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jueves, 4 de octubre de 2012

Octubre de 1962: La Crisis en pleno apogeo.- ¿Había llegado la hora para una invasión a Cuba? Entregas XVII y XVIII



Kennedy acompañado por los Jefes de Estados Mayores.



Octubre de 1962: La Crisis en pleno apogeo.- ¿Había llegado la hora para una invasión a Cuba? 
Entregas XVII y XVIII


Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear (XVII)
La Crisis en pleno apogeo
RUBÉN G. JIMÉNEZ GÓMEZ (*)


Sábado 20 de octubre.

El Presidente se encontraba en la ciudad de Chicago, en los trajines electorales del Partido Demócrata. A las diez de la mañana Robert Kennedy le telefoneó al "Blackstone Hotel", donde se hospedaba, y le informó que, según los últimos datos del reconocimiento fotográfico, los soviéticos adelantaban rápidamente en la preparación de los emplazamientos, que el Comité tenía listas todas las variantes, estaba preparado para reunirse con él y era necesario su regreso a la capital.

Más tarde Robert Kennedy le entregó una nota a Pierre Salinger, secretario de Prensa: "El Presidente sufre de una inflamación en las vías respiratorias superiores y tiene fiebre. El doctor le recomendó regresar a Washington"(1). Salinger lo anunció a los corresponsales.

El Presidente llegó a la Casa Blanca por el mediodía y decidió nadar un poco en la piscina. A las 2:30 p.m. comenzó la reunión en el Salón Ovalado, la que se prolongó durante casi tres horas. Presentaron a su consideración las siguientes variantes:

-presentación del problema para su análisis en la ONU ;

-conversaciones secretas con Jruschov por canales diplomáticos;

-implantación del bloqueo a la entrada de armas ofensivas;
-golpe aéreo, sorpresivo o no, para eliminar las instalaciones coheteriles;

-invasión a Cuba.

El Comité Ejecutivo recomendaba al Presidente la tercera variante: el bloqueo. De los 17 integrantes presentes, once estaban a favor de esta medida y seis en contra. (2)

El secretario de Defensa expuso los argumentos a favor del bloqueo y otros alegaron por el golpe aéreo, pues el Presidente quiso que se discutiera de nuevo en su presencia. Se debatió largamente la cuestión hasta que, en conclusión, el Presidente tomó su decisión a favor del bloqueo. Durante la reunión se produjeron los siguientes planteamientos de interés:

McNamara: Debían estar preparados para la posible variante de retirar los cohetes de Turquía e Italia, e incluso de establecer una fecha límite para utilizar la Base de Guantánamo. Planteó que el estimado de inteligencia era de que los rusos no tratarían de romper el bloqueo por la fuerza. Dijo que con un golpe aéreo, en el mejor de los casos podemos destruir hasta dos tercios de los cohetes que están en Cuba. Se estima que actualmente hay de seis a ocho mil soviéticos en Cuba.

General Taylor: Ahora había posibilidad de eliminar no solo los cohetes, sino todos los IL-28, pues están alineados limpiamente en la base aérea, a la intemperie y sin protección, algo incomprensible. La única forma de explicarlo es que ni cubanos ni soviéticos esperaban un golpe aéreo de los Estados Unidos.

John McCone: Expresó que si el periodo de desmantelamiento era grande, los cubanos podrían lanzar los cohetes contra los Estados Unidos a su antojo.

Dillon: Un uso limitado de la fuerza desplegada para el bloqueo implicará un grave peligro de lanzamiento de los cohetes por los cubanos.

Adlai Stevenson: Instó a que ofreciéramos a los rusos un arreglo con la retirada de nuestros cohetes de Turquía e Italia y la evacuación de la Base de Guantánamo, a cambio de la retirada de sus cohetes de Cuba.

Esta sugerencia provocó una fuerte reacción por parte de algunos asistentes, seguida de vivas discusiones.

JFK: Rechazó tajantemente la idea de rendir la Base de Guantánamo bajo la amenaza de los rusos, se pensaría que lo hacemos por miedo; observó que, desde hacía mucho tiempo tenía sus dudas sobre el valor de los cohetes Júpiter emplazados en Turquía e Italia, y añadió que había pedido al Departamento de Estado que entablara negociaciones para su remoción, pero ahora, dijo, no era el momento adecuado para sugerir esta acción.

Rusk: Planteó que la eliminación de la capacidad coheteril estratégica soviética en Cuba sería supervisada en los emplazamientos por equipos de observadores de la ONU. Propuso que la acción no fuera denominada bloqueo, sino "cuarentena".

JFK: Dejó claro que en la ONU debíamos hacer énfasis en la naturaleza subterránea del despliegue coheteril en Cuba. Expresó claramente que los planes soviéticos en Cuba no le preocupaban particularmente. Dijo que debíamos estar preparados para vivir con la amenaza de bombarderos soviéticos en Cuba, sin embargo, la existencia de cohetes estratégicos allí tenía un impacto totalmente diferente.

Es de destacar que el Presidente estaba dispuesto a llevar al mundo al borde del holocausto por el problema del impacto psicológico de la acción soviética, pues estaba claro de que aquello no alteraba el equilibrio estratégico y que la acción era legal al ser Cuba y la URSS dos países soberanos; también tenían mucho peso en sus decisiones las consideraciones de política interna, es decir, cómo esa situación y la forma y rapidez con que se solucionara podría influir sobre los resultados de las próximas elecciones congresionales. ¡No eran ni presidenciales!

