Vicios y Virtudes en el
Análisis Internacional
Msc. Manuel S. Espinoza J.
Si hacemos un breve recorrido por las últimas situaciones internacionales de mayor realce en los medios de comunicación, veremos que después de Túnez hasta llegar a Libia y la situación intermitente que aún no acaba en Egipto con las supuestas revoluciones de primavera, la retorica permanente de que si Irán es o no una amenaza nuclear y si Israel le atacará solo o junto a los EE.UU; son tan sólo parte de una serie de temas que, en tan pocos meses, se han desarrollado con enorme prontitud e impacto internacional.
Y los temas no terminan ahí. La crisis en la euro zona, Siria, las elecciones en Venezuela, la renuncia del papa Benedicto XVI, la operación y la polemizada recuperación del ex presidente Hugo Chávez, la reunión del cónclave para escoger al nuevo jefe del Vaticano, la crisis económica en Chipre, el fallecimiento del mandatario de Venezuela, la crisis en la península coreana, las nuevas elecciones en Venezuela y el atentado terrorista en Boston durante una carrera de maratón y una cadena de situaciones explosiva a lo interno de los EE.UU, hasta el anuncio de la administración Obama de que puede “intervenir” en Siria porque el gobierno de Assad ha utilizado armas químicas, llenan los espacios noticiosos.
No
hay duda alguna, el análisis de asuntos internacionales esta más de moda que
nunca. En nuestro país, los programas de televisión de entrevistas matutina, con buenas intenciones
o no, promueven la interpretación de hechos de gran relevancia internacional al
entrevistar a muchos con el fin de que su teleaudiencia se mantenga informada.
Pero como dice el adagio, el camino hacia el infierno está empedrado de buenas
intenciones.
A
diario podemos ver abogados abordando temas muy complejos como es la política
exterior de EE.UU o a ingenieros abordando la guerra en Siria; médicos analizan
las elecciones en Venezuela y hasta los no religiosos asombran con sus
predicciones de fin del mundo.
Frente a las pantallas de nuestros televisores, los televidentes se han de preguntar cómo hace ese abogado o ingeniero para dominar tantos temas, si hace unos días en un canal de televisión abordaba el dilema del cónclave para escoger al sucesor de Ratzinger y, al día siguiente, en otro canal, tocaba el tema de las verdaderas intenciones del presidente Kim Jung-Eun de Corea del Norte y la capacidad de alcance de sus cohetes nucleares. Otro hacía todo un recuento del resultado tan cerrado en las últimas elecciones en Venezuela y cuáles serían los futuros escenarios de este país sin Chávez, en su relación con los EE.UU, con Cuba y resto de países del ALBA.
El intento y el esfuerzo no dejan de ser increíble y, en cierta forma,
hasta loable. Yo no deseo del todo profundizar
en intenciones de proyección mediática,
pero la verdad es que uno no deja de preguntarse, ¿Cómo harán? ¿Cómo estudian y tratan cada
tema que pronto presentarán en sus intervenciones. ¿Cuántas horas le dedican a
indagar un tema que acaba de surgir como sensación internacional? Hasta
imaginárselo resulta ser cómico.
Pero lo mejor no termina aquí. Sorprende aún más observar el
comportamiento del periodista cuando se le ve interrumpiendo a su invitado con
la evidente intención de sentar su propia posición sobre el tema debatido ante
la teleaudiencia. ¿Cómo hacen estos entrevistadores para aportar nuevos
pedazos del pastel en el análisis ex post facto que su entrevistado esta
tratando de armar?
Claro la reproducción de una noticia o el análisis de hechos cumplidos siempre será más fácil que el intento de analizar en conjunto varios factores, capaces de influir en el desarrollo de la situación observada en función de generar un pronóstico y hasta una recomendación.
Si bien es cierto que se denotan
ciertos vicios en la práctica del análisis internacional y no solo en nuestro
país, también es real que las intenciones
se mejorarán a medida que todos procuremos una mejor entrega de nuestras
opiniones o comentarios, producto de la asimilación de nuevas herramientas
analíticas que los relacionistas aprenden a utilizar para lograr mejores grados de aproximación. La construcción del verdadero analista de asuntos
internacionales si bien resulta difícil,
no es imposible.
Y he ahí la virtud del análisis internacional. Recuerdo, que al estudiar Relaciones internacionales, a diversos grupos nos preparaban en una especialidad geográfica específica. Había unos que se especializaban en Inglaterra, Francia, Alemania, Dinamarca, China, la India, países árabes, otros ubicados en África anglo o franco parlante y otros nos preparábamos sobre EE.UU. Prácticamente cuatro años de preparación geográfica con los mejores docentes – especialistas, nos tomaba alcanzar esa especialidad. Su historia, idioma, sistemas políticos, militares, económicos, jurídicos, cultura, arte, idiosincrasia u otros, que son parte del programa especializado de estudio.
