Blog de opiniones y reflexiones personales sobre los grandes problemas de la realidad nacional e internacional, desde una perspectiva crítica.
sábado, 25 de mayo de 2013
Siria: la mentira organizada del Estado y de los medios franceses
Siria:
la mentira organizada del Estado y de los medios franceses
El Instituto del Mundo Árabe
organizó en París una «Jornada de solidaridad con el pueblo sirio» en la que se
suponía que una decena de oradores aclararían las interrogantes del público. En
su calidad de asistente presente en la sala, Francois Belliot expresa su insatisfacción subrayando la
falta de argumentos de los oradores, que finalmente no respondieron las
preguntas. Análisis de un «debate» concebido en función de la propaganda.
RED VOLTAIRE | PARÍS (FRANCIA) |
20 DE MAYO DE 2013
Hace más de 2 años que los grandes
medios comerciales de difusión de Francia vienen cubriendo los acontecimientos
en Siria de manera unilateral y caricaturesca, señalamiento que es también
válido para todos los países de la zona OTAN y todos los miembros del Consejo
de Cooperación del Golfo. Para ellos, lo que hay en Siria –como anteriormente
en Libia– es «un dictador sanguinario que está masacrando a su propio pueblo». Ante ese
dictador se alza una valiente oposición, desvalida y pacífica, que, marchando
sobre las huellas de la «primavera árabe», trata de emanciparse de una vil
dominación. Las decenas de miles de muertes que se han
producido desde el comienzo de la crisis se deben, en su enorme mayoría, a los
crímenes de las tropas leales al régimen baasista. Eso es, en esencia, lo que nos dicen
diariamente, desde hace 2 años, a través del canal de televisión TF1, del
cotidiano Le Monde, de la radio France Inter, del semanario Le Point y de
diarios como Libération, Le Figaro, etc.
En este estudio propongo
desmontar esa propaganda a partir del análisis de dos ejemplos concretos.
En el primero de ellos haré un
detallado análisis de un debate sobre Siria que se desarrolló el 24 de febrero
de 2013 en el Instituto del Mundo Árabe [en París], debate evidentemente
“arreglado” de principio a fin, donde se oyó a «periodistas» profiriendo las
más increíbles mentiras, donde se oyeron incitaciones al odio, explicaciones
simplistas, tergiversaciones de la verdad y manipulaciones de los sentimientos.
En el segundo, voy a proponer un
análisis de la cobertura mediática que se da en Francia al punto de vista de
los cristianos de Siria. Demostraré que los
únicos cristianos invitados a la televisión francesa y mencionados en los
grandes diarios son los cristianos hostiles al régimen y que lanzan llamados a
armar a la oposición. Demostraré también que ese punto de vista es
ultraminoritario en ese sector [los cristianos] de la sociedad siria y que los
medios de difusión franceses han recibido la orden u optado por silenciar,
deformar o caricaturizar los testimonios –muy diferentes– que no van en ese
sentido.
El vínculo que une ambos temas es
que los dos nos permiten comprender el funcionamiento de la propaganda
político-mediática.
Y no se trata solamente de una
propaganda «estatal» en el sentido en que es el Estado el único responsable y
autor de la misma. Se trata en realidad de una propaganda en la que se conjugan
los esfuerzos del Estado –principalmente a través del ministro de Relaciones
Exteriores–, todos los medios de prensa comerciales pertenecientes a grandes
compañías privadas, instituciones y órganos del Estado e incluso asociaciones
que hacen el papel de fuerza militante para la organización de los «eventos»,
con amplia utilización de millones de euros de procedencia desconocida. Todos esos factores o elementos funcionan de
conjunto como una aplanadora encargada de imponer a la opinión pública una
versión oficial que nada tiene que ver con la verdad y de acallar todo punto de
vista que contradiga esa versión.
El
falso debate del Instituto del Mundo Árabe
El domingo 24 de febrero de 2013,
el Instituto del Mundo Árabe [de París] organizó una «jornada de solidaridad
con el pueblo sirio». En ese marco se desarrollaron, a lo largo de 12 horas
–desde el mediodía y hasta la medianoche– una serie de conciertos,
exposiciones, presentaciones de libros y debates. La iniciativa venía del nuevo
presidente del Instituto, Jack Lang, y fue organizada de forma conjunta por I télé y el diario Le Monde.
Si bien el título de la «jornada»
auguraba un tratamiento neutro en el enfoque de la crisis siria, en realidad se
trataba –como veremos claramente– de una jornada de apoyo a «la oposición
armada siria» para llamar al derrocamiento del régimen de Bachar al-Assad.
Esto se hace evidente al analizar
el principal momento de la jornada, que consistía en un «debate» sobre el
«porvenir de Siria» que se desarrolló desde las 2 de la tarde hasta las 4 y
media en la sala del Alto Consejo. El moderador fue Abderrahim
Hafidi, conductor del
programa de televisión Islam que transmite France 2. Había numerosas cámaras de televisión, como
las de France24, TV5 y, por supuesto, I télé.
Diez personalidades e intelectuales
estaban invitadas al «debate», entre ellos, como principal protagonista, «el
embajador representante» de la «Coalición Nacional Siria» en París, Monzer
Makhous. Todos los oradores
eran decididos adversarios del régimen sirio y del presidente Bachar al-Assad y
defensores de la versión de la crisis siria que cotidianamente nos remachan
todos los grandes medios de difusión desde hace 2 años.