Cabe destacar también que ni en estas enjundiosas discusiones ni en ningún documento de los miles elaborados por los gobernantes norteamericanos se hace referencia a los derechos del pueblo cubano, ni la más pequeña intención de examinar los argumentos planteados por esa parte; es más, ni siquiera se tratan los aspectos morales de su política, que desde hacía varios años trataba de derrocar al Gobierno cubano por todos los medios encubiertos disponibles como la Operación "Mangosta", que representaba en sí una verdadera cruzada que no excluía el empleo de todos los medios subversivos contra Cuba. Esta Operación tenía un objetivo claramente formulado, consistente, como demuestran los documentos desclasificados posteriormente, en la creación de condiciones que permitieran la intervención militar directa de los Estados Unidos en la Isla.

En aquella reunión del Comité Ejecutivo también se analizó el borrador del discurso del Presidente para comunicar al mundo la situación y anunciar las medidas. Y se fijó fecha y hora para la intervención por radio y televisión: el lunes 22 de octubre a las 7 de la tarde. Además, bajo la dirección de Ball, Martín y Alexis Johnson se trazó un programa detallado, hora por hora, para comunicar a los aliados la decisión tomada; preparar la reunión de la Organización de Estados Americanos (la desprestigiada OEA), que santificaría la acción, aunque fuera a posteriori y de una forma cogida por los pelos; y preparar la justificación legal escrita en que se apoyaría la medida filibustera, algo difícil, si no imposible de realizar.

Cuando se confirmó el plan de la "cuarentena", McNamara, a proposición de los militares, aprobó el traslado de aviones hacia el sudeste desde sus bases en todos los Estados Unidos, así como el reforzamiento de la región con unidades de defensa antiaérea que estuvieran listas para la acción.

Durante los dos días que quedaban hasta el momento de la intervención presidencial fueron tomadas algunas medidas extremas de preparación: las Fuerzas Armadas en el Continente y en Europa recibieron la orden de prepararse subrepticiamente para las acciones, incluidas la Sexta flota, basada en el Mediterráneo, y la Séptima , que se encontraba en la región de Taiwan; los submarinos con cohetes "Polaris" ocuparon posiciones precombativas (NA: en aquellos tiempos había nueve de estos submarinos; uno de ellos se encontraba en la base de Charleston, en el territorio continental de los Estados Unidos, y no participaría en las acciones; los ocho restantes navegaban por el norte del Atlántico, no lejos de las posiciones de combate previstas en el Mar de Noruega, desde donde tendrían en la mirilla a una gran región de la parte europea de la Unión Soviética , o se encontraban en una base naval inglesa, en Escocia, cumpliendo distintas actividades: reparaciones, mantenimientos o descanso del personal); con el pretexto de la realización de entrenamientos y maniobras, una parte de las tropas norteamericanas en Europa Occidental ocupó las regiones de concentración previstas, la artillería salió a las posiciones de fuego y la aviación táctica pasó al régimen de guardia.

Mientras tanto, en Cuba este día se comprobaron las comunicaciones por radioenlace con los regimientos de San Cristóbal; con el regimiento instalado en la región central no se podían establecer las comunicaciones por estos medios debido a la distancia, del orden de los trescientos kilómetros. Para aquel momento ya habían sido desplegados y estaban listos para el trabajo los equipos de comunicaciones por radio, por lo que se estableció que las redes inalámbricas funcionaran las 24 horas del día en régimen de recepción de guardia, de modo que ya se podían dirigir todas las unidades desde el puesto de mando de la división. La situación era que el regimiento de la región central estaba listo para el combate por completo y algunas de las rampas de lanzamiento de la zona de San Cristóbal estaban casi listas. Se continuaba trabajando intensamente en todas las posiciones.

Este día el general Gribkov viajó al estado mayor de la división coheteril, y allí el mayor general Statsenko le informó que el personal trabajaba intensamente en la terminación de las posiciones. Después realizaron un recorrido por las unidades. Esa noche Gribkov le informó al general de Ejército Pliev que los recursos de la división coheteril estaban agotados o a punto de agotarse, y que había que cumplir el plan de que todos los regimientos estuvieran listos para el combate entre el 25 y el 27 de octubre, por lo que se necesitaba ayuda de otras unidades. Esta fue organizada con rapidez por la jefatura de la ATS.

En esos momentos, alrededor de 15 barcos mercantes navegaban por el Atlántico hacia Cuba, entre ellos el "Alexandrovsk", con las cargas nucleares para los cohetes de alcance intermedio R-14 y las restantes para los cohetes alados tácticos FKR, así como el "Poltava" con los 24 cohetes R-14.

LOS ÚLTIMOS TOQUES

Domingo 21 de octubre.

En la mañana, el presidente Kennedy sostuvo una reunión con un grupo de generales, entre los que se encontraba Walter Sweeney, jefe del Comando Aéreo Táctico; en la reunión participaron además, el secretario de Defensa, Robert McNamara, el presidente de la Junta de Jefes de Estados Mayores, general Maxwell Taylor; el director de la Cia , John McCone y el Fiscal General, Robert Kennedy.

