22/6/2014
Hugo
Chávez y la religión
x
François Houtart
Jesús
se identificó con la causa de los pobres y condenó todos los poderes que
estaban en el origen de su explotación, fueran económicos, políticos o
religiosos
Este
tema no ha sido muy abordado y es poco conocido. Sin embargo, en el contexto de
la sociedad venezolana es importante. En efecto, el presidente Chávez habló en
muchas ocasiones de la religión y se refería regularmente a la persona de
Jesús. Algunos han interpretado esto como una manipulación de la religión por
el poder político. Me parece que esto es una acusación arbitraria.
Poco
después del golpe de Estado que casi le cuesta la vida al presidente, participé
en la emisión de 'Aló, Presidente', que él realizaba todos los domingos por la
mañana. Con un grupo de invitados, nos fuimos en helicóptero a una pequeña
villa costera en el mar Caribe, no lejos de Caracas. El programa televisado
incluía, como cada semana, diversas intervenciones y enlaces con interlocutores
de todo el país. En un cierto momento, el presidente me pidió intervenir.
Escogí
tratar la cuestión religiosa en su vinculación con la política, recordando que
de hecho en América Latina existía una larga tradición de utilización de la
religión, del cristianismo en particular, para legitimar el poder. Los ejemplos
abundan y la jerarquía católica tiene una gran parte de responsabilidad en
estos hechos. Pero otra cosa es basarse en las enseñanzas y las prácticas de
Jesús para inspirarse en las reformas sociales y políticas que favorecen a los
más desposeídos.
En
efecto, en su sociedad Jesús se identificó con la causa de los pobres y condenó
todos los poderes que estaban en el origen de su explotación, fueran
económicos, políticos e incluso religiosos. Su referencia a los valores del
reino de Dios, la justicia, el amor al prójimo, daba una dimensión religiosa a
la búsqueda del bien colectivo. Su crítica al templo de Jerusalén de hecho fue
una crítica a los ricos, al poder de Herodes y al colonizador romano. Si Jesús
fue ejecutado por una contradictoria alianza de todos los poderes de su época
es porque su mensaje fue subversivo al orden existente. Inspirarse en este
ejemplo para orientar políticas concretas es, pues, perfectamente legítimo y no
significa de ninguna manera un regreso a una situación de cristiandad. Chávez,
que había escuchado con atención esta intervención, dijo entonces: "¿Por
qué no se queda algunos meses con nosotros?"
En
el transcurso de otro Aló, presidente, en Carabobo, cerca de Valencia, Chávez
abordaba un tema de actualidad: el descubrimiento de un Evangelio apócrifo. Me
interrogó acerca del sentido de este texto, que hablaba explícitamente de la
familia de Jesús, y que implicaba indirectamente su estado marital. Yo no me
encontraba preparado para responder, pues no tenía conocimiento de la
existencia del texto. Le dije, sin embargo, que esto no era el único ejemplo
del género y que la crítica histórica y literaria habrían de determinar el
aporte que este texto podría representar para un mejor conocimiento del
cristianismo, haciendo parte del imaginario colectivo.
Pero
si los temas religiosos no estaban ausentes del discurso de Chávez, la política
de la revolución bolivariana era realmente laica, en el sentido positivo del
término. En efecto, el asunto era crear el socialismo del siglo XXI o, más
recientemente, antes de su muerte, el eco-socialismo. Se refería constantemente
a Bolívar, del cual no podemos suponer que era particularmente clerical. Se
oponía directamente a las intervenciones del episcopado venezolano, ya que el
obispo de Caracas apoyó el golpe de Estado y brindó con champaña en el palacio
presidencial con los autores de éste, o porque el presidente de la Conferencia
Episcopal lo comparó con Hitler y Mussolini en la conferencia de obispos
latinoamericanos en Aparecida, Brasil, en presencia del papa Benedicto XVI.
Pero esto no impedía que tuviese en cuenta el factor religioso como una
expresión cultural central del pueblo venezolano.
Él
mismo no cesaba de explicar su adhesión al cristianismo, al mismo tiempo en su
dimensión social de búsqueda de justicia y de amor a los otros, así como en su
significado personal. Para entender el primer aspecto es suficiente recordar
que portaba un pequeño crucifijo en su bolsillo y que regularmente lo sacaba
diciendo que para él Jesús era una referencia, porque había sido uno de los
primeros socialistas. En La Habana, en el teatro Carlos Marx, de cara a miles
de personas, con relación al lanzamiento, con Fidel Castro, de la Operación
Milagro, que con el conocimiento médico cubano y el apoyo financiero venezolano
sanaría a millones de latinoamericanos pobres que padecían enfermedades de los
ojos, lo vi presentar nuevamente su crucifijo. Chávez recordó las palabras de
Jesús anunciando que los ciegos verían. Se regresó hacia Fidel y le dijo:
"Te lo regalo". Fidel, desconcertado por un momento, le respondió:
"Eh, bien, lo acepto". La asamblea entera se levantó y aplaudió
durante un largo rato.
En
el plano personal, Chávez explicaba su adhesión religiosa en términos de la
espiritualidad popular. En el curso de los últimos años, cada vez que lo
encontraba, decía: "François, bendición; yo necesito de tu
bendición", expresión al mismo tiempo de una convicción real y de una
religión de protección, herencia de las raíces culturales de América Latina. La
última vez que lo vi, poco tiempo antes de su muerte, fue en el curso de una
reunión pública en el gran teatro del Centro Cultural de Caracas. Desde lejos
me interpeló: "François", dijo, y después unió sus dos manos en signo
de demanda de oración. El sentido completo de su gesto me fue desvelado
solamente algunas semanas más tarde, el día en que se anunció su muerte.
La
Jornada
Cuanto amor en un sólo ser por la humanidad, cuanto admire y aunque no está, sigo admirando a ese hombre excepcional. Increíble que se haya ido físicamente de entre nosotros, pero Dios, quien es el
ResponderEliminarque dice cual es nuestra misión en esta Tierra, lo desarraigo, tal vez ya Nuestro Amado Comandante Supremo había cumplido lo que le fue encomendado. Él fue muy cristiano como lo expresa François. Esa gran bondad y amor que el hijo de Dios sentía hacia los necesitados y oprimidos es inspiradora y el Comandante se nutrió de eso y llenó su corazón de mucho amor para ayudar a su pueblo amado.