ROSA MÍRIAM ELIZALDE PERIODISTA E INVESTIGADORA
“Quieren
crear una situación de guerra permanente en Venezuela”
CCS.info
LA
COMUNICADORA EXPLICÓ QUE LA INTENCIÓN DE GENERAR UNA CRISIS INSTITUCIONAL EN EL
PAÍS “TIENE COMO ASIDERO FUNDAMENTAL LAS REDES SOCIALES Y TODA LA CAPILARIDAD
INTERNA DE REDES DE TELECOMUNICACIONES PORQUE LOS MEDIOS TRADICIONALES SON CADA
VEZ MENOS CREÍBLES”
La
periodista cubana Rosa Míriam Elizalde considera que fortalecer la unión entre
los pueblos es una de las tareas en las que se debe avanzar para hacer frente a
la campaña mediática que ejecutan las trasnacionales de la comunicación contra
las naciones que deciden asumir un rumbo distinto al pensamiento hegemónico
capitalista, como ha sucedido con Venezuela desde 1999 y con una campaña que se
ha intensificado en 2014.
En su paso por el país, a propósito de la invitación que recibió para participar en el foro internacional llamado Conjura Mediática contra Venezuela, en el que compartió con otros especialistas en el área, nacionales y extranjeros, como Carlos Alberto Almeida, Raymundo Reynoso Vásquez, Luis Bilbao, Maurice Lemoine, Eleazar Díaz Rangel, la investigadora sostuvo que la información es un recurso estratégico en estos tiempos.
Además,
ante la aparición de nuevas formas de comunicación digitales, como las redes
sociales, la entrevistada argumenta que se hace necesaria la reinvención
constante y el aprendizaje continuo para que los pueblos tengan las
herramientas que les permitan defenderse en esos escenarios que no son
neutrales, pero que sí son importantes, sobre todo, en las naciones que tienen
acceso masivo al Internet.
Elizalde alertó también sobre la falta de soberanía que existe en el ámbito tecnológico, pues más de 90% de la información que circula en Latinoamérica a través de la Internet pasa por los servidores de los Estados Unidos, ya que allí se encuentra la infraestructura inherente a estos servicios.
—A
pesar de que los ataques mediáticos contra Venezuela no son nuevos, desde
comienzos de 2014 la campaña se ha recrudecido. ¿A qué se atribuye este ataque
reiterado y sin reposo?
—Hay
dos objetivos en eso. Primero, crear un proceso de desestabilización interna y de
neurotización de la sociedad que lleve a una situación de ingobernabilidad
política en el país para lograr los objetivos estratégicos de los grandes
intereses imperiales aliados con la burguesía nacional. Eso es evidente. Es
evidente también que lo que ha pasado a inicios de año, aun cuando es parte de
la misma guerra, tiene características particulares. Uno perfectamente se da
cuenta de que la emergencia de esta situación y el intento de crear una crisis
institucional tiene como asidero fundamental las redes sociales y toda la
capilaridad interna de redes de telecomunicaciones del país porque los medios
tradicionales son cada vez menos creíbles, cada vez se les nota su debilidad,
mientras que en esos escenarios, sobre todo en las redes, las bases de la Revolución
Bolivariana han sido muy fuertes y la idea es tratar de liquidar también la
presencia de las bases bolivarianas allí y romper un equilibrio que hasta ahora
se había mantenido. Quieren crear una situación de guerra permanente en Venezuela que justifique
cualquier plan de intervención, cualquier medida de endurecer las relaciones y
el aislamiento político del gobierno de Nicolás Maduro. Es parte de una trama
que no es nueva, Cuba la ha vivido por 50 años, se ha vivido prácticamente en
todos los procesos recientes, como la guerra de Iraq, la guerra de Afganistán,
y los de antes, como la guerra de Yugoslavia, que fue incluso la primera guerra
cibernética. Es parte de esa artillería que antecede la artillería
real. Entonces es un proceso que está escrito en un manual, pero que, a la vez,
se adapta a la propia circunstancia histórica de Venezuela que es un país de
una alta penetración de Internet, de un dominio muy amplio de las redes de
telecomunicaciones, sobre todo de teléfonos, y que ha colonizado a su favor el
Twitter, que es escenario importantísimo de esta guerra.
—¿Cómo
los pueblos pueden resistir esa arremetida de las empresas de comunicación
trasnacionales?
—Generalmente,
cuando hablan de medios y guerra mediática, la gente tiene la representación de
los medios tradicionales fundamentalmente. Estamos en una nueva era marcada por
las redes de telecomunicaciones con una infraestructura que es trasnacional.