McNamara informó que ahora parecía que había equipamiento en Cuba aproximadamente para unas cuarenta rampas de lanzamiento de cohetes de alcance medio e intermedio; en esos momentos se conocía la ubicación de unos 30 cohetes y se creía que habría alrededor de 48 en la Isla y que llegarían al total de 80.

A instancias del Presidente, el general Sweeney explicó el plan de ataque aéreo para eliminar la capacidad coheteril estratégica instalada en Cuba:

-cada una de las instalaciones de cohetes antiaéreos cercanas a los emplazamientos de los cohetes de alcance medio sería atacada por ocho aviones;

-doce aviones cubrirían cada uno de los aeródromos con MIGs que podían defender los emplazamientos y atacarían a los MIGs que despegaran;

-cada una de las 36 rampas de lanzamiento de cohetes conocidas sería atacada por seis aviones.
En este golpe se emplearían unos 350 aviones-vuelo y, en condiciones óptimas, podrían ser destruidos no más del 90 % de los cohetes conocidos. El general insistió en que el primer golpe aéreo debía ser seguido por otros, y esto conduciría inevitablemente a la invasión de la Isla. El general también recomendó encarecidamente que cualquier ataque aéreo incluyera como objetivos a los aviones MIG e IL-28, lo que se garantizaría aumentando el número total de aviones-vuelo a quinientos. El presidente Kennedy estuvo de acuerdo y los instruyó para que se encontraran preparados para asestar el golpe aéreo en cualquier momento a partir de la mañana del lunes, por si era necesario utilizarlo. A continuación ordenó reforzar la vigilancia aérea de Cuba y solicitó al almirante Anderson que explicara los procedimientos que se emplearían durante la ejecución del bloqueo; este dijo que: "Primero, cada barco que se aproximara a la Isla recibiría órdenes de detenerse a fin de admitir a bordo un piquete de control. Luego, si no se recibía una respuesta satisfactoria se dispararía un cañonazo ante la proa. Finalmente, si ni así llegaba la respuesta deseada, se le dispararía al timón, para desgobernarlo sin hundirlo". (3)

A las 2:30 p.m. se efectuó la reunión del Consejo Nacional de Seguridad en su volumen completo. Inicialmente fue discutido el borrador del discurso que el Presidente pronunciaría al día siguiente, para anunciar la situación existente al mundo y plantear la implantación del bloqueo. Después del análisis del discurso y respondiendo a una pregunta del Presidente, el general Taylor dijo que una invasión a Cuba podía comenzar siete días después de que se tomara la decisión de efectuarla o siete días después de que se iniciara el golpe aéreo. McNamara planteó que ese plazo se podría reducir si algunas decisiones se tomaban desde entonces para iniciar la preparación. El Presidente dijo que en tres-cuatro días él podría tener que decidirse a actuar y no quería tener que esperar tanto hasta el inicio del desembarco.
McNamara planteó que el movimiento de tropas en preparación de la invasión podría comenzar durante el discurso del Presidente e incluso antes, y que la movilización de fuerzas de la reserva se iniciaría con el comienzo del golpe aéreo.

El general Taylor explicó que si se decidía la invasión, el golpe aéreo siempre sería necesario para poner la situación bajo control antes de comenzar los desembarcos, y agregó que el primer día desembarcarían 25 mil hombres y seguiría hasta llegar a los 90 mil en un período de 11 días; estarían involucrados un total de 250 mil efectivos. La previsión de pérdidas norteamericanas era superior a los 25 mil hombres.

En respuesta a una pregunta del Presidente, el almirante Anderson dijo que cuarenta buques de la Marina ya estaban en sus posiciones para iniciar el bloqueo y que se conocían las ubicaciones de 27-30 barcos soviéticos que se dirigían a Cuba, que había 18 en puertos cubanos y 15 iban de regreso. Expresó que tenían capacidad para proteger a los buques de los Estados Unidos en el Caribe, que si las lanchas Komar realizaban acciones hostiles podían ser hundidas y que si los MIGs intervenían podían ser derribados. Estimaba que en menos de diez días no podrían llegar al área unidades soviéticas de superficie y sus submarinos no llegarían en menos de 10-14 días. Propuso que si se detectaban submarinos soviéticos que se dirigían al área fueran atacados.
El Presidente planteó que no podrían aceptar una Cuba neutral y la retirada de Guantánamo sin dar a entender que estaban en estado de pánico. Manifestó que no aceptarían nada menos que el fin de la capacidad coheteril existente en Cuba y la seguridad de que tales emplazamientos no se construirían en el futuro.

En tres reuniones que efectuó este día, la Junta de Jefes de Estados Mayores propuso o decidió, entre otras cuestiones, lo siguiente:

-Obtener autorización del secretario de Defensa para dispersar los aviones de caza del Comando de Defensa Antiaérea Continental antes de la hora P (hora de inicio del discurso del Presidente) y dispersar los bombarderos medianos B-47 del Comando Aéreo Estratégico en aeropuertos civiles del país.

-Trasladar el 14 Grupo Aéreo de la Infantería de Marina desde Cherry Point , en Carolina del Norte, a la Estación Aeronaval de Cayo Hueso.

-Establecer un Grupo Especial de Planificación en materia de asuntos civiles para confeccionar una directiva detallada de asuntos civiles para la ocupación militar de Cuba.

-Dispersar los interceptores con armas nucleares a las P-12 horas.

