La
Celac: memorable cumbre
Por: Ángel
Guerra Cabrera
Jueves,
30/01/2014 11:07 AM
La
II Cumbre de la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe (Celac)
celebrada en La Habana, ha dado un paso histórico hacia la consolidación de la
organización. Ha demostrado que la Celac es el mecanismo idóneo para
lograr la unidad, integración e interlocución política entre sus integrantes y
con el resto del mundo. La presencia abrumadora de los jefes de Estado y
gobierno, el carácter cordial y democrático de las deliberaciones entre
gobiernos con ideologías y proyectos diferentes, la trascendencia de los
acuerdos, la asistencia del secretario general de la ONU Ban Ki Moon y de
altos representes de las agencias de ese organismo, así como de otros
organismos de la región, lo reafirman.
Dedicada
por la presidencia pro tempore cubana a la lucha contra
la desigualdad, la pobreza y el hambre, plasma en el Plan de Acción medidas
para hacerlo realidad. Y es que aunque la región ha logrado disminuir la
pobreza, esta continúa afectando a 164 millones, 28 por ciento de su población
a la vez que 66 millones padecen indigencia, el 11.3. Pero lo más
estrujante son los 70.5 millones de niños y adolescentes en pobreza. De ellos
23.3 en pobreza extrema. Como colofón, el 10 por ciento más rico recibe el 32
por ciento del ingreso. Entretanto, el 40 por ciento más pobre recibe el 15 por
ciento. Cifras que subrayan la condición de región más desigual en un planeta
signado por la desigualdad pero a la vez habla bien de ella que por primera vez
enfile un esfuerzo común para ponerle fin.
Cabe
recordar que la dirección cotidiana de la Celac recae en un cuarteto integrado
por el último país en ejercer la presidencia, el que la ejerce, el que lo
sucederá y uno rotativamente en representación de la Comunidad del Caribe. Así
que que de aquí a la próxima cumbre en 2015 en San José, Cuba, Santa
Lucía y Ecuador compartirán la dirección de los trabajos con la presidencia
costarricense aunque el cuarteto consulta regularmente sus
decisiones con las cancillerías de los estados miembros, una práctica
ejemplarmente democrática.
Pero
la decisión más trascendental firmada en La Habana por todos los mandatarios
asistentes ha sido la Proclama de América Latina y el Caribe como Zona de Paz,
complementaria de la zona libre de armas nucleares promovida por México en su
día a través del Tratado de Tlatelolco. Consagra el principio de que los
conflictos en Nuestra América se ventilarán únicamente mediante el diálogo y
la negociación, quedando descartado el uso de la fuerza o la amenaza de
su uso. Reivindica como principios fundamentales el de no intervención en los
asuntos internos de otros estados, el derecho a la soberanía y
autodeterminación y el de darse cada pueblo el régimen económico, político,
social y cultural que decida, todos como fundamentos de la preservación de la
paz y la cooperación entre los países miembros y con los demás países. Ello
está complementado por el llamado a lograr el desarme nuclear a escala
internacional.
La
proclama constituye un enorme paso civilizatorio y un ejemplo a seguir por
otras regiones del planeta pues responde a una cultura de convivencia y una
convicción profunda de los gobiernos latino-caribeños mientras en otras áreas
del mundo los conflictos entre estados y las guerra civiles, casi siempre
fomentados por las potencias imperialistas, están costando ríos de sangre y la
pérdida del patrimonio acumulado por el trabajo y el intelecto de muchas
generaciones.
Es
evidente, por otra parte, que aunque no sea mencionado expresamente en la
declaración, el cumplimiento cabal de esta requiere que Estados Unidos y Gran
Bretaña procedan a retirar sus bases militares, a la eliminación de las armas
nucleares que almacenan o circulan en sus submarinos en América Latina y el
Caribe y al retiro de la IV Flota estadunidense de la región.
La
exigencia por el reconocimiento de los derechos argentinos sobre las islas
Malvinas y la condena al bloqueo a Cuba fueron también acuerdos importantes.
Llegará el día en que Puerto Rico se siente en la Celac junto a sus hermanas
latinoamericanas.
Un
saldo muy relevante de la cumbre es la constatación del creciente
reconocimiento y consideración hacia Cuba de todos los países de América Latina
y el Caribe por su desempeño al frente de Celac y en la actualización económica
y política de su modelo. Es notable el cálido apoyo que recibió la isla de
Brasil y México. Si no admite estos hechos palmarios, Estados Unidos quedará
cada vez más aislado en nuestra región.
Ángel
Guerra Cabrera
Periodista,
profesor en Casa Lamm, latinoamericanista, romántico y rebelde con causa. Por una
América Latina unida sin yugo yanqui. Vive en México, D.F.
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