Participamos en aquel debate
movidos por la curiosidad de ver hasta dónde serían capaces los organizadores
de llevar aquella farsa. A pesar de lo acostumbrados que ya estamos a las
mentiras de la versión oficial, a la violencia verbal de los personajes que
denuncian al régimen sirio y a su presidente Bachar al-Assad, tenemos que decir
que aquel domingo 24 de febrero de 2013 se rompieron todos los records en
términos de mala fe, de mentiras, de tergiversación y de violencia verbal.
El debate comenzó con una corta
intervención de Jack Lang, quien agradeció a
los equipos del Instituto del Mundo Árabe y las asociaciones de apoyo que se
habían movilizado para aquel evento. Después, el señor Hafidi hizo la introducción del «debate».
Abderrahim Hafidi,
periodista francés de origen marroquí y concejal (PRG) de Aubervilliers.
Seguramente para respetar la
neutralidad correspondiente a su condición de moderador del «debate», el señor
Hafidi comenzó denunciando los «bárbaros castigos de un gobierno que no tiene
corazón ni piedad», hizo un llamado a la conciencia internacional, invocó la
memoria de Albert Camus, afirmó que había
que «luchar por la libertad del pueblo sirio», alabó la presencia de
periodistas de los diarios Le Monde y Libération en el evento.
Luego, presentó a los
participantes y anunció que después de sus intervenciones habría un intercambio
con el público.
Para introducir el debate dijo
que les había parecido conveniente comenzar con la lectura de un poema. Una
cantante y poeta llamada Sapho leyó el poema, titulado La dame de Damas [en
español, La dama de Damasco], de Jean-Pierre Filiu. El poema era una acusación
absoluta contra el régimen de Assad. A pesar de que no entraba en detalles
sobre ningún hecho ni argumento, de estar lleno de palabrería y de gritos de
rabia, el poema emocionó al público, que aplaudió prolongadamente. Hubiese
resultado difícil hacer algo más evidente que aquello en materia de
acondicionamiento emocional. El señor Hafidi dio después la palabra a los demás
participantes.
Jean-Pierre Filiu, profesor de
Ciencias Políticas
El primero en hacer uso de la
palabra fue el autor del poema. Presentado como «especialista», era evidente
que el hombre todavía estaba metido en su poema. Su intervención fue una
repetición en prosa de la denuncia que ya había hecho en verso. Se indignó de
que el «bárbaro Bachar» estuviese «aún en la ONU». «Lo que mata a los sirios es
Bachar», afirmó. Estábamos ante «un régimen infame», «que mata, asesina, viola
a su pueblo». Exigió que Bachar al-Assad comparezca ante la Corte Penal
Internacional (CPI) y concluyó diciendo que «las personas que luchan tienen
derecho a que se les entreguen armas». Su intervención no contenía casi ningún
hecho y destilaba una indignación violenta en cada una de sus palabras.
Monzer Makhous, geólogo sirio,
especialista del petróleo.
Muchos de los asistentes sentían
particular curiosidad por ver y oír a este personaje del ya célebre Consejo
Nacional Sirio. Pero me parece que todo el mundo se quedó decepcionado. Es
imposible resumir su intervención, caracterizada por un uso extremadamente
inseguro del idioma francés y por la mala construcción de las frases. Eran
bloques de palabras encadenados entre sí, a veces sin relación lógica. Fustigó
a la ONU, diciendo que las dos resoluciones presentadas habían sido votadas por
dos miembros del Consejo de Seguridad pero que la inmensa mayoría de los demás
países habían votado en contra (135 a 9 en uno de los casos), de lo cual podía
deducirse que el Consejo de Seguridad no servía para nada. Habló de un atentado
que había costado la vida a numerosos niños, atribuyéndoselo al gobierno. Sobre
la cuestión de los grupos de terroristas islamistas que siembran el terror dijo
que el régimen era el primer responsable del terrorismo y que se había
esforzado por provocarlo para tener un pretexto que justificara la represión. Y
concluyó rindiendo homenaje a Omar Aziz, muerto –según él– «bajo la tortura»
del régimen de Assad la semana anterior.
Ziyad Majed, profesor de la
Universidad [Norte] Americana de París
Para el señor Majed, totalmente
en sintonía con el primer orador (y también con el moderador), el régimen sirio
da muestras de una «extraña imaginación criminal» y se inspira en el «sádico
placer de castigar a los esclavos». Dice que no se menciona lo suficiente el
«posible uso del arma química», que el régimen se ve obligado cada mes a
recurrir a «una estrategia más violenta», que estamos ante un «régimen bárbaro
que no vacila en masacrar a su pueblo». El señor Majed sostiene que al
principio no había terrorismo, que durante 6 meses las manifestaciones fueron
pacíficas y que es urgente armar a la oposición.
Recordó, en tono doctoral, que en
las actuales circunstancias «los periodistas tienen la gran responsabilidad de
informar».
Ziyad Majed fue el único de los 10
oradores que trató de explicar por qué no había en el coloquio nadie que
pusiese en duda la versión oficial. «¿Habríamos aceptado en la época del
apartheid que se diese la palabra en un debate a los defensores de la
supremacía blanca?». Eso fue más o menos lo que dijo, estableciendo así un
paralelo cuya pertinencia ni siquiera se tomó el trabajo de explicar. Con este
procedimiento insidioso se lleva al público a considerar a las personas que
ponen en duda la versión oficial de la crisis siria como racistas defensores de
una ideología inaceptable.
