Infografía: AFP
El gran poder de
unas tierras raras
Un pequeño grupo
de minerales son ingredientes de casi todos los equipos electrónicos que usamos
y de los cuales nos cuesta mucho desligarnos
Por : Claudia Fonseca Sosa
22 de mayo de
2014 17:05:55
En el ajetreo de
la vida cotidiana, casi nadie repara en la composición de los objetos que nos
rodean y de los cuales nos cuesta mucho desligarnos. ¿Se ha preguntado usted,
por ejemplo, de qué están hechos los aparatos electrónicos que usamos? Le
sorprendería conocer la coincidencia en los celulares, los reproductores de música,
las computadoras, los marcapasos… y hasta en los controversiales drones, de un
mismo ingrediente: tierras raras.
Este grupo de
elementos del bloque F de la tabla periódica ha penetrado en el tejido de la
vida moderna en dimensiones que no hubiésemos imaginado años atrás.
Las primeras
tierras raras fueron descubiertas en el siglo XVIII. Hoy se conocen 17 de
ellas, que en realidad son metales con radios iónicos y comportamientos
químicos muy parecidos que dificultan su separación. Una condición que hasta
bien entrado el siglo XX todavía no éramos capaces de manejar.
Estos elementos
están dispersos en pequeñas cantidades por toda la corteza terrestre. Algunos
como el cerio, el itrio y el neodimio son más abundantes que el plomo, y el
tulio lo es más aún que el oro y el platino. Pero los yacimientos bastante
grandes y con la concentración suficiente como para que merezca la pena
explotarlos son, en efecto, muy raros.
El gadolinio también sirve como agente de contraste para las imágenes por resonancia magnética, utilizadas en medicina para distinguir los tejidos sanos de los enfermos.
Foto: Russia Today
Sin embargo,
Karl Gschneidner, técnico metalúrgico del Laboratorio Ames, en Iwoa, EE.UU.,
asegura que la lista de artículos de uso cotidiano que contienen tierras raras
es casi interminable.
Si bien el
consumo actual se concentra mayoritariamente en la industria automotriz, donde
se utilizan en la fabricación de los diversos magnetos que requiere un
vehículo para funcionar, son nuevos mercados, como el tecnológico, los que les
han abierto las puertas. De hecho, con el desarrollo de la nanotecnología prácticamente
todos los dispositivos de última generación contienen, en sus piezas, alguno de
estos minerales.
Según afirma el
experto estadounidense en la revista National Geographic, una de las
propiedades más atrayentes de las tierras raras es que los imanes que se
producen con ellas son más potentes que los normales y pesan menos, lo cual
posibilita que los aparatos electrónicos sean cada vez más pequeños y ligeros.
Los motores de
los discos duros de las computadoras, los altavoces en los teléfonos móviles y laptops
dependen de estos imanes. Lo mismo ocurre con las guitarras eléctricas, los
escáneres de resonancia magnética y los hornos de microondas.
Otra aplicación
relativamente reciente, y donde los magnetos también juegan un rol importante,
son la última generación de turbinas eólicas. Además, las cualidades de estos
elementos son útiles en el mundo de la salud, así como en aleaciones metálicas.
Las tierras
raras emiten diferentes longitudes de onda de luz, por lo que con ellas se
fabrican dispositivos para identificar billetes falsos. Asimismo, estas
propiedades ópticas favorecen el envío de señales a través de fibras ópticas a
lo largo de muchos kilómetros, por lo cual su uso está muy extendido en el
campo de las telecomunicaciones.
Pero las áreas
de eficiencia energética y defensa son las que les han otorgado a las tierras
raras su carácter estratégico.
Las Fuerzas
Armadas de EE.UU. también dependen de las tierras raras. Para las gafas de
visión nocturna, se necesitan lantano, gadolinio e itrio. Los imanes de
samario, capaces de soportar altísimas temperaturas, permiten controlar los
aviones no tripulados (drones) Predator y los misiles Tomahawk.
Debido a su gran
capacidad de conducir la energía, estos metales se emplean en los productos
asociados a la iluminación (bombillas, lámparas, etc.) y en particular en
aquellos que se basan en la tecnología LED, que está en alza en el mercado
internacional porque sus aplicaciones funcionan con menos electricidad y, por
tanto, son más baratas.
En el área de
defensa, se usa neodimio para fabricar telémetros láser, sistemas de
orientación y de comunicaciones, mientras que el erbio se destina al desarrollo
de amplificadores en transmisión de datos de fibra óptica y el samario en armas
de precisión.
UN MERCADO
PRÁCTICAMENTE CHINO
Hasta la década
de los años ochenta, Estados Unidos dominó la lista de productores de tierras
raras, con el 13 % de las reservas a nivel global. Pero su época dorada acabó
cuando China —con el 48 % de las reservas— irrumpió en este mercado.
La nación
asiática llevaba varias décadas desarrollando técnicas para la separación de
las tierras raras —una tarea que es muy complicada debido a las propiedades
químicas de estos elementos—, y pronto desplazó a sus competidores.
Actualmente, más
del 85 % de la oferta mundial viene de China y prácticamente el 100 % de las
tierras raras “pesadas” —o sea, europio, gadolinio, terbio, disprosio, holmio,
erbio, tulio, iterbio y lutecio— también están en su territorio.
Otros países
como EE.UU., Rusia, Canadá y Australia siguen siendo grandes productores de
tierras raras. Pero sus producciones son ínfimas comparadas con las de China.
Las tierras
raras permiten que los teléfonos móviles y los reproductores de audio digitales
emitan sonido y luz. Unos imanes de neomidio hacen que funcionen el altavoz, el
motor vibratorio y los pequeños audífonos. Los colores de la pantalla de
cristal líquido (LCD) se reproducen con europio (rojos) y terbio (verde).
En el 2010 y
bajo el criterio de proteger sus recursos naturales y darle a la producción
local un mayor valor agregado, el gigante asiático aplicó nuevas políticas para
que las multinacionales trasladaran sus instalaciones productivas a ese
país.
A las economías
más industrializadas, como Estados Unidos, Japón y el bloque de la Unión
Europea, no les agradó la medida y se vieron obligadas a explorar nuevas
reservas que le permitan a Occidente recuperar parte de la oferta de estos recursos.
En ese sentido, se comenzó a pensar en la Luna —donde se sabe existen
yacimientos de estas tierras—, así como en las profundidades de los océanos.
Recientemente, un equipo japonés descubrió la presencia de estos minerales en
el Pacífico.
“Las tierras
raras son demasiado importantes para nosotros como para mantenernos al margen”,
dijo el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, cuando su país junto a
varias otras naciones presentaron ante la Organización Mundial de Comercio
(OMC) una acción para intentar revertir la decisión soberana de China.
Pero la
tendencia de la segunda economía del mundo a limitar las exportaciones de
algunos de estos elementos estratégicos obedece a una necesidad de
autoabastecimiento para dar prioridad al comercio de productos de mayor valor
agregado, como han abogado los políticos chinos.
No obstante, la
crisis ha generado un alza de los precios de las tierras raras a nivel global.
Por ejemplo, el disprosio, que se usa para fabricar los discos duros de las
computadoras, se ha llegado a vender a más de 400 dólares el kilogramo,
mientras que diez años atrás su precio no superaba los 15 dólares.
La demanda,
mientras tanto, no muestra signos de disminuir. Según las previsiones, en el
2015 la industria mundial consumirá unas 185 mil toneladas de tierras raras,
casi el doble de lo que se consumió en el 2010.
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Cortesía de Henry Vanegas
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