Imagen tomada de Rebelión.org
El
pueblo venezolano firmó un programa, ojalá se le incluya la sostenibilidad
Rómulo
Pardo Silva
Perdieron
los imperialistas y sus seguidores internacionales, entre ellos los
izquierdistas remodelados.
El pueblo trabajador fue decisivo. Aprobó
una alternativa de acción estatal que le fue claramente explicada, el
socialismo del siglo 21. Rechazó la opción vieja que se le ocultó
deliberadamente pero que Chávez develó en qué consistía, el capitalismo
dependiente.
El 55% de los ciudadanos aprobó lo que ya
vive. Disminución de la pobreza, educación gratuita, salud de calidad,
construcción de cientos de miles de viviendas dignas, participación ciudadana,
solidaridad hacia los pueblos vecinos, liderazgo de la unidad latinoamericana
caribeña, independencia soberana, amistad y apoyo a todos los pueblos que
resisten al imperio occidental, Rusia, China, Cuba, Bolivia, Ecuador, Irán,
Siria, Bielorrusia, Nicaragua…
Fue un rechazo firme a ser apéndice de
Estados Unidos, a las privatizaciones de la riqueza común, a ser enemigos de
Cuba, a la inseguridad alimentaria, a la entrega como antes de sus recursos.
El pueblo participó en un combate político
ideológico con el voto. Se declaró libre negándose a ser el tradicional voto
útil de los empresarios y pequeños burgueses acomodados internos.
Pero la realidad del planeta y de todas las
formas de vida obliga a la República Bolivariana de Venezuela asumir una lucha
que está pendiente en su proceso, la sostenibilidad.
Transitar al socialismo ecológico es difícil
en este momento porque choca con una parte de la naturaleza humana, el deseo de
consumismo. Sin embargo ante un futuro inédito de destrucción y agotamiento de
recursos naturales es vital empezar a construir una civilización solidaria para
millones de años de historia posible.
Venezuela hoy se incluye entre los países
que van tras las metas insostenibles del crecimiento permanente de la economía
y el consumo. No se aparta en eso del paradigma de los países desarrollados. Así
se propone una explotación intensiva y agotadora de su petróleo en función del
mercado. Chávez es símbolo de antiimperialismo y unidad del sur pero no de la doctrina
de conservación, planificación y racionamiento de los recursos naturales, de un
modelo de vida ajustada a lo necesario. De lo que la humanidad necesita.
El pueblo venezolano venció en su batalla
por el socialismo 21, pronto debe iniciar la del socialismo ecológico con
Chávez a la cabeza.
La amenaza objetiva del colapso en el medio
ambiente solo se puede enfrentar con mujeres y hombres nuevos que con una
bandera política rompan las reglas imperantes.
Contacto romulo.pardo@gmail.com
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