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Andranik Migranyan: "La época en que
EEUU creía que podía dirigir el mundo ha llegado a su fin"
Por: Actualidad
RT | Martes, 15/10/2013 08:28 AM |
15 oct. 2013 - "La época en que
los estrategas de EE.UU. creían que podían dirigir el mundo ha llegado a su
fin", insiste Andranik Migranyan, director del Instituto de Democracia de
Nueva York.
"Cuando la Unión Soviética colapsó, EE.UU. se alzó como la superpotencia
hegemónica. Parecía que el país había resuelto todos sus problemas. El mundo lo
envidiaba. Pero las cosas han cambiado. La historia ha vuelto para
vengarse", escribe Migranyan en su artículo 'El mito del excepcionalismo
estadounidense' en la revista 'The National Interest'.
Los estadounidenses se consideran a sí mismos una nación excepcional desde hace
siglos y solo ahora empiezan a darse cuenta de las dificultades que tienen,
subraya el politólogo. El término 'excepcionalismo estadounidense' fue acuñado
por el historiados francés Alexis de
Tocqueville en su obra 'La democracia en América' [Estados Unidos] (1835-1840).
A partir de los años 20 del siglo pasado el término empieza a utilizarse
ampliamente. El currículo de las universidades del país incluye un curso
titulado 'El excepcionalismo estadounidense', la asignatura llamada 'El excepcionalismo
estadounidense y los derechos humanos' forma parte también del Yale World
Fellows Program, un programa de la Universidad de Yale que tiene como objetivo
formar una red de nuevos líderes globales emergentes: en él cada año participan
unas 18 personas seleccionadas entre jóvenes profesionales de todo el planeta.
El mito presenta a EE.UU. como una tierra prometida que da a los ciudadanos una
oportunidad sin precedentes para conseguir la prosperidad y la libertad
personal. Por otra parte, la nación estadounidense tiene una misión de
liderazgo mundial que consiste en ilustrar al resto del planeta y difundir los
valores y las instituciones de la democracia. Los problemas llegan cuando los
mitos "se enfrentan con la realidad oscura", acentúa Migranyan.
"Es muy peligroso cuando los políticos y la sociedad no se percatan de que
la brecha entre la ideología y la realidad se está transformando en un profundo
precipicio", comenta.
A pesar de su deuda colosal y de sus acentuados problemas sociales, EE.UU.
sigue siendo un centro clave de la influencia económica mundial. El país sigue
cultivando la idea de su 'excepcionalismo', pero está perdiendo los elementos
de este 'excepcionalismo' uno tras otro, insiste el analista. Uno de los
postulados principales –la importancia del trabajo individual como herramienta
para lograr la prosperidad personal y colectiva- cae en el olvido: actualmente
como mínimo un 35% de la población está inactiva y vive de los subsidios
estatales. Hay políticos conservadores que insisten en que esta situación
convirtió a EE.UU. en un país 'niñera' e hizo que los estadounidenses perdieran
su estilo de vida.
En cuanto al otro fundamento del 'sueño estadounidense' –la idea de que
cualquier persona puede escalar infinitamente en la escala social
independientemente de su origen, religión o nivel económico familiar–, cabe
decir que el índice de la movilidad vertical en EE.UU. es uno de los más bajos
entre los países desarrollados. Según el Centro de Investigación Pew, en EE.UU.
los ingresos y la educación de los padres resultan más determinantes para la
situación social del individuo que en Canadá o en Europa septentrional u
occidental.
El postulado de que la sociedad estadounidense casi no está dividida en clases
tampoco se corresponde con la realidad, insiste Migranyan. Desde los años 70
del siglo XX la clase media está disminuyendo, mientras que el número de pobres
aumentó en 15 millones de personas en lo que va del siglo XXI. El 80% de los
estadounidenses admite que ha estado desempleado más de un año, que se
encuentra al borde de la pobreza o que ha dependido de la asistencia social en
algún momento de su vida, según las encuestas. Al mismo tiempo, por primera vez
en la historia del país los ricos (un 1% de la población) tienen en sus manos
el 19,3% del total de los ingresos familiares.
Hace tiempo el sistema político de EE.UU. fue un patrón que muchos países
intentaron copiar. Hoy en día, la Constitución del país, un orgullo nacional y
otra base de su mito sobre el 'excepcionalismo', se está quedando anticuada.
Debido al sistema de división de los poderes y de controles y contrapesos
estipulado por la Constitución, el Gobierno de EE.UU. paró sus actividades y
todavía no ha podido reanudarlas. Un 'default' que puede enterrar tanto la economía
del país como la de todo el mundo en cuestión de días.
En cuanto a la política exterior del país, tampoco resultó eficaz, concluye
Migranyan. Tras iniciar prolongadas y dolorosas campañas en Irak y Afganistán,
Washington se retira de los dos países sin conseguir objetivos importantes ni
estabilidad. Junto con Francia e Italia, EE.UU. intervino en Libia y eliminó el
poder estatal del país como tal. Como resultado, nadie tiene ni idea de qué va
a suceder ahora en Libia. La Casa Blanca no sabe qué hacer con un Egipto
desestabilizado con su apoyo, y se ve sumergida en el conflicto sirio.
"Empezó una nueva era en la que EE.UU. debe aprender a negociar con sus
socios y aliados teniendo en cuenta sus intereses, y crear coaliciones para
resolver problemas urgentes que ni siquiera un país influyente como EE.UU.
puede solucionar en solitario", opina el analista.
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