El
TIAR ha muerto
Juan
J. Paz y Miño Cepeda
La
noticia no mereció atención. Excepto en una nota oficial y otra de un periódico
electrónico. Y, sin embargo, reviste enorme importancia para América
Latina.
Se
trata de lo siguiente: en la X Cumbre de Ministros de Defensa Nacional
Hemisférica, realizada en Uruguay la semana pasada, uno de los acuerdos
regionales concluyó cuestionando al TIAR por “obsoleto y antiquísimo”. Una tibia
declaración.
El
TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca), se suscribió en
septiembre de 1947. Lo inspiró la antigua “Doctrina Monroe” (1823) del “América
para los americanos”. Fue complementado por la “Ley de Seguridad Mutua” (1951),
el “Programa de Asistencia Militar” (1952) y otros instrumentos similares.
Después de la experiencia de la II Guerra Mundial (1939-1945) parecía razonable
la unión del continente para la defensa mutua frente a amenazas
extracontinentales.
Pero
como la “guerra fría” llegó de inmediato, el TIAR pasó a ser otro instrumento
utilizado por los EEUU para garantizar sus intereses de gran potencia en
Latinoamérica. Y a raíz de la Revolución Cubana (1959), el TIAR abiertamente
quedó definido como un aparato del anticomunismo.
En
virtud de los acuerdos, se incrementaron becas, estudios, capacitaciones,
cursos, entrenamientos, asesorías y equipamientos de los EEUU para militares
latinoamericanos. Fue también la época de las bases militares norteamericanas en
América Latina.
Pero
a la preparación “técnica” se unió la ideológica, de modo que en toda
Latinoamérica los militares pasaron a ser instrumentos del más irracional
anticomunismo, que condujo a regímenes represivos en diversos países de la
región a partir de la década de 1960 (en Guatemala con genocidios impunes sobre
la población indígena) y que, a partir de la dictadura de Pinochet (1973) en
Chile, se generalizaron, particularmente en el Cono Sur latinoamericano, con
gobiernos militares terroristas, dispuestos a exterminar todo signo de
izquierdismo, sin miramiento de ningún derecho humano.
El
TIAR es culpable de esos viejos conceptos anticomunistas y de sus resultados
antihumanos en América Latina. Y nunca sirvió para responder a las necesidades
de la seguridad soberana y nacional de los países de la región. El último
episodio de su deslegitimación ocurrió en 1982, durante la “guerra de las
Malvinas”: mientras los países latinoamericanos (exceptuando Colombia y Chile)
apoyaron a Argentina, los EEUU defendieron su pacto con la OTAN, uniéndose a la
Gran Bretaña.
EL TELÉGRAFO - Primer Diario Público
Ecuador, lunes 15 de octubre de 2012
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