El
FSLN y la construcción de la Patria
Carlos
Midence
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por tortilla en Lun, 27/01/2014 - 15:00
Carlos
Midence, 27 de enero 2014
La noción y la práctica de Patria han estado asociadas al coraje y defensa de la soberanía de un pueblo, de un territorio. No obstante, también se vincula a la promoción y defensa de los plenos derechos del pueblo en su sentido más estricto, es decir, Derecho a la vida, a la salud, a la educación, a vivir bien, vivir en comunidad. Tanto en el primer contexto como en el segundo el FSLN obtiene, en el devenir de nuestra historia, un lugar sobresaliente, cimero, pues cuando de defender la soberanía se refiere ha dicho presente desde el mismo Augusto C. Sandino y en lo que refiere a restituir los Derechos a la ciudadanía en todas sus expresiones el FSLN lo ha hecho con todo rigor. Las dos etapas de la Revolución lo demuestran claramente, pues, es en estos tiempos que el pueblo de Nicaragua ha gozado y goza de todos los Derechos en sus más extensos logros.
En
este sentido veamos en lo que concierne a la construcción de la patria en
nuestra sociedad, cómo se antepone el modelo político antipatriótico de
la derecha en relación al proyecto o modelo de vanguardia, popular,
democrático, Cristiano, Socialista, Solidario que impulsa el FSLN en nuestra
Nicaragua.
El
anti-patriotismo de los 16 años
En
nuestro país, durante los 16 años de gobiernos liberoconservadores, la
noción y, desde luego la práctica del sentido de patria estuvo vedada,
tanto desde la óptica educativa, socio-política, como desde
lo cotidiano, es decir, la construcción de la patria como ente vivo, dinámico,
evolucionario, necesario, vital fue reducida a desfiles septembrinos. Después
de estas fechas el sentido de patria no existía. La patria, el Estado, el
gobierno fueron llevados al mínimo.
De
igual forma, la construcción de un sentido de nación, de país se
redujo retórica, a demagogia a informes abstractos, a discursos y jamás se
sintió la presencia de los elementos constitutivos de la nación o del Estado
nicaragüense, más bien la plataforma patriótica, democrática,
nacionalista que la Revolución Sandinista había erigido en su primera etapa fue
perseguida y vapuleada.
Por
ejemplo, dentro de este contexto para nadie es un secreto la forma
despiadada en que se trataron de borrar desde los murales que
nuestro pueblo de forma espontánea, cívica y patriótica pintó para enaltecer el
valor y el coraje de la lucha en contra de la dictadura y la intervención
estadounidense. Habría que mencionar, también, como claras acciones
antipatrióticas, las constantes embestidas a logros trascendentales como el 6%
a las universidades, la incesante corrupción y, desde luego la privatización de
los sistemas de educación y salud que la Revolución había institucionalizado
como un Derecho del pueblo. Esto es una breve muestra de cómo los gobiernos
liberoconservadores de lo que llamamos 16 años de desastre,
vilipendiaron, ultrajaron, mancillaron la patria nicaragüense. En
estos tiempos se llevó a cabo un total retroceso en todos los sentidos de
lo que a hacer patria se refiere.
La
Revolución hace patria
Es,
con los triunfos electorales contundentes del FSLN y, el advenimiento de
la segunda etapa de la Revolución Sandinista, conducida por el
Comandante-Presidente Daniel Ortega y la Poeta Rosario Murillo que en nuestra
Nicaragua se recobra, se renueva, se redefine el sentido, la noción, la
práctica de hacer patria. Esto se ha conseguido, mediante políticas
públicas y acciones que han ubicado a Nicaragua, no sólo como un país con
uno de los gobiernos mejor valorados tanto a nivel nacional e
internacional, sino como un referente mundial en lo que implica a reducción de
la pobreza y desnutrición infantil y, por lo tanto hoy
nuestra patria es un ejemplo a seguir. Para ejemplificar basta mencionar
el caso de la primera dama entrante de Honduras que, antes de arrancar su
puesta en práctica de programas gubernamentales buscó el apoyo, el consejo, la
guía de la dirigente de la Revolución Sandinista Poeta Rosario
Murillo, esto demuestra la clara y acertada construcción de Patria en
nuestro país de parte de la dirigencia revolucionaria.
De
estos dos contextos podemos deducir y hablar de dos visiones encontradas en lo
que implica al sentido de hacer patria en nuestra historia, pues, mientras la
derecha liberoconservadora se ha dado a la tarea de destruirla desde sus
cimientos, la Revolución Sandinista ha restaurado en todos sus sentidos,
expresiones, manifestaciones y acciones el derecho a tener patria en la
ciudadanía nicaragüense. La patria que construye la Revolución es una patria
tangible, concreta, que se toca, se respira, se vive y se observa en cada uno
de las políticas públicas impulsadas por el Gobierno Sandinista.
En
este sentido ese proceso patriótico que promueve y conduce la dirigencia de la
Revolución tiene en el Buen Gobierno Sandinista, en sus programas
socioeconómicos, en el Plan Nacional de Desarrollo Humano, en la
recuperación del mar territorial, en el impulso de los grandes
proyectos energéticos e infraestructurales que son de un enorme
impacto económico y social, como el Gran Canal o Tumarín,
entre otros, sus más claras expresiones y ejemplos.
No
obstante, cuando la dirigencia Sandinista se refiere a hacer patria nos están
remitiendo a la revalidación de cualidades y principios como
justicia, libertad, paz, prudencia, solidaridad,
humildad en la conciencia y en el devenir cotidiano de nuestro pueblo como una
forma irrefutable y contundente de construir, hacer, fortalecer la patria
día a día. Al hablar de hacer patria la Revolución se refiere al impulso
y fortalecimiento del modelo Cristiano, Socialista, Solidario cuyas
normas, prácticas e instituciones tienen como objetivo máximo alcanzar el bien
común para nuestro pueblo en general y por lo tanto la erradicación de la
pobreza en todas sus ramificaciones.
Estamos
claros que este proceso patriótico que impulsa el FSLN hoy en día
desemboca en la consolidación de todas las transformaciones y, en
la recuperación y fundamentación de la conciencia ciudadana nicaragüense, del
sentido de nacionalidad, de patria, además, ha despertado en nuestro pueblo,
principalmente en el que había sido postergado por los 16 años de
anti-patriotismo liberoconservador, esa sensación, tanto cultural y personal de
pertenecer a una nación, a un país, a una patria.
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