Se trata, sin embargo, de una
comparación totalmente absurda en la medida en que son temas que no tienen
absolutamente nada que ver entre sí.
Jack Ralite, ex ministro
Al igual que los dos oradores
anteriores, Jack Ralite lanzó una diatriba
contra Bachar al-Assad, «verdugo lleno de odio» y «dictador asesino que masacra a su
pueblo». Trató de ofrecer una
lectura de la presencia de yihadistas en suelo sirio diciendo que se trata de
un «cuento que algunos exageran». Agradeció el decidido compromiso del
Instituto del Mundo Árabe y se regocijó por el progreso de la movilización
francesa. Su intervención fue la más vacía de todas ya que no presentó
absolutamente ningún hecho y para mostrar su erudición recurrió a múltiples
referencias pedantes sacadas de libros que nada tenían que ver con el tema.
Llovieron así sobre nuestras cabezas citaciones de autores como Camus, René
Char, Holderlin, Boulez, Bukowski, Aragon y Ricoeur. El orador hablaba de forma
enfática y se veía feliz de mostrar al público lo mucho que había leído.
Es importante señalar que entre
los autores que citó había miembros de la Resistencia francesa contra el
nazismo, como René Char, cuya memoria empañó (quizás sin darse cuenta pero así
fue) al citarlos en aquel contexto.
Basma Kodmani es la amante de
Jean-Claude Cousseran, ex director general de la DGSE (Dirección General de la
Seguridad Exterior, el servicio de espionaje de Francia). Su hermana colabora
con la rúbrica dedicada a Siria en el diario francés Libération.
La intervención de Basma Kosmani
fue de lo más extraña. Se lanzó en un raro recuento de las conversaciones que
dijo haber sostenido con jóvenes participantes en la rebelión. Dijo sentirse
maravillada por aquellos muchachos que descubrían la libertad, que al fin
podían comenzar a respirar. Afirmó que aquellos jóvenes habían visto cosas
horribles y que pasaban rápidamente de la risa al llanto y viceversa. Se
emocionó al decir que había que ver con qué sentimiento cantaban aquellos
jóvenes. Según ella, la revolución
permitía al fin que los sirios hablaran. Contó la anécdota de un sirio que se
maravillaba de haber visto un cristiano por primera vez en toda su vida. No hubo en la intervención de la señora
Kodmani el menor hecho ni el menor argumento, sólo historias de jóvenes que
pasan de la risa al llanto. Lo que hizo fue apostar por la manipulación
emotiva.
Al presentar a Basma
Kodmani, el señor Hafidi
hubiese podido mencionar los siguientes datos: Basma Kodmani hizo toda su
carrera en Estados Unidos. No tiene el
menor vínculo con Siria. Trabajó para la NED [1], fue directora de la rama
régional de la Ford Foundation en El Cairo y asistió a varios foros del Club de
Bilderberg [2]. Fue fundadora del Consejo Nacional de Transición Sirio, al que
presentó su dimisión en agosto de 2012, y el resto de la oposición la considera
como «la principal representante de los intereses de Estados Unidos».
Jean-Pierre Perrin, gran
reportero del diario francés Libération
Jean-Pierre Perrin, periodista
del diario Libération, tiene la doble nacionalidad franco-israelí.
Perrin comenzó presentándose como
alguien que «escribe sobre Siria desde hace 20 años». Habló por largo rato de
los acontecimientos de 1982 en Hama, donde murieron entre 15 000 y 25 000
sirios [3]. Dijo que aquellos acontecimientos no llegaron a tener en aquel entonces
el menor eco y que él estaba desesperado. Contó varias anécdotas de testigos de
aquellas masacres, cuyos testimonios recogió él mismo hace unos 15 años. En
cuanto a la situación actual, quiso subrayar el lugar muy particular de la
tortura en Siria. «En todos
los países árabes se tortura, pero en Siria se tortura por torturar», afirmó, agregando que ello revela una «una
forma de perversión bastante extraordinaria». Según Perrin, se ha podido
observar que los distintos servicios [de inteligencia] «compiten» entre sí para
saber cuál de ellos es capaz de alcanzar el más alto grado de crueldad en la
tortura. Dijo que al principio de la crisis se había torturado a niños.
Mencionó la anécdota de una persona
que le dijo que había sido torturada en los años 1980… por hablar francés en la
calle. Las personas que crean que el idioma francés y su aprendizaje están
prohibidos en Siria pueden comprobarlo viendo diariamente… el boletín de
noticias en francés que transmite cotidianamente la televisión gubernamental siria,
como este que corresponde al 13 de diciembre de 2012. Esa anécdota es tan grotesca como la del
joven sirio que estaba feliz de ver un cristiano por primera vez en toda su
vida.
Jean-Pierre Perrin terminó su
intervención diciendo que, debido a la gravedad de la tortura en Siria, la
posición que él adoptaba era menos de «periodista» que una posición de
«humanista». También hubiese podido excusarse por haberse apartado del tema ya
que habló esencialmente de lo sucedido
en Hama (sin decir, por cierto, que la reacción del régimen en 1982 respondía
en parte a una serie de ataques terroristas de mercenarios infiltrados desde
Jordania e Irak, en un contexto comparable al actual).
Fabrice Weismann, consejero de la
dirección de operaciones de MSF
Fabrice Weismann, coordinador de
CRASH, la Fundación de Médicos Sin Fronteras, tiene la doble ciudadanía
franco-israelí.