Por lo tanto, los esfuerzos nacionales no bastan. Usted puede tener la mejor
política pública para dirimir los conflictos internos sobre el tema mediático y
su relación con el sistema político y no ser suficiente porque depende de unas
redes que su infraestructura física está fuera muchas veces de los países que
las utilizan. Somos muy vulnerables. No se puede hablar de soberanía tecnológica,
no se puede hablar de soberanía cuando 90% por ciento de todos los datos que
circulan en América Latina pasan por Miami, por los servidores en Estados
Unidos. Los escenarios donde se están produciendo estos conflictos como
Twitter, por ejemplo, no son neutrales. Por lo tanto, es muy importante
hacer alianzas estratégicas internacionales, particularmente regionales, para
ir buscando elementos en común e ir protegiendo los datos e ir creando las
plataformas que sean nuestras para ir preparando a nuestra gente en esos
contextos, para generar los contenidos que permitan que las representaciones en
esos espacios sean las nuestras y no las que otros nos fabrican, para que la
verdad pueda existir. Hoy es muy fácil esconder complejísimos
procesos sociales detrás de estereotipos, de una imagen que, a veces, no sólo
es falsa, no sólo está fuera de contexto, no sólo resume cosas que no existen
sino que ni siquiera es nuestra. Hemos visto circulando en las redes y
movilizando a gente en función de la represión en Venezuela con imágenes que se
generaron en Ucrania, en Chile. Frente a eso es muy importante esa
concertación y es muy importante también generar un pensamiento crítico que le
permite a la gente tener conocimientos para ver los medios y para desentrañar
cuándo nos dicen la verdad y cuándo nos mienten.
—Usted
ha dicho que las redes sociales no son un campo neutral. El Internet y sus
mecanismos son parte de una arquitectura que nació en Estados Unidos. ¿Es
acertado entonces ir a la batalla de las ideas en esos espacios?
—Claro.
Y ustedes (los venezolanos) han dado una lección de que hay que hacerlo. ¿Tú te
imaginas a Venezuela en los meses en que Chávez enferma y tiene que ir a Cuba a
operarse, sin @chavezcandanga?@chavezcandanga se convirtió
en ese hilo de enlace entre el pueblo venezolano y su Presidente sin romper el
vínculo porque la gente se comunicaba con él. Creo que fue muy paradigmática la
construcción y la intervención que hacen las fuerzas bolivarianas de un
escenario que no es neutral como Twitter para seguir articulando y seguir
dialogando con su fuerza y darle participación a su fuerza. Yo te
puedo decir que sin esas fuerzas preparadas allí probablemente la historia de
la guarimba de febrero hubiera sido otra. No llegó a más porque hubo realmente
un equilibrio de fuerzas y cuando trataron de intervenir ese escenario se
encontraron con una población preparada para su uso. Eso está bien. Y
como táctica defensiva es importante en esta coyuntura histórica. No obstante,
tiene que llevarnos a la reflexión de que tenemos que crear nuestros
instrumentos y que tenemos que crear instrumentos que se parezcan a nosotros, a
nuestras realidades, que pasen por nuestras culturas. Esa es la única manera de
hablar hoy en una sociedad que ha cambiado tanto, una sociedad altamente
mediatizada por las tecnologías de la información y de las comunicaciones.
—
¿Cuáles son los retos que tienen los pueblos de Latinoamérica en la
construcción de políticas comunicacionales?
—Unirnos,
pero no solo en las palabras, no solo en los buenos oficios. Son importantes
los espacios diplomáticos y los foros internacionales. Hay que concertar
políticas públicas nacionales interrelacionadas entre sí para poder defendernos
en estos escenarios, para generar los financiamientos que sean necesarios, para
generar las estrategias tecnológicas que necesitemos, para interconectarnos
entre nosotros, para ser visibles nuestros contenidos, para darle voz a
nuestros pueblos desde nuestra realidad frente a un mundo muy asimétrico en el
que 95% de casi toda la tecnología informática, de los servidores y las redes
son norteamericanas. Sobre esa base es muy difícil hablar hoy de soberanía. Por
lo tanto, los esfuerzos y las estrategias tienen que avanzar hacia políticas
que aterricen con recursos económicos, con financiamientos con infraestructura,
los nuevos modelos para enlazarnos a este nuevo mundo.
—
¿Parte de eso podrían ser los medios alternativos y comunitarios, una
experiencia que se viene fortaleciendo con la Revolución Bolivariana?
—Han
sido esenciales para dar a conocer la voz de la gente que se silencia y, en
coyunturas noticiosas, para generar versiones alternativas de la información.
Pero, a veces, se tiene la idea de que un medio alternativo es una especie de
medio segundón o de segundo orden en los escenarios mediáticos internacionales.