-Poner 1/8 de los bombarderos estratégicos pesados B-52 de guardia en el aire.

Durante este día se inició el reforzamiento de la Base Naval de Guantánamo, fueron puestos en estado de alerta los diferentes mandos de la Marina de Guerra de los Estados Unidos y pasaron a DEFCOM 3 los cinco distritos navales de la costa del Atlántico. En esa situación las unidades se aprestaron a realizar acciones combativas durante un largo periodo y los buques fueron desconcentrados de sus bases permanentes, hacia alta mar. Las dotaciones de los cohetes del Comando Aéreo Estratégico también fueron puestas en alerta y continuó el traslado de tropas hacia la Florida y a la zona del sudeste de los Estados Unidos en general. A últimas horas de aquel domingo la 1ª División Blindada empezó a salir de Texas en dirección a Georgia, mientras que otras cinco divisiones fueron puestas en estado de alerta. Al anochecer ya se habían trasladado hacia el sur sesenta aviones interceptores, con lo que su número total en la Florida sobrepasaba los 120. También se ordenó que se trasladaran hacia el sur ocho batallones de cohetes antiaéreos Hawk. Además, se había ido incrementando la cantidad de funcionarios del Gobierno que participaban en distintas actividades, y este día comenzó a filtrarse a la prensa que era inminente una grave crisis; en horas de la noche el Presidente telefoneó personalmente a Orville Dryfoos, del periódico The New York Times, quien cooperó al suprimir un artículo sobre la crisis latente que sería publicado en la edición de la mañana; igualmente realizó gestiones personales con otros diarios, con lo que se evitó la publicación de varias informaciones. Solo en la edición matinal del Washington Post fue publicado un artículo especulando sobre las recientes actividades en la Casa Blanca y se conjeturaba que el foco podría ser Cuba, aunque también se mencionaba la posibilidad de que fuera Berlín.

Lunes 22 de octubre.

En la mañana, el presidente Kennedy informó telefónicamente de la situación a sus predecesores en el cargo: Hoover, Truman y Eisenhower. Al finalizar la mañana Pierre Salinger, secretario de Prensa, anunció que el Presidente haría una importante declaración a las siete de la tarde, y solicitó tiempo por radio y televisión a las cadenas.

En Washington, en una de las paredes del restaurante "Occidental" pende una tablilla en la que se lee: "En el tenso periodo de la Crisis cubana, en octubre del 62, en esta mesa conversaron el misterioso ‘Señor X’, de nacionalidad rusa, y John Scally, corresponsal de la compañía de televisión ABC. Este encuentro sirvió de base para conjurar la amenaza de guerra nuclear".

El ruso misterioso era Alexander Feklisov y dio una entrevista a la Revista Histórico Militar a la edad de 76 años, estando retirado. En aquellos momentos era agente del servicio de inteligencia del KGB en Washington. Cuenta que ese día, inesperadamente, lo había invitado a almorzar John Scally, con el que se venía entrevistando hacía casi año y medio. Entonces este era un famoso comentarista de política exterior de la televisora ABC, y conducía una vez por semana el programa "Preguntas y respuestas", en el que intervenían ministros, miembros del Congreso y conocidos políticos. El programa gozaba de popularidad, pues Scally lo conducía de una manera interesante. Por sus relatos supe que había nacido en Boston y conocía personalmente al clan de los Kennedy, incluido el Presidente. Tenía además muy buenas relaciones con el secretario de Estado, Dean Rusk, a quien con frecuencia acompañaba en sus viajes.

Charlando con Scally había conocido muchas cosas de las costumbres, los gustos y de la vida de los estadounidenses. Algunas veces lograba obtener de él información no secreta de utilidad. Por su parte, Feklisov le explicaba aspectos que Scally no entendía de la política de Moscú. Entablaron una buena relación y se llamaban por sus nombres. No obstante, el ruso era cuidadoso en el trato con el norteamericano, pues sospechaba que este informaba de los encuentros al Departamento de Estado y a la CIA. Cuenta Feklisov:

"Ese día nos reunimos en el restaurante ‘Occidental’. Scally se veía agitado. Sin preámbulos comenzó a acusar a Jruschov de llevar una política agresiva, porque durante el encuentro de Viena, en lugar de negociar, trató de imponer por dictado a Kennedy su posición en cuanto a Berlín Occidental y ahora amenazaba a los Estados Unidos con un ataque coheteril desde Cuba. Llevé la conversación al campo de la política exterior de Washington. Le recordé que su país trataba de rodear a la URSS con una red de bases militares. Mencioné los vuelos de los aviones U-2 sobre el territorio de la Unión Soviética y los intentos de Eisenhower y Kennedy de derrocar al Gobierno de Castro. Terminé afirmando que quienes promovían la carrera armamentista y las acciones agresivas eran los Estados Unidos. La URSS tenía que tomar contramedidas defensivas.

"Nuestra charla fue fuerte y, por demás, era evidente que Scally tenía prisa por irse a algún lugar. Antes de salir del restaurante dijo que a las siete de la tarde el presidente Kennedy haría una alocución importante al pueblo estadounidense, en la que anunciaría las medidas adoptadas por el Gobierno contra la Unión Soviética y Cuba". (4)

Este día los responsables de las armas atómicas estadounidenses ubicadas en Turquía e Italia recibieron instrucciones de tomar las máximas precauciones para asegurarse que esas armas solamente serían disparadas con autorización presidencial. También la Base Naval de Guantánamo fue reforzada con dos batallones de infantería de marina, los que se unieron a un tercero que había desembarcado en la Base el día anterior.

