LUNES,
7 DE ABRIL DE 2014
Alejandro
Teitelbaum (especial para ARGENPRESS.info)
En vísperas de la conmemoración del vigésimo aniversario del genocidio en Ruanda (800.000 víctimas), el presidente de dicho país volvió a acusar a Francia de complicidad en el mismo.
El Gobierno francés se declaró ofendido y anunció que no participará en los actos conmemorativos.
La verdad de los hechos
En vísperas del genocidio, el general canadiense Romeo Dallaire, jefe de las fuerzas de la ONU en Ruanda (MINUAR) advirtió acerca de lo que se avecinaba a Kofi Annan, quien más tarde sería Secretario General de las Naciones Unidas y entonces era jefe de las operaciones de mantenimiento de la paz en la ONU. Koffi Annan guardó en un cajón de su escritorio el informe de Dallaire.
Cuando ya se perfilaba la derrota del gobierno genocida ante el avance del Frente Patriótico Ruandés, Francia, cuyo presidente de entonces era el socialista François Miterrand gobernando en “cohabitación” con Balladur, un Primer Ministro de derecha, promovió la resolución 929 del Consejo de Seguridad, que creó una “zona humanitaria segura” en Ruanda. En esa zona se desplegaron fuerzas militares francesas (la “Operación Turquesa”) cuya principal ocupación fue proteger a los genocidas en fuga.
Una
comisión parlamentaria francesa investigó años después los hechos, en
particular por qué las tropas francesas no desarmaron efectivamente a los
genocidas ni arrestaron a ninguno de ellos. Alain Juppé, que era Ministro de
Relaciones Exteriores durante la Operación Turquesa, declaró con todo cinismo
ante la Comisión Investigadora Parlamentaria que « teniendo en cuenta los
efectivos afectados a la Operación Turquesa, no fue posible proceder al arresto
de probables criminales de guerra y que, además, el Consejo de Seguridad nunca
confirió tal mandato”.
Ahora
el mismo Juppé llama al presidente socialista Hollande “a defender el honor de
Francia, de su ejército y de sus diplomáticos”.
Por su
parte, el Movimiento de las Juventudes Socialistas de Francia emitió un
comunicado donde dice que es un “error indigno de Francia” la decisión de
anular su participación en las conmemoraciones y continúa: “con esa decisión
deja entender una vez más que no reconoce su implicación en el genocidio de los
tutsis en Ruanda pese a que ha sido verificado por los historiadores”.
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