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martes, 30 de enero de 2018

La marca de la bestia imperial es indeleble



La marca de la bestia imperial es indeleble 
Revista Libre Pensamiento 

Al sistema global que tiene su sede principal en EEUU, se le debe despersonalizar. Vamos al grano, cada presidente llega a la Casa Blanca no para hacer propiamente lo suyo, sino lo que mandata el establishment que lo coloca en esa investidura. Los roces entre los grupos de poder que hoy se observan son sólo expresiones de severas contradicciones entre ellos, mas tampoco así se contradice el actuar del sistema en su conjunto.

Se trata de un fenómeno que ese establishment no puede administrar dada la aparición de contradicciones cada vez más profundas suscitadas en su propio seno. Y ello se repite a escala planetaria en cada potencia capitalista. 

Obama y los Clinton, por hacer una referencia previa a la coyuntura actual, no constituyeron administraciones con intereses distintos a los del sistema establecido, por eso, no fueron del todo inocentes. Por el contrario, perpetraron genocidio e invasión de naciones con mucha profusión y saña desmedida. El grupo que encabeza Trump no ha superado el récord criminal de quienes le antecedieron, no porque se excluya que lo haga, sino porque no ha podido desplegar, en toda su magnitud, el potencial protervo que el sistema encierra en sí mismo dada su indudable naturaleza inhumana.

Personalizar al capitalismo, como si dependiera de lo que a cada representante suyo se le ocurra, es perder de perspectiva su carácter estructural dentro y fuera de EEUU, lo cual significa la permanencia en el tiempo de sus prácticas agresivas, dictadas básicamente por su insaciable sed de lucro y poder. De esta suerte, al sistema se le debe apreciar siempre dentro de su horma opresora, violenta, expansiva y destructiva. Desde Washington a Trump la marca de la bestia es indeleble. 

Además, esa postura crea falsas expectativas respecto a las supuestas bondades de un personaje “bonachón” como Bernie Sanders, cuyo discurso engañoso pretende ocultar su plena identificación con el capitalismo, sin advertirse que su discurso “socialista” se aleja por completo de Cuba y Venezuela y se aviene al engañoso modelo nórdico que sirve para atraer a los incautos, cuando en verdad es la cara más sonriente del Capital.[1]

Pero veamos, someramente, quiénes propiamente han estado detrás del poder oculto. El 17 de enero de 1961, Eisenhower advirtió que en los consejos de gobierno se debía de “tener cuidado con la adquisición de una influencia ilegítima […] por parte del complejo militaro-industrial”, porque existía el peligro “de un desastroso desarrollo de un poder usurpado”, y ese peligro para las libertades y para los procesos democráticos persistiría, llamando, con todo, a que semejante riesgo se atajara siempre. 

Sin embargo, como señala Thierry Meyssan: “La lógica del «aparato securitario de Estado» ahogó poco a poco la de las instituciones que ese mismo aparato debía proteger. El complejo militaro-industrial utilizó su poder para modificar las instituciones civiles según su propia conveniencia, en vez de ponerse al servicio de estas. En definitiva, el lobby de la guerra falseó el proceso electoral y logró decidir, en cada elección presidencial, quién sería el ocupante de la Casa Blanca.” 

Bajo estas circunstancias, prosigue Meyssan, “la alternancia entre demócratas y republicanos no proporciona a los ciudadanos estadounidenses un medio de cambiar la política, sino que constituye para el «aparato securitario de Estado» la posibilidad de mantener la misma política más allá de la impopularidad del presidente ya “desgastado”[2]

En definitiva, en EEUU “el poder real está en manos del Pentágono”, y es la industria guerrerista la que decide, la política que despliega uno u otro gobierno.[3]-[4]

El panorama acusado juega también en el plano internacional puesto que el mismo Club Bilderberg que aparenta concentrar en sus manos todo el poder global, no es más que una creación de la OTAN.[5] Y ya se sabe que la voz cantante en ésta la tiene EEUU, a cuyos mandos militares se han subordinado los mandos militares de Europa. Prueba de ello es que “Washington hizo que sus países amigos decidieran entre la lealtad a él y el cumplimiento del derecho internacional, en particular durante la guerra de Irak y los bombardeos de Libia. En caso de que alguien se atreviera a negarse a participar en las aventuras del Pentágono, caería en desgracia.” Así se explica la indiferencia estadunidense hacia sus aliados, al desplegar elementos de su propio sistema de defensa antiaérea, por ejemplo, en Polonia, República Checa y Hungría. Y pese a que Europa no parece dispuesta a continuar bajo las faldas del Pentágono, lo cierto es que aún se encuentra atado a su férula.[6] En verdad, las únicas fuerzas a las que EEUU teme son las de Rusia y China, de ahí su insistencia en aislarlas al máximo.[7]


[1] Candidato socialista en EE.UU.: “Cuando hablo de socialismo no evoco a Venezuela sino a Noruega” https://maduradas.com/candidato-socialista-en-ee-uu-cuando-hablo-de-socialismo-no-evoco-a-venezuela-sino-a-noruega/
[2] Thierry Meyssan. La continuidad del poder en Estados Unidos, detrás de la Casa Blanca. http://www.voltairenet.org/article155706.html
[3] Ernesto J. Navarro. ¿A quién quiere complacer Trump con la amenaza militar contra Venezuela? https://actualidad.rt.com/actualidad/247057-quiere-complacer-trump-amenaza-militar
[4] Ernesto J. Navarro. "La política exterior de Trump fue neutralizada por el Pentágono, el poder real de EE.UU." https://actualidad.rt.com/actualidad/235365-estados-unidos-poder-esta-pentagono.
[5] Thierry Meyssan. Lo que usted no sabe sobre el Grupo de Bilderberg. http://www.voltairenet.org/article169438.html
[6] Sputnic. Europa alza su voz contra el liderazgo del Pentágono. https://mundo.sputniknews.com/prensa/201711151074000526-otan-eeuu-europa-defensa-independencia/

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