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jueves, 7 de marzo de 2013

Cómo conocí a Chávez


Cómo conocí a Chávez
 Por Marcio Vargas Arana
  

En 1999 estudiaba periodismo, me llamaron la atención los artículos de opinión sobre las elecciones en Venezuela y me tocó, por cosas de la vida, platicar con un Venezolano de clase media alta, un poco antes de los comicios donde triunfó Hugo Chávez, y me dijo que si ese comunista ganaba se iba de su país, esa afirmación además de parecerme idiota me llevó a investigar a profundidad la historia del candidato favorito en las encuestas de un país que yo reconocía en su política a Carlos Andrés Pérez por su historia de corrupción y su amistad con la ex Presidenta Violeta Barrios, pero no sabía nada de ese militar que eventualmente triunfó de forma arrolladora en ese país. Nunca imaginé que el 5 de marzo del 2013 yo lloraría por la muerte de este Presidente como si se tratara de un familiar muy cercano.



A principios de este siglo yo estaba en Cuba estudiando Cine y recuerdo la primera visita de Chávez como mandatario a la isla socialista, nunca me cayeron bien los militares del sur por razones obvias y del Presidente de Venezuela creía que iba a ser como Toledo de Perú que años antes con un discurso popular, al ganar, hizo todo lo contrario y resultó ser una táctica del imperio, una gran decepción para los que vimos aunque sea a un jefe de estado del sur que en su campaña se mostraba progresista.


Mi opinión de Chávez cambió cuando en el 2001 en otra visita a Cuba del Presidente de Venezuela, me fui al estadio latinoamericano de baseball donde Hugo le pichó a Fidel. Fui para ver a Fidel Castro pero, por suerte, me senté junto a una bella joven originaria de Caracas que estudiaba gratis en la escuela de ballet de Cuba. Nos hicimos amigos y después novios, me hizo ver mi tremenda ignorancia sobre el proceso que nacía en el sur. Entendí y me puse a leer sobre ese ex militar convertido en Presidente que, por esos años, ya tenía tres elecciones ganadas, su apoyo a Cuba, su proyecto integrador, eso que comenzaron a llamar "socialismo del siglo 21", su relación con Argentina y el nuevo Brasil con Lula. Su campaña contra el ALCA que años más tarde, junto a Nestor y Lula, la enterraron en Mar del Plata en frente de un Bush sorprendido.


El golpe de estado a Chávez lo viví en Cuba, cuando no existía ni Telesur ni VTV, ni RT, tuve la suerte de ver por Televisión Cubana cuando la hija del Comandante dijo que no había renunciado y después ese histórico regreso, salido como de una película o una novela. Yo sabía que ningún Presidente en la historia de la humanidad había regresado al poder después de un golpe militar. Estuve con mi novia Venezolana, recuerdo sus lágrimas cuando Chávez regresaba a Miraflores en vivo por la tele y me contó que ella estudiaba en Cuba gracias a la Revolución Bolivariana. Pasé noches escuchándola contarme con mucha pasión la historia de la izquierda en Venezuela en los 70 y 80, del Caracazo y de la famosa rebelión militar que hizo famoso a Chávez. Yo sólo sabía de Bolivar y esa fue una gran lección que me sirvió mucho en el futuro, de no dejarme llevar por las apariencias, que cada pueblo del continente tiene una historia llena de sangre y de explotación, que uno tiene que leer mucho y buscar todas las caras.




En 2005, vine a Nicaragua ya con mucho conocimiento de la Revolución Bolivariana, en gran parte por esa chica que hoy es una de las mejores bailarinas de su patria y porque en Cuba me formé en una escuela de cuadros donde aprendí algo de lo que sé de política, aunque tenía desde antes un gran gusto por la lectura, pero no me daba cuenta que todo lo que pasaba con el gobierno de Venezuela era algo nuevo, con elementos del socialismo tradicional pero con ideas nuevas, caribeñas, algo parecido a lo que pasó en Cuba al principio de la Revolución y siempre, algunos marxistas les llaman "socialismo tropical", no tiene manuales, por eso al principio fue difícil entenderlo, principalmente para la izquierda tradicional que no comprendía cómo Chávez luchaba por el socialismo en un sistema capitalista.


Al regresar el Frente Sandinista al poder y al mismo tiempo firmar el ALBA con Chávez y Evo en Managua, no me podía perder eso y me colé en el teatro Rubén Darió y durante poco más de cinco horas escuché a Chávez, su idea, la entendí y me sorprendió cómo no aburría nunca su discurso, su manejo escénico y su apoyo con admiración por nuestro Comandante Daniel que hacía historia al ser el primer caso en la historia que un movimiento que llegó al poder por las armas, lo entregó en elecciones y recuperó el mando por las urnas.