En el caso del estudio de países de alta capacidad global como los EE.UU, Inglaterra o Francia el estudio de su política exterior y su corolario doctrinario era más que difícil. En los exámenes era normal que te saliera una pregunta cómo ¿Cuántos misiles nucleares porta un submarino SSBN clase Ohio, sus ojivas y donde están ubicados, su alcance y grado de error en su impacto? , ¿Cómo funciona la planeación estratégica y la futurología en la política exterior norteamericana? O ¿Cómo se puede influenciar la toma de decisiones al más alto nivel de un gobierno? Y ya ni se diga carga teórica llenas de matrices analíticas a emplear, por tan solo poner unos cuantos ejemplos.
Si bien es cierto que el estudio de las RR.II te proporciona un inmenso abanico de capacidades analíticas, producto de su rico contenido en teorías proveniente de su aspecto interdisciplinario; la continuidad de la especialización geográfica termina de construir a ese analista capaz de acertar en sus proyecciones.
Por eso, después de finalizada la carrera, la auto-actualización es compleja y muy
costosa. No sólo en compras por internet de bibliografía especializada y en
diversos idiomas. La visita constante a los países que son de tu especialidad
es muy importante y más costosa aún. A esto se le agregan horas de búsqueda de
material importante actualizado y especializado entre el enorme volumen de información
en internet y su inclusión a la actualización de temas ya dominados. Todo un
dilema por vivir actualizados, en algunos casos, como catedráticos, otros por
su perfil comercial ocupacional.
La continuación de la preparación interdisciplinaria y la práctica
analítica es indispensable si se desea tocar de cerca y a profundidad la
temática internacional. Solo así se
puede construir un analista especialista, o como se le llama en inglés “The
Complete Analyst”, pues los ángulos de apreciación así como los enfoques
resultan ser diversos.
No solo se trata de un individuo bien educado, con capacidad de escribir
de manera concisa, sino que alguien que por su constante preparación pueda
combinar las habilidades y conocimientos de historiadores, periodistas,
investigadores metodólogos, oficiales de inteligencia, militares, economistas,
sociólogos y otras materias más ligadas con los asuntos internacionales.
Hay especialistas sobre temas específicos que están bien preparados en
historia, cultura e idioma de determinado país o son expertos en diversas
aéreas técnicas donde pueden servir como asesores. Otros son los especialistas
en asuntos internacionales que pueden poseer una experticia metodológica aún
mayor; por otro lado, están los analistas de inteligencia que luchan por
completar el déficit de preparación e igualar el que poseen los dos tipos de
expertos antes mencionados. Estos últimos, sin duda, logran llenar ese vacío en
el marco de la continuación de su preparación.
Los académicos no están libres de menospreciar el análisis de
inteligencia, pero al igual que los protagonistas de este análisis, deben ser
de mente abierta para contradecir los hechos y puntos de vista con modelos
alternativos existentes, ello si realmente no quieren verse sorprendidos por
situaciones de cambios profundos en la comunidad internacional, misma que ellos
desean entender a plenitud.
Lo anterior no debe ser sorpresa ya que sucede. Así como un experto –temático, o un oficial de inteligencia- no puede explicarse la compleja evolución política global, he leído, que muchos académicos reniegan, el porqué las ciencias políticas no pudieron prever las revueltas árabes.
Como podrá comprender el lector, hemos alcanzado un nivel de mayor
complejidad en quiénes y cómo deben de tratar un tema desde la perspectiva
analítica. Y mientras los diversos
intentos analíticos en los medios locales continúan supliendo a un televidente
y lector cada vez más interesado en los asuntos internacionales la oportunidad
de construirse como un analista completo no se agota con la critica expuesta,
al contrario constituye un reto profesional, ya que el analista no nace se
hace.
Msc. Manuel S. Espinoza J.
Presidente Ejecutivo
Centro Regional de Estudios internacionales (CREI)
Muy buen arto. Solo se necesita que ya que se explica como al final se concluye que el analista, no nace. Se hace.Tambien a la hora de formar opiniones y pronosticos en programas televisivos. Hay que minimizar de la mejor manera posible los sesgoz tanto ideologicos como politicos. Cierto el Analisis ya sea de cualquier indole politico, economico o internacional. Nunca sera 100% neutral. Pero si tratar y mas aun los medios de trazar una politica comunicativa mas neutral. Sldes. Al Autor y a R. L. Pensamiento.
ResponderEliminarLuis Santiago Hernandez.
Con todo respeto: El supuesto de la neutralidad política es, por completo, ilusorio. Son personas, siempre, las que observan la realidad, con posiciones, ópticas e intereses definidos. En este sentido, la subjetividad -que no es lo mismo que el subjetivismo- es parte ineludible de toda obra humana que es, siempre, la de una, varias, muchas o, incluso, de millones de personas. Encargadas, en este caso particular, de seleccionar, ordenar, analizar y sintetizar aquéllo que es su objeto de estudio. Ello, por sí mismo, pulveriza todo positivismo. En este sentido, si no queremos robotizar ni idiotizar al ser humano, debemos aceptar su subjetividad como sello de identidad, como algo que no debe afrentarnos. Es justamente lo que nos hace libres. El quererla ignorar o negar nos enajena.
ResponderEliminarRevista Libre Pensamiento