El caso iraquí: una guerra que se basó en mentiras desde comienzo a fin
Manuel Moncada Fonseca
La guerra está a la vuelta de la esquina, al asecho, buscando razones irracionales para desencadenarse en cualquier punto del orbe. Es un negocio altamente lucrativo, sobre todo para el complejo militar-industrial de EEUU y, sin duda, su demencial manera de mantener a los pueblos bajo su dominio. Debe ser atacada cada vez con mayor fuerza, sencillamente, porque resulta una amenaza muy grande para la sobrevivencia del género humano y la de todos los seres que comparten con él el planeta tierra. Por ello, Fidel llama incansablemente a la preservación de la paz como garantía de sobrevivencia de todo lo vivo sobre nuestro mundo. Por lo mismo, pide a las dos Coreas entenderse para que no se desate una hecatombe nuclear que nos lleve a todos de encuentro al mero infierno.[1]
Ya sabemos quién está detras del conflico que las envuelve.
Representación artística del invierno nuclear.
Sin embargo, la cultura imperial adormece la conciencia de millones de personas del orbe que parecen no percatarse del peligro acusado, o lo ven con indiferencia cómplice. Ello ocurre con muchas instituciones educativas del mundo, más allá de que sean públicas o privadas y de que se declaren formalmente conciencia crítica de la sociedad. Ese es precio de la modernidad, o lo que es lo mismo, de su subordinación al mercado globalizado. Por ello, hacemos nuestras las palabras de Antonio Gramsci:
“Odio a los indiferentes. Creo que vivir quiere decir tomar partido. Quien verdaderamente vive, no puede dejar de ser ciudadano y partisano. La indiferencia y la abulia son parasitismo, son bellaquería, no vida. Por eso odio a los indiferentes.”[2]
El presente escrito es, pues, un aporte modesto para mostrar, con base en distintas fuentes, cómo se inventa una guerra, las mentiras que se fabrican para desatarla y las gravísimas consecuencias que implican para los que las sufren directa o indirectamente, dentro y fuera de un territorio dado.
El descarte de Saddam Hussein como pieza del imperio
En 1983, Saddam Hussein fue visitado en Bagdad por Donald Rumsfeld, enviado especial de Ronald Reagan. Pero tras financiarlo y armarlo para declararle la guerra a la naciente república islámica iraní, demostrando su incapacidad para desempeñarse en el rol que EE UU requería en la zona, se decidió acabar con él y su poder. Así las cosas, cualquier mentira en su contra era válida. De ahí que se iniciara contra él una gran campaña mediática.[3]
Justamente a partir de esta percepción preconcebida de Iraq, los medios comenzaron a difundir informaciones con declaraciones alarmistas, provenientes de altos personeros del Pentágono, augurando que había que actuar con rapidez antes de que Saddam Hussein se volviera indetenible. Para sostener la guerra mediática en su contra, no se escatimaron gastos, fotos satelitales manipuladas, ni falsos testigos. De esta forma, EEUU y Reino Unido, fueron secundados por decenas de países en función de armar la más poderosa coalición militar desde la segunda Guerra Mundial. De igual forma, después del 11 de septiembre, se sacaron de la manga “pruebas” que vinculaban a Saddam no sólo con Al-Qaeda, sino también con la posesión de mortíferas armas de destrucción masiva. Se sabe que George W. Bush, mes y medio después de iniciarse la guerra contra Afganistán, reclamó a Donald Rumsfeld, su Secretario de Estado, que mejorara el plan de ataque contra Iraq. Tal como reconoció en Holanda una comisión de la verdad, la suerte de Saddam se había echado, “en los despachos del Ministerio de Asuntos Exteriores ya en 2002”, es decir que la guerra contra Iraq se inició un año y cuatro meses después de la impuesta a Afganistán.[4]
Una mentira de la que se derivó toda una cadena interminable de mentiras
Supuestamente, según la BBC, la falsa información suministrada por dos informantes iraquís que aseveraban que Hussein poseía armas de destrucción masiva, fue la responsable de que EEUU y sus aliados desataran su furia bélica contra Iraq. Sin embargo, a nuestro entender, la información que pretendidamente engañó a los servicios secretos de EEUU y varios de sus aliados (cosa inconcebible dada la multiplicidad de los servicios secretos de EEUU y los ingentes recursos de que disponen), no puede servir de argumento alguno para justificar a los genocidas de más de un millón de personas y la destrucción de gran parte de sus ciudades, campos, infraestructura, obras culturales, bibliotecas y medio ambiente de Iraq.