De todas las intervenciones, la
del señor Weismann fue la que más
hechos presentó y la más serena. Comenzó precisando que podía hablar solamente
de «las zonas controladas por la oposición». El problema de esas zonas es que
el gobierno sirio tiene el monopolio de la ayuda humanitaria y se hace difícil
enviar la ayuda a esas zonas porque los opositores a menudo se niegan a recibir
ayuda del bando que están combatiendo.
En esas zonas hay gran número de
heridos y la proporción es de 3 heridos de gravedad por un muerto. La atención
se dificulta ya que, según
Weismann, el ejército sirio (y dice Weismann que esa es su especialidad),
bombardea específicamente los hospitales y dispensarios. Weismann atribuye esa
situación a Bachar al-Assad y critica además a la comunidad internacional que,
según afirma, es culpable de haber renunciado a la acción humanitaria.
Esta intervención, en un tono
depasionado aunque rico en matices, es la única que aportó al público algo de
información auténtica. Cabe señalar, sin embargo, el carácter grotesco de lo
que el señor Weismann considera como la especialidad de Bachar al-Assad: ¿Quién
puede creer que un Estado destruye voluntaria y sistemáticamente las
infraestructuras vitales que él mismo había construido?
Christophe Ayad, periodista del
diario Le Monde
Este periodista comenzó contando
una anécdota: a su regreso a Francia se entrevistó con un comerciante al que
conoce muy bien y este se quejó de que los medios de prensa ya no hablan de la
situación en Siria. Y al decir esto, el periodista empieza a preguntarse si sus
colegas y él mismo están haciendo realmente su trabajo sobre Siria, si en
definitiva es posible que no hayan insistido bastante o que no se haya dado
suficiente eco a su trabajo. El testimonio anónimo y no especializado
mencionado por Ayad carece de todo valor. Se necesita además un tremendo
descaro para decir que «los-horrores-del-régimen-de-Bachar-al-Assad» no se
mencionan lo bastante a menudo en la prensa dominante.
El señor Ayad descubrió incluso una
nueva especialidad del régimen sirio… ¡otra más!: el lanzamiento de misiles
Scud sobre los barrios residenciales, a veces densamente poblados por civiles. Contó una anécdota de 15 niños muertos por
el régimen y concluyó su intervención saludando la memoria de Olivier Vosin,
fotógrafo recientemente muerto en el terreno, de quien leyó la última carta
enviada a su compañera.
Tratándose de un periodista
estábamos en todo nuestro derecho de esperar una visión de conjunto de la
situación. Pero el hombre se concentró en las anécdotas, muy vagas, de hechos
no demostrados y en testimonios sin interés. Al igual que Jean-Pierre Filiu, a
lo largo de su intervención trató –aunque en un tono más mesurado– de tocar la
cuerda emotiva más que de recurrir a la razón.
Conclusión
con música
El «debate» había empezado con un
poema y terminó con una canción recitada por Sapho. El texto, de su propia
autoría, era ampuloso y no tenía mucho que ver con la crisis siria. Empezaba
con versos árabes que, al no ser traducidos, nadie entendió. Emoción y más
emoción.
Crítica
de los aspectos más chocantes del «debate»
Necesitaríamos varias decenas de
páginas para responder aquí a cada una de las mentiras y aproximaciones que
contenían cada una de estas 10 intervenciones. Nos limitaremos por lo tanto a
las más importantes, mencionando de paso algunas curiosidades, como la
nominación de Jack Lang a la cabeza del Instituto del Mundo Árabe.
Intervenciones
dirigidas todas en el mismo sentido y que trataron de tocar la cuerda emotiva
El principio de toda propaganda
es recurrir a las emociones más que a la razón. Al sumergir al auditorio o a
los lectores en un mar de emociones se ahoga su capacidad para reflexionar. Si
además agregamos a la emoción la simple repetición, se obtiene un poderoso
efecto sobre las personas que no están al tanto del modo de funcionamiento de
ese mecanismo.
Los oradores recurrieron constantemente
a la emoción en sus respectivas intervenciones, manipulando sobre todo el miedo
y la indignación. Para ello contaron numerosas anécdotas sobre
niños o grupos de niños torturados y muertos. De forma sistemática atribuyeron
cada uno de esos crímenes a las tropas regulares del régimen sirio, con
elementos de prueba muy vagos o simplemente inexistentes.
La propaganda funciona con fórmulas
simples y tremebundas. Fue así que todos los oradores recurrieron a la gastada
pero muy eficaz fórmula del «horrible-dictador-que-está-masacrando-a-su-propio-pueblo».
Exactamente el mismo método ya utilizado por los grandes medios de prensa
comerciales para acondicionar a la opinión pública para el derrocamiento de
Muammar el-Kadhafi y de Saddam Hussein. Es un método clásico que siempre
funciona de maravilla cuando se trata de acondicionar la opinión pública para
que acepte que la guerra es necesaria.
La propaganda funciona mediante
la repetición de las mismas fórmulas. Dada la extrema similitud entre la
mayoría de las intervenciones (y la pobreza de su contenido), en vez de
utilizar 10 oradores hubiese bastado con 3 ya que todos recurrieron a la misma
retórica simplista y repleta de clichés emotivos. El público presente en la
sala oyó constantemente los mismos eslóganes simplistas que lo incitaban a la
indignación contra Bachar al-Assad y «su» régimen.
