Farsas sistémicas (IV):
¿La “voz” de quién? (O por qué me di de baja en Avaaz)
Por Cordura
Escrito
por: Cordura el 12 Mar 2011
Avaaz
significa “voz”. La organización así llamada, a la que alguien caracterizó como
«el Google del ciberactivismo», quiere dar voz a millones de personas
(“empoderarlas”, dicen ellos) para acercar la realidad a la del mundo «que la
mayoría de la gente quiere». Sus planteamientos parecen progresistas y
avanzados. Lo que vamos a preguntarnos aquí es de quién es realmente la voz
Avaaz.
«Guardaos
de los falsos profetas, que vienen a vosotros vestidos de ovejas, pero por
dentro son lobos rapaces» (Mateo 7: 15).
No sé si has participado en alguna campaña de Avaaz aunque
sólo sea firmando una de sus cartas reivindicativas. Si es así, entonces te
computarán como uno de sus ya más de siete millones de “miembros”. A mí, en
cambio, espero que dejen de incluirme, pues me acabo de dar de baja. Y te voy a contar por
qué.
La cara amable de Avaaz
Avaaz,
surgida en 2007, se presenta como una organización solidaria que promueve
causas tan nobles como la lucha contra la pobreza, el respeto al medio ambiente
y la defensa de los derechos humanos. Proclama anhelos de paz en Oriente
Próximo, combate el choque de civilizaciones y se opone activamente a la
represión (por ejemplo en Irán y en Birmania). Usa un estilo próximo, juvenil y
familiar en las comunicaciones de sus campañas (el último correo suyo que
recibí, del pasado miércoles, concluía así: «Con esperanza, Ben, Luis,
Graziela, Benjamin, Ricken, Stephanie, Rewan, y todo el equipo de Avaaz»).
En
la portada de su web, disponible en catorce idiomas, ahora mismo se pueden ver
rotando imágenes referentes a acciones tan positivas como la de tratar de
frenar al voraz magnate Rupert Murdoch,
el respaldo al pueblo egipcio en su revolución democrática, el apoyo a
Wikileaks, el control de los transgénicos y la defensa de las ballenas. Son
iniciativas en buena medida asimilables a las metas de otras organizaciones
altruistas y de muchos creyentes en que “Otro mundo es posible” (aunque quizás
con un mayor toque light). [En España, además, apoyan activamente la
campaña para echar a los políticos corruptos de las listas electorales. De
manera significativa, en las versiones para Extremo Oriente las imágenes
rotatorias, más escasas, se centran en propugnar la libertad para el Tíbet y
Birmania.]
La
propia Avaaz explica así su ventaja diferencial («agilidad, flexibilidad,
enfoque y escala extraordinarias») respecto a otras entidades de objetivos
similares: aprovechan mejor las nuevas tecnologías globales y la realidad de
una ética también global. De este modo –afirman–, pueden funcionar «con un equipo
único» que se hace cargo de «cualquier asunto de interés público». No buscan
tanto formar una corriente ideológica como una comunidad de valores que respeta
las discrepancias puntuales. Sus campañas, dicen, no se imponen de arriba abajo
sino que surgen de las demandas de sus miembros. Además, el equipo coordinador
colabora con organizaciones afines «para desarrollar estrategias eficaces». A
partir de ahí brotan sus conocidas alertas, enviadas por correo electrónico o a
través de redes sociales, sin perjuicio de publicar también «anuncios costeados
mediante donaciones de los miembros». Pues afirman con énfasis su total
autonomía financiera: «Nuestro modelo financiado por nuestros
miembros nos mantiene independientes y responsables.»
Entre
sus «logros» recogen la masiva respuesta obtenida por su alerta mundial sobre
el cambio climático, su decisiva intervención en Brasil para descalificar a
políticos corruptos, o sus actuaciones frente a desastres naturales en Pakistán
y Birmania. Asimismo han realizado recogidas de firmas contra los transgénicos,
apoyaron los esfuerzos para que Paul Wolfowitz dejara de presidir el Banco
Mundial y animaron la superación de las «políticas unilaterales y destructivas
de Bush». Esto último encaja con el hecho de que entre sus fundadores no falten
críticos del criminal texano (ver también).
