COLABORACIONISMO Y TRAICIÓN
Por Miguel Urbano Rodrigues
Esquilo, Shakespeare, Sartre, Simonov, entre otros grandes
escritores, crearon personajes inolvidables para esbozar el perfil de hombres
que traicionaron sus pueblos. En grandes conflictos internacionales,
paralelamente a la resistencia a los invasores, surgieron los llamados
colaboracionistas, que los apoyaban y servían. Símbolos de esa calaña fueron el
francés Laval, el noruego Quisling, el croata Pavelich. Al final de la II
Guerra Mundial, miles de colaboracionistas fueron juzgados y condenados.
No obstante no recuerdo un caso similar, en lo tocante a la
colaboración con los enemigos de su pueblo, al que ocurre, desde hace años, en
Portugal con el comportamiento en el Parlamento de los diputados de la mayoría
PSD-CDS que sustenta el gobierno bicéfalo de Passos Coelho-Portas. Y no
encuentro parangón porque ni en la Historia, ni en la literatura, ni en el
teatro. No puedo encontrar localizar un fenómeno semejante así sea lejanamente parecido con el modelo de
apoyo festivo que las bancadas de la mayoría crearon para apoyar el desgobierno
de Passos & Portas.
Cualquiera que sea el tema del debate, los diputados de los
dos partidos ultramontanos no se limitan a apoyar todas las propuestas, medidas
e intenciones del ejecutivo.
En las comisiones y en el pleno, independientemente de la
agenda, el tuétano de su discurso es el elogio de la obra del gobierno.
Fustigan a la oposición por ser incapaz de comprender la política de
austeridad. Recorriendo a una oratoria en la cual se transparenta la herencia del
estilo cultivado en la Assemblea Nacional del fascismo –lo superan; pasan del
asunto del día a la apología de la grandeza de la obra gubernamental. Poseídos
de un entusiasmo frenético son, con frecuencia, agresivos. Lamentan
particularmente la ceguera de la bancada comunista. Y, para clarificarla, repiten
exhaustivamente que Portugal está en el buen camino, rumbo a un futuro próximo
radiante. Una era de felicidad, es su convicción inquebrantable, espera a los
portugueses y portuguesas. No entraron en ella en 2012, ni en 2013, pero será
finalmente en 2014 que el sol volverá a brillar en la boca del túnel.
Les gusta ejemplificar com los éxitos de la Sanidad y de la
Educación y con los avances del llamado estado social. Para ellos, nunca antes
el Servicio Nacional de Salud funcionó
como hoy en beneficio del pueblo; nunca la juventud dispuso de un sistema de
educación comparable, por su alto nivel, al atual. No recuerdan, tampoco, gobierno tan empeñado en promover el empleo y asegurar, através de la
sustentabilidad de la previdencia social, una vejez tranquila a los
pensionados del Estado.
Reaccionan con perplejidad y tristeza al silencio de la
oposición parlamentaria que no divisa los indicios transparentes de la
«retomada», que no se alegra con aquello a lo que el ministro Pires de Lima
definió como «el milagro económico portugués».
Ante tales beneficios, se les escapa la motivación de tantas
manifestaciones de protesta, de huelgas turbulentas, del descontento de los
trabajadores y trabajadoras de Función Pública, principalmente el
profesorado y, absurdo de los absurdos, de los profesionales de la PSP y de la
GNR y de los oficiales y sargentos de las Fuerzas Armadas.
Passos –amurallado, como sus ministros, en las calles y en
los salones donde aparece- es el regente de la banda de los enemigos del pueblo.
Siempre con prisa en su vaivén entre Lisboa y las capitales europeas, a donde se
desplaza para recibir instrucciones de la canciller Merkel, su inspiradora y
gurú, camina y habla como un muñeco articulado, convicto de que la pose hace al
estadista.
En las últimas semanas, Passos&Portas, los ministros y
secretarios de estado, los representantes más cualificados de los partidos que
representan el gobierno en la Assembeia no perdieron oportunidad de ejercer
presiones sobre los jueces del Tribunal Constitucional. En forma de coro
afinado, recurrieron a metáforas para apuntarles el camino patriótico que
deberian seguir: concluir que el corte de las pensiones constante del
Presupuesto de Estado para 2014 respeta obviamente la Constitución.
Otra fue la opinión de los magistrados del TC. Se
pronunciaron por unanimidad por la inconstitucionalidad de las medidas
previstas.
No sorprendió la reacción de Passos y su gente. En Bruxelas,
despues de oir a la señora Merkel, se dió prisa en declarar que va a insistir en
el robo de las pensiones. Estudiado el asunto -clarificó- el gobierno
encontrará «una solucción viable y eficaz». En Lisboa, el ministro Maduro
consideró útil aclarar el discurso del jefe: el valor de las pensiones será
igualmente reducido, «pero de forma diferente».
Lo que está pasando parece cosa de ficción. Configura un
asalto a la razón. Pero es dramaticamente real.
Hago desfilar por la memoria períodos sombríos de la
historia de Portugal. Pero, repito, no consigo localizar un conjunto de
diputados y ministros parecido con el atual. Ellos son diferentes.
¿Hasta cuando –preguntan diariamente millones de portugueses
y portuguesas- esta banda de enemigos del pueblo continuará a desafiar
impunemente la Constitución de la República y a imponer al País un forma de
gobernar de cariz dictatorial bajo la máscara democrática?
Ante el incremento, ahora torrencial, de la contestación de
las masas contra una humillante política de recolonización del país por el gran
capital extranjero (apoyada por una burguesía casera vasalla), política de
traición nacional -el pueblo portugués, creo, voverá, como en abril de 1974, a
asumirse como sujeto de la Historia. Y barrerá del Poder a la fauna política en
él encasillada.
Vila Nova de Gaia, 21 de diciembre
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