Resulta significativo el hecho que
aquel debate –que en realidad no fue tal– haya comenzado con un poema y
terminado con una canción, que jugaban ambos la carta de la emoción y sólo
abordaban de manera muy superficial hechos y argumentos. Era evidente que no se quería entrar a
hablar de geopolítica, ni de historia, ni de periodismo sino de poesía, de
música y de propaganda.
Y la propaganda tiene que ir
siempre en un mismo sentido. No debe haber voces discordantes. Es por eso que
ningún representante de la opinión contraria a la versión oficial fue invitado
ni autorizado a hacer uso de la palabra.
¿Fue
aquello un verdadero debate?
En el fascículo de presentación
de aquella jornada de apoyo se anunciaba que la mesa redonda prevista desde las
14 hasta las 16 horas y 30 minutos era un «debate». Lo cual fue mentira. Y es
por eso que desde el principio de este trabajo hemos escrito esa palabra entre
comillas. Los 10 oradores, como ya
hemos visto, recitaron el mismo discurso, a menudo casi con las mismas
palabras, y nunca hubo entre ellos ni la menor sombra de un desacuerdo sobre
ningún punto. Si, como dijo el
señor Perrin, los verdugos sirios competían entre sí en materia de imaginación
en la práctica de la tortura, aquellos oradores se dedicaron a otro tipo de
competencia, emulando entre sí para ver cuál de ellos utilizaba los términos
más duros contra «el régimen de Assad».
Nos sorprendió, por otro lado, la
manera como concluyó aquel «debate». El moderador de la mesa redonda, el señor
Hafidi, había anunciado al principio que al terminar las 10 intervenciones
habría media hora de intercambio entre los conferencistas y el público. Así que
esperamos con impaciencia aquel momento, con la esperanza de equilibrar
aquellas declaraciones después de escuchar la monstruosa cantidad de mentiras
que habían proferido aquellos personajes. Pero, sin
ofrecer la menor explicación, el moderador anunció que finalmente no habría
intercambio. La palabra «debate» perdía con ello toda su significación y el
engaño se hacía ya totalmente evidente.
Es importante señalar un detalle
fundamental. Una mujer quiso poner en duda la versión oficial y hacer uso de la
palabra. No sólo no se le dio acceso al micrófono sino que además fue ignorada
y finalmente abucheada, comportamiento que ya hemos tenido a menudo la
posibilidad de observar en ese tipo de «debate». No sólo es muy difícil lograr
expresar un punto de vista diferente sino que además quien trata de hacerlo es
blanco de abucheos, insultos y a veces se llega incluso a la intimidación
física, lo cual refleja sin dudas el alto concepto que los defensores en
Francia de la «rebelión» siria tienen de la libertad de expresión que pretenden
aportar al pueblo sirio.
Recordemos, en fin, la comparación
que hizo uno de los conferencistas en su intento de justificar la ausencia de
voces discordantes: poner en duda la versión oficial de lo que sucede en Siria
sería como defender el apartheid en Sudáfrica. Es esta una comparación lanzada al público como un ladrillo, sin la
menor argumentación, y que sólo puede interpretarse como un grave insulto. Una
comparación vergonzosa para su autor, Ziyad Majed, pero que refleja a la
perfección la mentalidad de los participantes.
La
hipótesis de la explotación del terrorismo por parte del «régimen»
Ese argumento se basa en una
increíble fábula: las cantidades de muertos que el Observatorio Sirio de los
Derechos Humanos (OSDH) anuncia diariamente sin proporcionar absolutamente
ningún detalle sobre la identidad de las víctimas. En realidad,
las fuerzas del orden y el ejército sirios han sufrido gran número de bajas a
manos de los grupos armados, bajas cuyo número representaba en determinado
momento una tercera parte del total de víctimas. Por cierto, los miembros del ejército que
caen en manos de los mercenarios son sistemáticamente torturados y asesinados.
¿Cómo podría el régimen inventar grupos terroristas totalmente fabricados para
asignarles como misión la de atacar a su propio ejército? Con eso no haría más
que desmoralizar a su propio ejército y provocaría una grave crisis de
confianza que llevaría a los soldados a desertar masivamente.
También se sabe que los mercenarios
tenían como blanco predilecto, al comienzo del conflicto, a los cristianos y
alauitas, considerados favorables al régimen. ¿Por qué razón se dedicaría ese régimen a sembrar el terror
precisamente entre las poblaciones que lo respaldan? El simple sentido común nos
indica que la hipótesis de la explotación del terrorismo por parte del régimen
no es más que una gran mentira.
Una mentira que, por demás, está
lejos de ser gratuita. Durante mucho tiempo los grandes medios de difusión
negaron la presencia de los terroristas yihadistas en suelo sirio. Al
prolongarse la situación e ir acumulándose las pruebas de esa presencia y las
noticias sobre sus crímenes, ya se ha hecho imposible a los grandes medios
seguir negando lo que ya es evidente. Pero como la verdad no concuerda con la
versión oficial inicial, había que explicar de alguna manera por qué se
reconocía una parte de esa verdad. Así que, después de haber negado la
existencia [de los terroristas], los grandes medios tuvieron que adoptar esa
interpretación conspiracionista y mentirosa. Del negacionismo pasaron al
conspiracionismo.