Ampliando el zum
Un análisis algo más cuidadoso muestra detalles quizá no tan
positivos. Su frecuente recurso iconográfico a Bin Laden lleva a sospechar que,
además de asumir la absurda versión oficial sobre el 11-S, comulgan con las
bases de la “Guerra contra el Terrorismo” (¿quizá no son tan contrarios a Bush
después de todo?). Refuerza esa sospecha que entre sus “logros” incluyan que coorganizaron
en 2007 el primer discurso de David Miliband como ministro de Exteriores del
Reino Unido en la etapa de Gordon Brown. O la propia colaboración de éste
con una campaña de Avaaz. Recordemos que Brown fue durante años miembro
del gobierno Blair que respaldó la guerra “legal” contra Afganistán y codeclaró
la guerra ilegal contra Irak. Y que, ya como primer ministro, mantuvo la misma
línea belicista, además de liberticida.
No menos llamativo es que en varias de sus portadas (en
inglés, en alemán...) destaquen una frase del propio Brown elogiando a Avaaz. O
que en otras de ellas (la versión española, la italiana...) recurran a una cita
de Al Gore de estilo similar. Gore... el vicepresidente de Clinton
–recuérdese el acoso a Irak durante aquellos años, con frecuentes bombardeos, a
veces masivos–, el que aceptara sumisamente su “derrota” electoral frente a
Bush pese a haber ganado en votos, el ecologista derrochador de energía que
fuera galardonado con el Nobel de la Paz, premio obsceno como pocos, entregado
una vez más a un violentista.
Pero
aún no hemos visto nada... Personalmente ya tenía bajo examen a Avaaz
por la tibieza de algunas de sus posturas (a la vez que aplaudía otras), o por
su apoyo a las engañosas “revoluciones de colores”. Cabía pensar en su
ingenuidad, no obstante. Lo que acabó disparando todas mis alarmas
fue ese último correo que recibí, en el que descaradamente abogan por la
imposición de una zona de exclusión aérea sobre Libia para acabar con el
régimen de Gadafi. En otras palabras: 1. Dan por buena la versión
occidental de los hechos, pese a que a día de hoy aún nadie ha demostrado que
lo que ocurra en Libia sea otra cosa que una guerra (y, según crecientes
indicios, promovida por el imperialismo: ver 1 y 2). 2. Les parece correcto que
los mayores criminales del planeta (¿o es que aún no se han dado cuenta de que
lo son?) intervengan para deponer a otro criminal a fin de cuentas menor [Nota de Revista Libre Pensamiento: este
comentario nos resulta chocante, deplorable]. Fue al recibir dicha alerta
cuando me puse a investigar más a fondo a Avaaz....
Quién hay detrás
Indagar
en la “trastienda” de Avaaz resulta revelador. Hemos mencionado ya que su gente
coorganizó el primer discurso de Miliband. Su socio en esa peculiar gestión (curioso
“logro” ésta para un colectivo que quiere cambiar el mundo) fue la Chatham
House.
¿Qué
es la Chatham House? Su nombre original, aún conservado, es Royal Institute of International Affairs,
el más relevante think tank británico y uno de los más influyentes del mundo.
Su fundación data de 1920 –con cédula real desde 1926–, fruto de un plan
angloestadounidense cuya contraparte al otro lado del Atlántico sería el Council on Foreign Relations (CFR),
«institución hermana» bien conocida por su capacidad de orientar la política
exterior estadounidense.
Por las tribunas de la House han pasado oradores como David
Cameron, Ban Ki-moon, Hamid Karzai, Condoleezza Rice, Gordon Brown y Pervez
Musharraf. Y, más atrás en el tiempo, otros como Ronald Reagan. O sea, la crème de la
crème del Sistema más algunos de sus adjuntos. Eso sí, con una cierta
inclinación europeísta pese a sus vínculos atlánticos. Interesante entidad
colaboradora de Avaaz, en cualquier caso.
