tierra sino
que les ayuden a mantenerse en ella. Y es ese el quid de la cuestión, ¡esa
es su tierra! Ser cristiano no es una nacionalidad, aunque eso no les
guste a los señores Fabius y Cazeneuve [los ministros franceses de Relaciones
Exteriores y del Interior]. Estamos hablando de libaneses, sirios, iraquíes,
palestinos, egipcios, etc.
Hace
más de 2 000 años que estas personas viven en esa parte del mundo y han
tenido una participación activa en su historia, su cultura y su
civilización. Nunca tuvieron necesidad de protectores y las únicas veces que
han vivido bajo un protectorado… no fue precisamente para su propio bien.
Hay que recordar el caso específico de los cristianos del Líbano, donde algunos
creyeron que Occidente podía protegerlos, cuando lo que en realidad hizo
fue sacrificarlos en beneficio de los intereses particulares de las
grandes potencias.
Doble rasero
Esta
falsa generosidad dividirá nuevamente a los franceses. Unos repetirán que
no hay cabida para más extranjeros en Francia y otros sostendrán que
Francia está obligada a proteger a los cristianos del Oriente. Un tercer grupo
se interrogará sobre la hipocresía que significaría el hecho de acoger en
Francia un millón de iraquíes cristianos mientras que otros iraquíes
–no cristianos– son masacrados en otros lugares del Oriente… ¿Cómo tener
entonces la conciencia tranquila?
Justo
antes de entrar en guerra contra Siria, Francia tenía previsto acoger a los
cristianos de ese país. [El entonces presidente de Francia] Nicolas Sarkozy
había encargado la redacción de un informe que aconsejaba facilitarles la
obtención del asilo en Francia. El 5 de septiembre de 2011, al recibir
al nuevo patriarca maronita Bechara Rai, Sarkozy le ordenó
de forma perentoria que empezara a hacer las maletas [2].
Pero Francia cambió bruscamente de idea cuando se comprobó el respaldo
inquebrantable de los cristianos de Siria a su país, que estaba siendo blanco
de una agresión externa [3].
Así que
los cristianos de Siria fueron perseguidos, masacrados o expulsados de sus
casas y propiedades en todas las ciudades donde logró entrar la famosa «oposición
armada» [4],
sobre todo en Raqqa, en Deir ez-Zor, en Alepo, en Homs e incluso en
Kassab. Por cierto, ¿no fue en esa última ciudad donde –gracias al apoyo
de Francia, Estados Unidos y Turquía– los cristianos armenios fueron
víctimas de un verdadero exterminio, al extremo que hubo quienes se
preguntaron si no se trataba de permitir que el gobierno turco terminara el
genocidio iniciado en 1915? [5]
La
tarea de «liquidar» a los
cristianos estaba compartida entre las diferentes facciones de esas bandas
armadas, principalmente el EIIL (Emirato Islámico en Irak y el Levante,
recientemente rebautizado «Emirato Islámico» después de proclamar el califato
en una amplia extensión de territorios sirios e iraquíes) y el Frente al-Nusra
(vinculado a al-Qaeda).
Refiriéndose a este último, nuestro ministro de Relaciones Exteriores [Laurent
Fabius] no halló nada mejor que decir que sus «muchachos» estaban «haciendo
un buen trabajo» [6].
Por cierto, Francia sigue entregando municiones a al-Nusra, incluso después de
haber abogado por su inclusión en la lista de organizaciones terroristas
reconocida por la ONU [7].
Mientras
tanto, quien ha velado por el regreso de los cristianos a Kassab a Maalula,
dos ciudades sirias milenarias y cargadas de emoción y de historia; quien ha
actuado para que los sitios sagrados de los cristianos sirios y sus lugares
dedicados al culto sean protegidos por el Ejército Árabe Sirio
–el ejército de la república laica que es Siria– es precisamente
el presidente sirio Bachar al-Assad, vilipendiado por todos y, claro está,
por el propio Fabius.
Los
cristianos de Egipto, quienes tanto han sufrido y siguen sufriendo los ataques
sanguinarios de los grupos vinculados a la Hermandad Musulmana, tampoco
han tenido derecho a la compasión de los ministros [franceses]
anteriormente mencionados, demasiados ocupados en aquel momento
en aplaudir al hoy derrocado presidente [islamista egipcio] Mohamed Morsi.