Hay que recordar que ese fue el
tipo de explicación que publicó el diario Le Monde sobre el atentado que
decapitó el Estado Mayor sirio, el 18 de julio de 2012. [Explicó entonces que] Bachar al-Assad quiso realizar una purga para
consolidar la autoridad que se le estaba yendo de las manos. Una interpretación
absurda, traída por los pelos, pero muy comprensible cuando la consigna de
obligatorio cumplimiento es que absolutamente todo lo malo tiene que venir de
«Bachar-al-Assad-y-de-su-régimen-infame-que-está-masacrando-a-su-propio-pueblo». Algo muy digno de la herramienta ideológica
mundialista en la que se ha convertido con el paso de los años el diario
[francés] Le Monde.
La
hipótesis de la irrupción tardía del terrorismo en Siria
Nunca se insistirá lo suficiente
en la gravedad de esa mentira. Veamos varios hechos citados por Bahar Kimyongur
en su libro Syriana, publicado a fines de 2011 por la casa Investig’action. Todos estos hechos (que no son más que una
muestra) tuvieron lugar durante el periodo en que los oradores afirmaban que
sólo hubo manifestaciones pacíficas.
«17 de abril, 8 miembros de las
fuerzas de seguridad son degollados en una pequeña comuna de la periferia de
Deraa.
8 de mayo, 10 policías son
degollados a sangre fría en Homs.
19 de abril, varios oficiales son
salvajemente masacrados. Tres niños [hijos] de un general sirio son asesinados
con un sable.
7 de junio, 120 militares y
policías son atacados en su cuartel de Jisr el-Choughour, en la frontera
turco-siria, y decapitados después de muertos. Pero
Al-Jazeera y la BBC hablan de... ¡120 manifestantes pacifistas asesinados por
las fuerzas de seguridad! Otros medios de prensa tratan de inventar un supuesto
motín aplastado por sus superiores.
21 de julio, 13 soldados mueren y
100 resultan heridos en varios enfrentamientos con grupos armados en la ciudad
de Homs.»
Para cerrar esta macabra lista, nos
limitaremos a recordar el episodio particularmente atroz que se produjo al principio
mismo de los acontecimientos. El 2 de abril de 2011, Nidal Jannoud (alauita),
guardia del club de oficiales de la ciudad de Banyas, en la costa del
Mediterráneo es interceptado, camino del mercado, por un grupo de hombres
armados. Como los terroristas siempre se toman el trabajo (seguramente por amor
a los derechos humanos) de filmar los crímenes que cometen, tenemos incluso un
video del linchamiento. En el video puede verse que, después de haberlo
torturado, después de haberle lacerado espantosamente el rostro, los rebeldes
lo acribillan a tiros de arma automática. Los 20 culpables fueron localizados,
confesaron su crimen y fueron condenados (las imágenes de video son
irrefutables). Posteriormente se supo que uno de los participantes en el linchamiento
fue uno de los cabecillas de una manifestación «pacífica» que reclamó la caída
del régimen en la misma ciudad. Seis días después, 9 soldados sirios perecen en una
emboscada tendida por un grupo armado.
Las historias de ese tipo son por
desgracia demasiado numerosas como para que podamos contarlas todas aquí.
Demuestran de forma irrefutable el accionar violento y cruel de los grupos
armados que estuvieron operando en suelo sirio desde el comienzo mismo de los
acontecimientos. Es imposible creer que «especialistas» como los conferencistas
del Instituto del Mundo Árabe no tuviesen noticia de esos hechos. Tal
suposición sería un insulto a sus «diplomas» y a quienes les dan empleo (como
el diario Le Monde, por ejemplo). Son personas que, aunque conocen esa
realidad, optaron por esconderla a los ciudadanos que se tomaron el trabajo de
asistir al encuentro organizado en el marco de aquella jornada. Su actitud
resulta especialmente chocante cuando se comprueba el grado de barbarie
demostrado por los mercenarios extranjeros al torturar y asesinar a sus
víctimas.
La
hipótesis del uso de armas químicas
El posible uso de armas químicas
en Siria era un argumento esperado y fue nuevamente utilizado por Ziyad Majed.
Se trata, en efecto, de una temida posibilidad… que acabó por concretarse.
El 19 de marzo de 2013 se utilizó un
cohete químico contra la aldea de Khan el-Aklass, en la periferia de Alepo. El
lugar, ocupado durante un mes por el Frente al-Nusra, acababa de ser
reconquistado por el ejército sirio. El cohete dejó 30 muertos (mujeres, niños,
viejos y soldados), además de un centenar de intoxicados. Los aldeanos
denunciaron unánimemente el punto de origen del disparo: una zona controlada
por el Frente al-Nusra.
Más detalles, en este vínculo.
Sorprendentemente, esta
información prácticamente no se mencionó en los grandes medios de la prensa
comercial, seguramente porque era imposible reflejar el hecho de forma que
encajara con cierta lógica en la versión oficial. Imaginen ustedes la
publicación de la siguiente noticia: «Assad dispara cohetes químicos sobre las
aldeas que su ejército libera de una organización terrorista (el Frente
al-Nusra) y mata así a los civiles que anteriormente protegía». Habría que ser
completamente estúpido para creer algo así, sobre todo cuando el señor Assad
sabe además que el uso de armas químicas puede desatar automáticamente una
operación decisiva tendiente a derrocarlo.
