Menos en los discursos del presidente Obama, Estados Unidos ha dejado de ser una «nación indispensable».
«ANTE
NUESTRA MIRADA»
Imperio
sin estrategia militar
por Thierry Meyssan
El
presidente Barack Obama acaba de explicar su doctrina estratégica. En su
discurso de West Point, el presidente reafirmó la supremacía militar de
Estados Unidos, cuando en realidad ese país se ve hoy técnicamente
sobrepasado, tanto por Rusia como por China. Sabiéndose incapaz de enfrentar a
Moscú, Washington prefiere pasar por alto la pérdida de Crimea y
concentrarse en el enemigo que le ha servido de comodín desde hace más de
una década: el terrorismo. Así que el presidente Obama acaba de
anunciar un amplio programa de lucha contra el terrorismo, cuando
numerosos campamentos de al-Qaeda se hallan precisamente en suelo de países
ocupados por la OTAN, e incluso de países que son miembros de ese bloque
militar. Para terminar, Obama reiteró su respaldo a la «oposición siria»
y prometió que no dejará de prestarle ayuda… cuando logre obtener
la aprobación del Congreso.
RED
VOLTAIRE | 2 DE JUNIO DE 2014
El
28 de mayo de 2014, el presidente Barack Obama pronunció un importante discurso
en el que expuso los detalles de su doctrina estratégica, durante la
entrega de diplomas a los graduados de la Academia Militar de West
Point [1].
Sin
que fuese una sorpresa para nadie, el presidente hizo notar que ha cumplido su
promesa de repatriar las tropas desplegadas en Afganistán e Irak y que además
logró eliminar a Osama ben Laden. Pero el balance que trató de presentar
como positivo en realidad dista mucho de serlo. Las tropas estadounidenses
están regresando de Afganistán totalmente extenuadas y de Irak tuvieron que
salir huyendo para evitar ser expulsadas por la resistencia popular. El costo
exorbitante de esas dos campañas –más de 1 000 millardos de dólares [2]– ha impedido al Pentágono
acometer la renovación de su arsenal. Y la muerte de ben Laden
no pasa de ser un cuento para entretener a los niños: Osama ben Laden
nunca tuvo nada que ver los atentados del 11 de septiembre de 2001,
incluso estaba muerto –de muerte natural, por cierto– y enterrado
desde diciembre de 2001, hecho del que dio fe el MI6 británico [3].
Después
de todo, resulta admirable la capacidad estadounidense para seguir repitiendo
incansablemente una realidad imaginaria y ampliamente desmentida con pruebas
sólidas. Como también es asombrosa la tozudez de la prensa atlantista que sigue
ciegamente esa versión.
En
su discurso, el presidente Obama describió su propio país como «una nación
indispensable», según él la más poderosa del mundo tanto en el
plano militar como económicamente.
Pero
eso tampoco es cierto. Sólo unos pocos días antes, el 14 de mayo, el general
Martin Dempsey –jefe del Estado Mayor Conjunto de Estados Unidos– había
reconocido ante el Consejo del Atlántico Norte que las fuerzas armadas
estadounidenses se verán definitivamente sobrepasadas de aquí a 10 años
si no emprenden de inmediato un gigantesco esfuerzo de
actualización [4],
esfuerzo que resultará particularmente difícil en el actual contexto de
restricciones presupuestarias.
Resulta,
en efecto, que las tecnologías militares de avanzada de Rusia y China están
ahora muy por delante de las estadounidenses. Y ya es demasiado tarde para
recuperar ese retraso. La apariencia de superioridad de Estados Unidos
se mantiene únicamente porque las tropas de ese país son las únicas que
están desplegadas por todo el mundo y sólo es real en algunos teatros de
operaciones. Pero no lo es frente a Rusia ni frente a China, que saldrían
vencedoras en caso de guerra mundial.
Y
en el plano económico, la mayoría de los bienes de consumo que se consumen en
Estados Unidos se fabrican en China.
Basándose
en toda esa leyenda, que el Washington Postcalifica de «imagen
fantasmagórica» –a pesar de que ese diario sólo señala una relativa
debilidad militar de Estados Unidos [5]–,
el presidente Obama anunció que su país no vacilará en intervenir en
el extranjero cuando sus intereses directos se hallen en peligro.
Pero precisó que recurrirá a la formación de coaliciones internacionales para
ocuparse de los problemas más lejanos. Y afirmó que, contrariamente a la época
de la guerra fría, Rusia ya no representa un peligro inminente y que el
principal adversario es el terrorismo.