Yo sé que hasta la derecha criolla en nuestro país sabe que si en el 2006 hubiera ganado Montealegre no tuvieramos luz, que el apoyo de los hermanos Venezolanos fue vital no sólo para desaparecer esa grave crisis energética que teníamos sino para su solidaridad junto a la siempre grande Cuba en todos los programas del Gobierno de Nicaragua que son todo un éxito, para tener salud y educación gratis, para alfabetizar, operaciones en los ojos donde viajaron miles de compatriotas que recuperaron su vista, mucho tenemos qué agradecer a ese libertador que nos brindó la mano cuando los yanquis nunca lo hicieron, con sus lacayos que estuvieron en el gobierno por 16 años. Claro que sin la conducción y experiencia de Daniel Ortega y Rosario Murillo, la segunda etapa de la revolución hubiera quizás fracasado. Chávez se entendía perfectamente con Daniel y la compa, esto era fácil de ver en las cumbres, en las visitas de Daniel a Venezuela, en toda la formación del ALBA y después de la CELAC, además de las visitas de Hugo Chávez a Nicaragua, en una de ellas pude conocerlo.


Hace algunos [años] supe que el Presidente Chávez iba a dar un discurso en León y aproveché una visita a una amiga para planear estar en el acto.


La ciudad universitaria se volvió loca cuando Chávez y Daniel rompieron el protocolo y, después de estar en la tumba de Darío, caminaron las calles casi sin seguridad; totalmente surrealista ver a ese Presidente -que muchos poderosos en el mundo querían matar- verlo con Daniel detenerse y hablar con el pueblo. Por cosas de la vida, estaba en una casa donde pasaron y me acerqué, dentro de gritos, cámaras le dije que era Cineasta y que había estudiado en Cuba, Chávez se acercó y me puso sus dos manos en mis hombros y me dijo que en Venezuela estaban haciendo "La villa del cine" un lugar que conocí a los años en un encuentro de documentalistas. Me dijo suerte con el cine que tienes que usarlo para el bien, es lo que recuerdo; les hablo de un diálogo de tres minutos pero que recordaré para toda mi vida. Lo vi recogiendo niños que la misma gente le daba y le decía una amiga periodista que no es sandinista ni chavista: "Yo he visto muchos Presidentes con niños para la foto, pero es que con Chávez lo sentí tan real y puro", es que en ese líder tenía un amor que le salía por los poros.



Desde hace algunos años me declaro Sandinista y Chavista. Sigo tanto el proceso bolivariano como el nuestro, veo diario VTV y Telesur, aprendí a respetar y admirar a Hugo Chávez, conocí Venezuela y vi los logros de esa Revolución que por un amor supe casi diez años antes. Por trabajo, conocí a los diplomáticos venezolanos en Nicaragua que me sorprendieron por su calidad humana y revolucionaria. Tuve el honor de entrevistar a la embajadora anterior de la República Bolivariana de Venezuela y confieso que, entre todos los diplomáticos que he conocido, los de la patria de Bolívar han sido los más buenos y conmigo mismo. Casi lloro cuando María Alejandra Ávila, en una teleconferencia simultánea con todo su país, me presentó con elogios.




Sufrí la enfermedad del Comandante desde que lo vi en vivo desde Cuba con una valentía muy grande explicar que tenía cáncer.



Desde diciembre, sin ser creyente, pedía por Chávez, por ese hombre que sacrificó su vida en la campaña electoral del año pasado donde una vez más triunfó con mayoría, pues nunca perdió en 14 años ninguna elección presidencial, lo que a cualquier mortal le es un indicativo que su pueblo lo amó, aún con todos sus errores, pues todos somos humanos, pero la patria de Simón Bolívar se convirtió en el centro de las revoluciones nuestras, aunque el génesis es la Cuba de Fidel que estoy seguro hicieron todo por salvarlo, pero al final todos somos de la muerte y lo importante es que ese proceso está consolidado, que Nicolás Maduro ha demostrado ser un digno sucesor del libertador y los Chavistas en el poder, en estos tristes días donde nunca faltaron planes golpistas desde el imperio, dieron una lección de unidad, además ya casi todas nuestras patrias gracias a Chávez se han juntado y somos ahora un ejemplo en la lucha contra la pobreza, con gobiernos que ganan las elecciones porque han visto por la mayoría, por los pobres. Falta mucho por hacer, pero ya la semilla la empezó Fidel la cosechó Chávez y les toca cuidar los frutos a Nicolás, Correa, Daniel, Evo, Cristina, Dilma, Pepe y los que vengan después.


Ayer lloré mucho, pero hoy me levanté con un gran sentimiento de esperanza y sé que la lucha apenas empieza. Pensé en esa bailarina que me enseñó su historia y lo que me dijo un día: "Chavez ya no es sólo nuestro y vas a ver que lo van a recordar por siempre". Esa noche pensé que era nacionalismo un poco exagerado, hoy estoy convencido que se quedó corta en esa afirmación. 


VIVA CHÁVEZ, VIVA SANDINO, VIVA FIDEL, VIVA DANIEL, VIVA EL ALBA.

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