El silencio de los medios de
prensa sobre ese hecho se explica sin dudas por el hecho que se dan cuenta de
que no pueden achacar ese crimen al presidente Assad, porque sería demasiado
difícil de tragar. Por lo tanto, en vez de recurrir al habitual bombardeo
mediático, sólo lo mencionan muy brevemente, sin entrar en detalles y poniendo
a los dos bandos en el mismo plano sin la menor explicación.
Este horrible ejemplo demuestra que,
para los medios de prensa y para el gobierno francés (con el presidente
Hollande y su ministro de Relaciones Exteriores Fabius a la cabeza), el
problema no es el uso en sí de las armas químicas sino quién las utiliza. Si los «rebeldes» usan armas químicas… no
es tan grave. Pero si quien las usa es el régimen de Bachar… está cruzando una
línea roja y hay que dedicarle al hecho la primera plana durante 15 días
consecutivos en todos los grandes periódicos que el Estado [francés]
subvenciona.
Las manipulaciones que van desde
las infames comparaciones con el apartheid hasta las denuncias infundadas sobre
el posible uso de armas químicas nos demuestran que hay gente que no vacila
ante nada en el marco de la mentira organizada que es la cobertura de los
medios de la prensa comercial francesa sobre lo que sucede en Siria.
Jack Lang, el organizador del
evento
La persona que organizó esta
jornada de respaldo a la rebelión y de exhortación al derrocamiento del régimen
sirio no es otra que el recientemente nombrado director del Instituto del Mundo
Árabe Jack Lang [4]. Si bien Jack
Lang cuenta con indiscutible experiencia como estadista y en el campo de la
cultura, su curriculum no incluye nada que haga pensar que es un conocedor del
mundo árabe. Se trata incluso de una región que parece conocer bastante mal y
Lang no habla el idioma que da nombre al instituto que ahora dirige. Es por
consiguiente un hombre desprovisto de toda legitimidad intelectual quien
organizó esta jornada de solidaridad con el pueblo sirio, iniciativa que puede
interpretarse por lo tanto de las siguientes maneras:
Como no conoce la situación en
Siria, ni conoce nada de la historia de Siria, cuya complejidad ignora y cuya
lengua no habla, y al tener que ocuparse también de otros mil asuntos
vinculados a otros países árabes, simplemente no tuvo tiempo de informarse
correctamente sobre la realidad de la situación existente en el terreno y es
por lo tanto él mismo vulnerable a la propaganda de medios como Le Monde e I
télé, que presentan lo que acontece en Siria con la misma visión unilateral y
diabolizante.
Como miembro del Partido
Socialista y partidario del actual gobierno (que en nada se diferencia del
anterior en su enfoque sobre la crisis siria), Jack Lang sirve ocasionalmente de repetidor y correa
de transmisión de la propaganda [del gobierno francés]. La jornada no sería
entonces fruto de una iniciativa personal sino de una iniciativa gubernamental.
Es evidente, en todo caso, que la
nominación de una personalidad tan carente de preparación para dirigir el
parisino Instituto del Mundo Árabe no puede menos que despertar la más profunda
suspicacia.
Una comparación pertinente: el
coloquio organizado en la Asamblea Nacional el 20 de febrero de 2013 por la
Academia de Geopolítica de París
Para entender mejor la
envergadura del fraude que representó aquel «debate» hay que compararlo con
otros eventos similares.
Cuatro días antes, el miércoles
20 de febrero de 2013, pudimos asistir, algunos de nosotros (Alain Corvez y
Alain Benajam) incluso participaron, en un coloquio intitulado «Crisis en
Siria: desafío a la diplomacia mundial».
Organizado por la Academia de
Geopolítica de París, celebrado en un anexo de la Asamblea Nacional, realmente
instructivo y de alto vuelo (un resumen de ese evento puede verse a través de
este vínculo), este coloquio se distinguió del falso debate del Instituto del
Mundo Árabe en los siguientes aspectos:
Los participantes, en su mayoría,
criticaban total o parcialmente la versión oficial que nos remachan los grandes
medios comerciales de prensa.
El moderador del coloquio, el
presidente de la Academia de Geopolítica, mantuvo una postura neutral desde el
principio hasta el fin del encuentro.
No asistió ninguna televisión, al
parecer no creyeron útil reportar el evento (o asociarse a él), que por lo
tanto sólo tuvo un eco insignificante en la opinión. Bassam Tahham, el octavo participante en
hacer uso de la palabra en el coloquio reveló que el canal televisivo France24
(que sí cubrió el «debate» del domingo en el Instituto del Mundo Árabe) lo
tiene excluido de sus transmisiones desde hace 2 años porque su opinión
personal no va en el sentido de la propaganda del gobierno francés.
Aunque algunos participantes recurrieron a la
cuerda emotiva, en su conjunto se concentraron en los hechos y argumentos,
llamando más a la razón que a la emoción.
Los participantes situaron la crisis
siria en el contexto histórico, informando que la actual situación tiene su
origen en los años 1920, lo cual no señalaron ninguno de los conferencistas del
Instituto del Mundo Árabe.
Al final de cada intervención, todas
las personas presentes en la sala podían hacer preguntas sin la menor censura.
Los participantes expresaron, a
veces con vigor, puntos de vista opuestos sobre varios puntos generales o sobre
cuestiones de detalles. No se sentía, como en el Instituto del Mundo Árabe, la
impresión de estar ante un grupo de clones invitados para repetir sin
argumentos las mismas consignas simplistas incitando al odio.
El papel de los medios de difusión
fue unánimemente criticado, mientras que los conferencistas del Instituto del
Mundo Árabe los homenajearon.