Entrometiéndose
en los asuntos internos de un país independiente, [el ministro francés de
Relaciones Exteriores] Laurent Fabius incluso llamó a la liberación del
ex presidente Morsi, el 30 de julio de 2013: «La situación es muy
crítica. Llamamos al rechazo de la violencia y a la liberación de
los presos políticos, incluyendo el ex presidente Morsi», declaró
Fabius en esa fecha.
¿Por
qué los coptos egipcios no gozaron de la misma simpatía de parte de Laurent
Fabius en momentos en que los partidarios de Morsi los masacraban? ¿Son
más dignos de compasión los que incitan a la violencia contra los coptos
que quienes sufren esa violencia?
Tampoco
podemos olvidar a los cristianos palestinos, impedidos cada día de practicar
su religión y sometidos a todo tipo de violencias, tanto por parte de las
fuerzas armadas de Israel como por los colonos israelíes, en cuanto
muestran la menor voluntad de resistencia contra el ocupante.
¿Es
posible olvidar el intento de desarraigar a los cristianos del Líbano
perpetrado durante la guerra iniciada en 1975 en ese país? El secretario
de Estado estadounidense propuso en aquel entonces facilitar el traslado
de los cristianos a Estados Unidos, Canadá y Europa, mientras que el
Pentágono enviaba a las aguas libanesas un portaviones destinado a
transportarlos. Pero el proyecto encontró el rechazo del presidente libanés
Suleiman Frangieh, conocedor del papel de los cristianos en el conjunto de
la región y particularmente en Líbano. Por supuesto, Suleiman Frangieh era
por demás hostil a aquella noción de «patria de sustitución»…
El por qué del cómo
¿Existen
razones ocultas tras esta declaración [del gobierno de Francia, evidentemente
engañosa?
Busquemos
los verdaderos motivos que lo han llevado a tratar de impresionar al público
con este anuncio, porque es evidente que los cristianos de Irak no van
refugiarse masivamente en Francia. Sencillamente, no tienen ningunas
ganas de hacerlo.
¿Por
qué se hace ese ofrecimiento a los cristianos de Irak cuando son sólo los
cristianos de Mosul los que se hayan bajo la amenaza del Emirato Islámico
(ex EIIL)?
Es
importante recordar que ya en junio de 2007 un artículo publicado en la
publicación mensual del Vaticano 30 giorni nella Chiesa describía
la situación de los cristianos iraquíes, específicamente en el barrio de Dora
–de mayoría cristiana y a unos 10 kilómetros al sudeste de Bagdad. «Grupos
vinculados a al-Qaeda han instaurado un llamado “Emirato Islámico de Irak”»
(el mismo Emirato Islámico, ex EIIL, tan mencionado últimamente) y cobran
la yizia (tributo impuesto a los infieles), que se eleva hasta
200 dólares anuales, o sea una suma capaz de satisfacer durante
un mes las necesidades de una familia de 6 personas. [8].
Algunas
familias cristianas son obligadas a casar una de sus hijas con un musulmán para
que se les permita seguir viviendo en el lugar.
«Una
fatwa prohíbe portar la cruz al cuello. En cuanto a las iglesias, a golpe
de granadas de mano fueron obligadas a quitar las cruces de sus cúpulas y
fachadas. A mediados de mayo, la iglesia asiria de San Jorge fue
incendiada.»
El 31
de octubre de 2010, en vísperas del Día de Todos los Santos, 42 personas
fueron asesinadas y otras 60 heridas en la catedral del Perpetuo Socorro
de Bagdad. Los dos sacerdotes fueron asesinados. Ya desde entonces Francia
expresó preocupación por los cristianos de Irak.
Entonces,
¿por qué es ahora cuando se hace esta invitación a los cristianos de Irak? Y
¿por qué se mantienen las evasivas sobre el número de refugiados que
Francia estaría dispuesta a recibir cuando sabemos que en el caso de los
sirios, estimulados por París a luchar contra el gobierno de su país, Francia
ha aceptado acoger sólo 500? El lector notará enseguida que esta última cifra
es ridícula en relación con el millón de cristianos iraquíes o con los cerca de
2 millones de cristianos sirios.
