AMOR Y ODIO SE JUNTAN EN TODA CAUSA LIBERTARIA
Hay muchas cosas que odio, como muchas que amo profundamente.
Uno es siempre un ser desdoblado, porque nuestra naturaleza, como todo lo demás, es contradictoria.
Uno está esculpido, por el medio, pero tampoco puede aceptar a ciegas lo que no nos llena de ninguna forma...
Odio la defensa del individualismo, sobre todo a través de la apología de la competitividad...
Odio ver a las instituciones universitarias complacidas con el orden impuesto por el mercado, ello pese a que su labor se llama formalmente educativa, aunque de fondo sea estrictamente instructiva...
Odio que a las cosas se les llame no en correspondencia con lo que son, sino con lo que aparentan...
Odio que la lucha de las mujeres explotadas se coloque a la par de la de aquellas que, junto a sus maridos respectivos, viven de la mayoría aplastante de las mismas...
Odio la raíz elitista que la democracia tiene desde la Grecia esclavista a la fecha...
Odio la forma en que los medios de difusión deforman el lenguaje y llamen, por ejemplo, radicales a los terroristas promovidos siempre por quienes ya sabemos; pragmáticos a los oportunistas...
Amo la justicia que abarque a las multitudes...
Amo buscar el origen de lo que ocurre en nuestro mundo, aunque no siempre sea una meta alcanzable...
Amo oponerme abiertamente a las iniquidades reinantes en todo el mundo civilizado, eufemismo éste de manufactura Occidental, o si se prefiere, empresarial...
Amo que se desenmascare la idea que coloca al empresario como el centro de nuestra época...
Amo la solidaridad y la hermandad entre los pueblos, aunque haya que alimentarla con mucho empeño...
Amo saber con certeza que mientras haya clases opresoras, habrá pueblos en rebeldía.
Amo a mi familia con todas las fuerzas de mi ser...
El odio que expreso es justo la expresión contradictoria del amor que siento porque las cosas, parafraseando a Sandino, lleguen a su punto en todo el orbe...
Qué nadie interprete mis palabras con un significado diferente al que les doy. Lo que hay en ellas son generalidades. Pero no significa, por ejemplo, desconocer la labor de los líderes de naciones revolucionarias. Por lo demás, debe reconocerse que esos líderes realizan su labor en medio de unos protocolos y de una diplomacia, dictadas por las fuerzas hegemónicas del capital de las que, en las actuales circunstancias, no pueden abstraerse.
Es comprensible que lo hagan, aunque a los particulares ello no nos agrade para nada. No me gusta eso sí, centrar mi atención en los líderes. Creo que es hora de colocar en primer lugar los esfuerzos de resistencia que masivamente se despliegan en el orbe. Por lo demás, no hay en mis palabras posiciones personalistas.
MMF
10 de Marzo de 2017
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