Por eso, los medios alternativos tienen que ser los medios de primer orden y
para eso tienen que estar insertados con estrategias de gobierno que puedan de
alguna manera reorganizar y conducir estos escenarios para que sean los
hegemónicos, para que los valores que están allí sean los centrales en nuestros
gobiernos, en nuestros países, y para eso hay que construir esas estrategias.
La impresión que uno tiene es que los medios comunitarios es esa cosa que está
allá pobrecita. ¡No, no, no! Tiene que haber una dignificación y tienen que
tener una construcción que pueda ser realmente competitiva en la actualidad.
Estoy pensando, por ejemplo, en un medio público estatal como el canal
Encuentro de Argentina que es estatal, que es público, que es alternativo
frente a los contenidos hoy hegemónicos en el mundo y, sin embargo, es uno de
los de más raiting en Argentina, es decir, no están peleados con una
construcción de calidad del ejercicio de la profesión con todos los componentes
y recursos expresivos para hacerlo. La idea no es que por tener la verdad y
tener medios alternativos resolvemos el problema, si tenemos la verdad y no
somos capaces de llegar a emocionar a la gente, tenemos la verdad y no hacemos
nada con ella. Si eso es así, solamente dialogamos entre nosotros y no hay
manera entonces de propiciar, desde el Gobierno, desde el poder revolucionario,
un cambio del viejo orden por el que queremos construir.
________
Enamorada
del oficio
La
entrevistada es una mujer enamorada de la escritura y tímida de carácter. Así
se define ella misma al ser consultada sobre el por qué decidió estudiar
periodismo: “Te permite un poco asumir las otras identidades. Los periodistas
son mediadores entre la realidad y las personas”.
Este
oficio, el mejor del mundo, según escribió Gabriel García Márquez, siempre se
reinventa. Es un ser orgánico en constante desarrollo que mantiene a quien lo
ejerce en un vértigo que termina al final del día, pero que comienza con el
albor del siguiente. En palabras de Elizalde: “Vivir el periodismo es como
vivir una gran aventura, uno no sabe nunca a qué se va a exponer, te obliga a
redefinirte todo el tiempo y a preguntarte sobre tus valores y tus pasiones y
tus realidades”.
“Siempre
el periodista es un testigo de cosas que ve. Si además de eso participa y puede
traducirla a otro ser humano está haciendo un servicio extraordinario. Yo he
disfrutado mucho mi carrera, desde que empecé y no me puedo pensar en otra
cosa”, concluye.
_________
Chávez
nuestro
La
periodista Rosa Míriam Elizalde es autora, junto a Luis Báez, del libro Chávez
nuestro, una radiografía de la vida del líder de la Revolución.
—
¿Qué la motivó a realizar esa investigación sobre Hugo Chávez?
—La
absoluta ignorancia de nuestros pueblos de lo que era Venezuela. Cuando Chávez
surge a la palestra internacional nosotros no sabemos quién es ese hombre y
veníamos de un estereotipo, de un pensamiento, donde todo militar que salía de
América Latina era un gorila y, sin embargo, no tenía nada que ver con la
realidad. Entonces, Chávez nuestro responde a la pregunta: ¿Quién es este
hombre? Increíblemente, nosotros haciendo esa pregunta simple, descubrimos
cosas que ni el mismo Chávez sabía o recordaba (…). El caso venezolano no cabe
en una ecuación simple de la izquierda, y yo creo que eso es lo que está detrás
de ese libro: la ignorancia de las claves de un proceso complejo, cercano en
los afectos, pero a la vez desconocido.
—
¿Qué característica de Hugo Chávez le llamó más la atención?
—Su
extraordinaria sensibilidad humana. Entre tantas cosas que inauguró en América
Latina, inauguró una manera muy diferente del diálogo y la relación del líder
con su pueblo. En Cuba no lo vivimos así tanto, pero, en general, en América
Latina, el protocolo presidencial era tan rígido, tan acartonado, tan distante,
y yo vi que Chávez, incluso cuando lo entrevisté, se comportaba igual en público y
en privado, y que era un hombre tan cálido y cariñoso. De pronto tú dices: esto
es otra cosa. Se acabaron esos estiramientos y esos protocolos. ¿Después qué
vimos? A Evo que es así, a Correa que es así, a Cristina, que tiene otra
manera, pero que es así. De pronto tú no ves a una persona de cartón, de mármol
blanco, sino ves a un ser humano que se parece muchísimo a su pueblo.
—
¿Tiene pensado escribir otro libro relacionado con Venezuela o con su
presidente Nicolás Maduro?
—Tengo
pensado, pero prefiero no adelantar.
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