En otras palabras, habiéndose reconocido que lo de las armas de destrucción masiva era total y absolutamente falso, había que inventar la mentira de que la guerra la desataron dos o más informantes iraquís que mintieron en su propio provecho.
La BBC lo dice así:
“Una investigación periodística de la BBC ha determinado que las mentiras de dos espías iraquíes jugaron un papel central en la decisión de Estados Unidos y Reino Unido de comenzar la guerra de Irak para derrocar al gobierno de Saddam Hussein.”
Pero contradictoriamente sigue:
“El estudio periodístico muestra cómo, desde antes del inicio de los combates, las evidencias de inteligencia y de fuentes de alto rango apuntaban a que el régimen de Hussein no poseía armas de destrucción masiva.”
¿Cómo explicar, si no, que primero se diga que la falacia de dos informantes fue básicamente lo que generó la guerra contra Iraq si luego se sostiene que, desde antes de los combates, se sabía que no había tales armas? Por otra parte, ya apuntamos más arriba que la suerte de Saddam Hussein y, por tanto, de Iraq se decidió apenas iniciada la guerra contra Afganistán. (Véase nota anterior). Sobre una mentira, se monta, pues, otra y otra más; una cadena entera de falacias sucesivas.
Seis meses antes de la invasión, el entonces primer ministro británico, Tony Blair advirtió públicamente a su país acerca de la amenaza de las armas de destrucción masiva de Saddam Hussein. Y aseveraba en la introducción de un informe que debía tener difusión pública que Saddam Hussein continuaba produciendo armas de destrucción masiva “más allá de toda duda”. ¿Se estaba dejando llevar deliberadamente por las mentiras propaladas al hablar de esa forma? A nuestro parecer, definitivamente sí, cosa que puede entreverse con lo que nuevamente dice la BBC:
“Sin embargo, a pesar de que nunca se menciona en el informe, la duda existía. Los datos originales de varias fuentes, entre ellas la agencia británica de inteligencia MI6, mostraban su recelo.” Y pese a que la duda existía, Blair categóricamente mantuvo que lo de las armas estaba “más allá de toda duda”. Más aún, el Comité Conjunto de Inteligencia decía que “las notas originales del Comité Conjunto de Inteligencia, las evidencias eran “esporádicas y parciales” y “permanecían limitadas”, exclusión que dio al texto hecho público “una certeza que nunca había merecido.”
Pero la BBC sigue en su afán de demostrar que dos espías habían engañado al mundo: “El más notorio de los espías que engañó al mundo fue el desertor iraquí Rafid Ahmed Alwan al-Janabi. / Sus invenciones y mentiras fueron parte crucial de los datos de inteligencia que se usaron para justificar una de las guerras más polarizantes en la historia reciente. Estas mentiras contribuyeron a uno de los mayores fracasos de inteligencia de los que se tiene memoria.”
(Para nosotros es claro que el fracaso señalado es también una falacia que se monta sobre lo que tiene que ver con los supuestos informantes y con todo lo que se expresó para desencadenar la tan ansiada guerra a Iraq).
Viene ahora un detalle muy revelador. “Rafid llegó a ser conocido con el nombre de Curveball, el código de espía que le fue asignado por la inteligencia de los Estados Unidos. / En inglés, el término “curveball” es un lanzamiento de béisbol que toma una curva y engaña a los bateadores. Paradójicamente, en este caso, el nombre clave terminó siendo demasiado apropiado.”
(Acá estamos ante otra falacia por parte de la BBC: el nombre no terminó siendo apropiado, por el contrario, fue siempre una expresión clara de que la guerra contra Iraq fue siempre un montaje, un perverso montaje para apoderarse de un territorio, de sus riquezas y de su gente.)
