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lunes, 17 de septiembre de 2012

El camino al Progreso, versión Capriles, va derecho al infierno neoliberal



Camino al infierno
 
 
 
El camino  al Progreso, versión Capriles, va derecho al infierno neoliberal
Mario Sanoja Obediente

 
Esta nota, escrita en un lenguaje, quizás, muy académico, tiene como finalidad alertar sobre los contenidos falaces del concepto de Progreso. El mismo está siendo manipulado por la derecha neoliberal venezolana para que su candidato a la presidencia de la Republica Bolivariana de Venezuela, Capriles Radonsky,  pueda presumir –engañosamente- de avanzado y moderno frente al candidato de La Patria, Hugo Chávez Frías, quien ha puesto en marcha con todo éxito, el mayor experimento social para transformar históricamente un país: La Revolución Bolivariana.

 
Concepto de Progreso y la Teoría del Evolucionismo Social

 
La teoría evolucionista clásica del siglo XIX considera que la sociedad humana estaba sometida a la ley inmutable del Progreso, concebido éste como un cambio direccional hacia la perfección social que se desarrolla en escala global. Según la misma, el cambio social opera en diversas velocidades dependiendo de las etapas en la cuales se hallan los distintos pueblos y de su correspondiente grado de desarrollo evolutivo. En la escala más alta del progreso, están los pueblos civilizados, el núcleo duro del capitalismo, los países industrializados de Europa, Estados Unidos y Canadá, lo cual les permite  arrogarse el derecho a dominar, colonizar y explotar a las sociedades que ellos consideran como inferiores. Cualquiera de estos países que intentase quebrantar aquel derecho, es considerado como paria y hostil, sujeto a acciones policiales por parte de dicha “comunidad internacional” para eliminar los delincuentes que atentasen contra esa ley del más fuerte.


En nuestro libro Del Capitalismo al Socialismo, que está siendo editado por el Banco Central de Venezuela, analizamos la manera cómo  actúan en el presente  los países del Bloque Imperial (Estados Unidos-Comunidad Europea-sionismo transnacional),  para conservar tanto sus privilegios seculares  como su hegemonía mundial, para lo cual remozaron la ideología decimonónica sobre el Progreso y la Civilización  que legitimó su barbarie colonial en el siglo XIX. En el presente, la  utilizan como plataforma ideológica para los paquetes  neoliberales como el de la MUD y para instrumento. Los llamados “Tratados de Libre Comercio”, diseñados para convertir la brecha histórica existente entre los países capitalistas llamados “desarrrollados” y los llamados “subdesarrollados, en un atraso estructural permanente. Estos tratados de libre comercio se afirman, a su vez,   en el chantaje  militar, financiero y comercial que ejercen la Organización militar  del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y  la alianza Estados Unidos-Comunidad Europea-Sionismo internacional,  expresado en las grandes empresas transnacionales y carteles financieros que han asumido la hegemonía  económico de aquel bloque central de países capitalistas .

 
Actuando como el componente ideológico y cultural de aquella estrategia, las tesis del llamado Progreso Social, la ideología neoliberal y  la globalización sirven también como instrumentos para   desmantelar  tanto  las estructuras económicas y tecnológicas nacionales de los países, así como las de los movimientos de independencia nacional en el llamado Tercer Mundo. Para estos fines,  han logrado inducir en muchos intelectuales, políticos y profesionales de Nuestra América la ficción de una cultura universal cuyo desarrollo –dicen- sería ineluctable, cuando en verdad se trata simplemente de eso, de una estrategia neocolonizadora del Imperio desplegada a escala mundial. Dicha estrategia apunta hacia la destrucción de los particularismos culturales nacionales o en todo caso a utilizar estos para tratar de destruir la unidad nacional de los países que quieren dominar, como ocurrió con la extinta Yugoslavia, como ocurríó con la Federación Rusa, con Bolivia y Palestina, como hicieron con Irak, Afghanistan y Libia como  intentan hacer también con Siria y Venezuela.


El método cultural  de dicha estrategia política se concreta en la creación de enclaves neocoloniales en los diferentes países, periféricos a los países capitalistas industrializados, utilizando la ofensiva mediática para inducir en las culturas nacionales valores consumistas que potencien los vínculos de lealtad con las transnacionales productoras de  mercancías y servicios. Dichos enclaves neocoloniales se conforman utilizando las clases medias y las altas burguesías de los países del Tercer Mundo, sectores donde se concentra la mayor capacidad adquisitiva, al mismo tiempo que, vía la educación privada y religiosa, desnacionalizan la personalidad cultural de los jóvenes de esas clases medias y les inyectan una ideología patriarcal, machista, fascista y racista que desvaloriza particularmente a las mujeres y hombres mulatas, negras o indígenas de las poblaciones pobres.

 
En Venezuela, aquellos enclaves neocoloniales se han convertido también en una especie de apartheid,  expresado como guetos territoriales urbanos,  donde habitan las clases sociales medias y altas cuya mentalidad racista esta alienada al american way of life,  desestructurada e intoxicada por la influencia –también alienante- de Globovisión, y de las multiples otras estaciones que conforman la extensa red privada de televisión, radio y  prensa escrita.


La Gran Misión Vivienda Venezuela y la liberación socialista

 
La Gran Misión Vivienda Venezuela constituye, en aquel respecto, un esfuerzo titánico emprendido por la Revolución Bolivariana para modificar esa  territorialidad de la  injusticia social y de la pobreza  impuesta sobre la mayoría sociedad venezolana por el régimen liberal burgués  que se adueñó, sin piedad, de este país hasta 1999. Esta geografía de la miseria, sustentada en el uso de la viviendas como mercancía, es el mayor freno al verdadero bienestar socialista, solidario y humanista que todos deseamos, encadenando a las clases populares y medias a vivir hacinados en los espacios más insalubres o sujetos a la dictadura de las mafias inmobiliarias y bancarias que los explotan sin piedad. Los ideólogos de la derecha lo saben, por eso quieren privatizar a PDVSA, puntal de la Gran Misión Vivienda Venezuela, e impedir de esa manera que el socialismo logre liberar efectivamente al pueblo venezolano del control de la burguesía reaccionaria y del Imperio. No tenemos otra alternativa que vivir y vencer,  acompañando el triunfo del Comandante Presidente Hugo Chávez  en las elecciones presidenciales del próximo 7 de Octubre.

 
mario.sanoja@gmail.com

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