La
confianza, el capitalismo y la ideología
Por
Maciek Wisniewski*
teleSUR
| 21 diciembre del 2013
Según
sus apologetas, el capitalismo –desde los "padres fundadores" (Locke,
Smith, etcétera) hasta hoy– es un sistema basado en la "confianza".
No obstante, es un argumento fuera del contexto de la economía moderna, guiada
no por la vieja ética mercantil o inversión a largo plazo, sino por la ganancia
cortoplacista, especulación, volatilidad de mercados, "casino
banking" y transacciones engañosas. En el capitalismo tardío la
"confianza" no es un valor premiado, ni caracteriza las relaciones de
trabajo o de mercado. Es un concepto vacío –parte de la mitología capitalista–
y una herramienta ideológica en tiempos de crisis.
2)
Para Ulrich Beck los fundamentos de nuestra sociedad son el "riesgo"
y la "incertidumbre" (La sociedad del riesgo, 1992). Igual para
Zygmunt Bauman: la "confianza" era propia de los tiempos del
"capitalismo sólido", no "líquido" (La modernidad líquida, 2000).
¿Cómo confiar en "runaway capital" o en " runaway factory"?
Promover los conceptos anacrónicos, separados de la realidad, crear confusión
sobre las bases y conflictos reales en el capitalismo fue la operación
ideológica del "fin de la historia". No en vano su gurú –Francis
Fukuyama– también era uno de los ideólogos de la "confianza"
(Confianza: los valores sociales y la creación de la prosperidad, 1995).
3)
Si bien la crisis demostró que la "confianza" no era el fundamento
del sistema –los bancos en vez de fomentarla recurrían a estafas masivas, no
existía "conocimiento pleno" que pudiera justificarla, etcétera–,
según los ideólogos del capital el problema fue la "crisis de
confianza", y "se necesitaban recortes para restablecerla". Así,
la frenética búsqueda de algo inexistente se volvió una base real para la
austeridad (eliminación de gastos sociales, elevación de la edad de jubilación,
etcétera), que puso en riesgo la existencia de millones de personas.
4)
Fue un predilecto leitmotiv de economistas y políticos: en 2009, a principios
de la crisis, el primer ministro polaco Donald Tusk, en su discurso de toma de
posesión, haciendo una suerte de exorcismos –y repeliendo los ataques de los
"fondos buitres"–, dirigiéndose principalmente a los
"mercados", no a los ciudadanos, usó la palabra "confianza"
43 veces (¡sic!).
5)
El dogma "es una crisis de confianza y hay que restablecerla" infectó
también a la izquierda keynesiana: según Larry Elliot, la crisis estalló por la
"pérdida de confianza" y hacía falta "más optimismo" (The
Guardian, 8/7/12). No era un problema de modo de acumulación, ni la caída de la
tasa de ganancia, sino un "pesimismo irracional que destruyó todo",
una "sicologización de la economía", que cubría los mecanismos
estructurales. La misma "receta" que se escuchaba de los sicólogos de
negocios que poblaban los medios: "¡Tomémonos de las manos, mirémonos con
confianza en los ojos y permitamos que el capitalismo nos haga felices de
nuevo!" Uff...
6)
Hay incluso algunos liberales conscientes de que la visión del capitalismo
basado en "confianza" y "ética" weberiana es un espejismo.
Dice Michael Walzer que "hoy la peor forma de corrupción no proviene del
ámbito político, sino económico, caracterizado por un mercado desregulado..."
(Philosophie Magazine, nº 26/2009). Basta ver una encuesta realizada entre los
gerentes de Wall Street, según los cuales la deshonestidad es la base del éxito
(por ejemplo, la práctica de "producir" los derivados, que consistía
en mezclar los activos seguros con tóxicos) y los altos salarios incitan a
prácticas ilegales (La Jornada, 11/6/12).
7)
Aunque los destacados keynesianos y premios Nobel critican el fetiche de la
"confianza" y la austeridad como productos ideológicos –Stiglitz:
"Los mercados y los economistas de derecha han entendido el problema al
revés: creen que la austeridad produce confianza, y que la confianza produce
crecimiento. Pero la austeridad socava el crecimiento, empeorando la
situación..." ("La crisis ideológica del capitalismo", en:
Project Syndicate, 6/6/11); Krugman: "(...) el hada de la confianza no nos
salvará de las consecuencias de nuestra locura" (El País, 28/3/11)–
también acaban en la sicologización. Viéndolo todo como una "locura"
e "irracionalidad", fruto de nuestros "espíritus animales"
(Keynes), fallan en identificar el verdadero origen de la crisis, de sus
"soluciones" y objetivos: la caída de la tasa de ganancia y el ataque
al mundo del trabajo para restablecerla (Michael Roberts, The Next Recession
Blog, 12/9/12 y 20/11/13).
8)
Dicha postura es llevada al extremo por otro keynesiano y otro premio Nobel
(2013), Robert J. Shiller: representante de la "economía conductual"
("los acontecimientos en la economía se explican por las conductas
irracionales de inversionistas y consumidores"), que a pesar de criticar
la "confianza" ("su exceso ocasiona burbujas y crisis",
Polityka, 5/7/09), ve al mercado como una arena de puras emociones (Animal
spirits, 2009). Nada de la búsqueda de ganancia, explotación o papel de
trabajo. A pesar de gozar de la fama de un crítico, es apologeta de mercado
("para los problemas de mercado, más mercado") y su afán de
"democratizar el capitalismo" lo pone al lado de sus ideólogos como
Hernando de Soto (¡sic!).
9)
Uno de los más patéticos intentos de restablecer la confianza –no tanto para
hacer negocios, sino en el sistema mismo– fue "El manifiesto
capitalista" (¡sic!), de Fareed Zakaria (Newsweek International, 12/6/09).
"El fantasma está recorriendo el mundo: el retorno del capitalismo...",
escribía su autor, asegurando que la causa de la crisis fue el éxito del
sistema (Schumpeter), que éste saldrá "reforzado" y que la única
falla estaba en el sector financiero, no en el resto de la economía (vieja
práctica de separar el capitalismo "bueno" del "malo", por
la que Marx ya criticaba a Proudhon). Recordaba también que según el ya citado
Shiller, para "hacer el mercado más estable se necesita incluso más
derivados" (¡sic!). Y desde luego, más capitalismo. Y más ideología.
*Periodista
polaco
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