¿Por
qué en este momento, cuando la franja de Gaza es blanco de una nueva
agresión?, agresión que se produce cuando los cristianos de Gaza han sido
ejemplarmente solidarios, ayudando a sus compatriotas musulmanes, acogiéndolos
en sus propias casas, en sus escuelas y lugares de culto, permitiéndoles
incluso hacer sus plegarias en sus iglesias.
Haciendo
gala de su habitual sinceridad, que dio lugar a su célebre frase «responsable
pero no culpable» [9],
[el ministro francés de Relaciones Exteriores] Laurent Fabius dirá que
no hay ninguna relación entre esos hechos.
Pero la
realidad (es) muy diferente. El hecho es que es necesario acelerar un proceso
ya iniciado que apunta a la desintegración de los países laicos del Levante. La
proposición de éxodo forzoso es presentada como un deber de asistencia
únicamente para disimular ese objetivo –el verdadero– y agrandar así
la fisura provocada en la región por los últimos acontecimientos.
Francia
está tratando de garantizar el servicio postventa de un proyecto que
Estados Unidos e Israel ya no logran seguir promoviendo: el proyecto
de un «Medio Oriente Ampliado», fragmentado en una serie de
micro Estados de carácter étnico o confesional.
Es
innegable que la política del presidente George W. Bush logró al menos una
cosa en la región: desestabilizarla por largo tiempo. Y eso está muy lejos del
Medio Oriente democrático y prooccidental que Estados Unidos decía querer
implantar.
El
drástico cambio proyectado para la región se inspira en una estrategia israelí
descrita en 1982 en el «Plan Yinon» [10].
El «Plan
Yinon» sale nuevamente a la luz pública, en 1996, en el informe
titulado A Clean Break, A New Strategy for Securing the Realm (En
español, “Un corte limpio, nueva estrategia para garantizar la seguridad del
Reino [de Israel]”, destinado al primer ministro israelí Benyamin
Netanyahu, seguido de Coping with Crumbling States, a Western and
Israeli Balance of Power Strategy for the Levant (En español,
“Acompañando Estados en ruinas: una estrategia occidental e israelí de
equilibrio de las potencias en el Levante”). Ambos documentos
fueron redactados por Richard Perle (American Enterprise Institute),
James Colbert (Jewish Institute for National Security Affairs),
Douglas Feith (Feith and Zell Associates), Jonathan Torop (Washington
Institute for Near East Policy), David Wurmser y Robert Loewenberg
(Institute for Advanced Strategic and Political Studies).
El «Plan
Yinon» preveía que Israel autorizaría el uso de su territorio para el
despliegue de los misiles estadounidenses del proyecto conocido como «Guerra
de las Galaxias». A cambio, Estados Unidos debía derrocar a
Sadam Husein y expulsar a los sirios del Líbano para acabar así con el
mito de la nación árabe. En la zona chiita iraquí se crearía un Estado
independiente que sería gobernado por una rama de la familia real jordana, para
contrarrestar la influencia de la revolución islámica iraní.
Pero
aquello no funcionó como los neoconservadores esperaban. El desastre absoluto
de la guerra contra Irak, el fin del nacionalismo laico árabe y el alza de los
precios del petróleo y el gas provocaron profundos cambios en la región. Desde
Damasco hasta Dubai, desde Tel Aviv hasta Teherán, se está forjando un
nuevo Medio Oriente, pero no se parece al esquema previsto.
El
antiguo Medio Oriente se construyó sobre la base de las fronteras y las
identidades políticas que las potencias europeas habían instaurado después de
la caída del Imperio Otomano, en 1918. Se basaba en un nacionalismo
laico de inspiración europea que se planteaba como objetivo una
modernización política y social iniciada por la acción gubernamental. Ese tipo
de nacionalismo –el «socialismo árabe»– alcanzó su apogeo durante la guerra
fría, cuando podía contar con la ayuda militar, política y económica de la
Unión Soviética.
Todo
aquello se acabó con el derrumbe de la URSS. El fin del imperio soviético
también dio lugar a graves crisis militares en muchos países árabes ya
que, carentes del apoyo militar soviético, los regímenes nacionalistas
no podían seguir modernizando sus ejércitos.
Poco a
poco, los regímenes nacionalistas se vieron sometidos a duras pruebas, dejando
a menudo un vacío que frecuentemente llenaron actores no estatales.
