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jueves, 4 de mayo de 2017

Aníbal Ponce sobre la educación a lo largo de la historia. Breves apuntes


Aníbal Ponce sobre la educación a lo largo de la historia. Breves apuntes[1]
Manuel Moncada Fonseca

En la sociedad primitiva. “La educación no estaba confiada  a nadie en especial, sino a la vigilancia difusa del ambiente.” La “enseñanza era para la vida por medio de la vida.” “Durante el aprendizaje, los niños nunca eran castigados. “Se les deja crecer con todas sus cualidades y defectos”” anota el autor citando a Paul Descamps. 

Todo fue que se asomara “la propiedad privada y la sociedad de clases” para que también se estableciera ““la educación secreta”, la autoridad del padre, la sumisión de las mujeres y los niños, la separación entre los trabajadores y los sabios””. Y esto se consolidó con el Estado, como instrumento de dominio de una clase sobre otra.

Durante la esclavitud primigenia, la propiamente llamada tal, distinta a la actual por la forma pero no por el fondo, el asunto tratado adquiere otros ribetes: 

“Asegurar la superioridad militar sobre las clases sometidas, era el fin supremo de la educación, rígidamente disciplinada mediante la gimnasia y austeramente controlada por los éforos”, quienes “en representación de la nobleza ejercían un poder casi absoluto.” 

Nada de raro había en esa época que Plauto, en su comedia Los cautivos hiciera decir a uno de sus personajes esto: 

“Un amo no se equivoca; y hasta el mal que nos hace debemos encontrarlo bien”.

La esclavitud feudal abrió espacios a una clase social que coexistió a la par de los grandes señores de la tierra, la burguesía. Destacamos de esta etapa histórica lo que sigue: 

“La fundación de las universidades abrió para la burguesía la participación en muchos de los beneficios de la nobleza y el clero que hasta entonces le habían sido negados.” Entre otros, “el de permitir a los hijos de los burgueses el ingreso a las órdenes religiosas.”

Los humanistas del renacentismo, que la representaron en un momento dado, no mostraron nada favorable a las multitudes, para las cuales solo tenían “desprecio, injuria y sarcasmo”. Y su propósito fue éste: “Formar hombres de negocio que fueran al mismo tiempo ciudadanos cultos  y diplomáticos hábiles”.

La burguesía se volvió prestamista de dinero a los reyes y comenzó a producir armas y pólvora, les compró sus tierras a los mismos y con todo eso aceleró el derrumbe del vasallaje y del hombre feudal. Al mismo tiempo, llegó por su propia experiencia a comprender, por qué  los nobles se habían opuesto a la instrucción de los paisanos. Diderot lo dijo claro: 

“Por qué un paisano que sabe leer es más difícil de explotar que un paisano analfabeto”.  Y el paso esencial para volverse dueña del mundo, se lo facilito el navío al mostrarle, primero un continente remoto y luego el planeta entero…  

Desde entonces a la fecha la burguesía siguió afanada en mantener a los plebeyos lejos de la instrucción; más aún, lejos de todo aquello que les haga reflexionar sobre las causas de sus desgracias. No en vano busca el dominio total de la mente humana. 


[1] Aníbal Ponce. Educación y lucha de clases. En Obras. Casa de Las Américas. 1975. pp. 39, 51-52, 109, 131, 140, 142-143.

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