Portada de antigua versión de Revista Libre Pensamiento

miércoles, 6 de diciembre de 2017

EL PADRE Y LA MADRE DE TODAS LAS MÁCULAS

PROPIEDAD PRIVADA NO ES IGUAL A PROPIEDAD PERSONAL
Revista Libre Pensamiento


La propiedad privada no es atribuible a todo ser humano. Al Estado no le compete “proteger (a) las personas y sus bienes, amparando así los derechos de todos”, como expresaba José María Moncada, equivalente a sostener que todos los hombres sin excepción poseen bienes, o que dichos bienes eran compatibles entre sí. La casa del rico, con la del pobre (si acaso la tiene); la ropa del primero, con la del segundo, y así sucesivamente.

Para más señas: la derecha -que todo lo enreda adrede- pone de ejemplo hasta una bicicleta como expresión de propiedad privada, que es tal, se dice, si el poseedor de la misma puede intercambiarla, darla como garantía, regalarla o destruirla, si así lo decide. Pero una bicicleta no es propiedad privada, sino propiedad personal o individual, si su uso está desligado de la explotación de mano de obra ajena. Igual ocurre con cosas más complejas como la casa en que se vive y es propia o el vehículo del que pueda disponer un individuo o una familia.

Se sabe que la propiedad que defiende el Estado capitalista es esa que sirve para explotar el trabajo ajeno. Comparar, igualar o identificar esta propiedad con cualquier otro bien poseído de forma particular, tiene como propósito ocultar no tanto la existencia de enriquecidos y empobrecidos, como las causas reales que dividen a la sociedad en unos y otros y, por consiguiente, que de los bienes poseídos no todos pueden servir como medio de explotación y enriquecimiento. Tras bastidores queda, entonces, cómo es que unos cuantos hombres, con poco o sin ningún esfuerzo, acaparan gran cantidad de bienes, en tanto que la mayoría, por ingentes que sean sus esfuerzos laborales a lo largo de su vida, jamás adquiere nada.

MMF. El capitalismo: sistema invariablemente opresor y genocida. Rebelión. org


La mácula padre-madre, de donde han surgido las demás, no es la de un imaginado y por completo rechazable pecado original, sino la explotación y la opresión de clase, basada en la nada sacrosanta propiedad privada. Y es ésta la que cabe destruir de raíz. Sin ello, el hombre seguirá siendo lobo del hombre. Y la Tierra seguirá siendo un Valle de despojo, destrucción y muerte. 

Como reza el Himno de la Internacional: “Ni en dioses, reyes ni tribunos, está el supremo salvador. Nosotros mismos realicemos el esfuerzo redentor.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Seguidores

Vistas de página en total