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Ex asesor
de Reagan: “Washington empuja al mundo hacia una guerra fatal”
Publicado
el 12/16/13
RT –
Paul Craig Roberts comenta que las aspiraciones de Washington de lograr la
hegemonía mundial mantienen a EE.UU. en estado de guerra desde hace más de una
década y pueden acabar con la existencia de la mayoría de países, incluso de
sus aliados.
Washington
ha tenido a EE.UU. en guerra durante 12 años: Afganistán, Irak, Somalia, Libia,
Pakistán, Yemen, Siria (donde todavía no se ha desatado el conflicto pero
podría hacerlo), e Irán esperando entre bastidores, cuenta en un artículo Paul
Craig Roberts, republicano y exasesor económico del Gobierno de Reagan. Estas
guerras han sido costosas en términos de dinero, prestigio y bajas tanto de
soldados estadounidenses como entre las poblaciones civiles atacadas.
El
articulista cree que ninguno de estos enfrentamientos parece tener ninguna
razón de peso o explicación justificable. Sin embargo, han sido importantes
para los beneficios del complejo militar y de seguridad de Washington. También
han ayudado a Israel, eliminando los obstáculos para la anexión de Cisjordania
y la ocupación del sur del Líbano.
Washington
ahora está presionando fuertemente contra Rusia y China, cuyos Gobiernos se
interponen en el camino de la hegemonía mundial de EE.UU.
No
obstante, por muy costosas y destructivas que fueran esas guerras, no pueden
compararse con el nivel de gastos y el devastador efecto de la guerra mundial,
sobre todo con armas nucleares, a la que está empujando a los Gobiernos
marioneta de la OTAN y a los Estados asiáticos la Casa Blanca, llevada por sus
aspiraciones de lograr la hegemonía mundial, según Paul Craig Roberts. Este
conflicto fatal para la humanidad sería la guerra con Rusia y China.
Hay
una serie de factores que contribuyen a la llegada a este punto final, el
principal de los cuales es la doctrina del excepcionalismo norteamericano. De acuerdo con esta doctrina farisaica,
EE.UU. es un país indispensable: ha sido elegido por la historia para
establecer la hegemonía del “capitalismo democrático” en todo el mundo. La
primacía de este objetivo hace que el Gobierno norteamericano actúe por encima
de la moral tradicional y por encima de toda la ley, tanto la suya propia como
la internacional, manifiesta el columnista.
Por lo
tanto, nadie en el Gobierno de EE.UU. ha rendido cuentas por la agresión no
provocada a otros países, por atacar a la población civil, por los crímenes de
guerra sin ambigüedades para el derecho internacional, cree Paul Craig Roberts.
La ausencia de denuncia moral envalentona a Washington, que ahora está
ejerciendo una fuerte presión contra Rusia y China, cuyos actuales Gobiernos se
interponen en el camino de la hegemonía mundial de la Casa Blanca.
Washington contra Rusia
El
economista recuerda que Washington lleva 22 años trabajando contra Rusia, desde
el colapso de la Unión Soviética. En violación del acuerdo Reagan-Gorbachov
(celebrado con el fin de destruir las armas nucleares) Washington extendió la
OTAN a Europa del Este y los países bálticos y estableció bases militares en
las fronteras de Rusia. La Casa Blanca también está tratando de
extender la OTAN a países que antiguamente formaron parte de la Unión
Soviética, como Georgia y Ucrania.
La
única razón de Washington para establecer bases militares y de misiles en las
fronteras de Rusia es negar la capacidad de este país para resistir a la
hegemonía norteamericana. Rusia no ha hecho gestos amenazantes hacia sus
vecinos, y con la única excepción de la respuesta a la invasión de Osetia del
Sur por parte de Georgia, ha sido bastante pasiva frente a las provocaciones de
EE.UU. Sin embargo, últimamente la situación está cambiando, opina el político.
Washington contra China
Craig
Roberts señala que el régimen de Obama ha convertido en un enemigo a China declarando que
el mar de la China Meridional es un espacio de “interés para la seguridad
nacional de EE.UU.”. Eso es como si China hubiera declarando el golfo de México
área de interés para la seguridad nacional china, compara el republicano.
Para dejar claro que las pretensiones sobre el mar de la China Meridional no
eran retóricas, el régimen de Obama anunció su nueva estrategia, denominada
inicialmente ‘pivote asiático’ y posteriormente ‘reequilibrio’, y que aboga
por la redistribución del 60% de la flota de EE.UU. a la zona de influencia de
China.
Actualmente
Washington está ocupado en el establecimiento de bases navales y aéreas en las
Filipinas, Corea del Sur, Vietnam, Australia y Tailandia. La Casa Blanca ha
aumentado la provocación alineándose con los vecinos de China, que discuten las
reivindicaciones de Pekín sobre varias islas y el espacio aéreo.
China
no se dejó intimidar: el mes pasado, el Gobierno de Pekín anunció que posee
armas nucleares suficientes para borrar a EE.UU. de la faz de la Tierra. Hace
poco, China acosó agresivamente un crucero de misiles de EE.UU. en el mar de la
China Meridional,
declara el columnista.
Parece
que los ciudadanos estadounidenses tienen muy poca o ninguna influencia en su
Gobierno. Por otra parte, no existe una oposición organizada detrás de la cual
los norteamericanos puedan agruparse para detener el camino de Washington hacia
la guerra mundial, afirma Craig Roberts. La esperanza, si hay alguna, parece
que está en manos de los títeres europeos y asiáticos de Washington, sugiere el
político.
Por
ejemplo, Alemania sola podría salvar al mundo de la guerra sirviendo, a la vez,
a sus propios intereses: únicamente tiene que salir de la UE y la OTAN. La
alianza se vendría abajo, y su caída pondría fin a la ambición hegemónica de
Washington, concluye el analista.
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