LA ESPIRITUALIDAD NECESARIA
Estamos
convencidos de lo esencial de la espiritualidad para el ser humano, pero de esa
que recorre los campos, las aldeas, las calles, los barrios, los rincones que
frecuentan las personas que en verdad, como diría Sandino, “producen con su
sudor los que otros derrochan con francachela”; de la que tejen a diario los que
entregan su vida, su esfuerzo y sudor a los demás; la de quienes, con verdadera
vocación, ejercen su quehacer en los centros de estudios, de salud y oficinas;
en la administración honrada de proyectos destinados a los del montón, donde
sea; la de quienes, más allá de su investidura, ven y tratan con respeto y
dignidad a los demás; la de quienes actúan siempre y en todo momento, como
parte inseparable de los demás, sin llevar consigo piel de zapa alguna.
Respetamos
la espiritualidad que va más allá de las estrellas y recorre el universo,
siempre y cuando sus portadores no pretendan desconocer el ombligo terrenal
que, de por vida, los sustenta en este mundo y no fuera de él.
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