Así
que no importa que Crimea se haya reintegrado a la Federación Rusa.
Washington no luchará contra lo que, sin embargo, sigue presentando
como una «anexión» gravemente violatoria del derecho internacional,
llegando incluso a comparar al presidente ruso Vladimir Putin con Hitler.
Lo
más importante del discurso del presidente Obama es que, al cabo de
13 años de «guerra contra el terrorismo», Washington dice haber
eliminado el grupo de fanáticos que componían la dirección internacional de
al-Qaeda, aunque ahora se halla ante un problema más grave:
la proliferación de grupos afiliados a al-Qaeda que han surgido en
casi todas las regiones del mundo.
Esta
«guerra sin fin» tiene una gran ventaja: justifica cualquier cosa.
Estados Unidos, que desde 2001 dice hallarse en posición de «legítima
defensa», se da el lujo de violar la soberanía de los demás países
secuestrando o bombardeando en tierra extranjera a quien mejor le parece y
cuando le viene en ganas. Para continuar esa guerra, el presidente Obama ha
anunciado la creación de un «Fondo de Asociación Contra el Terrorismo»
que debe contar con 5 000 millones de dólares. El objetivo de ese fondo
será garantizar la formación de los servicios de seguridad de los Estados
aliados.
Pero
¿quién puede creer en ese programa? Hoy en día, los terroristas se
entrenan en varios campamentos permanentes de al-Qaeda, que se hallan en el
desierto de Libia, país ocupado por la OTAN. Y existen otros 3 campamentos
de al-Qaeda en Sanliurfa, Osmaniye y Karaman, en el territorio de Turquía,
país miembro de la OTAN [6].
Los
sirios recuerdan las confesiones, transmitidas por televisión, del emir del
Frente al-Nusra (afiliado a al-Qaeda) que garantizó el transporte de
misiles cargados con sustancias químicas desde una base militar turca hasta la
Ghouta de Damasco. Según este individuo, no sólo las armas químicas
le fueron entregadas por un ejército miembro de la OTAN sino que además se
le ordenó utilizarlas «bajo bandera falsa» para justificar un bombardeo
estadounidense contra Siria [7].
Trece
años después de los atentados del 11 de septiembre, ¿quién puede creer aún que
al-Qaeda sea el enemigo número 1 de la «nación indispensable»,
cuando el propio Barack Obama describía en 2013 a los individuos afiliados a
al-Qaeda como «menos capacitados» que la “casa matriz”? En efecto, en un
discurso pronunciado en la Universidad Nacional de Defensa el 23 de mayo de
2013, este mismo presidente Obama relativizaba entonces el peligro terrorista y
afirmaba que Estados Unidos ya no debía verlo como una prioridad [8].
En
cuanto a Siria, el presidente Obama declaró en West Point que «hay que
ayudar al pueblo sirio a resistir ante el dictador que bombardea y mata de
hambre a su pueblo» (sic). Es por eso que Washington ayudará «a los que
luchan por el derecho de todos los sirios a construir su propio futuro»
(Léase: No ayudar a los sirios que votan por sí mismos para elegir su
propio presidente sino únicamente a los sirios que están dispuestos a colaborar
con un gobierno colonial designado por la OTAN.).
En
todo caso, ¿por qué habría que intervenir solo en Siria? Porque «la guerra
civil siria se propaga más allá de las fronteras de ese país, la capacidad de
los grupos extremistas aguerridos para arremeter contra nosotros sólo puede
acrecentarse». En otras palabras, después de haber incendiado Siria,
Estados Unidos se siente amenazado por el fuego que él mismo inició.
«Intensificaremos
nuestros esfuerzos por apoyar a los vecinos de Siria –Jordania y Líbano,
Turquía e Irak– afectados por el problema de los refugiados. Trabajaré con
el Congreso para aumentar el apoyo a los elementos de la oposición siria que
constituyen la mejor alternativa ante los terroristas y ante un dictador
brutal. Además, seguiremos colaborando con nuestros amigos y aliados en Europa
y en el mundo árabe en la búsqueda de una solución política a esta crisis y
velando por que esos países, y no sólo Estados Unidos, asuman una
parte justa de las medidas de respaldo al pueblo sirio», prosiguió el
presidente Obama.