Sigamos:
“Janabi, de nacionalidad iraquí, llegó a Alemania en 1999 a un campo de refugiados buscando asilo político. En ese momento, Janabi, quien dijo ser ingeniero químico, atrajo la atención del servicio de inteligencia alemana, BND. / El refugiado aseguraba haber visto laboratorios biológicos móviles instalados en camiones para evitar ser detectados. / Los alemanes tenían dudas sobre Janabi. Sin embargo, sus datos fueron compartidos con la inteligencia estadounidense y británica. / La agencia británica MI6 tenía también dudas y eso lo expresaron en un cable secreto transmitido a la CIA: “Elementos de su comportamiento nos parecen típicos de aquellos individuos que normalmente serían considerados como mentirosos pero nos inclinamos a creer que una significante parte de lo que reporta es verdad”. / Los británicos y los estadounidenses decidieron creerle a Curveball, quien más tarde admitió haber inventado y mentido.” (Ello, desde luego, ocurrió al concluir la misión que le asignaron, justamente la de mentir sobre Saddam y sobre Iraq).
Aparece otro informante que también “engaño” al mundo: “También parecen haber datos de otro espía que engañó al mundo. / Se trata de un antiguo oficial de inteligencia iraquí, llamado Maj Muhammad Harith, quien aseguró que el plan de desarrollar laboratorios biológicos móviles había sido su idea. Además, alegaba que él había ordenado la compra de siete camiones Renault para poner a funcionar aquellos laboratorios. / Este individuo había llegado a Jordania y una vez allí había contactado y hablado con los estadounidenses. / Al parecer Muhammad Harith inventó su versión porque estaba interesado en un nuevo lugar para vivir. Diez meses después de la guerra, los datos que aportó fueron descartados como invenciones.” [5]
Sí que suena francamente cínico que se diga que diez meses después del inicio de la guerra, los datos aportados por este nuevo espía se descartaron como invenciones. Un cartucho quemado simplemente se descarta porque deja de ser útil. Así que no cuesta nada afirmar que los datos aportados por un espía quedaron descartados después como invenciones. Justamente, insistimos, lo que se esperó de todo informante falso era que su “información” sirviera como justificación para desatar el terror más grande posible sobre Iraq.
La consumación de la conquista
Afanados por la consolidación de su dominio sobre Iraq, los estadistas estadounidenses ejecutaron planes destinados a silenciar al conjunto de disidentes civiles iraquís. Para ello, financiaron a clérigos chiís y asesinos tribales sunís; asimismo, contrataron a miles de mercenarios privados destinados a perpetrar asesinatos selectivos de entre los dirigentes de los movimientos sociales. Al mismo propósito obedeció la eliminación física de académicos, escritores, profesores, intelectuales, científicos y profesionales, lo cual resultó decisivo para implantar, en el territorio de lo que en la antigüedad fuera Mesopotamia, un gobierno étnico-religioso en los marcos de la ocupación colonial. Para reforzar este dominio, la cultura preestablecida fue de cuajo destruida por EEUU y sus cipayos. Bajo este orden de cosas, cientos de miles de profesionales y sus familias respectivas, sometidos al terror, se vieron obligados al exilio dentro y fuera de Iraq. Iraq perdió, así, no sólo más de un millón de sus habitantes, sino también “el más avanzado orden científico-cultural del mundo árabe”. Ello iba de la mano de una vigorosa identidad nacionalista y antiimperialista. Hasta el 2009, la guerra a Iraq le había costado a EEUU por encima de 666.000 millones de dólares.[6]
Tras Afganistán, se desató entonces la guerra contra Iraq entre el 20 de marzo y el 1º de mayo de 2003. Desde luego, se presentó como un acto de autodefensa por parte de EEUU y sus aliados. El asunto es que al líder de esta nación árabe, Saddam Hussein, se le acusó, como ya sabemos, de poseer armas de destrucción masiva, lo que, como reconoció el ex jefe del Estado Mayor, coronel retirado Wilkerson, fue el pretexto que inventó Washington para invadir Bagdad.[7] Porque en verdad ninguna comisión de expertos extranjeros pudo, jamás, demostrar que hubiera tales armas en territorio iraquí como el mismo George W. Bush reconoció poco antes de entregar la banda presidencial a Obama; hecho que ahora también reconoce hasta el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA).[8]
El Iraq “liberado” de hoy
Actualmente Iraq se cataloga entre lo que perversamente se denomina estado fallido, como que si ello no fuera un producto deliberado del imperio del capital. Se le estima, pues, el noveno país en ese ranking. Comparte esa “gracia” con Somalia, Congo, Sudán Chad y Zimbabue que son los que encabezan la lista. Esta condición tan desfavorable se refiere a la militarización de Iraq, plagado de fuerzas de "seguridad" y militares; a los conflictos internos de orden político, étnico y religioso, sin que en ello exprese, para nada, un interés nacional. Aunque de marzo a mayo de 2012 hubo un bajón en el número de muertos en Bagdad que cayó a 44, 54 y 49, en junio esa cifra subió a 147. Nouri Al-Malik, pese a que su coalición, en 2010 solo alcanzó 24,2 % de los votos, domina la vida política de Iraq, con predominio de chiís que desde Bagdad controlan el Ejecutivo (incluyendo las fuerzas de seguridad y el ejército) y de kurdos quienes en el norte gozan de una autonomía que nunca antes conocieron. Desde luego, en el Iraq creado por los interventores yanquis y sus aliados, el “terrorismo” se persigue implacablemente: sirve para arrancar confesiones a la fuerza, torturar y eliminar a rivales políticos.