En la Base Aérea de Homestead, en la Florida , fue creado un puesto de mando avanzado con la misión de controlar y dirigir las operaciones aéreas. Para el plan del golpe aéreo sorpresivo contra Cuba se habían preparado 579 aviones de combate, los que harían 1 190 incursiones sobre la Isla el primer día. Ese día fueron enviadas hacia la región unidades de radiolocalización y de defensa aérea, y se instaló una red de radares con posibilidades de detectar blancos aéreos hasta distancias de unos 370 kilómetros .

Se aprobó también el alerta en vuelo del Comando Aéreo Estratégico, por lo que a partir de las 12 del día se inició de una forma paulatina y discreta la medida de poner en el aire 66 bombarderos estratégicos pesados B-52 con bombas nucleares a bordo y planes de vuelo que podían guiarlos en cualquier momento, si se daba la orden, contra blancos ubicados en la Unión Soviética. Cuando uno de estos aviones aterrizaba al terminar su turno de guardia, o lo hacía antes de tiempo por cualquier causa, otro despegaba inmediatamente para ocupar su lugar. A partir de las 12 del día comenzó, además, la dispersión de los bombarderos B-47 por cuarenta aeropuertos civiles, llevando todos su carga de bombas nucleares. Con la aprobación del Presidente, se ordenó a las fuerzas militares estadounidenses en distintas áreas que pasaran de su disposición normal DEFCON 5 a DEFCON 3, un estado de preparación más elevado que permitiría una respuesta eficaz a cualquier uso de la fuerza por los soviéticos. Además, durante el día se dispersaron los cazas del Comando de Defensa Antiaérea Continental, llegó a Cayo Hueso el 14 Grupo Aéreo de la Infantería de Marina, el Comando del Atlántico impartió instrucciones para la protección de la navegación estadounidense en el Estrecho de la Florida , el Paso de los Vientos y el Estrecho de Yucatán.

La Junta de Jefes de Estados Mayores sostuvo, además, tres reuniones durante el día, en las que decidió o propuso cuestiones de preparación para la guerra. La Crisis en pleno apogeo, estaba al comenzar. (Continuará)


(*) Teniente coronel (r) y fundador de las Tropas Coheteriles

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EL 22 DE OCTUBRE, KENNEDY OFRECIÓ UNA CONFERENCIA DE PRENSA Y PRONUNCIÓ UN DISCURSO LEÍDO POR TELEPROMTER, DONDE ANUNCIABA EL BLOQUEO ESTRATÉGICO CONTRA CUBA COMO ANTESALA DE UNA AGRESIÓN MILITAR.


Octubre de 1962: la mayor crisis de la era nuclear (XVIII)
¿Había llegado la hora para una invasión a Cuba?
RUBÉN G. JIMÉNEZ GÓMEZ (*)


Por la tarde del día 22 de octubre, el Presidente dejó oficialmente constituido al Comité Ejecutivo del Consejo Nacional de Seguridad mediante el Memorándum de Acción No. 196 "para la dirección efectiva de las operaciones de la rama ejecutiva en la presente Crisis". El Presidente asumió la dirección del Comité, el que hasta nuevo aviso debía reunirse cada día en la mañana.(1)

A las 3 de la tarde se efectuó una reunión del Consejo Nacional de Seguridad para informar y precisar las medidas tomadas; al resumir los argumentos por los que debían actuar en ese momento, el Presidente planteó entre otros aspectos los siguientes:

1) En septiembre dijimos que reaccionaríamos si emprendían determinadas acciones en Cuba, por lo que debemos cumplir ese compromiso que fue contraído públicamente.

2) El despliegue oculto de cohetes estratégicos soviéticos en Cuba fue un cambio tan radical con respecto a su política anterior de no desplegarlos fuera de las fronteras de la URSS , que si no actuamos ahora daremos a los rusos la impresión de que nunca actuaremos, independientemente de lo que ellos hagan en cualquier parte.

3) El efecto en América Latina sería muy dañino para nuestros intereses, si por no actuar damos a los latinos la impresión de que los soviéticos están incrementando su posición mundial, mientras que nosotros estamos decayendo.
Planteó dos interrogantes que debían ser analizadas y respondidas para el próximo día:

a) ¿cuál será nuestra respuesta si un U-2 es derribado con cohetes antiaéreos?;

b) si continúa sin detenerse el despliegue coheteril en Cuba ¿cuál debe ser nuestro próximo curso de acción?

El presidente Kennedy expresó que no se actuó antes contra Cuba porque no se tenían las evidencias fotográficas que se tenían ahora sobre la existencia allí de emplazamientos de cohetes estratégicos. El Fiscal General dijo que si antes se hubiesen realizado vuelos con los U-2 es posible que la construcción de los emplazamientos aún no hubiera estado lo suficientemente adelantada para identificarlos mediante la fotografía. El Presidente expresó además que los cohetes soviéticos en Cuba tenían un efecto psicológico diferente al de los cohetes que se encuentran en territorio de la URSS , y analizó también las razones por las que se decidió no realizar el golpe aéreo sorpresivo:

- no había certeza de destruir todos los cohetes que hay en Cuba;

- sería una acción comparable al ataque japonés a Pearl Harbour;

- incrementaría el peligro de llegar a una guerra nuclear mundial.