Según
Wikipedia, Avaaz nace de la confluencia de dos organizaciones preexistentes, ResPublica y MoveOn. Ambas,
supuestamente preocupadas por una democracia más participativa. La primera, con
alusiones iconográficas en su web a Gandhi y a Martin Luther King, tiene
entre las personalidades que la respaldan a alguna procedente del entorno de
Bill Clinton, pero la gran mayoría son destacados líderes o portavoces
religiosos, tanto protestantes como católicos romanos (hay también un
rabino). Entre los segundos se incluye Charles
Rooney, de Catholics in Alliance for
the Common Good (CACG), una organización que promueve «la plenitud de la
tradición social católica en la plaza pública» (el enlace a esta cita provista
por Wikipedia ya no se encuentra activo). Por su parte, MoveOn está muy vinculada al
Partido Demócrata estadounidense. Es anti-Bush y pro Obama. Entre
sus fuentes de financiación destaca el superricacho George Soros, conocido
especulador húngaro-estadounidense que, entre sus múltiples hazañas, llegó a
desestabilizar el Banco de Inglaterra.
Volveremos
pronto con Soros. Antes, aludamos rápidamente a un sujeto nada irrelevante que
se cuenta entre los cofundadores individuales de Avaaz. Hablamos de Tom Perriello, con una fulgurante
carrera a sus 36 años. Ex congresista por el Partido Demócrata,
Perriello es otro partidario de la “Guerra contra el Terrorismo” y como tal ha
apoyado el aumento de tropas en Afganistán y la permanencia en Pakistán.
Defensor del “derecho” a tener armas, son conocidos sus vínculos con la
Asociación Nacional del Rifle. Pero quizá no sean menos significativas las
conexiones de Perriello con el mundo religioso. Católico romano, colabora no
obstante también con organismos de otras confesiones. Fue además uno de los
impulsores de la entidad sociorreligiosa Faithful
America, así como el fundador de la CAGG, la susodicha agrupación papista
que quiere inundar de tradición católica la sociedad estadounidense con la
excusa del “bien común”.
¿Realmente se autofinancia Avaaz? Según lo que se entienda
por eso... Si un multimillonario se encuentra entre sus miembros donantes,
podemos decir que sí (lo que pasa es que entonces tal vez haya que preguntarse
quién es miembro de quién). Hablamos de nuevo de George Soros. Son diversas las
fuentes que lo conectan con Avaaz (p. ej. 1, 2 y 3), cosa que esta organización no
declara y, hasta donde sabemos, tampoco desmiente.
En
busca de más evidencias, retornemos al papista Perriello, el dinámico
cofundador de Avaaz. Al parecer, el Open
Society Institute (OSI) de Soros le dio 150,000 dólares a su citada
asociación Catholics in Alliance for the Common Good en 2006. Algo llamativo
por cuanto Soros es ateo.
Por
cierto, este acaudalado caballero ha estado también vinculado, como miembro de
su Junta Directiva, al CFR, ya citado más arriba (recordemos que es la entidad
hermana de la Chatham House, colaboradora de Avaaz). Y a través del también
mencionado OSI, tuvo un papel relevante en el éxito de la Revolución de las
Rosas, que inclinó definitivamente a Georgia hacia el lado occidental. Por
entonces (2003) aún no existía Avaaz, que después se ha caracterizado por
defender ese tipo de revoluciones en otras partes.
Desde luego, la financiación de Soros ayudaría a comprender
el rápido crecimiento de Avaaz, así como la espectacularidad de sus acciones y
recursos (recordemos la tecnología visible en su web, así como que ésta tenga
versiones en catorce idiomas).
Conclusiones
Avaaz
se presenta a sí misma como una organización de base, pegada a la gente de a
pie, que con un solo pero entusiasta equipo humano ha sido capaz de captar
millones de seguidores e irradiar una influencia cada vez más global en su
camino hacia un mundo mejor. Dice promover la paz, la libertad y los derechos humanos.
La
realidad parece ser muy otra, como delatan sus vínculos. Estamos ante una organización
cien por cien sistémica, y por tanto condenada a contribuir a preservar lo
esencial del presente statu quo. Un movimiento asociado a los principales
responsables de este criminal Sistema, sobre todo a los del ala progre,
incluido el magnate Soros. Al servicio, pues, del imperial capitalismo.
Y con una inquietante nota adicional, resumida principalmente en la figura de
Tom Perriello: la conexión de fondo con el Gran Tapado.
Con Avaaz estaríamos, sencillamente, ante lo que Michel
Chossudovsky llama “fabricando disidencia”: para evitar que surja una
disidencia de verdad, lo que hace el Sistema es inventarse una falsa hacia la
que canalizar los genuinos impulsos de cambio y renovación. Es el típico
disfraz del Poder para autoalimentarse. Que durará sólo mientras Dios lo
consienta.
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