Pese a que Iraq es un país que nada en petróleo (95% de sus ingresos proceden de este rubro y el 60% del PIB también deriva del mismo); el 23 % de su población vive bajo el umbral de la pobreza (cifra que nos parece por debajo de la real); la mortalidad de los niños de cinco años o menor edad es de 37 por cada mil; se acusa que uno de cada cuatro niños, como consecuencia de la malnutrición, sufre de algún problema de crecimiento. Oficialmente el paro que se admite es del 10 %, pero esta es una cifra que nadie se traga. Entre los estudiosos del fenómeno, algunos la elevan al 35%, mas la cifra real es imposible de conocer. En 2008, los empleados públicos constituían el 43% sobre el total de personas con empleo, lo cual se estima entre los mayores del mundo en los países escasamente “desarrollados”. Sin embargo, el empleo público funciona como forma de control político y como modo de preservar la lealtad de caudillos locales al servicio del Ejecutivo.[9]
Otros datos arrojan un panorama peor: “más de un millón 450 mil muertos […]. Dos millones 700 mil desplazados internos y dos millones 200 mil refugiados, la mayoría de ellos en estados vecinos; 83 por ciento de esos desplazados son mujeres y niños y la mayoría de los niños son menores de 12 años. La tasa de mortalidad infantil ha aumentado 150 por ciento desde 1990, cuando Naciones Unidas impuso sanciones al país. En 2007 había 5 millones de huérfanos. El 70 por ciento de los iraquíes no dispone de agua potable. El 80 por ciento carece de condiciones higiénicas. Más de 8 millones de iraquíes requieren de ayuda humanitaria.” [10]
«Guernica» el famoso cuadro de Picasso. Imagen tomada de Red Voltaire.
Una imagen de Faluya
Lejos de alcanzarse el propósito anunciado por los militares yanquis en sus manuales de contrainsurgencia, consistente en convertir a Iraq en ejemplo de lo que se llama democracia y en modelo para la reconfiguración de Medio Oriente, lo que en verdad ha resultado, según Dirk Adriaensens, coordinador de la organización SOS Irak, es una población exterminada, un Estado casi en escombros, un gobierno entreguista y, paradójicamente “la reafirmación del nacionalismo iraquí y la resistencia política y armada en medio del caos, la muerte y el colapso del que fue el país más próspero y progresista de la región”.[11]
Con toda propiedad el mismo Adriaensens plantea que la guerra contra Iraq, a partir de los principios que establece el derecho internacional fue ilegal porque: “1) NO había armas de destrucción masiva; 2) NO existía ninguna relación con los terroristas de Al Qaeda, y 3) la guerra NO llevó la democracia a Irak”, todo lo cual está más que probado. Por el contrario, desde siempre fue una guerra de agresión, toda vez que se desató sin contar con la venia del llamado Consejo de Seguridad de la ONU; tampoco podía considerarse de autodefensa, porque Iraq ni atacó a Estados Unidos ni significó nunca una amenaza para el mismo.[12]
La espantosa tragedia del uranio empobrecido
El peor de los males que hoy afectan al territorio iraquí es sin duda el de las miles de bombas de uranio empobrecido que sobre el mismo hizo vomitar inmisericordemente la OTAN, provocando casi un millón y medio de muertos y, a mediano y lejano plazo, infinidad de personas afectadas por las radiaciones de uranio sembradas inexorablemente (y no como efecto colateral de los bombardeos, tal como eufemística y perversamente afirman los apologistas del imperio), en ciudades, campos, aldeas, fábricas, medio ambiente, etcétera. Por eso, aunque hoy se da por un hecho la desocupación de Iraq, las miles de miles de bombas que sobre él vomitaron EEUU y sus aliados lo convirtieron en un país destruido casi por completo.