A las 4 de la tarde sostuvo una conferencia con el gabinete ministerial, al que puso al tanto de los últimos acontecimientos y de las decisiones tomadas, y una hora más tarde se reunió con los líderes del Congreso; esta fue una reunión muy tensa para el mandatario norteamericano, pues algunos congresistas le formularon duras críticas. Opinaban en general que el Presidente debía emprender una acción más enérgica, ya fuera el golpe aéreo o la invasión, que el bloqueo era una reacción muy débil. Los planteamientos fueron muy extremistas en general, pero el máximo exponente lo fue el senador Fulbright, quien dijo que el bloqueo era la peor de las alternativas, pues representaba un enfrentamiento directo con Rusia, y que cuando tuviéramos que dañar o hundir un buque soviético que no respetara el bloqueo, estaríamos en guerra con Rusia, la que sería provocada por nuestra propia iniciativa. En su opinión sería mucho mejor lanzar un ataque y eliminar las bases de cohetes en Cuba. Esas no eran bases soviéticas, sino cubanas. No existía ningún pacto de defensa mutua entre la URSS y Cuba, y esta no era miembro del Pacto de Varsovia, por lo tanto los soviéticos no reaccionarían si algunos rusos morían en Cuba. Los rusos, a fin de cuentas, no le daban mucho valor a la vida humana, según el senador. Había llegado la hora para una invasión a Cuba. Un ataque contra barcos rusos es un acto de guerra contra Rusia, pero un golpe aéreo o una invasión a Cuba es un acto de guerra contra Cuba, no contra Rusia.

Después de escuchar las críticas, el Presidente explicó que tomaría todas las medidas necesarias para la seguridad de los Estados Unidos, pero que creía que, de momento, no estaba justificada una acción más vigorosa. Si había resuelto seguir el camino que había indicado era porque aún existía la posibilidad de resolver la cuestión sin llegar a una guerra devastadora.

Cuando en horas de la mañana de aquel día se anunció que el presidente Kennedy hablaría a las 7:00 p.m. para dar a conocer acontecimientos extraordinarios a la población de Estados Unidos, y teniendo en cuenta una serie de movimientos militares que se habían detectado en la Florida y en el sur de Estados Unidos en general, el Comandante Fidel Castro apreció que ese hecho estaba directamente relacionado con Cuba y con la presencia de los cohetes soviéticos. Dadas esas circunstancias, ordenó poner en Situación de Alerta a las FAR a las 3:50 p.m., y a las 5:35 p.m. decretó la Alarma de Combate para toda la nación, casi hora y media antes de que hablara Kennedy. Se aplicó la variante de que la defensa del litoral fue ocupada por las divisiones de tiempo de guerra y el segundo escalón por las divisiones permanentes y reducidas y demás unidades, con las misiones de destruir los desembarcos aéreos, reforzar a las tropas del primer escalón y realizar los contragolpes en las direcciones de posibles desembarcos navales.

¡¡LLEGÓ EL MOMENTO: ¿SER O NO SER?!!

A las 6 de la tarde el Embajador de la Unión Soviética en los Estados Unidos, Dobrinin, fue llamado a la oficina de Dean Rusk, en el Departamento de Estado, donde recibió una copia del discurso del Presidente y un memorandum confidencial. De acuerdo con los reporteros, Dobrinin estaba "pálido" cuando abandonó la oficina. Simultáneamente, el embajador norteamericano en la URSS , Foy Kohler, entregó en el Kremlin una carta del Presidente y el texto de su discurso, pero no se encontró con ningún funcionario de alto nivel, por lo que no hubo una respuesta inmediata. Al mismo tiempo, el embajador estadounidense ante la ONU, Adlai Stevenson, informó al Secretario General Interino de la Organización , U Thant, sobre el discurso que pronunciaría el Presidente, y anunció que los Estados Unidos solicitarían una reunión urgente del Consejo de Seguridad.

Mientras tanto, en Moscú arrestaban al coronel soviético de la Inteligencia Militar , Oleg Penkovski, bajo la acusación de actuar como espía de Occidente desde abril de 1961. Fue juzgado, sentenciado y fusilado a mediados de 1963.

Al anochecer de aquel lunes, 22 de octubre de 1962, y desde poco antes de que el Presidente comenzara su intervención, volaban frente a las costas de la Florida 22 aviones equipados con cohetes aire-aire del tipo "Genie", armas nucleares de baja potencia que con su poder destructivo suplían lo que les faltaba en precisión a los cohetes de esta clase de la época. Cualquiera que intentara atacar a los Estados Unidos desde el sur, se encontraría con una defensa antiaérea armada hasta los dientes.(2)

EL DISCURSO DEL SEÑOR PRESIDENTE

A las 7 de la tarde, casi todos los norteamericanos estaban pendientes de la intervención del presidente Kennedy, la que se inició en la forma siguiente:

"Conciudadanos, buenas noches. El Gobierno, de acuerdo con lo que había prometido, ha mantenido una estrecha vigilancia sobre las actividades militares soviéticas en la isla de Cuba. Durante la última semana se han obtenido pruebas inequívocas del hecho de que se están instalando una serie de bases de cohetes ofensivos en aquella Isla esclavizada. El objeto de estas bases no puede ser otro que el de montar una fuerza de ataque nuclear contra el Hemisferio Occidental". (3)

Desde un inicio pone a los cohetes soviéticos en Cuba la etiqueta de "ofensivos", y los define como "una fuerza de ataque nuclear contra el Hemisferio Occidental", como si los pérfidos soviéticos y cubanos quisieran atacar a Costa Rica, Haití, Paraguay o Ecuador, entre otros, para reducirlos a polvo y cenizas. Mientras que ellos, pobres corderitos, no habían hecho jamás nada que motivara la necesidad de asegurar la defensa de una pequeña nación.

