POSTALITA: DANIEL Y LOS 60
Cuando uno habla de "los 60",
suele referirse a la década de amor y paz, y de guerras y represión mundial
contra la juventud rebelde. Pero también puede referirse al arribo del barco
desvencijado de una vida intensa, a la edad de lo que ahora llaman Adulto
Mayor.
Se supone, pues, que se trata de algo
muy especial. Y lo es, creo.
Al menos lo ha sido para mí en mi
cumpleaños de las seis décadas, y al contrario de lo que algunos puedan pensar
de que me pueda sentir triste por ser ya un oficialmente "viejo", he
podido renovar fuerzas muy especialmente por los mensajes y presentes de
amigos, compañeros y hermanos y hermanas que se desbordaron a darme ánimos de
"seguir y seguir la huella" (como decía Atahualpa Yupanqui), en este
caso, la huella de Sandino, la huella de la revolución.
No puedo agradecer a cada uno en su caso, porque han sido muchos los amigos que se han acordado de mí.
No puedo agradecer a cada uno en su caso, porque han sido muchos los amigos que se han acordado de mí.
Pero me veo precisado a referirme
especialmente al caso del Comandante Presidente, a mi amigo, compañero y
hermano Daniel.
Daniel me llenó de bromas sobre los
famosos 60 y luego me dejó ir una ráfaga de elogios y reconocimientos quizás
inmerecidos por mí, sobre mis modestos aportes a esta gran lucha de Revolución,
de construcción de una Nación. Una lucha que viene de Sandino, pasa por Rigoberto,
sigue con Carlos Fonseca y el relevo que permanece hoy: Daniel, precisamente.
Me dio pocas oportunidades de
ripostarle o para decirle que quizás su cariño de amigo de tanto tiempo, de
compañero y hermano le hacían exagerar sus reconocimientos.
Fue una plática privada, claro, entre
hermanos, y no voy aquí a entrarles en detalles. Pero sí quiero compartir con
ustedes la única forma que encontré de agradecerle sus palabras a mi hermano,
al líder del FSLN.
Las palabras de Daniel para mí fueron
como una condecoración en este viejo pecho cansado, pero aún palpitante por la
causa de los pobres, la causa de los oprimidos. Una condecoración, como una
Orden Sandino.
Insisto en que su cariño personal -como
el que igual me tiene Rosario- creo yo que le llevó a exagerar por mis humildes
aportes. "Vos sos uno de nosotros, no de ahora, de hace mucho, de siempre,
y seguís siéndolo (...) sos parte importante de todo este proyecto desde hace
tantos y tantos años".
Le contesté: "y vos, para nosotros, tus compañeros, amigos y hermanos, sos nuestro orgullo..., orgullo sandinista nicaragüense".
Pero ya estoy rompiendo la privacidad
sobre el contenido de esta plática, que dije respetaría, como debe ser. Así que
mejor termino diciendo que junto con Daniel, quiero agradecer a todos y todas
aquellos y aquellas que me han dado ánimos al llegar a los 60.
60...¡y adelante! Haciendo Patria en
Victorias. 35/19. Y siempre PLOMO.
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