En
otras palabras, la Casa Blanca está discutiendo con el Congreso sobre la
manera de respaldar las ambiciones personales de los miembros de la Coalición
Nacional. Según la prensa, Washington podría organizar el entrenamiento
militar de los combatientes en los países que tienen fronteras con Siria y
proporcionarles armas más eficaces. Pero hay varios problemas:
Si Washington se pone a entrenar y armar colaboradores sirios tendrá que admitir que antes no lo hizo a gran escala y que recurrió principalmente a… mercenarios extranjeros vinculados a al-Qaeda.
Si 250 000 mercenarios yihadistas no lograron acabar con el Estado sirio en 3 años, ¿cómo podrían hacerlo unos cuantos miles de colaboradores al servicio de la colonización occidental?
¿Por qué los Estados limítrofes con Siria, ya implicados actualmente en una gran guerra secreta contra ese país, aceptarían entrar en una guerra abierta contra Siria, con todos los riesgos que eso implicaría para ellos?
¿Qué armas aún más sofisticadas podría proporcionarse a esos colaboradores del colonialismo sin que estos puedan utilizarlas algún día contra otros blancos, específicamente en contra de la supremacía aérea de Israel?
Y, finalmente aunque no menos importante, sabiendo que todo eso viene discutiéndose desde hace 3 años, ¿qué nuevo elemento de juicio permitiría encontrar hoy una respuesta adecuada?
En
el discurso de Obama lo que habla es la voz de la impotencia. Obama se jacta de
haber retirado sus tropas de Afganistán y de Irak y de haber asesinado un
fantasma que desde hace 10 años existía únicamente en los casetes de video
de Al-Jazeera. Anuncia que combatirá el terrorismo que
él mismo protege en todas partes. Declara que aportará un respaldo más
eficaz a la «oposición siria», pero inmediatamente le pasa la “papa
caliente” al Congreso –que no quiso que ordenara los bombardeos contra
Siria durante la crisis de las armas químicas– y lo hace a sabiendas de que los
congresistas limitarán ese respaldo.
Los
nuevos graduados de la academia militar de West Point no ovacionaron
al presidente Obama.
Este
discurso no es otra cosa que un balbuceo destinado a salvar las apariencias
para ocultar una decadencia que ya se hace irreversible. Menos de una
cuarta parte de los 1 064 nuevos graduados de Academia Militar de
West Point aplaudieron al presidente Obama mientras que la mayoría
se mantenía indiferente. El Imperio agoniza lentamente.
Fuente Al-Watan (Siria)
[1]
«Discurso de Barack
Obama en la Academia Militar de West Point», por Barack Obama, Red Voltaire,
28 de mayo de 2014.
[2]
1 millardo = 1 000 millones
[3]
«Reflexiones sobre el
anuncio oficial de la muerte de Osama Ben Laden», por Thierry Meyssan, Red Voltaire,
9 de mayo de 2011.
[4]
«La ecuación "2,
2, 2, 1" del Pentágono reconoce a Rusia y China como pesos pesados»,
por Alfredo Jalife-Rahme, La Jornada (México),Red Voltaire,
27 de mayo de 2014.
[5]
“President
Obama’s foreign policy is based on fantasy”, editorial de la redacción del Washington
Post, 2 de marzo de 2014.
[6]
“Israeli
general says al Qaeda’s Syria fighters set up in Turkey”, por
Dan Williams, Reuters, 29 de enero de 2014. «Carta abierta de los
europeos atrapados tras la cortina de hierro israelo-estadounidense», por
Hassan Hamadé, Red Voltaire, 24 de mayo de 2014.
[7]
En la jerga de los servicios de inteligencia las llamadas operaciones «bajo
bandera falsa», en inglés «false flag», son operaciones
organizadas de manera tal que su realización pueda ser atribuida al adversario
para desacreditarlo y justificar posibles represalias. NdlR.
[8]
«Barack Obama habla
sobre el futuro de la lucha contra el terrorismo», por Barack Obama, Red Voltaire,
23 de mayo de 2013.
Un discurso balbuceante es el que dirigió Obama en la Academia Militar de West Point, que por primera vez no aplaudió el discurso del presidente. Hizo una recuento de lo "logrado" en Medio Oriente: Iraq, Libia, Afganistán, Siria, etc. pero no lo que no dijo es que Al Qaeda es, prácticamente, su brazo armado en dichos países.-
ResponderEliminarSe le agradece su comentario Armando León.
ResponderEliminarAtentamente
Manuel Moncada Fonseca