Las bombas de uranio empobrecido, después de ser arrojadas sobre ciudades enteras, siendo radioactivas, hoy matan a cada vez más personas de leucemia, tumores malignos, deformaciones genéticas que se multiplican; sobre todo impactan los casos de niños que nacen sin cerebro, etc.
Para tener una idea aproximada de qué significa exponerse a los efectos del uranio empobrecido, traigamos a colación la siguiente referencia: “Lo peor de todo: la persistencia y la expansión de la contaminación con uranio empobrecido en las zonas afectadas […] implica que todos aquellos que han estado expuestos, junto con sus seres cercanos con quienes tienen un contacto íntimo y su descendencia, tengan la posibilidad de padecer cualquier enfermedad, dolencia o minusvalía inimaginable, que a menudo terminan en una pronta muerte o, al menos, en una vida de sufrimientos y enormes gastos.”
Y si esto se estimara insuficiente, conozcamos lo peor de lo peor que encierra el fenómeno acusado: “Si la tendencia actual continúa (y cada vez va a peor) el aire que respiramos, la comida que comemos y el agua que bebemos pronto estará tan contaminada con tantos contaminantes radioactivos que supondrá un potencial riesgo sanitario para la salud bastante mayor que cualquier plaga que hasta hoy haya experimentado la humanidad.”[13]
Pero ahondemos un poco más el tema sobre el uranio empobrecido.[14]
Marion Falk, un físico pensionado que durante más de veinte años se dedicó a construir bombas nucleares en el Laboratorio Lawrence Livermore, al preguntársele si las bombas de uranio enriquecido actúan de forma similar a las bombas atómicas, respondió: “Es exactamente lo que son. De cualquier manera responden a lo que es una bomba atómica.” Y al preguntársele si el objetivo de la utilización de las bombas de uranio empobrecido es la destrucción de bienes y personas, expresó: “Yo diría que es el arma perfecta para matar a montones de personas.”
De la misma fuente se sabe que la artista y autora iraquí Nuha Al Radi, antes de su muerte por leucemia en 2004, escribió: “Todo el mundo parece estar muriendo de cáncer. Cada día se oye hablar de otro conocido o amigo que se está muriendo. ¿Cuántos más mueren en el hospital sin que nos enteremos? Aparentemente, más del treinta por ciento de los iraquíes tiene cáncer y hay montones de niños con leucemia.”
“El uranio empobrecido diseminado por los bombardeos estadounidenses ha convertido Iraq en un país devastado por el cáncer. Durante centenares de años por venir el uranio continuará haciendo estragos en Iraq y sus alrededores.”
Epílogo
No cesa la tragedia iraquí, ni cesará en mucho tiempo, sin embargo, se quiere incendiar, mucho más de lo que ya está, a otro país árabe, usando prácticamente el mismo libreto utilizado en Iraq y en Libia: Siria y su deliberadamente demonizado presidente Bashar Al Assad. EEUU quiere hacerlo contando con sus aliados de siempre, Europa e Israel. La escusa es la misma: armas químicas, supuestamente en este caso, en manos de Damasco. El Secretario de Estado, John Kerry ya sugirió la creación, como se hizo contra Libia, de un corredor de exclusión aérea que, como demuestra la experiencia, termina siendo un corredor de libre bombardeo aéreo, con las consecuencias terribles para la población civil a la que pretendidamente se quiere proteger. La congresista estadounidense Jan Schakowsky “recordó que el ataque a territorio iraquí comenzó sobre la base de información de inteligencia falsa.” Y no es del todo sobrancero señalar que Damasco posee reservas de petróleo por 2.500 millones de barriles, lo cual significa que tiene, después de Iraq, las reservas de crudo más importantes de la región.[15]
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Véase nuestro artículo anterior, "La inacabable destrucción de Afganistán", haciendo clic en el siguiente vínculo:
[1] Fidel Castro. Las dos Coreas. http://www.granma.cubaweb.cu/ y http://www.granma.cubaweb.cu/secciones/ref-fidel/art36.html Véase asimismo su escrito “El deber de evitar una guerra en Corea”. http://www.cubadebate.cu/reflexiones-fidel/2013/04/05/el-deber-de-evitar-una-guerra-en-corea/
[2] Antonio Gramsci. “Odio a los indiferentes”. http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=1170
[3] Montoya, Roberto. “935 mentiras para justificar la guerra de Iraq”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=102000
[4] Ibíd.