Los casos de Libia e Irak son reveladores de esos drásticos cambios. También
cambiaron la correlación de fuerzas ideológicas y la repartición del poder: el
islam político se convirtió en sustituto del laicismo y supo integrar
hábilmente los temas sociales y un nacionalismo antioccidental.
Por
supuesto, como lo demuestran los ejemplos mencionados, «nuevo»
no significa necesariamente «mejor» sino diferente. En cuanto
al cambio, este no resuelve en lo absoluto los conflictos que agitan la
región, lo cual los hace mucho más peligrosos que en el pasado.
Un
aspecto de esa modernización pudo verse en 2006, durante la agresión israelí
que enfrentó las fuerzas armadas de Israel con los hombres del Hezbollah y
donde los tanques [israelíes] Merkava fueron impotentes ante
los cohetes antitanque RPG-29 y los lanzacohetes del tipo Katiusha.
Al mismo tiempo, actores no estatales –como el Hezbollah y
el Hamas– tomaron el lugar de los ejércitos tradicionales.
Pero
ante tales cambios, Israel creyó adecuado adelantar sus peones para ganar
terreno interviniendo en teatros exteriores mucho más frecuente que antes y
pasando de unas cuantas operaciones secretas y asesinatos selectivos a
intervenciones más profundas en terrenos que lo obligan a exponerse más que en
el pasado.
Así
hemos visto el Estado hebreo intervenir en Irak a través del Kurdistán para
actuar de ambos lados de la frontera entre Irak y Siria [11].
La presencia de Israel es evidente en los acontecimientos que se han sucedido
en toda la región, desde Libia hasta Egipto y desde los Emiratos Árabes Unidos
o Qatar hasta el Líbano, gracias a cómplices locales y al inquebrantable apoyo
de Estados Unidos.
Israel
parece haber creído que puede triunfar donde los estadounidenses
fracasaron. Con ayuda de Turquía se movilizaron expediciones fronterizas para
ocupar regiones completas en Siria e Irak. Y mientras tanto se desarrollaban
campañas desestabilizadoras contra los gobiernos, a pesar de la
legitimidad de estos últimos. El presidente sirio ya era tratado como un paria
pero el primer ministro de Irak, recibido pocos días antes en casi todas
las cancillerías occidentales, fue súbitamente calificado de déspota.
Se
trataba de un contrafuego encendido para desviar la atención de lo que iba
a suceder en Gaza. Parecía que con la unión entre el «Eje de la Esperanza»
(Irán, Siria y el Líbano, representado por el Hezbollah) y el «Eje
Pekín-Moscú» ya era suficiente trabajo para los diplomáticos occidentales,
además de todo lo que estaba pasando en Siria e Irak. Así que era un buen
momento para ajustarles las cuentas a las organizaciones palestinas hostiles a
los arreglos que quiere negociar Mahmud Abbas, el presidente sin mandato
de la Autoridad Palestina.
Sin
embargo, desde hace varias semanas estamos descubriendo con sorpresa la
impotencia, tanto del poder político como del ejército israelí, ante la lucha
del Hamas, de la Yihad Islámica y de las demás organizaciones presentes en
el terreno, como el FPLP-Comando General de Ahmad Jibril.
¿Qué
les queda a los israelíes que, a pesar de su fracaso militar, siguen tratando
de obtener una rendición incondicional de los combatientes palestinos?, sobre
todo con el bloqueo impuesto a esa franja de tierra de 360 kilómetros
cuadrados, apenas un poco más grande que la mitad del departamento más pequeño
de Francia, el territorio de Belfort.
La
invitación de Francia a los cristianos de Irak crea, por consiguiente, un
tema de polémica [entre los franceses]. Pero sobre todo da a entender que si
los israelíes liquidan a los palestinos a bombazos… en definitiva es
algo aceptable en comparación con los sufrimientos de los cristianos del
Oriente, obligados a huir de su país por culpa de los islamistas. Y
se estimula a meter los movimientos de resistencia en el mismo saco que
los movimientos sectarios.
