Por Miguel Urbano Rodrigues
Portugal
es bombardeado diariamente con el discurso del primero ministro Passos Coelho.
Es un
discurso inconfundible, diferente de cualquier otro.
No
encuentro para definirlo palabra satisfactoria.
Hipócrita?
Irracional? Son insuficientes para expresar el estilo, el objetivo y el
contenido de sus arengas retóricas. Es un discurso insano, neofascista,
que invierte la realidad y ofende la inteligencia.
En los
últimos días, infatigable, Passos corrió por el país para glorificar
su gobierno. La columna vertebral de su mensaje es
la apología de la obra hecha.
Afirma
sentirse reconfortado por la gratitud del pueblo. No duda de
la aprobación por los portugueses (palabra que repite a
cada momento) de la política que les impuso
grandes «sacrificios».
Está consciente que
les pidió mucho pero sabe que que aceptaron bien la dureza de las leyes y
decretos concebidos para atender a los «superiores intereses de la nación».
Siente
orgullo por las sabias medidas de su equipo ministerial que traducen un
concepto inédito, pero humanista, de solidaridad, mal interpretado por gentes
que se niegan a comprender que la reducción de salarios puede ser una modalidad
de solidaridad indirecta.
Se ve ya
como un reformador revolucionario a cuya estrategia la
Historia rendirá un día justicia.
Lo que
lo hace sufrir es la incomprensión de los
partidos minoritarios (entre los cuales está el comunista)
incapaces de percibir que gobierna para garantizar el estado social, combatir
el desempleo, exigir mucho de los poderosos, proteger a los pobres -una
oposición tan ciega que siquiera registra el crecimiento de
la economía y la admiración de los grandes de la Comunidad
Europea y del FMI por los resultados de su rigoroso cumplimiento de las
exigencias del «memorándum» firmado con la troika.
El fallo
del Tribunal Constitucional, que declaró
inconstitucionales tres medidas del Presupuesto de Estado en
ejecución, indignó al Primer Ministro, su gabinete y
la mayoría parlamentaria que lo sustenta.
Pasos y
su gente no se limitaron ahora a discrepar de las decisiones de
aquel órgano de soberanía.
Lo
atacan con ferocidad en una campaña sin precedentes por el tono insultante.
El
Premier le trazó el rumbo al cuestionar la competencia de los
jueces, sugiriendo cambios en el proceso de su
nombramiento.
Su carta
al Presidente del Tribunal Constitucional exigiendo «una aclaración» del fallo
es un documento insolente que refleja bien el nivel de degradación política a
que bajó la escoria política instalada en el poder.
Los
discursos pronunciados en la Asamblea de la República por los
diputados del PSD y del CDS (ambos de derecha) para justificar
el envío de la la carta iluminan la incompatibilidad de de la ménagerie de
Passos con principios universales de derecho constitucional.
Seria
lógico que tal actitud suscitase el repudio de comunicación social .Pero
eso no ocurrió.
Los
canales de televisión, públicos y privados,y la prensa escrita han
promovido debates y mesas redondas en que la mayoría de
los comentaristas – voceros de la ideología de la clase
dominante aprovecharon la oportunidad para criticar el Tribunal
Constitucional.
Algunos
no vacilaron en expresar comprensión por el discurso insano del Premier,
defensor de los intereses del gran capital, aliado del imperialismo, destructor
del sistema de salud publica y de escuela pública.
La
respuesta de las víctimas de la política de impuestos brutales,
del ejército de desempleados, de los pensionistas de la seguridad social
robados, será una vez más en las fábricas, escuelas,
puertos, servicios,en todos los locales de trabajo. Y sobretodo en las calles
a través de gigantescas protestas.
El
pueblo, sujeto de la Historia, intensifica su combate a un gobierno
cuya política, en un contexto diferente, trae a la memoria la de
Salazar. Cabe a la CGTP y a los comunistas liderar esa lucha patriótica.
--
Serpa,9
de Junio de 2014
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