"Esta urgente transformación de Cuba en una base estratégica importante —por la presencia de esas grandes y claramente ofensivas armas de largo alcance y de destrucción en masa— constituye una evidente amenaza a la paz y a la seguridad de todos los americanos, en flagrante y deliberada violación del Pacto de Río de Janeiro de 1947, de las tradiciones de esta nación y de este Hemisferio, de la Resolución Conjunta del 87º Congreso, de la Carta de las Naciones Unidas y de mis propias y públicas advertencias a los soviéticos de 4 y 13 de septiembre".

En otra parte de su intervención, el señor Presidente planteaba: "...y nuestra historia, a diferencia de la soviética desde la Segunda Guerra Mundial, demuestra que no tenemos el menor deseo de dominar o conquistar a cualquier otra nación, o de imponer a su pueblo nuestro sistema. Sin embargo, los ciudadanos americanos han tenido que acostumbrarse a vivir diariamente enfocados por los cohetes soviéticos instalados dentro de la URSS o en submarinos".

Con tales falacias y sobre la base de semejantes declaraciones el Presidente norteamericano resolvía, entre otras cosas, las siguientes:

"...se inicia una estricta cuarentena de todo equipo militar ofensivo con destino a Cuba. Todos los buques de cualquier clase destinados a Cuba, procedentes de cualquier nación o puerto, serán obligados a regresar si se descubre que llevan armamentos ofensivos. Esta cuarentena será extendida, en caso necesario, a otros tipos de cargamentos y transportes".

Era una medida de fuerza, como la que solo podría haber aprobado el Consejo de Seguridad de la ONU en determinadas condiciones. Además de que cuando lo estimaran necesario podrían ampliar a su antojo la "cuarentena". ¡Pero es que ningún estado puede hacer eso! Ningún estado puede detener los barcos de otro en alta mar. Eso está contra las leyes internacionales, contra la moral y contra el más elemental derecho de los pueblos. En este caso se cometían dos violaciones: una contra la soberanía cubana y otra contra el derecho de todos los pueblos, porque decían que detendrían, registrarían y harían regresar a cualquier barco, de cualquier país. ¿Dónde lo harían? ¿En aguas norteamericanas? ¡No! ¡En alta mar, es decir, en aguas internacionales! O sea, que el Gobierno de Estados Unidos violaba el derecho de todas las naciones, con lo que sentaba un precedente que debía ser alarmante para todos los pueblos del mundo.

Y continuaba el presidente Kennedy: "He ordenado que prosiga y se incremente la estricta vigilancia de Cuba y sus instalaciones militares".

Planteaba además que: "Convocamos una reunión inmediata del Órgano de Consulta de la OEA (NA: De nuevo el ministerio de colonias) para que considere esta amenaza a la seguridad del Hemisferio y que invoque los artículos 6 y 8 del Tratado de Río de Janeiro en apoyo de cualquier acción que sea necesaria. La Carta de la ONU permite los acuerdos de seguridad regional, y las naciones de este Hemisferio se manifestaron hace tiempo contra la presencia militar de potencias extracontinentales. Nuestros otros aliados de todo el mundo también han sido avisados".

Y hacia el final de su discurso el señor Presidente manifestaba: "Por último, quiero decir unas pocas palabras al pueblo cautivo de Cuba (...) Os hablo como amigo (...), como hombre que comparte vuestras aspiraciones a la libertad y a la justicia para todos. Yo observé, y el pueblo americano observó, con profundo dolor, la manera en que vuestra revolución nacionalista fue traicionada y en que vuestra patria cayó bajo el dominio extranjero. Ahora, vuestros líderes no son ya líderes cubanos que se inspiran en los ideales de Cuba. Son marionetas y agentes de una conspiración internacional que ha hecho que Cuba se vuelva contra sus amigos y vecinos de América, y se convierta en el primer país latinoamericano que puede ser blanco de una guerra nuclear, en el primer país latinoamericano que tiene en su territorio armas de esta clase.

"(...) Pero nuestro país no quiere causaros sufrimientos ni imponeros ningún sistema político.

"(...) Y no tengo la menor duda de que la mayoría de los cubanos esperan hoy el momento de ser verdaderamente libres, libres de la dominación extranjera, libres de elegir sus propios líderes, libres de escoger su propio sistema, libres de poseer su propia tierra, libres de hablar, de escribir y de adorar sin miedo y sin humillación".

Eran el colmo de los colmos los pretextos que esgrimía Kennedy para justificar su agresión a Cuba... . "Libres de escribir"... y también debió decir de leer, que para eso la Revolución había erradicado el analfabetismo.

Entre los últimos planteamientos del presidente Kennedy estaba el siguiente: "Estamos solicitando (...) una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad (...) para pedir el pronto desmantelamiento y retirada de todos los armamentos ofensivos (...), bajo la supervisión de observadores, para que la cuarentena sea levantada".

