Juan J. Paz y Miño Cepeda
EL TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador, lunes 9 de junio de 2014
La Declaración final de la 44 Asamblea General de la OEA realizada en Paraguay la semana pasada (3 al 5 de junio) y titulada “Desarrollo con Inclusión Social” refleja diversos principios sobre economía, sociedad y democracia en el continente americano; sin embargo, coloca, a la cabeza del documento, el compromiso de los países en esfuerzos “para erradicar el hambre y la pobreza, en particular la pobreza extrema; combatir la inequidad, la desigualdad, la discriminación y la exclusión social; e incrementar el acceso equitativo a los servicios de salud, así como a una educación de calidad e inclusiva; objetivos prioritarios que deben orientar las acciones del sistema interamericano”.
Lo singular de la Declaración es que enfatiza en las acciones y políticas “públicas”, lo cual implica una alteración en el enfoque que caracterizó a la América latina de fines del siglo XX, atravesada por la nefasta ideología neoliberal, que patrocinó el retiro del Estado, las privatizaciones y un esquema económico que supone al mercado y la empresa privada como motores incuestionables de la economía.
La reunión fue mucho más rica en otros posicionamientos que no se reflejan en la Declaración final, pero que fueron parte de los debates: la defensa a Cuba y el cuestionamiento al caduco bloqueo norteamericano; el rechazo a cualquier intervencionismo sobre la amenazada Venezuela; el firme apoyo a Argentina sobre las Malvinas. Sin duda, Ecuador ha destacado por sus tajantes cuestionamientos a la misma OEA, al papel de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y a la diplomacia norteamericana.
Todos estos posicionamientos avanzan cada vez más en forma inédita. América Latina toma protagonismo no solo en el continente sino en el mundo, en una época en la cual las instituciones que nacieron en la postguerra y en el marco de la vieja guerra fría, ya no se compadecen con los nuevos tiempos. Como ocurriera en la época de la independencia a inicios del siglo XIX, América Latina es hoy la región que moviliza la vigencia auténtica de conceptos como soberanía, nacionalismo, dignidad, democracia, republicanismo y derechos humanos.
Se trata de una histórica conexión entre aquellos ideales que movilizaron a los patriotas independentistas, bien expresados en la figura de Simón Bolívar, y los ideales latinoamericanistas del presente, que cada vez golpean más las visiones hegemónicas del pasado y alientan la construcción de nuevas sociedades.
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