Según
esa perspectiva, un militante del Hamas es lo mismo que un yihadista del
Emirato Islámico. Son, en efecto, muchos los que han manifestado –con toda
razón– su solidaridad con los cristianos de Irak. Sólo que entre las víctimas
de los grupos yihadistas no sólo hay cristianos... también hay kurdos,
chiitas, ismaelitas y sunnitas…
Pero los
propios cristianos de Irak no suscriben a la visión sesgada que nos
quieren imponer. En una declaración reciente, un dignatario cristiano iraquí
criticaba con vehemencia la acción «humanitaria»
de los países occidentales, que consiste únicamente en acoger a los cristianos
en Europa, contribuyendo así a acabar con la presencia cristiana en Irak.
Los
cristianos de Irak no están interesados en abandonar su país, su
patrimonio y su historia. Los cristianos del Oriente aman cada piedra de Irak,
de Siria o de Egipto tanto como cualquier ciudadano de cualquier otra
confesión. Ellos han participado en todas las luchas, desde la
independencia hasta nuestra época. Han sido los primeros en levantar las
banderas del nacionalismo árabe y de la causa palestina… mientras que los
emires del Golfo financiaban, con la complicidad de Occidente, los grupos
yihadistas que hoy vemos en acción.
Señores
Fabius y Cazeneuve, los cristianos del Oriente no están interesados en la
invitación a instalarse en Francia que ustedes les hacen. Lo que sí
quieren es que ustedes los dejen en paz.
[1]
«Decreto del Estado
Islámico (ex EIIL) sobre los cristianos», Red Voltaire,
18 de julio de 2014.
[2]
«Au crible des
informations tendancieuses, la situation en Syrie», por la Madre
Agnes-Mariam de la Croix. «L’Église maronite
s’inquiète des intentions de l’Occident», por Pierre Khalaf. «Le Patriarche, les
catacombes et la "révolution"», por la Madre Agnes-Mariam de la
Croix, Réseau Voltaire, 1º de mayo, 12 y 22 de septiembre de 2011.
[3]
«Chrétiens de Syrie: le
mensonge organisé des médias français», por Francois Belliot, Réseau
Voltaire, 18 de mayo de 2013.
[4]
«Kossayr: así empezó
todo», por Suha Mustafa, Red Voltaire, 10 de junio de
2012.
[5]
«El ejército turco
ayuda a los mercenarios extranjeros a entrar en Siria»,Red Voltaire,
22 de marzo de 2014.
[6]
«Laurent Fabius prend
la défense d’Al-Qaida», Réseau Voltaire, 13 de diciembre de
2012.
[7]
Ver la intervención del embajador de Siria, Bachar Jaafari, al final de los
debates del Consejo de Seguridad: «Resolución 2165 y debates
(ayuda humanitaria en Siria)», Red Voltaire, 14 de julio
de 2014.
[8]
«Le persecuzioni del
mondo», por Giovanni Cubeddu, 30 giorni nella Chiesa, junio de
2007. La publicación mensual dedicó todo un dossier a la situación de los
cristianos en Irak bajo la ocupación de las tropas de Estados Unidos. Ver
también en el mismo número «Rimaniamo in questo
Paese che è la nostra patria», entrevista del patriarca de Bagdad, S. B.
Emmanuel III Delly, concedida a Giovanni Cubeddu.
[9]
En 1984 y 1985, el Centro Nacional de Transfusiones de Sangre de Francia
distribuyó deliberadamente sangre contaminada con el virus del sida a personas
que padecían hemofilia. Acusado de haber ordenado ese tráfico de sangre
contaminada, que costó la vida a varios pacientes, para que los Laboratorios
Pasteur tuviesen tiempo de encontrar un sistema de detección, el entonces
ex primer ministro, Laurent Fabius, fue juzgado por la Corte de Justicia
de la República. Fabius se defendió afirmando que era políticamente responsable
pero que no era culpable en el plano penal. Según Fabius, la decisión de
mantener la distribución de sangre contaminada había sido tomada por sus
colaboradores sin que él lo supiera.
[10]
«Stratégie pour Israël dans les années 80», por Oded Yinon, Kivunim(revista
de la Organización Sionista Mundial), n° 14, febrero de 1982. Version francesa,
traducida por Yusef Aschkar, en el sitio Réseau Voltaire.
[11]
«"Kurdistán"…
pero al estilo israelí», por Thierry Meyssan, Al-Watan /Red Voltaire,
13 de julio de 2014.
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