Como ellos lo comprobarían días más tarde, si el levantamiento de la cuarentena dependía de una inspección de la ONU en la Isla , tendría larga vida esa medida de fuerza, porque Cuba no se dejaría inspeccionar bajo ningún concepto.

Hay que señalar que en la intervención del Presidente también se recalcaba que el bloqueo era solo el paso inicial, pues había ordenado al Pentágono que hiciese todos los preparativos necesarios para una ulterior acción militar.

En conclusión, dos grandes potencias estaban a medio paso de la catástrofe nuclear.

El discurso del Presidente fue brusco, persiguiendo el objetivo de crear la impresión, en los estadounidenses y en la opinión pública mundial, de que los cohetes soviéticos en Cuba representaban en sí una amenaza mortal para los Estados Unidos y otros Estados latinoamericanos, ya que a rusos y cubanos les hormigueaban los dedos por comenzar a oprimir los botones de lanzamiento.

Ahora bien, se puede afirmar sin lugar a dudas que la implantación de la "cuarentena" constituyó un acto ilegal desde el punto de vista del derecho, pues las reglamentaciones internacionales consideran el bloqueo como un sistema de acciones violentas de la marina de guerra de un Estado beligerante (o de una coalición de Estados), dirigidas a impedir el acceso desde el mar a una costa que se encuentra en poder del enemigo. El bloqueo es entonces uno de los métodos de realización de la guerra. Por eso este solamente puede ser legal en tiempo de guerra. El derecho internacional moderno no reconoce el así llamado "bloqueo pacífico".

Durante la comparecencia del Presidente por radio y televisión, se efectuó la evacuación de los 2 890 familiares civiles que se encontraban en la Base Naval de Guantánamo; 390 de ellos fueron evacuados en aviones y 2 500 en diferentes embarcaciones.

A continuación de la intervención presidencial, esa misma noche, el representante de los Estados Unidos ante la ONU , Adlai Stevenson, entregó al Presidente temporal del Consejo de Seguridad (quien, por ironías del destino, no era otro que Valerian Zorin, el representante de la URSS ) la petición para que se realizara una reunión extraordinaria del Consejo con el objetivo de que fuera examinada la solicitud: "Sobre la seria amenaza a la paz y a la seguridad en todo el mundo por parte de la URSS y Cuba". Simultáneamente, estos dos países también se dirigieron al Consejo con quejas sobre las acciones agresivas y antijurídicas de los Estados Unidos, solicitando una reunión urgente.

Este día Kennedy envió además una carta personal a Jruschov a través de un canal de comunicación especial. Con esta carta comenzó la correspondencia secreta entre ambos, la que se extendió durante todo el periodo de la Crisis y constó de 25 misivas.

El "canal secreto" de comunicación había sido organizado en la primavera de 1961 por iniciativa del hermano del Presidente, Robert Kennedy, y la comunicación directa se efectuaba a través del diplomático soviético en Washington, Bolshakov. Este canal no diplomático ni oficial jugó un rol muy importante en el establecimiento de relaciones personales más cercanas entre los máximos dirigentes de los Estados en conflicto. Sobre este canal no podían influir la CIA , ni el Departamento de Estado ni el Pentágono. Ambos líderes concedieron gran importancia a la posibilidad de esta comunicación y la utilizaron activamente.

El contenido de la primera carta fue duro y sin compromisos; en ella el presidente Kennedy expresó la esperanza de que el Gobierno de la Unión Soviética se abstendría de acciones que complicaran la Crisis y colaboraría en su rápida solución.

A su vez, en Cuba se desarrollaba la movilización del país por Alarma de Combate, mientras que el general de ejército Pliev convocó urgentemente una reunión ampliada del Consejo Militar de la Agrupación de Tropas Soviéticas (ATS), en la que ordenó que todas las unidades fueran puestas en completa disposición combativa. También dijo en esa reunión: "Si el enemigo no emplea el arma nuclear combatiremos con armas convencionales. No tenemos a dónde retroceder, estamos lejos de la Patria y la reserva de combate alcanza para 5-6 semanas. Si destruyen la Agrupación combatiremos en composición de una división, si destruyen la división, en composición de regimiento, si destruyen el regimiento nos iremos a las montañas a desarrollar la lucha guerrillera...". (4)

Esa misma noche se recibió un telegrama de Moscú con el contenido siguiente: "Al camarada Pavlov. En relación con el posible desembarco en la isla de Cuba de las tropas norteamericanas que realizan maniobras en el Mar Caribe, adopte medidas inmediatas para incrementar la disposición combativa y para rechazar al enemigo con las fuerzas conjuntas del Ejército cubano y de todos los medios de las tropas soviéticas, excluyendo los medios de Statsenko y todos los cargamentos de Beloborodov. Firmado DIRECTOR, No. 4/389".(5)

A partir de aquel momento, todos los trabajos en los emplazamientos de los cohetes de alcance medio se realizaban solamente de noche, y a la par con ellos se comprobaba el funcionamiento de los equipos de lanzamiento y preparación, así como se efectuaba la comprobación multilateral de los cohetes portadores y de sus cabezas de combate nucleares. (Continuará)

(*) Teniente coronel (r) y fundador de las Tropas Coheteriles


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