[5] BBC Mundo: El engaño que llevó a la guerra en Irak. http://www.cooperativa.cl/noticias/mundo/ee-uu/bbc-mundo-el-engano-que-llevo-a-la-guerra-en-irak/2013-03-19/182859.html
[6] Petras, James. “La guerra de EEUU contra Iraq: La destrucción de una civilización”. http://www.rebelion.org/noticia.php?id=90519
[7] “En una entrevista con la televisión local, Wilkerson relató cómo se preparó la invasión a Irak. Además, respondiendo a la pregunta del presentador sobre si es cierto que en ese entonces Washington se inventó un pretexto para invadir Bagdad, el coronel retirado dijo que “por supuesto, es así”. / También aseguró que “en ese momento no todos los políticos eran conscientes de los verdaderos motivos” de la guerra. “Yo tampoco puedo negar mi responsabilidad en esto, y este pecado siempre estará en mi conciencia”, agregó Wilkerson.” RT Actualidad. “Ex jefe del Estado Mayor de EE.UU.: Gobierno de Bush se inventó motivos para invadir Irak”. http://actualidad.rt.com/actualidad/view/87081-eeuu-bush-irak-invasion
[8] “Lo que más lamento de todo el período es el error de inteligencia en Irak. Muchas personas pusieron su reputación para decir que las armas de destrucción masiva eran una razón para derrocar a Saddam Hussein”, explicó Bush en una entrevista concedida al programa ‘World News’, de la cadena ABC. Bush lamenta “error” de creer que había armas de destrucción masiva en Irak. http://www.marthacolmenares.com/2008/12/02/bush-lamenta-error-de-creer-que-habia-armas-de-destruccion-masiva-en-irak/. La misma OIEA desmintió a EEUU declarando que ella nunca sostuvo que Iraq poseyera armas de destrucción masiva: "El Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) nunca declaró que Irak tuviera armas de destrucción masiva, indicó este miércoles Mohamed el Baradei, ex secretario general de esa entidad. / A través de @ElBaradei, expresó: "diez años después, la guerra de Irak sigue siendo un acto de engaño". "EEUU Mintió: OIEA nunca declaró que Irak tuviera armas de destrucción masiva". http://globedia.com/eeuu-mintio-oiea-nunca-declaro-irak-tuviera-armas-destruccion-masiva_1
[9] Iñigo Sáenz De Ugarte. http://www.lavozdelsandinismo.com/opinion/2013-04-05/como-es-irak-10-anos-despues-de-la-invasion/
[10] Gilberto López y Rivas. Iraq: 10 años del 'American way of death'. http://www.lahaine.org/index.php?p=68520
[11] Ibíd.
[12] Ibíd.
[13] Lendman, Stephen. GlobalResearch.ca. “Uranio empobrecido: una amenaza escondida y un desastre mundial”. http://www.rebelion.org/noticia.p¿Cómo es Irak 10 años después de la invasión?hp?id=27646
[14] Westerman, Doug. Globalresearch, 3 de mayo de 2006. "El uranio empobrecido, mucho peor que el 11-S." www.globalresearch.ca. Véase también http://www.lahaine.org/index.php?p=14596 12/5/2006
[15] Leandro Albani. “De Iraq a Siria: la excusa de las armas químicas”. http://www.lahaine.org/index.php?p=69120
Manuel interesante esta publicación, muy buena la narración, tanto así que al leer me sumergí en los acontecimientos. Es lamentable lo que les ha tocado padecer al pueblo Iraqui, que luego de tener paz, lleguen invasores a romper con la tranquilidad destruyendo y matando al pueblo. Además, que los dejó en una situacion de caos donde ahora la muerte silente les acecha, como son las consecuencias de la contaminación que dejó el bombardeo. Este tipo de acciones es lo que está pidiendo la oposición venezolana a EEUU, eso sería fatal para nosotros que estamos intentando avanzar en el desarrollo del país, Venezuela es una Nación de paz y la oposición venezolano, se ha detenido a pensar en las consecuencias de una invasión extranjera, seguramente creeran que ellos serán favorecidos a la hora de un bombardeo, ni que las bombas van a identificar a los opositores y los van a evadir para no dañarlos, garrafar error, alli caerán opositores y oficialistas.
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