EL TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador, lunes 20 de mayo de 2013
Ecuador, lunes 20 de mayo de 2013
Asamblea, seguridad social y medicina
Juan J. Paz y Miño Cepeda
La Asamblea
Nacional, que acaba de instalarse en Ecuador con el predominio de asambleístas
de Alianza País (100 de 137 miembros), tiene en sus manos una seria
responsabilidad histórica, porque la ciudadanía le otorgó un claro mandato para
que coordine objetivos políticos con el Ejecutivo y para que ambos realicen una
transformación social que podría resultar inédita en la vida del país.
Los
asambleístas de AP han anunciado que darán prioridad a varias leyes, pero poco
o nada se han referido a la seguridad social.
El sistema
actual permite, a cualquier afiliado al Instituto Ecuatoriano de Seguridad
Social (IESS), la atención médica y hospitalaria, pensiones jubilares y ciertos
préstamos; pero todavía más de la mitad de la población no se beneficia con
esas prestaciones, y eso que el país ha pasado demasiadas décadas, pues fue la
Revolución Juliana (1925) la que, por primera vez creó una Caja de Pensiones,
que evolucionó lentamente a la creación del IESS (1970).
La burla a
la obligatoria afiliación de los trabajadores al IESS por parte de un sector de
empresarios, siempre agravó su situación; pero gracias al referéndum de 2011,
hoy es un delito esa no afiliación, de manera que la Asamblea incluso tendrá
que tipificarlo en el nuevo código penal que también anuncia y que debería
incluir otros “delitos laborales”.
Ahora, la
Constitución de 2008 dispone la universalización de la seguridad social; sin
embargo, la Asamblea también deberá regular al sector privado de atención
médica (clínicas y, además, médicos), así como a las aseguradoras privadas,
pues los abusos abundan, y los controles faltan, ya que no se brinda la atención
al paciente que carece del dinero para pagar por el servicio médico, y es
demasiado frecuente el privilegio del negocio frente a la vida humana.
Garantizar
la seguridad social universal y la medicina socializada debiera transformarse
en una prioridad nacional y una conquista histórica.
Desde luego,
un sistema nuevo y universal requiere capitalizar a la seguridad social y
preservarla contra aquellos sectores privados que siempre aspirarán a
revertirla. La experiencia tiene hoy Europa, donde la seguridad social, otrora
un ejemplo, ahora es afectada por el recetario del FMI, que Latinoamérica ya
conoció en su pasado reciente. Canadá y Cuba, en cambio, cubren la seguridad y
la atención médica universales; pero en América Latina predominan sistemas en
los que el enfoque privado se impone al social.
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