En pocas palabras, la verdadera
«Jornada de Solidaridad con el pueblo sirio» y su famoso «debate» no tuvieron
lugar el 24 de febrero de 2013 en el Instituto del Mundo Árabe sino en la sede
de la Asamblea Nacional, en el marco del coloquio organizado por la Academia de
Geopolítica de París, encuentro que ningún medio de prensa se molestó en
cubrir.
Conclusiones
Las observaciones reunidas en
este resumen nos permiten llegar a una serie de conclusiones:
El conjunto de intervenciones de
los conferenciantes del evento del Instituto del Mundo Árabe de París no puede
de ninguna manera calificarse como «debate».
El título mismo de la «Jornada»
(«Jornada de Solidaridad con el Pueblo Sirio»), que parecía neutro, fue un
engaño. El título «Jornada de Exhortación al Derrocamiento del Régimen de
Bachar al-Assad» hubiese sido más apropiado.
Al exhortar unánimemente a armar
a «la oposición», los conferencistas aceptan la posibilidad de que esas armas
caigan en manos de los mercenarios que cometen los atentados terroristas y
masacres registrados en Siria. Aceptan además el riesgo de convertirse en
cómplices de crímenes contra la humanidad y mienten al afirmar que durante los
primeros meses de la crisis sólo hubo manifestaciones pacíficas.
Los conferencistas no respetaron
la verdad al decir que el único terrorismo que existe en Siria es imputable al
gobierno sirio.
Jack Lang no cuenta con la menor
legitimidad para dirigir el Instituto del Mundo Árabe y debe ser considerado en
este asunto como una simple correa de transmisión de la propaganda
gubernamental.
Siendo el Instituto del Mundo
Árabe una institución financiada con fondos públicos, en su gran mayoría
franceses, la organización de aquel evento es una forma de desvío de fondos
públicos con fines de propaganda.
El argumento utilizado para
justificar la ausencia de partidarios de una opinión diferente en aquel
«debate» (comparando el tema sirio con el antiguo debate sobre el apartheid
sudafricano) es un argumento vil e infundado.
Aquel «debate» evidenció
nuevamente que el objetivo de los grandes medios comerciales de prensa no es
informar sino vehicular la propaganda gubernamental y justificar guerras
injustas. En aquel «debate» fueron aún más lejos: no sólo cubrieron masivamente
el evento sino que algunos de ellos –como Le Monde e I Télé– incluso se
asociaron a él. Por supuesto, al igual que el Instituto del Mundo Árabe, el diario Le Monde no es independiente ya que
el Estado lo financia con 17 millones de euros al año. Su papel como diario de
referencia del pensamiento único consiste en servir de repetidor de la
propaganda del gobierno, aún a costa de mentirle a sus lectores. Por desgracia, eso está ya más que
demostrado.
Aquel «debate» demostró no sólo
que «el Estado» controla los medios de prensa sino también que no vacila en
poner a sus testaferros a la cabeza de institutos financiados con fondos
públicos, utilizando así el dinero del contribuyente con fines de propaganda.
Cabe incluso preguntarse si todavía podemos hablar de «Estado» en el caso de
Francia. Esa interrogante viene inmediatamente a nuestras mentes cuando
comprobamos el sistemático alineamiento de los gobiernos, ya sean de derecha o
de izquierda, con las posiciones europeístas y atlantistas.
Más generalmente, los medios
comerciales de prensa aplican al pie de la letra la consigna de limitarse a
divulgar una sola opinión sobre la crisis siria.
Podemos concluir este trabajo
afirmando que aquel debate fue una operación de manipulación de la opinión
pública. Su financiamiento con fondos públicos hace más escandalosa la
manipulación. Es una nueva prueba de la constante disolución del Estado
francés, de su sumisión a los intereses extranjeros y del compromiso cada vez
más evidente de los medios de prensa comerciales franceses, como el diario Le
Monde e I Télé.
(Continuará…)
François Belliot
[1] «La NED, vitrine legal de la
CIA», por Thierry Meyssan, Odnako/Red Voltaire, 11 de octubre de 2010.
[2] «Lo que usted ignora sobre el
Grupo de Bilderberg», por Thierry Meyssan, Komsomolskaya Pravda/Red Voltaire,
15 de abril de 2011.
[3] El bombardeo de Hama marcó el
fin de la represión contra los golpes de Estados fallidos de la Hermandad
Musulmana. Se habló entonces de 8 000 muertos.
[4] Conocida personalidad del
Partido Socialista de Francia, Jack Lang fue ministro de Cultura (de 1988 a
1993) y ministro de Educación (de 1981 a 1986 y de 1992 a 1993 y de 1997 al año
2000). Nota de la Redacción.
François Belliot
Écrivain, administrateur du site
Observatoire des mensonges d’État, et coauteur en 2010 avec Charles Aissani
d’un pamphlet inversé sur les attentats du 11-Septembre, J’accuse la pandémie
conspirationniste. Secrétaire général du Réseau Voltaire France.
La Red Voltaire autoriza la reproducción de
sus artículos a condición de que se cite la fuente y de que no sean modificados
ni utilizados con fines comerciales (licencia CC BY-NC-ND).
Fuente : «Siria: la mentira
organizada del Estado y de los medios franceses», por François Belliot, Red
Voltaire , 20 de mayo de 2013, www.voltairenet.org/article178528.html
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